Julio Oliva: ‘Siete años, un martes y un septiembre’

No suelo reseñar (ni apuntar en los libros que he leído) nada que tenga que ver con mi trabajo. Suelo evitarlo, porque, normalmente, hay una conexión especial con esos libros que me impide ser objetiva. A veces, porque me siento muy orgullosa del resultado final; otras, porque les he cogido manía a esos textos. Así que hablar de Siete años, un martes y un septiembre, de Julio Oliva, va a ser una excepción… Y, en parte, lo hago porque llegué a trabajar en esta novela casi de rebote (o sin casi), cuando yo ya había decidido leerla después de hablar con su editora, comentar alguna cosilla en Twitter con su autor y, sobre todo, después de haber leído alguna frase suelta que me maravilló.

Siete años, un martes y un septiembre

‘Siete años, un martes y un septiembre’

Siete años, un martes y un septiembre es un libro de relatos, que podrían ser poemas y debe ser leído como una novela. A lo largo del libro los personajes se encuentran y desencuentran en ciudades, parques, esperanzas y recuerdos.

Se trata en realidad de un libro doble, que también podría llamarse Set anys, un dimarts i un setembre, ya que fue escrito a la vez en dos idiomas, catalán y castellano, y los lectores podrán seguir la historia en el idioma que prefieran, o saltar de uno a otro con solo girar el libro.

Este libro te gustará si…

  • Esperas impaciente a Jesse y Céline en Before Midnight.
  • Te emocionaste con la pequeña historia de Once.
  • Te conmueve la voz grave de Leonard Cohen.
  • Cuando te encuentras un cronopio, juegas a la rayuela.

Ediciones con carrito es la apuesta editorial de Jaume Balmes y Nuria Sebastián. Es más que probable que a quienes estéis metidos en este mundillo editorial esos nombres os suenen… Jaume es un excelente grafista y tipógrafo, de lo mejorcito que se puede encontrar; y Nuria es una magnífica editora, mi queridísima editora con carrito (buena historia), con una sensibilidad muy especial a la hora de encontrar textos peculiares que tocan el interior del lector. De un equipo así solo pueden salir libros de una gran calidad, tanto en la forma como en el contenido. Y eso ya es una garantía.

He sido testigo (en la sombra) tanto del nacimiento de la editorial, como del de la novela de hoy. Tuve unas ganas tremendas de leerla desde que Nuria me habló de ella, hace ya un tiempo; cuando empezó a publicar alguna frase suelta en Twitter, ya no tuve dudas. Y, justo cuando la iba a comprar, me llega una llamada de Nuria: «¿Puedes corregir la novela?». Corregida o no por mí, yo la habría leído y la habría reseñado igual, así que por eso he hecho esta excepción. Por eso y porque quiero aportar mi granito de arena para que Ediciones con carrito la conozca cuanta más gente mejor. Porque, cuando las cosas se hacen muy bien, hay que reconocerlo. Y Jaume y Nuria hacen las cosas muy bien. Y tienen una visión del mundo editorial muy similar a la mía. Y me encantaría involucrarme más con ellos y su proyecto.

Vamos al libro en sí, que hoy me estoy enrollando mucho. Es exactamente lo que dice la sinopsis: relatos que podrían ser poemas, que se leen juntos como una novela. Eso sí, el lector tiene que hacer un ejercicio activo por poner «orden» a esta historia. Historia que me tocó mucho (es la primera vez en mi vida que lloro con un texto con el que estoy trabajando; me emocionó cosa mala), quizá por ciertas frases que yo oí en su día casi tal cual en mi vida personal y en mis historias (luego os copio alguna). Son pequeños fragmentos de prosa poética, dirigidos a una segunda persona que ya no está, en que se mezclan los lugares (Barcelona, Madrid…), los recuerdos, las alegrías, las penas, algún reproche, la nueva vida… ¿Le puedo poner algún pero? Sí, dos: es excesivamente breve (yo me quedé con ganas de mucho más) y en algunas ocasiones (y esto es opinión mía) peca de ligeramente sensiblero (sensible es todo el libro, pero a ratitos me daba la sensación de que se pasaba la línea). Pero se lo perdono con creces, porque a mí este libro me ha encantado. De hecho, lo leí dos veces seguidas del tirón (antes de meterme con las correcciones). Y no hay que ser un lince, viendo el «Este libro te gustará si…» de la sinopsis, para saber que me iba a maravillar (¿Jesse y Céline, jugar a la rayuela? Curioso que los junten, igual que hice yo en el reto).

Os voy a copiar un par de fragmentos, como muestra de la prosa de Julio. Como veréis es rápida, desordenada, llena de lirismo…

Se llama tiempo y cruje en los bolsillos, consumido de a poco, como un paquete de cigarrillos, como otra historia de reencuentros y tormentas, Barcelona, septiembre, casi oficina de objetos perdidos. Las paradojas temporales: yo necesitando diez vidas para poder olvidar lo que tú en diez minutos y taxi a la estación. Pero, amor, el tiempo, dos cucharadas, una película de Aristarain, una tarde de autobuses, esas cosas que hacen vernos en los demás, esas veces en las que volver era un verbo prohibido porque todo era un continuo, esas voces de las que hoy ya no recuerdas ni el idioma en el que se expresaban. Se llama tiempo a la distancia entre los ojos en que me miraba y ya no te quiero. Se llama tiempo a las hojas que nacen de las ramas de invierno. Se llama tiempo a otra cosa, a las manillas de un reloj, a quince grados en el parque. Se llama tiempo, amor, y es tan idiota que nunca vuelve.

Y una frase más (la causante de mis lloros de aquel día), para quien lo entienda:

¿Y después? Esa absurda necesidad de futuro perfecto. Y después… tus ojos.

Si queréis comprar el libro y, de paso, conocer a su autor, Julio, que es un tío majísimo, estará firmando este sábado 8 de junio en la caseta 240 de la Feria del Libro de Madrid. ¡Yo aprovecharía! Y, si no, siempre podéis adquirir el libro en la web de Ediciones con carrito.

Y unas líneas para Nuria… ¡Gracias por dejarme participar en tus proyectos! ¡Soy muy fan de tus locuras y lo sabes! Espero que nos veamos muy pronto, ya sea en Barcelona, Soria, Vitoria o Bilbao… Por cierto, pensaba devolverte el amuleto, pero creo que lo necesito unos meses más en mi casa… Te avisaré sobre Before midnight. ¡Ah! Y tengo las ventanas abiertas para airear. Y… ¡miranfú! Un besazo. 😉