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Mis últimas lecturas (de julio a septiembre de 2015)

En la última entrada, me dediqué a comentar aquellos libros que leí durante la primavera pero de los que, por diversas razones, no había hablado en el blog. Hoy me toca meterme con el verano. Verano que, para mí, tiene un nombre propio: Karl Ove Knausgård. Ha sido un enorme descubrimiento, he caído rendida ante su escritura desordenada y reflexiva, me han encantado sus libros y, la verdad, tengo unas ganas locas de que salga la cuarta parte de Mi lucha. Pero, como no solo podemos vivir del noruego, hubo más libros. Algunos no me gustaron nada, aviso desde ya, aunque creo que mi estado de ánimo cuando los leí tuvo mucho que ver. Os voy explicando todo.

JULIO

En julio dejé tres novelas sin reseñar. De la primera, Le llamé Corbata, de Milena Michiko Flašar, sí va a haber reseña (a ver si me da tiempo a publicarla esta misma semana), así que la dejamos aparte por ahora. Hoy os hablo de las otras dos.

'Reina Lucía'

‘Reina Lucía’

E. F. Benson: Reina Lucía

Adorada por legiones de fans, inspiradora de una famosa serie de la BBC, Reina Lucía es la primera de la mítica serie de novelas de Mapp y Lucía, deliciosas sátiras sobre la pretenciosa y relamida burguesía rural británica. Reina Lucía nos presenta a la inimitable Emmeline Lucas (Lucía para los amigos), árbitro social y reina del pintoresco villorrio de Riseholme, que ve su trono peligrar con la aparición de Olga Braceley, una cantante de ópera sin escrúpulos. Para hacerle frente, contará con el apoyo de su fiel amigo, Georgie Pillson, un zangolotino de la mejor calaña, aficionado al cotilleo salvaje, al petit point y a las conversaciones en italiano macarrónico; o con su molesta vecina, Daisy Quantock, que revoluciona al pueblo entero cuando adquiere un «gurú» nativo de la India aficionado a las bebidas espirituosas de alta graduación, que introduce en la comarca la fiebre por el yoga. Reina Lucía es una novela deliciosa, ferozmente british, que incita a la risa desde la primera página con un humor que no tiene precio.

Muy divertida. Disfruté como una enana con las deliciosas tonterías de las pérfidas y en ocasiones malévolas vecinas de Riseholme. De hecho, estoy leyendo la segunda parte, así que, cuando la acabe (para eso habría que leer, que últimamente no lo estoy haciendo), os hablo de toda esta caterva de pijos británicos.

'Niveles de vida'

‘Niveles de vida’

Julian Barnes: Niveles de vida

«Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierta en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado, no obstante». El libro arranca con esta reflexión y en efecto reúne tres historias aparentemente inconexas que acaban mostrando secretos y sutiles lazos. Niveles de vida habla de la aventura de vivir, de los retos imposibles, del amor que todo lo desborda y del dolor de la pérdida. Y lo hace entretejiendo tres piezas independientes. La primera nos habla de los pioneros de la conquista del cielo con los globos aerostáticos y de las iniciales tentativas de fotografías aéreas realizadas por Nadar, aspirando a ser el ojo de Dios. La segunda historia retoma a un personaje de la anterior, el coronel británico Fred Burnaby (bohemio, aventurero y viajero, que murió en Jartum), del que se relata su pasión por la legendaria actriz Sarah Bernhardt. La tercera parte salta en el tiempo del siglo XIX al XX y de las historias ajenas a la propia: la muerte de su esposa. No es la primera vez que Julian Barnes experimenta con las formas literarias. En este caso la ruptura con la narrativa más tradicional está al servicio de una aventura literaria de gran calado: indagar, huyendo del sentimentalismo, en el dolor causado por la pérdida del ser amado, adentrarse con las armas de la gran literatura en el territorio de la aflicción. El resultado es un libro deslumbrante, que rompe las barreras de los géneros y consigue una hondura y una belleza iluminadoras.

Esta brevísima novela va de menos a más. De un comienzo que no me interesó mucho (por no decir casi nada) a un final de una lucidez y una belleza impresionantes. De nuevo la muerte del ser amado como tema central, pero tratado de una forma más pausada y, quizá, más reflexionada que otros títulos que inciden en ese tópico (me viene a la cabeza La muerte de la bien amada, de Marc Bernard, libro que os recomiendo con los ojos cerrados). Recomendable también el de Barnes. Y, si le dais una oportunidad y os pasa como a mí, que la primera parte os parece floja, seguid leyendo (además, es tan breve que tampoco va a suponer un gran esfuerzo).

