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Milena Busquets: ‘También esto pasará’

Me temo que la entrada de hoy va a ser larga y, quizá, algo personal. Pero es que hacía tiempo que un libro no me hacía pensar tanto sobre cómo me enfrento a mi propia vida y a todo lo que me rodea. Hablo de También esto pasará, de Milena Busquets. 

'También esto pasará'

‘También esto pasará’

Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Un cuento sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: «También esto pasará». Y la madre añadió: «El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad».

Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, de las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo». Esta y otras frases y el tono de la novela, tan ajena a cualquier concesión a lo convencional, evocan aquella Bonjour tristesse de Françoise Sagan, que encandiló a tantos (y escandalizó a no pocos) cuando se publicó en 1954. Todo ello en el transcurso de un verano en Cadaqués, con sus paisajes indómitos y su intensa luz mediterránea que lo baña todo.

Milena Busquets transforma en literatura vivencias personales y partiendo de lo íntimo logra una novela que rompe fronteras y se está traduciendo con inusitada rapidez a las principales lenguas, como el inglés, el francés, el alemán, el italiano y el portugués. Y lo logra porque a través de la historia de Blanca y la enfermedad y muerte de su madre, a través de las relaciones con sus amantes y sus amigas, combinando prodigiosamente hondura y ligereza, nos habla de temas universales: el dolor y el amor, el miedo y el deseo, la tristeza y la risa, la desolación y la belleza de un paisaje en el que fugazmente se entrevé a la madre muerta paseando junto al mar, porque aquellos a quienes hemos amado no pueden desaparecer sin más.

Voy a empezar diciendo que, tras haber reposado un par de días la novela, puedo decir que me ha gustado, mucho incluso, pero no he tenido esta sensación en absoluto mientras la leía. Así que os voy a contar lo que fui sintiendo según avanzaba en la lectura de este texto del que habla todo el mundo en este momento, por cierto, por razones (extra)literarias o no (no me voy a meter ahí).

Todo empieza en el funeral de la madre de Blanca, la protagonista. Y ya en la segunda página me encuentro un párrafo ñoño pero bonito, una reflexión sobre el amor (de la madre hacia la hija, aunque se universaliza).

Pero creo que me querías, ni mucho, ni poco, me querías y punto. Siempre he pensado que los que dicen «te quiero mucho», en realidad te quieren poco, o tal vez añaden el «mucho», que en este caso significa «poco», por timidez o por miedo a la contundencia de «te quiero», que es la única manera verdadera de decir «te quiero». El «mucho» hace que el «te quiero» se convierta en algo apto para todos los públicos, cuando, en realidad, casi nunca lo es. «Te quiero», las palabras mágicas que te pueden convertir en un perro, en un dios, en un chiflado, en una sombra.

¿Va a ser así todo el libro? No puede ser. Esto no es lo que esperaba y no me apetece leer una novela moñas que se regodea en el dolor por la muerte y demás. A un tris de dejarla para un mejor momento en la página 3. Pero, claro, la novela no es esto. Y, de hecho, en menos de diez páginas ya me he hecho a la idea de que el texto se balancea entre estos párrafos un poco más «intensos», por ponerles un adjetivo, y párrafos así:

… es uno de esos hombres de temperamento vital y salud vigorosa, que opinan que no hay desgracia, disgusto o decepción que el sexo no pueda arreglar. ¿Estás triste? Folla. ¿Te duele la cabeza? Folla. ¿Se te ha estropeado el ordenador? Folla. ¿Estás en la ruina? Folla. ¿Se ha muerto tu madre? Folla. A veces funciona.

¿Es esto lo que me esperaba? (A todo esto, ¿por qué tengo expectativas?). Tampoco, pero mi curiosidad ya está despierta y decido leer la novela hasta el final. A pesar de que hay páginas que me encantan seguidas de páginas que detesto (y no depende, necesariamente, de lo que está contando, más bien de cómo lo cuenta). De ahí que realmente no sepa si lo que estoy leyendo me está gustando o no. Pero leo.

