Raya y diálogos

Como lo prometido es deuda, vamos a tratar, por fin, que sé que muchos lo estáis esperando, el asunto de la raya en los diálogos. Para el resto de usos de la raya, podéis visitar el artículo que publiqué al respecto la semana pasada. Voy a poner un diálogo de ejemplo en que se puede ver toda la casuística (o eso creo):

—¿Vas a venir? (1)
—Sí, aunque tengo que pasarme por casa de María primero —dijo él.
(2)
—¿A casa de María? Yo también tengo que ir —contestó ella rápidamente—.
Pásate antes por aquí y vamos juntos. (3)
—Bien, pero prométeme que me ayudarás a cargar las cosas en el coche —añadió—,
¡no te escaquees como haces siempre! —exclamó a sabiendas de las intenciones de ella. (4 y 5)
—¡Que no, pesado! ¡Hasta ahora! Y no te des excesiva prisa, que tengo que prepararme antes de que llegues. —Colgó
el teléfono y se volvió hacia el armario con gesto nervioso. (6)

Sé que el diálogo es un poco tonto, pero ilustra todos los casos y combinaciones posibles de rayas y signos de puntuación en los diálogos. Como se puede comprobar, la raya se une a la palabra que la sigue (o la precede, dependiendo de si es de apertura o cierre).

El punto 1 es el caso más sencillo que nos podemos encontrar: raya de comienzo de diálogo e intervención.
El número 2 es igual, salvo que, al final, interviene el narrador: como el parlamento no sigue después del inciso del narrador, no se utiliza raya de cierre.
Con el punto 3 quiero ilustrar qué ocurre cuando la interrupción del narrador no acaba la frase, sino que continúa el diálogo: se cierra la raya y el signo de puntuación (normalmente un punto, pero puede ser cualquiera) va detrás de esa raya de cierre.
Los casos 4 y 5 comparten un rasgo muy importante que hay que tener en cuenta, el verbo principal de la interrupción del narrador: si es un verbo de habla (decir, responder, replicar, comentar, indicar, exclamar, preguntar, etc.), va en minúscula, aunque justo delante haya un signo de puntuación similar al punto (es decir, el de la exclamación o la interrogación); también hay que notar que los signos de puntuación, en ese caso, van detrás de la raya de cierre.
Por último, el caso 6 es el ejemplo de cuando el verbo del narrador no es de habla: si la frase ha terminado y la interrupción no está introducida por un verbo de habla, el signo de puntuación va delante de la interrupción y el verbo (o la palabra que introduzca el inciso) va en mayúscula.

Asimismo, hay que mencionar que, en la edición de obras teatrales, se coloca un punto antes de la raya para separar el nombre del personaje de su intervención:

Carmen.—¿Vas a venir?
Pedro.—Sí, aunque tengo que pasarme por casa de María primero.