AGOSTO

Agosto fue un mes de pesadilla para mí. Me pasó de todo, y casi nada bueno. Tuve mil problemas. La consecuencia más inmediata: que no dormí en todo el mes a cuenta del maldito insomnio. ¿Por qué os cuento esto? Porque los dos libros que quedaron sin reseñar en agosto los leí de madrugada, muerta de sueño pero sin poder dormir, y con el estado de ánimo que esa situación me crea. Vamos, que no sé si mi opinión es de fiar…

'El verano sin hombres'

‘El verano sin hombres’

Siri Hustvedt: El verano sin hombres

Cuando Boris Izcovich dijo la palabra «pausa», Mia Fredricksen, de cincuenta y cinco años, enloqueció. Porque lo que deseaba su marido era una pausa en su matrimonio, después de treinta años sin adulterios y una hija encantadora. Hay que decir que la «pausa» de Boris es francesa, compañera de trabajo, joven y con buenas tetas. Pero la locura de Mia no fue más que una breve psicosis, y ese verano regresa a Bonden, la ciudad de su infancia, donde aún vive su madre en una residencia para ancianas activas e independientes. Mia alquila una casa, se relaciona con sus vecinos, una joven recién casada con dos niños y un marido que le despierta sospechas de maltrato, y visita a su madre y a su grupo de amigas. Recupera los recuerdos de su infancia, y descubre algunos secretos de la femineidad de otras generaciones. También dirige un taller de poesía con un grupo de estudiantes. Y con todos estos incidentes, historias y vidas, Mia urde esta veloz, brillante comedia feminista, de inesperado final…

Menudo puerro… ¡Me pareció un horror! No me gustó nada: ni los personajes, ni las situaciones, ni la forma en que está escrita. Nada. El misterio de esta novela, para mí, es por qué demonios la acabé, porque no merece en absoluto la pérdida de tiempo. Por cierto, ya he olvidado el «inesperado final». Muy inesperado e impactante no sería…

'La casa de las miniaturas´

‘La casa de las miniaturas´

Jessie Burton: La casa de las miniaturas

Un día de otoño de 1686, una joven de dieciocho años llama a la puerta de una casa señorial en el barrio más acomodado de Ámsterdam. Nella Oortman se ha trasladado del campo a la ciudad para convivir con su marido, Johannes Brandt, un hombre maduro y distinguido comerciante que habita en la mansión en compañía de su hermana soltera y rodeado de fieles servidores. Como regalo de boda, Johannes obsequia a su flamante esposa un objeto muy de moda entre la gente pudiente de la época: una réplica de su propia casa en miniatura, que Nella deberá poblar con las figuras creadas por una desconocida miniaturista que ha encontrado por azar. Sin embargo, poco a poco, el amable pasatiempo se irá transformando en la clave de una serie de inquietantes revelaciones que conducirán a Nella a desenmascarar los secretos más oscuros de los actuales moradores de la casa —incluido su marido—, arrojando luz sobre los peligros que amenazan la supervivencia de su nueva familia.

Relato vibrante de ambiciones íntimas y sueños traicionados, La casa de las miniaturas logró un formidable éxito comercial en el Reino Unido —más de cien mil ejemplares vendidos—, fue galardonada con el National Book Award y nombrada Libro del Año por las librerías Waterstones. Con admirable precisión, la autora recrea el ambiente de Ámsterdam a finales del siglo XVII, un mundo áspero y riguroso donde los gremios burgueses se enfrentaban al fanatismo religioso y la intransigencia del poder establecido. Una lectura inolvidable.

Esta novela tiene mucha más miga de la que parece en un principio. Pensé, no os voy a engañar, que iba a ser una lectura ligera, ideal para la playa y mis noches en vela, pero me equivoqué un poco. A ver, sí que es una novela ligera, muy fácil de leer y que cumple mis requisitos de libro de playa; no obstante, el fondo es bastante más enjundioso del que yo me había imaginado. El problema: si sigo hablando, os destripo todo, y no es lo más deseable. Así que, solo voy a decir que, tras una trama en apariencia insulsa (luego no lo es), hay una crítica feroz a la sociedad de la época (con problemas aún vigentes en nuestro siglo) y una defensa a ultranza del papel de la mujer como elemento crítico y fundamental en esa sociedad. Lo menos interesante: la casa de las miniaturas que da el título a la novela. Lo más: los personajes, algunos, como el de la cuñada, realmente bien dibujados. Si queréis una lectura entretenida pero que va un poquito más allá, La casa de las miniaturas es una buena elección.

