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Stefan Zweig: ‘Carta de una desconocida’

Parece que 2014 es el año de los libros breves, pero intensos. El de hoy es otra maravilla: Carta de una desconocida, de Stefan Zweig.

'Carta de una desconocida'

‘Carta de una desconocida’

«Solo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero solo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora».

Lo leí de una sentada el sábado por la noche, en parte porque es brevísimo, en parte porque engancha desde la primera línea. Un escritor recibe una carta de una mujer; en ella la mujer le confiesa su amor por él, un amor que abarca los últimos quince años de la vida de la desconocida. Y no quiero/puedo desvelaros más, tenéis que leer lo que les ocurre. Como ya se dice en el párrafo que la editorial Acantilado utiliza como sinopsis, os adelanto que la mujer está muerta (para darle más emoción al asunto).

Es una bellísima declaración de amor en forma de carta. Unas letras llenas de amor, pero también de obsesión, tristeza, desesperación y muerte. Porque las relaciones amorosas no siempre son justas, y en esta historia Zweig pone el énfasis en la desigualdad del (des)amor con suma brillantez. ¡Qué formas más distintas de vivir un mismo hecho, la del escritor y la de la mujer! Qué intensidad tiene todo. Y qué triste…

Tengo que decir que este libro me lo recomendó hace unos cuantos meses ya una lectora del blog y, aunque lo tenía esperándome en casa, el otro día me decidí a cogerlo porque una amiga me confirmó que era una maravilla. Y sí, os tengo que dar la razón y, por supuesto, las gracias… Si queréis comentar algo sobre Carta de una desconocida, sobre Zweig o sobre lo que queráis, tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Maria van Rysselberghe: ‘Hace cuarenta años’

La primera gran JOYA (así, en mayúsculas, negrita y subrayado) de este 2014; para mí, desde ya, un libro imprescindible. Hablo de Hace cuarenta años, de Maria van Rysselberghe.

'Hace cuarenta años'

‘Hace cuarenta años’

Estamos a finales del siglo xix, en una playa del mar del Norte donde nacerá una pasión absoluta y singular entre Émile y Maria. Será esta quien nos cuente, cuarenta años después, cómo fue aquel breve y fascinante amor hecho a medias de exaltación y de sumisión. Lo fugaz y lo eterno, así como lo imposible —pues ambos están casados—, marcan esta poderosa historia que nos recuerda en ocasiones a Stendhal y a Flaubert y que se anticipa a las novelas de Marguerite Duras o a las películas de Ingmar Bergman.

Pocas veces se ha dicho tanto y tan bien sobre el amor arrebatado y sobre su engarce en la realidad, aunque sea esta una realidad de escritores y pintores bohemios al margen de «lo convencional»… y en el límite de lo onírico, como en algunas grandes obras de William Shakespeare.

Una joya secreta de la literatura europea del siglo xx. Una historia de amor escrita con una elegancia absolutamente única.

Es el libro más conmovedor que he leído en muchísimo tiempo. Me resulta increíble que alguien pueda escribir semejante historia de amor en tan pocas páginas y que consiga trasladar todos sus sentimientos al lector de forma tan directa y empática. La historia es poderosísima (un amor de apenas cuatro semanas que retumba en la memoria cuarenta años después), y la forma de contarla no puede ser más tierna, elegante y delicada. Es pura delicia la prosa de esta novela (si no se disfruta con esto, no sé con qué se puede disfrutar, la verdad).

Volvamos a la historia en sí: un amor breve, pero de una intensidad que desafía todos los límites (los de los propios protagonistas, los del amor en sí, los temporales… todos). Un amor que empieza de forma tímida y se acaba convirtiendo en una pasión que perdurará en la memoria de la protagonista incluso cuarenta años después. Porque no hay sentimientos pequeños si son auténticos… Permitidme que cite un fragmento del prólogo que Martín López-Vega escribe para otra novela de la autora, Para un ruiseñor (de la que os hablaré otro día), justo cuando comenta Hace cuarenta años (es que está tan bien escrito, lo explica todo tan bien…):

No hay pasión pequeña, o no sería tal pasión. Las hay más expansivas o más contenidas, más cacareadas o más secretas, pero no las hay mayores o menores. Una pasión, para merecer ese nombre, solo acepta un tamaño: todo. La literatura les sienta bien a las contenidas, a las secretas, a esas que aprovechan el espacio de la página en blanco para decir en el papel lo que tal vez no se atrevieron a decir en la vida.