Y leyendo empiezo a tener la sensación de que tengo entre manos Sexo en Nueva York versión catalana, en el episodio en que se van de veraneo posfuneral a Cadaqués. Y Blanca es una especie de Carrie Bradshaw desesperada por un poco de contacto físico. Pero no. Tampoco es eso (aunque párrafos como el que os voy a copiar realmente vienen a corroborar mi teoría):

La ropa, mi principal hobby, ha dejado también de divertirme. A pesar del calor, solo tengo ganas de comprar ropa que me tape o ropa que me acaricie. De todos modos, la ropa siempre es un sustituto del sexo, o un envoltorio para conseguirlo. Tal vez todo sea un sustituto del sexo: la comida, el dinero, el mar, el poder.

No, Blanca no es Carrie. Y sigo sin saber de qué va Blanca en realidad. ¿Es una chica superficial que, por el dolor que siente por su madre, se pone grave y seria a veces, o es una tía sensible y profunda que, para liberarse del peso, escoge lo más liviano y ligero de la vida? (Si habéis leído La insoportable levedad del ser, por ahí van los tiros cuando digo esto). Creo que es lo segundo. Es entonces cuando entiendo la referencia a Buenos días, tristeza de la contracubierta (que, para quienes no lo sepáis, es una de mis novelas favoritas). Blanca podría ser Cécile a los cuarenta. Empiezo a mirarla con otros ojos.

Sigo leyendo. Y la sensación extraña de ir pasando páginas que me encantan para encontrarme párrafos que detesto continúa presente. Sin embargo, a estas alturas, me guste o no, no tengo peros que ponerle. Me he convencido de que me encuentro ante un texto sin tapujos, totalmente honesto. Percibo una cierta contención, quizá algo medida, en los fragmentos de más hondura, aquellos dedicados a la madre, al recuerdo, a la infancia, al reproche. Y, en contraposición, una ligereza, obscena incluso por momentos, que busca la superficialidad. Y creo que la forma apoya al contenido. Porque ahora sí tengo la sensación de que entiendo a Blanca y sus circunstancias: me he dado cuenta de que Blanca y sus amigas se parecen demasiado a mis propias locas y a mí misma.

Blanca se rodea de un montón de gente (aunque, en mi opinión, se siente un poco sola ahora que la persona que, para bien o para mal, «guiaba» su vida se ha ido): sus hijos, sus exmaridos, sus amigas, sus amantes, más amigos, conocidos de la infancia… Y en todos ellos busca el gozo de vivir, busca una existencia ligera, que le permita disfrutar, sin más. Vivir. Y, por ejemplo, el sexo («el chispazo del sexo») adquiere una importancia tremenda como modo de sentirse viva. Sexo que no siempre es suficiente, pero que sustituye a lo que realmente anhela:

… nunca somos tan poderosos como cuando estamos enamorados y somos correspondidos, y esa experiencia pone el listón tan alto que, en mi caso al menos, solo el breve chispazo del sexo puede servir de sustituto.

Conseguir sexo es relativamente fácil, conseguir que alguien te abrace durante toda la noche es otra historia, y ni siquiera eso garantiza un sueño plácido; hay hombres incomodísimos.

Y, además de hablar de sexo, toca otros temas como la maternidad, los amores pasados, la muerte, las relaciones en general… (tenéis un montón de citas copiadas en el Tumblr). Y no puedo evitar sentir una cierta familiaridad en sus palabras. Porque yo también trato esos temas con mis amigas: hablamos constantemente de sexo y, como Blanca, criticamos a algunas de las actuales novias de nuestros ex (con los que la mayoría nos llevamos bien, aunque no tan bien como Blanca) o nos quejamos de lo cobardes que son algunos tíos a la hora de la verdad; hablamos, como Blanca y sus amigas, de nuestros padres, de nuestras infancias (Blanca no fue la única en jugar con polvo de hada), de nuestras esperanzas, de nuestros deseos, de nuestros futuros… Somos muy parecidas. Quizá porque estamos en la misma franja de edad (nosotras, un poco más jóvenes) y vivimos unas circunstancias parecidas. Es innegable que veo perfectamente retratado un cierto tipo de mujer en la novela; y no es algo tan habitual. Ciertas mujeres entre los 35 y 40 somos muy Blanca, nos guste o no.