SEPTIEMBRE

'La vida de las paredes'

‘La vida de las paredes’

Sara Morante: La vida de las paredes

La vida de las paredes es la historia de un caserón de principios de siglo XX y de sus habitantes, una peculiar comunidad de vecinos que comparten sus vidas en torno a una escalera.

Sara Morante dibuja retratos de tinte surrealista enmarcados en un realismo casi costumbrista a través de un diálogo muy potente entre texto e imagen. Escenas muy visuales, un tanto oníricas, que se engarzan para crear una historia común: fotografías o cuadros que hablan durante la noche y se deslizan de un marco a otro, gárgolas perversas que cobran vida, una joven famélica desplumando a un jilguero para comerse hasta los huesos, una mujer que envuelve a su feto entre el hule sucio y paños de cocina…

Las paredes tienen vida y Sara Morante sabe poner palabras y color a un mundo insólito en este libro que incluye más de treinta ilustraciones. La vida de las paredes muestra el talento de la gran ilustradora en su máxima expresión.

También hablé de La vida de las paredes en el último reto, pero entonces no lo había leído. ¿Qué puedo decir de esta preciosidad? Que es una auténtica exquisitez y que, aunque conocía la faceta de Sara como ilustradora, su vena de escritora me ha sorprendido para muy bien. Espero hablaros de La vida de las paredes con más calma. Pero quedaos con que es una auténtica joya de libro.

Y hasta aquí las lecturas de las que tenía pendiente hacer una mención en el blog. En octubre apenas he leído nada, aunque creo que me va a dar tiempo a ponerme las pilas estos días que quedan y disfrutar de un libro que tengo entre manos y me está pareciendo una maravilla (bueno, tengo tantos libros al retortero en este momento que no sé cómo lo estoy haciendo; a ver si voy acabando algo).

Os toca. ¿Qué habéis estado leyendo últimamente? ¿Alguien ha leído algo que verdaderamente le haya llamado la atención y merezca la pena? ¡Compartid! Tenéis los comentarios abiertos.

Mis últimas lecturas (de marzo a junio de 2015)

En primer lugar, perdonad que no haya actualizado en tanto tiempo. No he podido. Digamos que, a veces, la vida 1.0 es tan intensa (para bien y para no tan bien, aunque reconozco que ha habido más de lo primero) que las veinticuatro horas del día no dan para nada más. Y el blog, ya os lo conté hace unos meses, dejó de ser una obligación hace tiempo para no volverme loca. Pero no lo tengo abandonado. Como parece que, de nuevo, todo está asentado y regreso a mi «rutina» (si es que tengo alguna), intentaré actualizar al ritmo habitual cuanto antes. Y ahora dejemos mi vida a un lado y hablemos de libros, que es a lo que hemos venido. 😉

Me he dado cuenta de que este año he leído unos cuantos libros de los que no os he comentado nada. Así que he pensado en recopilar todo lo que ha caído en mis manos entre marzo y junio (lo anterior, lo tenéis aquí; en otra entrada me dedicaré a las lecturas de julio-septiembre) y hablaros sobre novelas de las que no hay (ni va a haber en algunos casos) reseña en el blog. Pues allá vamos:

MARZO

'La buena vida'

‘La buena vida’

Sara Fratini: La buena vida

En marzo solo se quedó sin comentario La buena vida, de Sara Fratini. Es un libro que se lee en un tris, dirigido a un público eminentemente femenino. Historias en blanco, negro y rosa que miran la vida con optimismo. Para mi gusto, y aunque me hizo sonreír en más de una ocasión, es excesivamente buenrollista, todo es muy guay y da la sensación de que va a aparecer una frase de Mr Wonderful en cualquier momento. Si queréis un libro tierno y positivo, ¡a por él!

 

ABRIL

MAYO

En mayo dejé un par de libros en el tintero.

'Apropiación indebida'

‘Apropiación indebida’

Lena Andersson: Apropiación indebida

«La felicidad raramente se encuentra en la experiencia misma de la felicidad. Su hábitat natural, y casi exclusivo, es la expectativa de la felicidad».

