Aunque tengo alguna reseña preparada de varios de los libros que he leído en este comienzo de año, he decidido escribir una entrada con un pequeño resumen de cada uno de ellos y mis impresiones generales. Enero fue horrible en cuanto a lectura, pero he compensado con un febrero muy lector (e interesante).
Enero
‘Esto es agua’
David Foster Wallace: Esto es agua
No he leído ninguna obra de ficción de David Foster Wallace (a pesar de la insistencia de uno de mis amigos), pero cayó este librito (subrayo el diminutivo) en mis manos y sucumbí. De todas formas, no es ficción exactamente: es el discurso que David Foster Wallace pronunció en una ceremonia de graduación de una universidad estadounidense.
El discurso es breve, muy breve (y con este libro es fácil percatarse de la brevedad), pero no por ello deja de ser lúcido e interesante. Habla, sobre todo, de la importancia de la compasión como forma de vida. Es, asimismo, un alegato a favor del pensamiento crítico (aprender a pensar por uno mismo).
Por supuesto, su lectura es sumamente recomendable para todo el mundo.
Febrero
‘La mujer-precipicio´
Princesa-Inca: La mujer-precipicio
Esto fue una relectura. De hecho, he leído este poemario muchas veces (y seguro que lo seguiré releyendo).
Aunque hablé de él en un reto, nunca he escrito una reseña como tal (no lo voy a hacer, de hecho), así que os dejo la sinopsis (aunque no dice nada: este poemario hay que leerlo y sufrirlo y disfrutarlo).
Si la poesía no debe preocuparse por ser hermosa, ni agradable, ni por perseguir la certeza; si la poesía tiene que doler y acompañarnos en el insomnio; si tiene que nacer de cuadernos emborronados mientras uno camina ciudad arriba, ciudad abajo; si tiene que llevarnos hasta el borde mismo del precipicio, «paralizados ante la duda inexacta y rara de seguir existiendo»; si tiene, en fin, que poseer «la fuerza rabiosa de la vida», entonces este libro está lleno de auténtica poesía.
‘También esto pasará’
Milena Busquets: También esto pasará
Creo que ha sido una de las pocas reseñas que he publicado este año, así que os remito a ella.
Es una novela que todavía retumba en mi coco de vez en cuando. Soez y delicada, ligera y profunda, todo al mismo tiempo, en un juego de equilibrio de las emociones y los afectos. Cuanto más la reposo, más me gusta (y eso que al principio estuve a un tris de dejarla). En mi opinión, una buena novela.
Lo que haya detrás de su publicación y todos los entresijos del mundo editorial, para mí, han quedado totalmente enterrados después de haber leído el texto (y, repito, haberlo reposado).
‘El niño que robó…’
Iván Repila: El niño que robó el caballo de Atila
Otra relectura (y, de este libro en concreto, voy unas cuantas).
La verdad, he hablado tantas veces de esta novela (breve, pero intensa y poderosa) en el blog que ya no sé qué contaros de ella (salvo invitaros a que la leáis: ¿lo habéis hecho?).
Os dejo los enlaces a la reseña que escribí en su día, en un reto («Mejor libro de este año de momento») y en otro reto («El último que te ha hecho llorar»).
‘Aprendizaje o el libro de los placeres’
Clarice Lispector: Aprendizaje o El libro de los placeres
Reconozco que no me ha gustado mucho. Tengo la sensación de que es un texto que ha envejecido mal, y me ha parecido machista y desfasado. Prosa muy poética en ocasiones (a veces es una delicia leerlo), pero el fondo… No me ha gustado. Releyendo la sinopsis ahora, quizá es por la interpretación que le he dado. Da igual: mi lectura ha sido la que ha sido.
Aprendizaje o El libro de los placeres, publicado por primera vez en 1969, despertó la polémica entre los críticos, que aún hoy debaten sus posibles interpretaciones. Este es el relato de cómo el amor se forja en dos seres: a través de un arduo desnudamiento interno los protagonistas van recuperando su identidad hasta alcanzar la renovación vital en la mutua entrega. A su ejercicio introspectivo opone la autora su propia búsqueda formal, el intento de superar los límites del estilo amalgamando forma y fondo en una prosa rebosante de imágenes que desarman al lector con su verdad hiriente. Su lectura ofrece a quien la emprende el desafío de seguir paso a paso ese ahondamiento, ese despojarse de todos los bagajes para iniciar un definitivo aprendizaje de la existencia.
‘La chica de Los Planetas’
Holden Centeno: La chica de Los Planetas
Esto es un experimento que, como veréis en la reseña cuando la publique, pensaba que iba a ser un auténtico pestiño y que, sin embargo, y para mi sorpresa, me ha resultado una lectura de lo más entretenida. Mucha música y una bonita historia de amor: para mí supuso una tarde de domingo redonda.
«Yo odiaba el café y ella lo tomaba a todas horas; ella era zurda y yo, diestro; ella era la persona más especial que había conocido y yo, solo un jodido gilipollas. Sin embargo, la chica de Los Planetas decidió enamorarse de mí. Y desenamorarse después, o no. Pero cuando se ha conocido la magia no es fácil volver a conformarse con una vida de asfalto y ascensores. Por eso decidí jugármela y demostrarle que nuestra historia no era una historia de amor común, que nuestra historia era Literatura.