Hace cuarenta años habla de ese poco tiempo de nuestra existencia que, según aquel viejo epigrama de la Antología palatina, merece ser llamado vida (el resto es solo tiempo). Y nos recuerda la razón de aquellos otros versos de António Botto: «Dicen que la vida es corta. / Cabe en ella un amor eterno, / y aún sobra tanta vida»… Este libro conmovedor nos recuerda precisamente eso, cómo es el tiempo que no sobra, ese que, aunque acabe, no nos abandonará ya jamás. No es en vano haberse sentido, aunque solo fuera una vez, infinitos.

Sumamente recomendable. A mí me ha encantado, aunque su lectura (seguida de Para un ruiseñor) me dejó en un estado de tristeza y melancolía que no me acabo de quitar de encima, a pesar de que han pasado ya unos cuantos días. Siguen retumbando frases en mi mente (por cierto, hice una selección, hay alguna subida a Tumblr): ese final, en que explica el porqué de la novela en ese momento; o la descripción de cómo se buscaban, de cómo se sentían pequeños ante el otro, de cómo se complementaban, de cómo no querían separarse… Es todo tan tierno, tan delicado, tan bonito… que no sé qué pensar (¿la vida fue justa o injusta con ellos?; ¿se merecían ese final?; ¿se merecían que les llegara «ese» amor en ese preciso momento?). Porque, no sé si lo he dicho, pero esto es una historia real… Seguiré dándole vueltas a la cabeza, que es lo mío últimamente.

¿La habéis leído? ¿Conocéis la continuación? Podéis comentar lo que queráis…

Manuel Arranz: ‘Pornografía’

Creo que nunca 46 páginas (sí, habéis leído bien, 46 páginas) habían dado para tanto… Si queréis darle vueltas al coco sobre el amor, leed Pornografía, de Manuel Arranz.

'Pornografía'

‘Pornografía’

Las historias se escriben solas, leemos en esta novela corta. El autor «lo único» que hace es levantar acta, presentar las pruebas, redactar un informe, con más o menos pericia y fidelidad a los hechos. Los hechos están formados por recuerdos, por sueños, por lecturas, por citas, sin relación aparente entre sí, y sin embargo…
«Quisiera poder escribir una historia sencilla, un idilio, un relato de un centenar de páginas. Algo parecido a Así que usted comprenderá de Claudio Magris, ni siquiera tiene el centenar de páginas, pero qué intensidad, qué emoción. Orfeo sigue enamorado de su Eurídice. Mi relato es distinto al de Magris. Sus páginas cuentan la historia de un amor. Las mías, sin embargo, forman parte de la historia. Porque no se puede escribir mientras suceden los hechos. Lo que se escribe mientras suceden los hechos es también un hecho. Las palabras también son hechos. Y necesitamos encontrar un sentido a todo lo que nos ha sucedido».
Pero ¿quién puede decir que comprende el porqué de todo lo que sucede? Una primera novela tan breve como fecunda.
«Quien ama es implacable, no deja pasar ni una».

Tuve que obligarme a parar de leer para no devorarlo de una sentada. Esto es la historia de un hombre que a los casi sesenta años se enamora y vive una intensa pasión. Y aprovecha su historia para reflexionar sobre qué es el amor a través de vivencias, citas, aforismos, pensamientos… Y es de lo más interesante. Porque, en ese reflexionar, el narrador se desnuda totalmente: no el cuerpo, sino el alma (mucho más difícil normalmente). Y no es una mera exposición de sentimientos: hay un intento de profundizar en ellos, incluso de regodearse a veces en las vivencias. Es la realidad de las emociones y sensaciones tal cual es: desnuda, dura, sin maquillajes, sin añadiduras. De ahí, probablemente ese título algo impactante y provocador que promete, quizá, algo que no hay (no es un libro «sexual» estrictamente hablando, aunque claro que puede haber sexo); ahora, lo que sí hay es mucho mejor.

Quise seleccionar alguna frase que me hubiese gustado para el Tumblr y me las vi y me las deseé… ¡Podía haber citado todo el libro! Y eso es muy significativo. Al final sí que subí alguna cosilla, un poco al azar, que podéis ver aquí.

Si buscáis una lectura breve pero que os haga darle vueltas a la cabezota, quizá este sea vuestro libro. Yo lo he disfrutado como una enana…

Alessandro Baricco: ‘Mr Gwyn’

Un libro de Baricco que, sin ser Seda, me ha gustado mucho. Fue mi último libro de 2013 y un gran broche final de un buen año lector. Hoy toca hablar de Mr Gwyn.

