Últimos artículos

Recopilación

Más de una vez, me llegan dudas y me preguntan cuestiones que ya he tratado en el blog. Suelo dar el enlace correspondiente y listo… Pero, claro, comprendo que este blog tiene ya un tiempecito de vida y muchísimas entradas publicadas (más de 450); quizá es un poco locura retroceder hasta los primeros artículos para encontrar algunas respuestas. Por esto, he decidido hacer una recopilación de los artículos que responden dudas muy comunes (al final son casi 60). Aquí tenéis todo agrupado en orden alfabético (sé que hubiese estado bien ponerlo por categorías, pero algunos artículos habría que meterlos en dos o, incluso, en tres).

Preparando el mes de junio: otro reto de los 30 libros

Hace ya un tiempo que llevo pensando en organizar otro reto de los 30 libros. Cuando acabó el de octubre, de hecho, ya anuncié que en unos meses habría otro. Pues bien, creo que ha llegado el momento y junio va a ser el mes elegido. Además, es perfecto para conseguir recomendaciones de lecturas para el verano…

Ahora bien, no vamos a hacer el mismo reto. Algunas de las personas que participaron en el anterior ya saben que tengo otros planes distintos en mente, y aquí es donde entráis vosotros, los lectores del blog. Necesito vuestra colaboración… Hemos decidido que, esta vez, nos vamos a inventar nosotros el reto, es decir, nosotros vamos a establecer las categorías de las que se hablarán. Os dejo el enlace a las categorías del anterior, para que las tengáis a modo de ejemplo. Pero ahora podemos ser más audaces, más divertidos, más melodramáticos, más lo que queramos, porque para eso va a ser nuestro reto.

Así que, hoy más que nunca, os agradecería que sugirierais cualquier categoría que se os pase por la cabeza; los comentarios os esperan. A partir de vuestras propuestas elaboraré la lista definitiva, que publicaré a finales de mayo (unos días antes de empezar el reto) para empezar a buscar títulos. También podéis hacerme llegar vuestras ideas a través de Twitter o del correo electrónico.

¡Pues a pensar todo el mundo! Nos espera un junio repleto de lecturas y libros…

A la hora de contratar

Sé que ando un poco desaparecida en combate. No hay ninguna razón especial: sencillamente no he terminado ninguna de las entradas que tengo a medias o al menos pensadas, y por eso no he publicado nada. Eso sí, leer he leído muchísimo estas semanas. Empezaré a publicar reseñas de nuevo los fines de semana en breve… Y tenemos un reto de 30 libros pendiente. ¿Lo hacemos en junio? Os daré más datos al respecto.

Como he dicho, estoy leyendo muchísimo. Todo tipo de libros, además. Y, justo hoy, me he encontrado con un capitulito que quiero compartir con vosotros, básicamente porque siempre he defendido esa idea… (de hecho, más de una vez la he sugerido en este blog).

El capítulo pertenece a Rework, de Jason Fried y David Heinemeier Hansson (fundadores de 37 signals). Realmente, conocí el libro por trabajo hace unos meses, pero ahora lo estoy leyendo con más detenimiento. Por cierto, la versión en castellano se llama Reinicia; yo os lo recomiendo muchísimo (aunque está dirigido a emprendedores y gente que quiere montar un negocio, creo que le puede ser útil a todo el mundo).

Hablando sobre contratar a gente para crear un equipo de trabajo escriben este capítulo (que yo voy a traducir en plan rápido, porque tengo la versión inglesa):

Contrata a buenos escritores

Si estás intentando decidirte entre unos cuantos candidatos a un puesto, contrata al que mejor escriba. Da igual si esa persona se dedica al marketing, a las ventas, al diseño, a la programación o a cualquier otra cosa: su habilidad como escritor no tiene precio.

Y es que ser un buen escritor es mucho más que meramente escribir. Una escritura clara es un signo de una mente clara. Los buenos escritores saben comunicar. Hacen que las cosas se entiendan fácilmente. Saben ponerse en el lugar del otro. Saben qué omitir. Y son cualidades que deseamos en cualquier candidato.

