Un libro que te haya asqueado (30 libros)

Que conste que, cuando planteé el reto, tenía un título pensado para hoy. Pero he cambiado. Y he cambiado porque, justo la noche antes de empezar todo este tinglado, acabé una novela que merece mucho la pena, a pesar de que, como dice la categoría de hoy, hubo momentos en que me repugnara bastante lo que estaba leyendo. Me estoy refiriendo a la novela de Michel Houellebecq Las partículas elementales.

'Las partículas elementales'

‘Las partículas elementales’

Houellebecq pasó del total anonimato al centro de debate público cuando, en 1994, su novela Ampliación del campo de batalla se convirtió en uno de los libros más vendidos del año gracias, simplemente, al boca a boca. Los no pocos enemigos que sembró entonces su humor sombrío, su implacable mal genio, esperaban en silencio su rápido declive. Houellebecq, una vez más, les sacó la lengua: Las partículas elementales fue el máximo fenómeno editorial francés de 1998, y la crítica se deshizo en elogios para este nuevo Aldous Huxley, el de Un mundo feliz, o para esta nueva versión de La montaña mágica de Thomas Mann, autores con los que fue comparado. La clave acaso hay que buscarla en uno de los poemas que Houellebecq publicó cuando aún no era nadie: «Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte (…) Hablad de la muerte y del olvido (…) Sed abyectos: seréis verdaderos». En Las partículas elementales toma forma definitiva el ataque frontal contra los protagonistas del 68, muchos de los cuales dominan hoy, desde todos los poderes —político, económico, periodístico—, el destino de Francia. La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros: Michel, prestigioso investigador en biología, especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado; y Bruno, también cuarentón, profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuoso del resentimiento. Encarnación consumada, en fin, de una sociedad en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo. Ambos han sido abandonados por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño. El humor de Houellebecq está más cerca de la risa desesperada que del fugacísimo regocijo del chiste. La novela, ambientada en el estricto presente, sucede como si las más pesadillescas parábolas de Kafka ya se hubieran hecho realidad, sin que nadie se haya dado cuenta.

Novela muy dura, pero que me gustó mucho a pesar de todo. Es de esos libros que te hacen darle vueltas al coco: la conclusión es tan desesperanzadora… (luego os copio un párrafo para que lo veáis). Es demoledor. Aun así, vuelvo a decir que me gustó mucho. Pero… sí que tiene fragmentos que me produjeron verdadera repulsión. No voy a entrar a valorar aquí si Houellebecq es un provocador nato sin más. Lo cierto es que en esta novela toca temas escabrosos y, a veces, con excesiva crudeza (incluso, un poco gratuita, según mi forma de ver las cosas). Lo que más asco me dio fue, sin duda, la descripción de los cuerpos mutilados de algunos bebés de los que habían abusado sexualmente. No puedo con esas cosas…

Os dejo el párrafo del que os he hablado. Preparaos para llorar, porque estamos solos y no hay esperanza…

El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada. Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reírse. A fin de cuentas ya solo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, solo queda la muerte…

Después de estas alegrías, es vuestro turno. ¿Un libro que os haya asqueado? Nos leemos en los comentarios…