'Mr Gwyn'

‘Mr Gwyn’

Jasper Gwyn es escritor, vive en Londres y, verosímilmente, es un hombre que ama la vida. De repente, tiene ganas de parar de escribir, aunque la suya no es la crisis que aflige a los escritores sin inspiración, él parece querer cambiar de perspectiva, llegar hasta el meollo de cierta magia. Le sirve de apoyo, de cómplice, una muchacha que va recogiendo lo que progresivamente va siendo el misterio de Mr Gwyn. Baricco entra en las simetrías secretas de este misterio con el paso seguro y resuelto de quien conoce y ama los senderos que recorre, y el resultado es una joya literaria.
«El atrevimiento de Baricco es haber escrito un libro sobre la posibilidad de desaparecer con el objetivo de reencontrarse» (Marco Missiroli, Corriere della Sera).
«Un thriller poético… El ritmo de la narración está meticulosamente controlado por su artífice, maestro de los detalles y de las elipsis. No sobra ni una palabra» (Panorama).
«Un himno a la escritura como vocación contrapuesta a la escritura como profesión» (Sergio Palumbo).

Reconozco que no sabía qué me iba a encontrar en este libro. Cuando salió leí reseñas muy positivas sobre él, pero yo con Baricco tengo una relación amor-odio extraña (más amor que odio, por cierto). Aun así, cuando me lo recomendaron muy efusivamente hace poco, cedí. Otra oportunidad más a Baricco después de Emaús, a ver si me sorprendía… Y lo ha hecho, con una historia sobre la escritura que me ha resultado de lo más interesante y entretenida. Desde luego, es una buena reflexión sobre el oficio del escritor y lo que se persigue «juntando letras y palabras». Mr Gwyn es un escritor de éxito que deja de escribir… pero porque quiere hacerlo de otra forma: con pasión, por el mero gusto de escribir, de reflejar realidades, por ir al meollo… Una forma peculiar de escribir, como es él, con resultados increíbles. Y, casualidad, yo me vi un poco reflejada en algunos párrafos que Mr Gwyn dedica a sus «clientes» (quienes hayáis leído el libro encontraréis cierta ironía en la frase que acabo de escribir: ¿sería Mr Gwyn mi retrato?). Tenéis frases que me gustaron destacadas en el Tumblr.

Un apunte más sobre el libro, por si empezáis a leerlo y, de repente, os desinfláis (a mí me pasó un poco): va a mejor a pasos agigantados. Y el final es muy bueno. Qué pena no poder contar absolutamente nada (se estropearía la esencia del libro). Pero ¡qué genial sería tener un escritor/copista/retratista así! Desde luego, toparse con un Mr Gwyn en la vida tiene que ser toda una experiencia: ¡a mí me encantaría! Y acabar mi año lector con él, una forma magnífica de hacerlo.

Otra cosita. Acaban de publicar en España Tres veces al amanecer, de Baricco también. Es un libro que está íntimamente relacionado con Mr Gwyn, así que os recomiendo que leáis primero Mr Gwyn. Si lo hacéis, enseguida entenderéis por qué.

¿Habéis leído Mr Gwyn? ¿Qué opinión os merece? ¿Os gusta Baricco? Contadnos lo que queráis en los comentarios…

Leídos en 2014

Otra lista más de los libros que voy leyendo. Estará, como siempre, enlazada en la columna de la derecha, por si sentís curiosidad sobre lo que he ido leyendo en cualquier momento del año. Uno de los propósitos que me he hecho para 2014 es leer mucho más, aunque reconozco que si no pudiera hacerlo por un par de cosas que tengo entre manos, tampoco me importaría mucho. Ya se verá… Pues ahí van mis títulos de 2014:

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

  • Hermann Hesse: Demian (Alianza Editorial).
  • Penelope Mortimer: El devorador de calabazas (Impedimenta).
  • Héctor Sánchez y David Sánchez: Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock (Errata Naturae).