La chica de Los Planetas es un libro que recopila nuestros momentos, un relato de amor y música junto con otros muchos relatos que surgieron después y que, antes de este libro, fueron publicados en mi blog. También recoge una carta inédita del ya famoso Páez y otra de puño y letra de la chica de Los Planetas».
‘Sidra con Rosie’
Laurie Lee: Sidra con Rosie
Para mí, lo más destacable de esta novela es su prosa: rica, prolija, colorida, la palabra exacta, el ritmo preciso… Una maravilla de prosa. Pero… lo que me contaba no me maravillaba; no todos los capítulos conseguían interesarme y engancharme. De hecho, al final me ha costado leerla. Aun así, que a mí no me llegara no significa que no sea una buena novela, que lo es.
«Los últimos días de mi infancia fueron también los últimos días de la aldea. Yo pertenecía a aquella generación que vio, por casualidad, el final de una vida milenaria. […] Yo, mi familia, mi generación, nacimos en un mundo de silencio; en un mundo de trabajo duro y necesaria paciencia, un mundo de espaldas dobladas hacia la tierra, cuidado manual de los cultivos, dependencia de la meteorología y de la cosecha; un mundo en que las aldeas eran naves en paisajes vacíos y las distancias entre ellas largas; un mundo de caminos marcados por cascos y ruedas de carretas, no hollados por la gasolina y el petróleo, apenas transitados por las personas y casi nunca por placer, por los que lo más rápido que se movía eran los caballos».
Laurie Lee revive en esta novela, una de las más queridas y leídas por sus compatriotas, su infancia en una aldea de la campiña inglesa. Pese a nacer en 1914, un mes antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, sus recuerdos son amables y llenos de cariño hacia un mundo que iba a desaparecer.
‘El padre infiel’
Antonio Scurati: El padre infiel
Me ha gustado muchísimo. Intentaré escribir reseña un día de estos, porque es un libro muy recomendable. Es pura reflexión (y, a su vez, hace reflexionar un montón, con lo que me gustan a mí las novelas que hacen pensar). Os dejo el texto de la contra, por si os suscita curiosidad:
«Tal vez no me gustan los hombres». El día en que tu mujer rompe de repente a llorar en la cocina se produce un pequeño cataclismo: tu existencia se desmorona pero, a la vez, empieza a entenderse. Es entonces cuando el narrador de la novela, Glauco Revelli —chef de un famoso restaurante, de cuarenta años de edad y padre de una hija de tres años— comienza a ver cómo es realmente su vida.
Al tiempo que narra sus experiencias vitales, como el acceso al mundo laboral, el enamoramiento, la construcción de una familia, Revelli va reflexionando también sobre los cambios de roles y valores que se han producido en nuestra sociedad con el cambio de siglo, cambios que cuestionan radicalmente los esquemas mentales con los que había crecido: «Nuestro error había sido querer ser felices. Las generaciones que nos habían precedido nunca habían sometido el matrimonio a esa clase de hipoteca».
‘Blitz’
David Trueba: Blitz
Me ha durado un suspiro (podría hacer un juego tonto de palabras y decir que ha sido como un blitz) y me hubiese gustado que me durara más. También intentaré escribir reseña, pero vaya por delante que me ha gustado mucho.
Blitz podría ser una tragicomedia romántica. Pero como ese género no existe, estamos invitados a ignorar las etiquetas y centrarnos de manera apasionada en la peripecia de los personajes. En especial de Beto, un joven arquitecto paisajista que llega a las costas de Múnich en medio de un naufragio vital y sentimental. Invitado a participar en un concurso que podría solucionar sus perspectivas de futuro, ha llegado acompañado por su novia. Pero, casi al instante, su estancia en Alemania se convertirá en una comedia humana. Bajo el destello de un relámpago, que es exactamente lo que significa la palabra blitz, tendrá que afrontar un cambio de vida e ideales.
Llena de emotivas instantáneas del amor perdido, bajo una escritura afilada por el sentido del humor, los personajes parecen deslizarse dentro de un reloj de arena. Porque será la reflexión sobre el discurrir del tiempo lo que conduzca al protagonista hacia una mujer de otra edad, Helga, en un encuentro intergeneracional que es el corazón del relato. Pegado a los pensamientos de Beto, el lector no dejará de preguntarse a cada momento por lo que le espera en la página siguiente. ¿Y ahora qué? La respuesta se esconde en esta narración destilada, la esperada nueva novela de David Trueba tras Saber perder, que se alzó con el Premio de la Crítica en 2008.
Pues esto ha sido todo. Sigo con cosillas interesantes, así que a ver si marzo se porta en cuanto a lecturas. Os toca. ¿Habéis leído algo recomendable estos meses? Ya sabéis que las recomendaciones son siempre muy bienvenidas. Tenéis los comentarios a vuestra disposición.