Personalmente, he llegado a identificarme con Blanca en algunas cuestiones. Y me gusta cómo habla de ciertos temas, sin pudor (o con él), pero enfrentándose a las cosas. Y rescato, para mí misma, algunas de sus frases. Por ejemplo, cuando habla de los tíos que le gustan (esto lo he dicho yo alguna vez):

A mí me gustan los tíos que me dan ganas de ser más lista de lo que soy.

O cuando le dicen que está perdida en la vida:

Y estás triste y un poco perdida, pero eso no te da derecho a poner patas arriba la vida de todo el mundo.

Pero si hay algo en lo que realmente estoy de acuerdo con Blanca es en que solo hay una posible solución a la tristeza: el amor.

Ocurre lo mismo con la tristeza que, como finísimas capas de cristal crujiente, se va depositando sobre nosotros, nos va cubriendo poco a poco. Somos como el guisante del cuento, enterrado debajo de mil colchones, como una luz brillante que parpadea débilmente. Y, como en los cuentos, solo el amor verdadero, y a veces ni siquiera eso, puede acabar con la pena.

Únicamente el amor puede apartar las penas y las miserias. Solo el amor puede darnos la vida. «Con pasión, todo merece la pena», dice Busquets. Y hay que vivir, no solo sobrevivir. Y eso no significa que Blanca desee un cuento de hadas con un príncipe que la rescate, sino, más bien, encontrar un hombre de verdad, con sus virtudes y sus defectos, con quien compartir todo. Creo que el deseo de amor de Blanca (y de una vida, quizá, más convencional de lo que esperaríamos de ella) adquiere su máxima expresión en este párrafo:

Pienso que tal vez podría proponerle ir a tomar algo (y emborracharnos y contarnos nuestras vidas con entusiasmo y a trompicones, y rozarnos distraídamente las manos y las rodillas, y mirarnos a los ojos un segundo más de lo correcto y besarnos y follar precipitadamente, y enamorarnos y viajar y estar siempre juntos y dormir apretados y tener un par de hijos y, finalmente, salvarnos).

Pues eso, salvémonos todos, que nuestras vidas merezcan mucho la pena (o, mejor, la alegría, qué expresión más horrenda).

Desde luego, me parece una novela con mucha más miga de la que le supuse en un principio. Y me ha dejado con sentimientos encontrados, así que he decidido releerla en unos meses. Ya os contaré (por Twitter o FB, supongo) si en la relectura me quedo con otros detalles o cambio de opinión con respecto a Blanca y su vida. ¿Alguien la ha leído? A los comentarios…

¿Dónde y cuándo leéis?

¿Dónde y cuándo leéis?

¿Dónde y cuándo leéis?

¿Sois lectores compulsivos que aprovecháis cualquier ocasión para leer? ¿O lo hacéis solo en determinadas condiciones? ¿Disfrutáis de algún momento favorito? ¿Algún ritual?

Tenéis en la ilustración de la izquierda un montón de situaciones muy «indicadas» para leer. ¿Os reconocéis en alguna? Yo tengo que admitir que me veo en varias. De hecho, en todas menos en dos (si adivináis, premio). Y, por supuesto, están mis momentos favoritos para leer representados: el autobús, la playa, antes de dormir en la cama y en el sofá tranquilamente.