‘Mis’ libros de 2013

Mi intención, al escribir esta entrada, era la de hacer una lista con los libros que he leído en 2013 que me han encantado o que me parecen recomendables. Pero, mientras iba escribiendo, he pensado que eso tampoco aportaba mucho, porque, en el fondo, de los libros que más me han gustado os he ido hablando, si no con reseñas, en el último reto. Entonces se me ha ocurrido que, quizá, los podría ir poniendo por categorías… Y si un libro entra en dos, pues repetimos. Por cierto, no siguen ningún orden especial. A ver qué sale… 😉

Los que me dejaron pensativa, triste o revuelta

  • Iván Repila: El niño que robó el caballo de Atila.
  • Julian Barnes: El sentido de un final.
  • Milan Kundera: La inmortalidad.
  • Michel Houellebecq: El mapa y el territorio.
  • Adolfo Bioy Casares: La invención de Morel.
  • Georges Perec: Un hombre que duerme.
  • Sándor Márai: La mujer justa.
  • Michel Houellebecq: Las partículas elementales.
  • Jean-Philippe Toussaint: Hacer el amor.
  • Julio Oliva: Siete años, un martes y un septiembre.
  • Ainize Salaberri: Un verano invencible.
  • Mario Benedetti: La tregua.

Los de las mil citas (que tenéis en Tumblr)

  • Georges Perec: Un hombre que duerme.
  • Sándor Márai: La mujer justa.
  • Erri de Luca: El día antes de la felicidad.
  • Mario Benedetti: La tregua.

Con los que más me reí

  • Jonas Jonasson: El abuelo que saltó por la ventana y se largó.
  • David Trueba: Abierto toda la noche.
  • Antonio Orejudo: Ventajas de viajar en tren.

Los que me defraudaron

  • Gonzalo Garrido: Las flores de Baudelaire.
  • Ray Loriga: Ya solo habla de amor.
  • Alessandro Baricco: Emaús.
  • Milan Kundera: La identidad.

Libros «de playa»

  • Paul Auster: El palacio de la luna.
  • Nick Hornby: Un gran chico.
  • Herman Koch: La cena.
  • Quim Monzó: El porqué de las cosas.
  • Katherine Pancol: La trilogía animal (libros de playa-culebrón por excelencia).
  • Anna Gavalda: La sal de la vida.
  • Amélie Nothomb: Ácido sulfúrico.

Los muy recomendables

  • Julian Barnes: El sentido de un final.
  • Kirmen Uribe: Lo que mueve el mundo.
  • Niccolò Ammaniti: No tengo miedo.
  • Michel Houellebecq: Las partículas elementales.
  • Sándor Márai: La herencia de Eszter.
  • Erri de Luca: Los peces no cierran los ojos.
  • Alessandro Baricco: Mr Gwyn.
  • Carmen Martín Gaite: Caperucita en Manhattan.
  • Erri de Luca: El día antes de la felicidad.
  • Christopher Morley: La librería ambulante.

Mis joyas de este año

  • Iván Repila: El niño que robó el caballo de Atila.
  • Georges Perec: Un hombre que duerme.
  • Michel Houellebecq: El mapa y el territorio.
  • Bohumil Hrabal: Una soledad demasiado ruidosa.
  • Sándor Márai: La mujer justa.
  • Ainize Salaberri: Un verano invencible.
  • Jean-Philippe Toussaint: Hacer el amor.

¿Cuáles son vuestras joyas de 2013? Tenéis los comentarios abiertos…

Primer libro del año

Tengo que reconocer que nunca me había parado a pensar en qué escogía como primera lectura del año; supongo que lo que pillara en el momento estaba bien, sin más. Pero el otro día (el lunes, si no me equivoco), una amiga me echó un pequeño rapapolvo: parece ser que es un asunto muy importante y que hay que elegir muy bien el primer libro del año. Me dio sus razones y tengo que admitir que me convenció; y me entró una especie de responsabilidad tremenda: ¿qué iba a escoger?

kundera-ridiculos

‘El libro de los amores ridículos’

Al final creo que mi elección es buena. Ha sido El libro de los amores ridículos, de Milan Kundera.

Tal vez por haber sido escritas en el periodo más feliz de la vida de Milan Kundera (entre 1959 y 1968), según sus propias palabras, estas narraciones son las más alegres, las más seriamente desvergonzadas y las más reflexivamente divertidas de su obra. La farándula de personajes hedonistas que desfila aquí ante nosotros en busca de los juegos múltiples y contradictorios de la amistad, el amor y el sexo no puede sino incitar a la risa, atrapados como están en el mundo loco de severidad, hermetismo e inquisición que les rodea. Una risa auténtica, traviesa; un humor sabio, sagaz y gozador, al que ya nos tiene acostumbrados el autor de La insoportable levedad del ser.

