Sarah Shun-lien Bynum: ‘Las crónicas de la señorita Hempel’

Quienes me leéis desde hace tiempo sabéis que tengo especial debilidad por las novelas de Libros del Asteroide. Me encanta su catálogo y sus libros, en general, me parecen preciosos… (su diseño es espectacular). Este libro cayó en mis manos porque no oía más que cosas buenas de él. Os copio la sinopsis y, después, os doy mi opinión…

crónicas de la señorita Hempel

Portada del libro

¿Se puede enseñar palabrotas en clase de Lengua o permitir que sean los propios alumnos quienes se evalúen? ¿Es razonable hablar de nuestras propias experiencias en una clase de educación sexual? ¿Cómo aceptar que, cuando te has marchado, la habitación que ocupabas en casa de tus padres no será nunca más tu habitación? Beatrice Hempel es una joven recién licenciada que da clases en un colegio privado estadounidense; todo es nuevo para ella: el trabajo, su compromiso matrimonial, o la vida sin su padre, muerto recientemente. Mientras se acostumbra a su nueva situación, intenta adivinar qué es lo que el mundo espera de ella. Los distintos episodios de la vida de Beatrice nos revelan un personaje profundamente humano y real al que descubrimos en ese momento decisivo en el que se pasa de la juventud a la madurez. Las crónicas de la señorita Hempel es la segunda novela de Sarah Shun-lien Bynum, comsiderada por la crítica norteamericana como una de las escritoras más importantes de su generación.

Creo que la sinopsis recoge muy bien lo que nos encontramos al leer la novela: las historias y andanzas de un personaje muy real, que podía ser perfectamente una vecina o nuestra amiga, en ese momento crucial de la vida en que tienes que coger, por fin, las riendas de tu propia historia. Y pone encima de la mesa un montón de temas de gran importancia (la educación para formar personas libres, la vocación, la muerte de un ser querido, el miedo al mundo adulto con toda su complejidad, el amor y el compromiso…) con una sencillez apabullante. De hecho, yo me quedaría con eso: la naturalidad y sencillez con que se trata todo, quizá porque quien nos lo cuenta es un personaje también sencillo (que no simple, ojo) que nos recuerda a nosotros mismos muchas veces.