Ester Nilsson es una poeta y ensayista de treinta y un años que vive resguardada en el mundo de las ideas y de una relación sin sorpresas. Un día de junio recibe una llamada telefónica: es invitada a dar una conferencia sobre el célebre artista Hugo Rask, quien, cuando llega el momento, la escuchará hechizado entre el público. Al final del acto Ester y Hugo se presentan y conversan. Ese encuentro aparentemente inocente da origen a una singular historia de amor… o de obsesión. ¿Dónde están los límites entre una y otra? Apropiación indebida se convirtió en un fenómeno en ventas en Suecia y encendió la polémica sobre un tema insólito: el amor. Cáustica y deslumbrante como las historias de Ingmar Bergman.

Esta novela es una disección con bisturí de un enamoramiento que va pasando por distintas fases de una relación muy tóxica. Tengo que admitir que no hablé del libro en su día porque me dejó mal. El estilo es frío, con una pretendida objetividad que observa todo desde la distancia. Aun así, hay párrafos que inciden donde más duele. Hay segunda parte en marcha, que no sé si leeré por el mal cuerpo y las comeduras de tarro que me dio esta. La cubierta, por si os resultan familiares esos trazos y esos colores, es de Paula Bonet.

'Trenes rigurosamente vigilados'

‘Trenes rigurosamente vigilados’

Bohumil Hrabal: Trenes rigurosamente vigilados

Trenes rigurosamente vigilados, la novela más conocida de Bohumil Hrabal, es una divertida y entrañable historia sobre la resistencia frente al invasor alemán durante la Segunda Guerra Mundial, protagonizada por los empleados de la estación de tren de un pequeño pueblo checoslovaco. El descubrimiento del amor y del deseo están presentes en la narración del despertar al mundo adulto del aprendiz y verdadero héroe de la novela, que sigue los pasos del hedonista factor de la estación tras la atractiva telegrafista. La ingenua humanidad que transmiten estos personajes se convierte en solemne cuando su forma de entender la vida, de entender lo que es un hombre, los lleva a rebelarse ante el invasor no ya con la palabra y la ironía, sino arriesgando su vida. Una imprescindible y sabia reflexión sobre lo que significa ser humano.

Esta novela me dejó sentimientos encontrados, quizá por eso no he comentado nada sobre ella aún. Me pareció tierna, amena, profunda en ocasiones… pero esto no es Una soledad demasiado ruidosa, la obra de Hrabal que leí hace un par de años y me encandiló. De todas formas, es una gran novela y no me perdono no haberla recomendado antes.

JUNIO

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‘Noches blancas’

San Petersburgo, su luz, sus casas y sus avenidas son el escenario de esta apasionada novela. En una de esas «noches blancas» que se dan en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano, un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha a la orilla del canal. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará las tres noches siguientes, noches en las que ella, de nombre Nástenka, relatará su triste historia y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.

En realidad, sí que hablé de esta joyita en su día, pero se quedó enterrada entre los libros del último reto, así que he decidido rescatarla. Enlazo, de nuevo, a la entrada que le dediqué en junio. Un paseo por el alma humana de la mano de uno de los más grandes. Maravillosa. Y la edición de Nórdica, ilustrada, un lujo.

Y con esto cubro la primavera… Los libros de este verano, en otra entrada (espero no demorarme demasiado). Perdonad, de nuevo, las tres semanas sin actualizaciones del blog. Espero organizarme mejor y que no vuelva a ocurrir. Me podéis echar la bronca en los comentarios si queréis… 😉

La risa de Bilbao 2015

Esta semana comienza en Bilbao el Ja! Bilbao, un festival que celebra el sentido del humor en distintas expresiones artísticas, sobre todo en literatura (aunque no solo; de hecho, el premio especial de este año es para el cineasta Fernando Trueba). Os podría contar todo lo que está previsto, pero casi mejor os dejo el enlace a su página web, donde podéis encontrar el programa completo. Así, de lo que recuerdo (estoy escribiendo de memoria), estarán Kiko Amat (jueves 1), Milena Busquets y Fernando Marías (viernes 2), Juan Bonilla y Eduardo Mendicutti (jueves 8), Fernando Aramburu y David Trueba (viernes 9), Manuel Jabois (sábado 10), etc. Tenéis los lugares y las horas en el programa, así que os invito a que lo consultéis.