Claro, como estoy en ello, todavía no os puedo contar mucho. Más que nada, prefiero preguntaros: ¿cuál está siendo vuestro primer libro de 2014? ¿Os está gustando? ¿Le dais importancia al primer libro o pasáis del asunto como hacía yo hasta este año? ¿Algún devorador de libros que ya haya terminado el primero y esté por el segundo (o incluso tercero)? Los comentarios son vuestros y, la verdad, tengo muchísima curiosidad por saber qué estáis leyendo…

Jean-Philippe Toussaint: ‘Hacer el amor’

Tenía muchas ganas de leer algo de Toussaint desde que leí varias reseñas de La verdad sobre Marie, pero me he estrenado con Hacer el amor. Sin palabras.

'Hacer el amor'

‘Hacer el amor’

Hacer el amor es la historia de una ruptura amorosa. Los protagonistas, una pareja que asiste confundida a la desintegración de su relación y hace el amor por última vez (¿cuántas veces será la última vez?) como si fueran unos completos desconocidos. La ciudad de Tokio es el escenario, casi irreal, del final de su amor. Habitaciones de hotel, neones, calles nevadas, seísmos de baja intensidad, trenes y una misteriosa botella de ácido clorhídrico que acompaña al protagonista en su camino hacia el final, el desamor.

Hay libros que es imposible que no remuevan por dentro, porque actúan como verdaderos resortes de cosas que estaban ahí latentes. Este es uno de esos libros. Y es que (casi) todos nos vemos alguna vez en la horrible situación que narra esta novela: en una relación rota que vive sus últimos momentos, con sus últimos encuentros sexuales… Aquí además, el escenario, un Tokio nevado lleno de cruces y luces de neón, sacudido por un terremoto (símbolo, probablemente, de las turbulencias de esa pareja), dota a la historia de una estética posmodernista que acentúa la sensación de soledad y de alienación. ¿Cómo podemos sentirnos solos en una de las ciudades más pobladas del planeta? ¿Cómo podemos sentirnos ajenos a todo, extranjeros en nuestra propia vida?

A veces resulta muy complicado dar ciertos pasos, decir adiós definitivamente, reconocer que el amor ha muerto… Eso es lo que le pasa a la pareja protagonista. Pero saben que es el fin. Saben que no hay solución, que el desamor ya ha llegado. Y hacen el amor por última vez. Así de sencillo y de duro al mismo tiempo. Como la novela: sencilla (se lee muy fácilmente) y dura (es de las que toca la fibra). Reconozco que me ha gustado muchísimo y que no le pongo ni un pero… Bueno, sí, que se hace demasiado corta.

Copié varias frases que me gustaron en el Tumblr. Mi favorita, quizá, la más optimista, la que describe un (casi) primer beso (en contraposición con ¿el último?):

¿A quién no le gusta prolongar ese momento delicioso que precede al primer beso, cuando dos personas que sienten cierta inclinación amorosa la una hacia la otra ya han decidido tácitamente que van a besarse (sus ojos ya lo saben, sus sonrisas lo intuyen, sus labios y sus manos lo presienten), pero difieren aún el momento de rozar con ternura sus bocas por primera vez?

Gran propuesta, cómo no, de la gran Stephen (thank you, dear!). Os la recomiendo con los ojos cerrados, es una auténtica delicia… ¿Alguien la ha leído? ¿Conocéis a Toussaint? ¿La verdad sobre Marie es igual de buena? Podéis comentar lo que queráis…

Un libro que recomendarías a ciegas (30 libros)

Hace mucho que no recomiendo a nadie un libro a ciegas, esto es, sin conocer sus gustos o de qué pie cojea… La última vez que lo hice propuse un libro que no tiene absolutamente nada que ver con el que he elegido para hoy (es curioso, porque recomendé Una comedia canalla, de Repila, una gamberrada muy loca que es casi lo opuesto a lo de hoy). Libro que recomendaría a ciegas ahora mismo: Mi planta de naranja lima, de Jose Mauro de Vasconcelos.

'Mi planta de naranja lima'

‘Mi planta de naranja lima’

De este libro he hablado ya en el blog, en la categoría sobre la amistad del anterior reto. Lo que no entiendo bien es por qué no he llegado a hacerle una reseña en condiciones… Veremos si en un futuro…

Andaba un poco perdida a la hora de elegir libro para hoy. Pero esta semana, hablando un día con mi amiga Mercedes (¡cómo la echo de menos por el reto!), me mencionó este libro que, casualidad, yo le regalé a ella en su día. Y ella se lo recomienda a todo el mundo. Pues lógico, porque es una auténtica preciosidad.

