Iván Repila: ‘El niño que robó el caballo de Atila’

Estoy encantada con los libros que he leído últimamente, porque he tenido la suerte de encontrarme con alguna obra muy buena. Pero, de momento, el calificativo de «joya» solo la tiene El niño que robó el caballo de Atila, de Iván Repila, una novela que me ha sorprendido, me ha emocionado y que, para ser sincera, me ha dejado tocadilla…

'El niño que robó el caballo de Atila'

‘El niño que robó el caballo de Atila’

Dos hermanos, el Grande y el Pequeño, confinados en el fondo de un pozo, se alimentan de todo aquello que logran encontrar y se esfuerzan por salir adelante y mantener a raya sus mentes abocadas a la locura. Mientras luchan por no perder la esperanza, el Grande concibe un plan para conseguir liberar a su hermano.

Tras el éxito de su debut, Una comedia canalla, Iván Repila vuelve y da un giro de ciento ochenta grados a su trayectoria: en unas coordenadas de singular despojamiento (dos personajes, un único escenario), Repila articula, con un estilo rítmico y enérgico, que avanza encadenando metáforas inesperadas y construyendo calculadísimas resonancias internas, un relato alegórico de lucha, supervivencia y solidaridad; una proclama que esconde su decidida voluntad de acción tras un hábil reciclaje de los códigos del cuento popular, que aquí es infantil solo en apariencia, y que puede leerse como el mito de origen de unos tiempos nuevos. Valiente, poderosa y emotiva, El niño que robó el caballo de Atila viene a confirmar a un autor que se revela, en esta nueva obra, tan libre como polifacético.

Tengo que confesar que estoy escribiendo esto poco después de haber acabado la lectura; no la he dejado reposar como suelo hacer, porque me ha entusiasmado. Merece muchísimo la pena.

Iván ya me sorprendió el año pasado con su primera novela, Una comedia canalla (tengo una reseña a medias, algún día de estos caerá). Y unos meses después vuelve a sorprenderme con su total cambio de registro. Esto no es la canalla; personalmente, creo que es muchísimo mejor. Es un relato duro, muy crudo, que invita a la reflexión e, incluso, a la acción. Una alegoría audaz sobre la supervivencia (muy actual en los tiempos que vivimos por desgracia) que, con su estilo poético e intimista, toca la fibra sensible (confieso que se me ha caído alguna lágrima) y remueve por dentro. Hondura y calado envueltos en una historia aparentemente sencilla. Está maravillosamente escrita…

La sinopsis es bastante explícita; os vais a encontrar justo lo que dice si os acercáis al libro: una historia valiente, poderosa y emotiva. Yo os recomiendo que lo hagáis, porque creo que no os va a dejar indiferentes. Y leedlo despacito, que es un libro para disfrutar, para sumergirse en las metáforas y para reflexionar…

Pocos lo habréis leído aún, porque está recién llegado a las librerías (en Bilbao lo encontráis fácilmente en la mesa de novedades de cualquiera, que ayer lo vi ya en todas las grandes); aun así, me consta que ya ha caído en manos de alguna lectora del blog y también le ha encantado (no sé si se pasará por los comentarios, pero ha sido muy explícita en Facebook), así que parece que no es solo cosa mía esta sensación de que el libro es una joyita. Y parece que tampoco soy la única que se ha quedado un poco pillada con él. Un muy buen libro, que os recomiendo encarecidamente…