Lo del autobús merece un comentario aparte. Por favor, si veis a alguien leyendo en el autobús, ¡no les deis conversación! Me pasa siempre y no puedo soportarlo. Estoy feliz con mi libro, se me sienta alguien al lado y me empieza a hacer mil preguntas (a veces sobre el libro, a veces sobre temas que no tienen nada que ver). Y uno de mis momentos favoritos de lectura desaprovechado (porque soy educada y contesto). Pero, en serio, no. ¡Qué manía con dar conversación en el autobús, de verdad!

Problemas en el autobús aparte, siempre intento llevar un libro en el bolso, por si acaso. ¿Hacéis lo mismo? ¿Lleváis un libro con vosotros por si surge la ocasión de ponerse a leer?

Y una cosa que me han preguntado varias veces y que me suscita curiosidad: ¿leéis con música de fondo? Yo reconozco que me cuesta y suelo apagar la música si voy a leer (curiosamente, mi trabajo consiste sobre todo en leer y sí lo hago con música). ¿Y vosotros?

Tenéis los comentarios abiertos para contestar a estas preguntas o decir lo que queráis…

Leídos en 2015

Como todos los años, iré apuntando en esta entrada todos los libros que vaya terminando que no tengan que ver con mi trabajo. Dejaré el enlace en la columna de la derecha para que podáis consultarla si queréis. Además, también iré enlazando los títulos a sus reseñas.

Este año estoy leyendo, pero a un ritmo muy pausado, así que hasta hoy (25 de enero) no he podido acabar nada. Eso sí, estoy con cosas muy interesantes. Y, sin más, os dejo la lista:

Enero

  • David Foster Wallace: Esto es agua (Literatura Random House).

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

  • Elena Ferrante: La amiga estupenda (Lumen).

Diciembre

Reflexiones (XLIII)

«Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida».

Michel Houellebecq
Escritor francés

Algunas curiosidades

Algunas veces me llegan preguntas sobre el propio blog por correo electrónico o por Twitter. Como muchos queréis saber lo mismo, he pensado que podría publicar una entrada al respecto. Si se os ocurren más preguntas, podéis dejarlas en los comentarios…

Emoticonos

Me preguntáis muy a menudo a ver de dónde he sacado los emoticonos, que son distintos de los de los blogs normales de WordPress. Bueno, no me gustan los que vienen con WordPress y me puse pesadísima hasta que me los cambiaron por un juego del diseñador David Lanham. Por cierto, acabo de visitar su página y he visto alguna cosa interesante (¿quizá para cuando cambie el aspecto del blog?). 🙂 😉 😛 😀

Marcapáginas

Parece que tenéis curiosidad por saber quién ha diseñado el marcapáginas que regalé (y sigo regalando) en Navidades (no fui yo, tranquilidad). Es una ilustración (varias, de hecho) de Veruska Velazco, de la que os hablaré otro día con más fundamento. Ahora solo os digo que es un privilegio trabajar con ella y que, si todo va bien, colaboraremos juntas en un proyecto chulísimo que tenía yo guardado en un cajón.

‘April Fools’

Esto me lo preguntó una amiga y, después, casualidad, dos personas más. ¿El blog April Fools que tengo enlazado en la columna de la derecha es de mi hermano Javier? La pregunta tiene su miga. Resulta que el cumpleaños de mi hermano es el día de April Fools, el 1 de abril, y esto dio que pensar (las tres personas conocían este dato). Pero no. A pesar de que mi hermano escribe muy bien (el que mejor escribe de la familia con diferencia) y que un blog suyo sería lo más divertido del mundo (porque es todo un personaje), Javier no tiene blog. Yo le animo a que, ahora que se ha ido a vivir a China, abra uno y nos cuente sus aventuras por allí. Entonces, ¿de quién es April Fools? Pues de Luis Valenciano, una de las personas más interesantes que conozco. Os invito a que lo sigáis. Sus textos, fruto de su observación y reflexión pausada, son de lo más acertados siempre. Y, una vez que te metes en su universo (es complicadillo saber de quién habla a veces), ya no quieres salir. Para mí, un imprescindible. ¡Ah! Y yo tampoco me perdería el blog de fotografía de Pepa, la mujer de Luis. Magnífico.