La escritura está de nuevo de moda en nuestra sociedad. Fijaos en cuánta gente prefiere un correo electrónico o un mensaje de texto a una llamada telefónica. Mirad todo lo que se comunica a través de la mensajería instantánea o los blogs. La escritura es, hoy en día, la divisa en la que se intercambian las buenas ideas.

Siempre he defendido que la gente que escribe bien tiene la cabeza bien amueblada… Un texto claro, bien ordenado, que se entiende fácilmente es producto de una mente lúcida. Si no, no hay manera. Y, a la vez, escribiendo mucho, dedicando muchas horas a nuestra tarea de escribir y comunicar, ordenamos nuestras ideas. ¿Nunca habéis sentido el impulso de coger un papel y un boli en un momento de jaleo mental? Esforzarse por escribir bien no está de más; al contrario, es todo un plus.

‘Domingo’

Hoy terminamos serie en el blog. Hoy, domingo, acabamos con el origen de los distintos nombres de los días de la semana… Y en breve comenzamos nuevos temas (¿os apetece otro reto de 30 libros?).

Vamos a lo importante. El domingo, en castellano y otras lenguas romances, es el ‘día del Señor’ (en otros idiomas, sin embargo, es el día dedicado al sol, como en inglés, por ejemplo, Sunday [Sun ‘Sol’ + day ‘día’]). En nuestra tradición está dedicado a Dios, por ser el día de la semana en que Jesús resucitó. Y la secuencia de domingo es como sigue:

Dominicus (dies) > domincus > domingo

Dominicus viene de dominus, ‘señor de una casa’, pues dominus tiene su origen en domus, ‘casa’.

Os recuerdo, ya por última vez, que los nombres de los días de la semana (así como los de los meses y las estaciones del año) en castellano se escriben en minúscula. Y, si queréis consultar el resto de etimologías de los días de la semana, aquí tenéis los enlaces a los artículos respectivos: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado.

 

Eloy Tizón: ‘Velocidad de los jardines’

Este librito (y recalco el diminutivo, es pequeñísimo) es una verdadera joya. Es un libro de relatos a cada cual mejor… Os dejo la sinopsis completa (bastante larga) de la contracubierta y luego os doy mi opinión.

Velocidad de los jardines

Portada del libro

Alguien dirige una carta a un escritor fallecido. Una familia cargada de hijos atraviesa un continente devastado por la guerra, en busca de un balneario. Un viajante de comercio comienza a sospechar que en su rutina diaria acecha un reverso alarmante, tras varios encuentros fortuitos con dos personajes anónimos. Un hombre y una mujer se dan cita cada tarde, sin ellos mismos saberlo, bajo las luces de un parque romano: él ha extraviado una habitación y ella ha extraviado una historia. Un catedrático celebra a solas el paso a un nuevo año encerrado en su automóvil. Son, todas ellas, existencias que se debaten entre la banalidad y el prodigio; constituyen el pretexto para levantar una escritura cargada de olores y sabores, allí donde la memoria de cada cual inventa jardines, trafica sensaciones, protagoniza sombras, puesto que en este libro rápido y lento, el lector no encontrará otra velocidad que la que el tiempo impulsa ni viaje más difícil que el regreso a los pupitres.

«Velocidad de los jardines es un conjunto de relatos de tal intensidad, apremio, originalidad y delicadeza que sin duda se abrirá paso para ocupar un lugar en nuestras letras actuales… Un escritor nuevo, diferente, personal, riguroso» (Rafael Conte, ABC).

«Un libro repleto de originales aciertos. Un talento en verdad infrecuente» (Ignacio Echevarría, El País).

En una encuesta entre internautas, Velocidad de los jardines fue elegido uno de los tres mejores libros de cuentos de los últimos 25 años (1982-2007): «Un libro portentoso, vivo, un libro que además despierta cariño, cercanía, amor, aparte de admiración. Es como si sus lectores hubiesen quedado marcados, tras leerlo, por su palpitación interior, como si esos relatos fuesen un breviario que acompaña a quien ha tenido la fortuna de cruzarse en su camino, con gestos amistosos e inolvidables. Porque este libro contiene relatos que nos conciernen, que hablan de nosotros, y cuando se logra eso es difícil olvidar un libro, no quererlo» (Miguel Ángel Muñoz, elsindromechejov.blogspot.com).