Eso sí, es una novela muy triste. Muy tierna, de esas que emocionan… pero terriblemente triste. Aun así, más que recomendable, una de las imprescindibles.

Y… ¡hasta aquí! Como este año nadie ha propuesto ideas para alargar el reto (menos mal), esto acaba aquí. Bueno, quedan vuestros comentarios de hoy, que espero impaciente… 😉 Tengo que admitir que estoy muy aliviada por acabar, porque este mes ha sido complicado. De hecho, mañana o pasado publicaré una entrada para explicar un par de cosas y alguna decisión que he tomado con respecto al blog (no, no lo cierro, aunque se me ha pasado por la cabeza). Así que, nos volvemos a leer mañana o pasado (y hoy en los comentarios: ¿qué libro recomendaríais a ciegas?).

Un libro que te haya asqueado (30 libros)

Que conste que, cuando planteé el reto, tenía un título pensado para hoy. Pero he cambiado. Y he cambiado porque, justo la noche antes de empezar todo este tinglado, acabé una novela que merece mucho la pena, a pesar de que, como dice la categoría de hoy, hubo momentos en que me repugnara bastante lo que estaba leyendo. Me estoy refiriendo a la novela de Michel Houellebecq Las partículas elementales.

'Las partículas elementales'

‘Las partículas elementales’

Houellebecq pasó del total anonimato al centro de debate público cuando, en 1994, su novela Ampliación del campo de batalla se convirtió en uno de los libros más vendidos del año gracias, simplemente, al boca a boca. Los no pocos enemigos que sembró entonces su humor sombrío, su implacable mal genio, esperaban en silencio su rápido declive. Houellebecq, una vez más, les sacó la lengua: Las partículas elementales fue el máximo fenómeno editorial francés de 1998, y la crítica se deshizo en elogios para este nuevo Aldous Huxley, el de Un mundo feliz, o para esta nueva versión de La montaña mágica de Thomas Mann, autores con los que fue comparado. La clave acaso hay que buscarla en uno de los poemas que Houellebecq publicó cuando aún no era nadie: «Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte (…) Hablad de la muerte y del olvido (…) Sed abyectos: seréis verdaderos». En Las partículas elementales toma forma definitiva el ataque frontal contra los protagonistas del 68, muchos de los cuales dominan hoy, desde todos los poderes —político, económico, periodístico—, el destino de Francia. La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros: Michel, prestigioso investigador en biología, especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado; y Bruno, también cuarentón, profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuoso del resentimiento. Encarnación consumada, en fin, de una sociedad en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo. Ambos han sido abandonados por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño. El humor de Houellebecq está más cerca de la risa desesperada que del fugacísimo regocijo del chiste. La novela, ambientada en el estricto presente, sucede como si las más pesadillescas parábolas de Kafka ya se hubieran hecho realidad, sin que nadie se haya dado cuenta.

Novela muy dura, pero que me gustó mucho a pesar de todo. Es de esos libros que te hacen darle vueltas al coco: la conclusión es tan desesperanzadora… (luego os copio un párrafo para que lo veáis). Es demoledor. Aun así, vuelvo a decir que me gustó mucho. Pero… sí que tiene fragmentos que me produjeron verdadera repulsión. No voy a entrar a valorar aquí si Houellebecq es un provocador nato sin más. Lo cierto es que en esta novela toca temas escabrosos y, a veces, con excesiva crudeza (incluso, un poco gratuita, según mi forma de ver las cosas). Lo que más asco me dio fue, sin duda, la descripción de los cuerpos mutilados de algunos bebés de los que habían abusado sexualmente. No puedo con esas cosas…

Os dejo el párrafo del que os he hablado. Preparaos para llorar, porque estamos solos y no hay esperanza…

El humor no nos salva; no sirve prácticamente para nada. Uno puede enfrentarse a los acontecimientos de la vida con humor durante años, a veces muchos años, y en algunos casos puede mantener una actitud humorística casi hasta el final; pero la vida siempre nos rompe el corazón. Por mucho valor, sangre fría y humor que uno acumule a lo largo de su vida, siempre acaba con el corazón destrozado. Y entonces uno deja de reírse. A fin de cuentas ya solo quedan la soledad, el frío y el silencio. A fin de cuentas, solo queda la muerte…

Después de estas alegrías, es vuestro turno. ¿Un libro que os haya asqueado? Nos leemos en los comentarios…



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