Logo

¿Por qué mi nombre y mi apellido están en minúscula en el logo? Cosas del diseñador. Discutí mucho con él, pero, la verdad, quedaba mejor. Lo curioso es que creo que también van en minúscula en el nuevo, que no he estrenado aún. Licencia del diseño, pero que solo se usa ahí. Yo siempre escribo mi nombre y apellidos con mayúscula inicial, como debe ser. Pero sí, supongo que es una pregunta pertinente si se dirige a alguien que trabaja en corrección de textos.

Comentarios

Algunos estáis preocupados por si os equivocáis al mandar un comentario y tiene erratas o errores o lo que sea. No os preocupéis. Si es algo gordo, lo suelo corregir yo sin más. Si es algo que queréis que cambie, me avisáis (me mandáis un correo o un tuit o lo que sea) y yo cambio y pongo lo que me digáis. Pero no dejéis de comentar por vergüenza, por favor.

Facebook

Me pedís constantemente que abra una página de Facebook del blog. Siempre me he mostrado muy reticente, porque no me gusta Facebook. Ahora que lo estoy usando más, pues bueno, veo con otros ojos el abrir la dichosa página. De todas formas, creo que sería un trabajo extra para mí, y no sé si me apetece. ¿En serio le veis ventajas? Lo estuvimos hablando un día unos cuantos y algunos de los puntos a favor de Facebook me hicieron pensar. Si me convencéis, la abro. Pero me tenéis que convencer (y soy dura). ¿No os basta con Twitter?

Hasta aquí de momento. Otro día, segunda parte. Esta semana publicaré alguna reseña, que quiero ir recuperando el ritmo normal del blog. Hasta entonces, tenéis los comentarios abiertos por si queréis plantear alguna pregunta, convencerme de lo de Facebook, recomendarme lecturas, hacerme llegar dudas… ¡Lo que queráis!

Dos pequeños trucos: ‘a ver’ y ‘por qué’

Resulta que me han metido en un multitudinario grupo de Facebook en el que escribe todo el mundo mucho y a la vez y… están consiguiendo que me quede sin ojos. Porque no hay forma humana de ver un comentario sin faltas y aquí una sufre muchísimo. 😉

Y lo del a ver y el por qué, con lo fácil que es, no lo perdono. Os voy a dar dos pequeños trucos que funcionan siempre. Al menos así, quienes os paséis por aquí podréis escribirlo correctamente y sin dudas.

Del a ver ya hablé en su día, pero os lo recuerdo. Si se puede añadir por delante un vamos y no cambia el significado, es separado y con uve.

A ver si acabo esta tarea ya = Vamos a ver si acabo esta tarea ya.

Sencillo, ¿no? Igual de sencillo que reconocer el por qué (separado y con tilde) del resto de su «grupo de la muerte» (porque, por que, por qué, porqué: os daré trucos para todos algún día, espero que pronto). Si a por qué se le puede añadir después el sustantivo razón y no cambia el significado, separado y con tilde.

No sé por qué está eso ahí = No sé por qué razón está eso ahí.
Quiere saber por qué se ha ido sin avisar = Quiere saber por qué razón se ha ido sin avisar.

Como veis, es muy fácil. Y funciona siempre. Ya no tenéis excusa para dudar… ¿Conocéis algún truco similar para estas u otras expresiones? Dejadlos en los comentarios y hablamos sobre ellos si queréis.

Últimas lecturas de 2014

Siento mucho no estar publicando estos días. Es curioso, porque estoy trabajando mucho en el blog últimamente (hacía años que no le dedicaba tantas horas en un solo día como hice ayer) y, sin embargo, parece que está quieto… Todo llegará, supongo. De todas formas, como voy a seguir tocando las tripas y no la superficie los próximos días, he pensado que quizá era buena idea comentaros qué me parecieron mis últimas lecturas de 2014, aunque sea de modo conciso, y ya llegarán entradas más elaboradas en breve (espero).