Reconozco que el primer relato no me convenció. Pensé: «¿Tanta recomendación para esto? Si el siguiente relato no me gusta, lo dejo». Pero, en el siguiente relato, le cogí el truco al libro. Hay que dejarse llevar. Hay que perderse en las palabras y en las metáforas. A veces no ocurre nada, a veces sí. Pero todo está contado con un lenguaje que destaca el gusto por la palabra exacta, por la frase apropiada, por el ritmo adecuado, por el estilo impresionista y poético. Y, dejándote llevar por las palabras, te encuentras en un mundo que te es conocido, porque te habla de tu infancia, de tus miedos, de la vida… Eloy Tizón ha sido, para mí, todo un hallazgo: es una delicia de libro. De hecho, tuve que esforzarme para no devorarlo, porque es un libro para saborear: me prohibí leer más de un relato al día, para que me durara un poquito más…

Aun así, no es un libro que yo recomendaría a todo el mundo. Y, aunque a mí me haya maravillado, tampoco lo regalaría. Supongo que no todos los libros son para todos; y creo que este, en el fondo, tiene un público muy concreto. Ojalá me esté equivocando, pero no lo creo. Me imagino la reacción de muchos conocidos: «No pasa nada». Pues no pasa y sí pasa. Pero es que hay que meterse en el libro. Y, tachadme de esnob, pero cada vez estoy más convencida de que no todo el mundo es capaz de meterse en un libro y comprenderlo. Y esto es lo que creo que pasaría con Velocidad de los jardines. Para mí, una joya. De lo mejorcito que he leído en muchísimo tiempo.

Reflexiones (XXIV)

«Cuidado con lo que haces, porque el libro que comentes, regales, recomiendes o prestes le puede cambiar la vida a alguien»

 @MuseodelLibro
Twitter de ayer, 23/4/2012

Día del libro

Si no he contado mal, este es el tercer 23 de abril que celebramos juntos aquí en el blog. No podía ser de otra forma, cuando un porcentaje muy elevado de las entradas están dedicadas a los libros. Así que, lo primero de todo, felicidades en este día a todos los amantes de los libros.

Y hoy vengo en plan curiosona… Así que preparaos para una larga batería de preguntas (que, como siempre, podéis contestar en los comentarios).

  1. ¿Vais a regalar algún libro hoy?
  2. ¿Os han regalado algún libro hoy?
  3. ¿Os vais a autorregalar algún libro hoy?
  4. ¿Os gusta que os regalen libros?
  5. ¿Os gusta regalar libros? ¿Soléis hacerlo?
  6. ¿Tenéis especial cariño por algún libro que os hayan regalado en esta misma fecha años atrás?
  7. ¿Vais a regalar algún ebook hoy?
  8. ¿Habéis regalado algún ebook alguna vez?
  9. ¿Dedicáis los libros que regaláis?
  10. ¿Cuál es el libro que nunca falla cuando lo regaláis?
  11. ¿Qué libro habéis regalado más veces?
  12. ¿Qué libro os gustaría que os regalaran ahora mismo?
  13. ¿De dónde sacáis ideas para regalar libros?
  14. ¿Visitáis algún blog para sacar ideas y saber qué libros podríais regalar? ¿Cuáles?
  15. ¿Qué es lo que más os gusta de este día: ir de librerías, las firmas de los autores, los regalos, los libros en sí…?

Hala, pues ya tenéis trabajo. No hace falta que contestéis a todas (por eso he puesto numeritos, por si solo queréis contestar unas cuantas o una sola). Yo contestaré, pero en los comentarios, igual que vosotros.

‘Sábado’

¡Por fin sábado! ¿No estabais deseando que llegara el fin de semana? Yo, después de la semana de pesadilla que he tenido (de ahí la falta de entradas), necesitaba el día de hoy como respirar… El sábado es mi día favorito de la semana (de casi todo el mundo, ¿verdad?); de hecho, incluso nací un sábado (por cierto, dentro de poco es mi cumpleaños, acepto regalos…). 😉

Vamos al lío, que a veces me voy por las ramas. Etimología del nombre sábado. Esta vez, no vamos a mencionar a ningún dios de la mitología latina; de hecho, nos vamos a otra cultura, pues el origen de sábado es hebreo. El sabbat era el ‘día de descanso’, al hacer referencia al séptimo día de la semana, aquel en que Dios descansó después de haber creado el mundo. A nosotros nos choca que sea el séptimo día de la semana (en nuestra cultura actual es el sexto), pero en otras la semana acaba en sábado (quizá se podría explicar este fenómeno cuando hablemos del domingo).

