Nickolas Butler: ‘Canciones de amor a quemarropa’

Otro asteroide que me ha encantado…. Menudo año de aciertos que llevo con esta editorial. Hoy, con un libro sobre amistad, amor, música y pueblecitos nevados: Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler.

'Canciones de amor a quemarropa'

‘Canciones de amor a quemarropa’

Henry, Lee, Kip y Ronny crecieron juntos en el mismo pueblo de Wisconsin, Little Wing. Amigos desde niños, sus vidas comenzaron de forma similar pero han tomado caminos distintos. Henry se quedó en el pueblo y se casó con su primera novia, mientras que el resto se marchó en busca de algo más: Ronny se convirtió en un vaquero de rodeo, Kip en exitoso agente de bolsa y Lee en una estrella de rock de fama mundial. Cuando se vuelven a reunir en una boda, todos tratan de recuperar su vieja amistad pese a lo mucho que han cambiado. Tras la alegría del encuentro las antiguas rivalidades renacen y los viejos secretos amenazan con destrozar amistades y amores.

Un relato maravilloso, emotivo y profundo que trata de un viejo tema: ¿podemos llegar a sentirnos alguna vez de verdad en casa? Una novela sobre las cosas que importan: el amor y la amistad, el poder de la música y la belleza de la naturaleza. 

Resulta terriblemente difícil empezar a leer Canciones de amor a quemarropa y no tener una cierta sensación de familiaridad con lo que nos están contando. O, al menos, así lo viví yo. Como si estuviera leyendo sobre mis propios amigos. Aunque el escenario fuera distinto y entre mis amigos no haya ninguna estrella del indie. Os aseguro que los protagonistas de esta novela, con sus vidas, sus sentimientos y sus problemas, al final se parecen mucho a mis amigos. Y, probablemente, también a los vuestros.

Esta es la historia de una amistad de esas de las de verdad. De las que crean lazos irrompibles, de las que ni el tiempo ni la distancia ni los errores que cometemos pueden destrozar. Una amistad forjada en la infancia y en la adolescencia y que supera todo. Y que ata sin remedio a sus protagonistas en un lugar muy concreto; en este caso, un pequeño pueblo de Wisconsin, perdido en mitad de la nada, y sin nada salvo su gente, esas personas que se quieren, se apoyan mutuamente, se enfadan, se desencuentran, se encuentran, ríen juntas, lloran juntas, viven juntas en definitiva. Y viven juntas a pesar de distancias, a pesar de que hayan optado por caminos distintos en la vida.

Y hay una historia de amor. Bueno, hay varias, pero una es especial. Es un triángulo. ¿Qué haces cuando la chica de la que estás enamorado se casa con tu mejor amigo? Pues, si eres músico, un disco de éxito. Y la novela se llena de música. La de Bon Iver para ser exactos. El personaje de Lee está inspirado en Justin Vernon, líder de Bon Iver, y la música se convierte en un elemento importante de la novela. No siempre aparece explícitamente, pero es evidente que está.

Y sigue nevando, y sigue sin pasar nada especial en Wisconsin (ese sitio que, de tan anodino a ratos, se vuelve universal), y siguen estrechándose algunas relaciones. Y, con ellas, suman mil anécdotas más a su historia. Como en todos los grupos de amigos, ¿no?

Me ha encantado. Es la típica novela que me ha dado muchísima pena terminar. Quiero saber más de los personajes: quiero saber qué ocurre con Henry y Lee, con Beth y Felicia. Y con Ronny… Con todos. Os la recomiendo con los ojos cerrados. Te deja con buen cuerpo, como reconciliada con la vida y con tus propios amigos y con tus decisiones… De los mejores libros que he leído este año y de los que más sonriente me han dejado.

¿Alguien lo ha leído? Podéis comentar lo que queráis.

Por cierto, chico de Bon Iver (ahora que sé que andas por aquí alguna vez), como te dije el otro día por Whatsapp, léelo, que te va a gustar. Y esto sí que reconcilia con la vida… 😉