Echando la vista hacia atrás, creo que me toca hablar de mis lecturas de octubre, noviembre y diciembre. Pues allá voy…

Octubre

'Canciones de amor a quemarropa'

‘Canciones de amor a quemarropa’

Nickolas Butler: Canciones de amor a quemarropa

Como ya he hablado de este libro en el blog un par de veces, apenas me detengo. Amistad, amor, música y paisajes nevados de Wisconsin en una novela que a mí me encantó y que mucha gente coloca entre las mejores de 2014.

Curiosamente, leí una crítica de un amigo mío hace no demasiado y me di cuenta de un fallo gordo de la novela (varias voces narrativas que, al menos en la traducción, suenan igual o muy parecido; habría que ver el original). Aun así, a mí me encantó y, fallos aparte, está entre mis lecturas preferidas de 2014.

Podéis ver la reseña aquí, y volví a hablar de Canciones de amor a quemarropa en el último reto, aquí.

 

'Pornografía'

‘Pornografía’

Manuel Arranz: Pornografía

También este minilibro está entre mis lecturas favoritas de 2014; de hecho, lo leí dos veces: una, en enero, y otra, en este mes de octubre que estoy resumiendo.

Una pequeña maravilla que se lee en un ratito (es una pena que sea tan breve) y te deja conmovido. Es una preciosidad, llena de amor, de cariño, de ternura, de reflexiones, de filosofía, de vida…

Escribí la reseña de este libro en su día y también copié unas cuantas citas  en el Tumblr (podría haber copiado todo el libro, porque se presta mucho a ello). De verdad, haceos un regalo y leed este libro, que no os vais a arrepentir.

 

 

Noviembre

'El jilguero'

‘El jilguero’

Donna Tartt: El jilguero

De este libro hablé brevemente en el último reto (el más largo de los que leí en 2014, con sus 1143 páginas), pero creo que merece reseña aparte que, supongo, llegará en breve.

Para muchos, esta es la novela del año. Para mí, no. Es buena, pero no me pareció para tanto. De hecho, me quedo con El secreto, de la misma autora, una novela mucho más interesante en mi opinión. Ahora, es indudable que El jilguero tiene muchas virtudes. Y unas páginas finales realmente sublimes. Pero ¿1143 páginas? ¿En serio? Me han «sobrado» muchas (de hecho, a ratos me aburrió) y me han faltado unas cuantas para cerrar ciertas tramas como se merecen y no en un mísero párrafo.

Aun así, si queréis un buen novelón entretenido, es la opción perfecta.

 

'El nadador en el mar secreto'

‘El nadador en el mar secreto’

William Kotzwinkle: El nadador en el mar secreto

El nadador en el mar secreto es la historia del arduo nacimiento de un niño contada por su padre. El lenguaje poético de su narración y una contenida emoción se funden para proyectar un potente sentimiento de amor y a la vez de aceptación de una realidad no deseada.

Un libro tremendamente breve (es otra de esas novelas que no llegan a las 100 páginas, supongo que había que compensar después de El jilguero), pero tremendamente impactante. Muy atractiva narrativamente por la voz elegida (que, por lo que nos cuentan, parece que nos cuadraría más si fuera femenina, y aquí es masculina, lo que le da una vuelta sumamente interesante) y una historia tristísima. Es como una bofetada (pero sin el como). Me pareció muy buena novela y recomendable. Y la edición es magnífica. No creo que haya reseña, si os ha llamado la atención con este pequeño párrafo, me doy por satisfecha.