Tenemos esta secuencia de cómo el nombre hebreo ha llegado hasta nosotros:

sabbat (hebreo) > sabbaton (griego) > sabatum (latino) > sábado (castellano)

Es una explicación muy simplista (habrá un montón de filólogos poniendo el grito en el cielo con esta explicación tan minimalista), pero creo que así la entiende todo el mundo, que es de lo que se trata. Y seguro que así no se os olvida que ni viene del latín ni es un día dedicado a ninguna divinidad, sino al descanso.

Os recuerdo que podéis consultar el origen de los nombres de otros días de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Y, una vez más, para que se os quede bien grabado, os recuerdo también que en castellano los días de la semana (así como los meses y las estaciones del año) se escriben en minúscula.

¡Feliz fin de semana a todos! Y descansad mucho, que para eso es sábado, el ‘día del descanso’.

‘Viernes’

Esta entrada debería haberse publicado la semana pasada, pero, como era Viernes Santo, consideré más oportuno dejarla para hoy. Por fin es viernes y aquí tenéis la explicación de este nombre.

El viernes es el día dedicado a Venus, diosa de la belleza y el amor en la mitología romana.

Veneris dies > Veneris (dies) > Veneris > viernes

Quienes sepáis un poco de fonética entenderéis fácilmente cómo se llega de Veneris (genitivo de Venus, por cierto) a viernes. Primero, la e breve tónica latina diptonga en -je (como ocurre, también en tempus > tiempo, por poner otro ejemplo). Y después hay una metátesis que cambia el orden de la n y la r. De la metátesis, fenómeno muy interesante, hablaré en otra entrada.

Podéis consultar también el origen de lunes, martes, miércoles y jueves. Y os recuerdo de nuevo que los días de la semana (como los meses y las estaciones) en castellano se escriben con minúscula.

Y, como por fin es viernes, aprovecho para desearos un magnífico fin de semana a todos… 🙂

¿Tilde en los demostrativos?

Aunque los demostrativos hace ya mucho tiempo que no llevan tilde, quizá sois de esas personas que se resisten a seguir las nuevas reglas y siguen colocando la tilde cuando son pronombres. Bueno, pues, si lo hacéis, al menos hacedlo bien… ¡porque, si no, quedáis fatal! Varias consideraciones que tenéis que tener en cuenta:

1) Los pronombres neutros esto, eso y aquello nunca llevan tilde. La explicación es muy sencilla: no pueden confundirse con ningún determinante (no existen los determinantes demostrativos neutros).

2) Tampoco llevan tilde los demostrativos delante de relativos, porque, aunque parezcan pronombres, también están actuando como determinantes. Se ve claramente cuando sustituimos el demostrativo por un artículo. Os pongo un ejemplo:

Aquel que no lleve el uniforme impoluto tendrá una sanción = El que no lleve el uniforme impoluto tendrá una sanción.

Como actúa como determinante y no como pronombre, no debe llevar tilde.

3) Un caso en que, aunque la tilde tampoco es nunca correcta, se sigue viendo con cierta frecuencia es el de los demostrativos pospuestos a un sustantivo. En esa posición, el demostrativo nunca lleva tilde. Por ejemplo:

Mira lo que dice la niña esta…

Mi recomendación: olvidad de una vez por todas la tilde de los demostrativos. Es lo que marca la RAE y seguir empecinados en ponerla no tiene sentido: estáis cometiendo, aunque os pese, faltas ortográficas. Lo mismo para el famoso solo, al que creo que también tendré que dedicar alguna entrada…



Copyright © 2009–2015. Todos los derechos reservados.

Canal RSS. This blog is proudly powered by Wordpress and uses Modern Clix, a theme by Rodrigo Galindez modified by Arturo Martín.