Uno que te hizo odiarte a ti mismo (30 libros)

Aunque no os lo creáis, hoy voy a hablar, de nuevo, de una obra de teatro (estoy que no me reconozco). No es que me hiciera odiarme a mí misma, pero sí que me influyó parte de su pensamiento en una etapa algo más oscura de mi vida. Estoy refiriéndome a A puerta cerrada de Jean Paul Sartre.

A puerta cerrada

‘A puerta cerrada’

La obra se inicia con el Mayordomo conduciendo a un hombre llamado Garcín hacia un cuarto, que la audiencia pronto identifica como el infierno (el infierno puede ser un hotel gigantesco, debido a los «cuartos y pasillos» mencionados en la obra). El cuarto no tiene espejos ni ventanas y solo cuenta con una puerta, tres sillones, una estatua de bronce y un abrecartas. Finalmente, una mujer, Inés, entra a la habitación de Garcín, y posteriormente otra, Estelle. Después de que ambas ingresen, el Mayordomo sale y la puerta es cerrada con llave. Todos esperan ser torturados, pero no aparece torturador alguno. En lugar de ello, ellos descubren que están ahí para torturarse entre ellos, lo cual parecen estar logrando. Al principio, los tres observan eventos que les conciernen, sucediendo en Tierra, pero finalmente (conforme su conexión con Tierra se desvanece y los vivos prosiguen) son abandonados con sus propios pensamientos y la compañía de los otros dos. Al final de la obra, Garcín exige salir; tras decirlo, la puerta se abre, pero ninguno decide salir, ya que se dan cuenta de que no pueden vivir los unos sin los otros.

Es muy fácil, en una época mala y sin fuerzas, aferrarte a ciertas líneas de pensamiento. Y la frase «El infierno son los otros» se me quedó bien grabada para utilizarla según mi propia conveniencia. Me arrepiento de ciertas actitudes que tomé en esa etapa (ya superada) y, si tengo que identificar todo aquello con un libro, siempre me viene esta obrita de teatro a la cabeza. Podría haber hablado de otro libro (que va por los mismos derroteros ideológicos), pero el de Sartre es mucho más significativo.

Os toca. Me he puesto un pelín melodramática, lo sé, pero no es necesario que vosotros lo hagáis. ¿Qué libro os hizo odiaros a vosotros mismos? Os espero en los comentarios y, como siempre, también en Twitter.