 

Diciembre

'Demian'

‘Demian’

Hermann Hesse: Demian

La historia de la juventud de Emil Sinclair es una novela que relata la niñez hasta la madurez de este complicado personaje del escritor alemán Hermann Hesse. La obra fue publicada por vez primera en 1919. En esta, Emil Sinclair es un niño que ha vivido toda su vida en lo que el llama el Scheinwelt (mundo de ensueño o mundo de la luz), pero una mentira lo lleva a ampliar sus visiones del mundo y a conocer un personaje enigmático de nombre Max Demian que lo llevará por los senderos del autorrazonamiento destruyendo paradigmas materialistas que antes le rodeaban. La novela refiere y utiliza conceptos del Gnosticismo, particularmente el demiurgo (entidad que, sin ser creadora, es impulsora del universo imprimiendole movimiento) Abraxas, mientras muestra la influencia del sistema de psicoanálisis de Carl Jung.

Después de que esta novela saliera a colación más de una vez en los últimos retos y que un amigo me la recomendara por activa y por pasiva, me decidí a leerla. Al principio me enganchó, me suscitó mucha curiosidad. Curiosidad que, por desgracia, fue decayendo, todo sea dicho. Me gustó, pero no me maravilló. Ahora, he decidido que leeré más de Hesse (del que no había leído nada). No habrá reseña.

 

'El devorador de calabazas'

‘El devorador de calabazas’

Penelope Mortimer: El devorador de calabazas

Antes de que fuese chic que las amas de casa intercambiasen historias sobre su tristeza como intercambiaban recetas para el relleno del pavo, antes de que su vida pudiera considerarse literaria y de que una mujer desesperada inspirase interés en lugar de hartazgo, existió Penelope Mortimer. La protagonista de esta ingeniosa comedia negra, una roman à clef intelectualmente impecable, la señora Armitage, ha pasado por cuatro matrimonios y es madre de un buen número de hijos. Pero quiere tener más ya que, en su opinión, traer hijos al mundo es algo que se le da bien. La maternidad es lo que hace de ella un ser humano importante, una idea que no encaja en los planes de su actual marido, Jake Armitage, un guionista de éxito que le hace creer que la única manera de salvar su matrimonio es impidiendo el nacimiento de un nuevo bebé. Se inicia así una lucha brutal en la que la señora Armitage es a la vez el campo de batalla, la víctima y la ejecutora.

Una novela de lo más inteligente, con momentos desternillantes (sobre todo al comienzo), que esconde todo un drama. Magnífica novela, magníficamente editada, que creo que tendrá reseña. Me encantó.

 

'Paul está muerto...'

‘Paul está muerto…’

Héctor Sánchez y David Sánchez: Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock

Ya hablé de este libro cuando me lo regalaron, justo coincidiendo con el último reto. Y, como copié ahí la sinopsis, os invito a leerla. Obviamente, y por si hay algún despistado en la sala, esto no es una novela. Es una colección de anécdotas y leyendas, algunas de lo más curiosas, en torno a músicos y estrellas del rock.

Entretenido, muy divertido a ratos y superrecomendable para los locos por la música. Merece la pena.

 

 

Y así acabó mi 2014 lector. De momento, os puedo decir que 2015 ha empezado muy bien y estoy leyendo algo que me tiene totalmente absorbida (me arrepiento de no haberlo leído antes). Ya os iréis enterando de todo. Espero que tengáis un 2015 interesante en cuanto a lecturas y que podamos compartirlas por aquí. Vuelvo pronto al blog (cuanto antes). ¡Ah! Y si queréis contar o recomendar algo que hayáis leído últimamente, ya sabéis que tenéis los comentarios abiertos.

Por un 2015 eufórico…

Por estas fechas, siempre intento desearos un feliz año con una frase de algún escritor que resulte especialmente significativa. Los últimos años he citado a Neil Gaiman, que me parece que da consejos muy valiosos para encarar el nuevo año. Y, este año, me puse a buscar algún fragmento que sirviera para hoy hace ya un tiempo y, la verdad, solo encontré cosas muy moñas, unos subidones de azúcar no aptos para diabéticos con los que yo no me identificaba ni expresaban lo que me gustaría transmitir para el nuevo año. Para buenrollismo, siempre nos quedará Mr Wonderful.

Al final, hay que volver a los referentes de siempre, aquellos a los que acudimos en el día a día, porque nos dan las claves incluso para momentos más «especiales» como puede ser un cambio de año. Y yo hoy he decidido citar a Calvin y Hobbes. Porque me encantan, porque me divierten y porque Calvin tiene ese punto de locura (puntazo, más bien) que quería traer al blog hoy.

Mi año 2014 ha sido duro. Las aguas ya se están calmando, pero no ha sido un viaje fácil. Tengo ganas de dejarlo atrás. Y para 2015 solo me he propuesto una cosa: ser feliz. Pero no de cualquier forma, no. Calvin me va a ayudar a mostraros la felicidad que yo le pido (¡incluso le exijo!) al año 2015. Porque, quizá con felicidad no me basta, quizá necesito algo más…

Calvin y Hobbes

Todo el mundo busca la felicidad. ¡Pero yo no! Esa es la diferencia entre el resto del mundo y yo. ¡La felicidad no es lo suficientemente buena para mí! ¡Yo exijo euforia!

He decidido que en 2015 voy a ser tremendamente feliz (y, ojo, que la felicidad tiene mucho de decisión personal). Quiero ser ilimitada, exagerada y desmesuradamente feliz. Y os deseo a todos exactamente lo mismo: sed alucinantemente felices en 2015. Haced todo lo que esté en vuestra mano por serlo. No valen excusas. ¿Quién se apunta a un 2015 eufórico conmigo?

Os deseo que seáis, como yo voy a ser, obscenamente felices.

¡¡Feliz Navidad!!

felicitacionMobas2014Blog

Quinto aniversario del blog… ¡y Navidades!

Según leéis estas líneas, ¿notáis una sutil nieve azul cayendo por la pantalla? Pues sí, nieva en el blog para marcar estas fechas navideñas en las que, prácticamente, ya estamos metidos. Tengo alguna sorpresa preparada para la semana que viene, así que ya os felicitaré en condiciones entonces. Y, si os portáis bien, Papá Noel o el Olentzero quizá os deje un pequeño regalo de mi parte aquí en el blog. Estoy de lo más emocionada con el regalo, me apetece ofreceros algo como agradecimiento por seguirme y participar en esta locura mía. Pero eso, la semana que viene… ¡Hay que crear expectación!

Dejando las Navidades y los regalos a un lado, hoy es un día especial. Hoy el blog cumple… ¡cinco años! ¡Quién lo diría! Empezó como algo muy pequeñito, casi para mí y cuatro amigos más, y ahora tengo la sensación de que se me está yendo de las manos. Cada vez sois más, cada vez me siento más responsable y desbordada. Y, a la vez, cada vez más libre para escribir de lo que me apetece en cada momento, sin centrarme necesariamente en cosas fijas (aunque sea un blog especializado en ciertos temas). Y feliz cuando me da por pasarme por las estadísticas de las visitas. Sois muchos y de todos los lugares imaginables del mundo. Así que… ¡gracias!

Supongo que seguiré en la misma línea este año. Eso sí, es muy posible que, aunque el contenido sea similar, dentro de muy poquito apreciéis cambios en el aspecto. Tenemos intención de darle un lavado de cara al blog (y una limpieza de cutis completa a la web, que se ha quedado muy viejita ya). Hemos modernizado toda la imagen y tenemos planes que me tienen muy ilusionada. Ya tocaba… Me encantaría ir enseñándoos cosas, pero no me dejan. Estoy especialmente contenta con el nuevo logo, muy similar al actual, pero en versión más moderna. Espero que os vayan gustando todos los cambios, porque estamos trabajando mucho últimamente en estas cosas (y quiero agradecer públicamente a Arturo su ayuda con todo esto).

Pues nada más. Solo me queda agradeceros una vez más vuestro apoyo al blog (ojalá pueda hacerlo durante mucho tiempo más) y, por supuesto, cualquier sugerencia, duda, comentario… serán bienvenidos. 😉



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