Y, aunque intentaré ir algún que otro día (depende de muchas cosas que me acerque), tengo que admitir que este año el programa me convence solo a medias y que echo mucho en falta a las figuras internacionales de la literatura a las que este festival nos tenía (mal)acostumbrados. Sin ir más lejos, el año pasado estuvieron Carrère (tan a la última en este momento), Echenoz y mi admiradísimo Julian Barnes (entre otros). A ver si el año que viene vuelven a traer a gente de fuera (sin menospreciar a quienes se van a acercar este año, que seguro que hay charlas de lo más interesantes, pero a mí se me queda un poco cojo).

¿Soléis acudir al Ja! Bilbao? ¿Os convence este año? ¿Os vais a acercar? Tenéis los comentarios a vuestra disposición…

Karl Ove Knausgard: ‘La isla de la infancia’

Después de meterme de lleno en los dos primeros volúmenes que componen Mi lucha, el proyecto de Karl Ove Knausgård, decidí reposar un poco su lectura y dejar el tercero para más adelante. No he podido aguantar más y lo he devorado apenas dos meses después. Pensaba que La isla de la infancia no me iba a gustar tanto como los anteriores: qué equivocada estaba. Y ahora aquí me hallo, como una yonqui, queriendo más.

'La isla de la infancia'

‘La isla de la infancia’

La memoria no atiende al orden cronológico. Avanza, retrocede, se remansa; guarda reposo y, por sorpresa, sin que conozcamos el motivo, se aviva de nuevo, como si la impulsara una súbita iluminación. Es en las mil direcciones en las que se dispara por las que se interna con pasmosa exactitud Mi lucha, el monumental ejercicio de realismo autobiográfico de Karl Ove Knausgård, guiado por «una especie de oído absoluto de los recuerdos». Y, de todas ellas, La isla de la infancia (el esperado tercer volumen de su novela) arranca situándonos en la isla de Tromøya en el verano de 1969, donde un Karl Ove de ocho meses llega en un carrito empujado por su madre.

Desde allí, desde el centro de los inmensos bosques cargados de promesas y misterios (el escenario predilecto de las exploraciones del pequeño Karl Ove, descrito con meticuloso detallismo, objeto de una permanente fascinación), se despliega un zigzagueante y encendido recuento de experiencias y descubrimientos. La felicidad de la escuela y el esfuerzo por encontrar encaje en ella; las recompensas y fricciones de la amistad; la excitación de la vida al aire libre, con sus travesuras y juegos; el descubrimiento de la cara más luminosa y la más amarga del amor; los temores y alegrías; la ropa, la lectura, la música, el deporte; la familia, la familia por encima de todo, con sus dos figuras antagónicas, difuminada una, omnipresente la otra: la serena confortabilidad de la madre frente al terrorífico autoritarismo paterno, siempre vigilante, dispuesto a examinar y sancionar con violencia cualquier desliz.

He aquí los materiales con los que, cerrando el foco y diseñando una voz que se acerca con la mayor veracidad a la experiencia infantil y su cosmovisión, se compone la entrega más dinámica, directa, compacta y magnética de una empresa literaria imperecedera; un combate inclemente y exitoso, de una sinceridad y crudeza tan descarnadas como inusuales, contra lo más complejo del recuerdo, la existencia, la identidad.

La voz infantil de Karl Ove me ha encandilado. Porque aquí no estamos escuchando al adulto padre de familia. No. Estamos escuchando a un niño que va creciendo hasta casi llegar a la adolescencia. Pasamos de hijo que se ocupa de su padre, a padre y, ahora, a hijo (niño). Sí que hay alguna reflexión del Karl Ove adulto, pero, por encima de todo lo demás, está la personalidad chispeante, tierna y todavía inmadura de Karl Ove. ¡Qué complicado lograr esto, en serio! Con la misma prosa sencilla de recuerdos que se yuxtaponen de las otras novelas, La isla de la infancia es una vuelta a esa etapa de la vida en que todo es exploración y descubrimiento.

Karl Ove nos habla sobre su vida: la escuela (donde destaca como un muy buen estudiante, sobre todo a la hora de escribir redacciones), los amigos, los deportes, las excursiones, el descubrimiento de la música y los libros, el sexo, las travesuras (hay momentos realmente hilarantes), los primeros amoríos… Pero, entre todas las cosas, destaca la familia, tan importante en la vida de Karl Ove. Una vida familiar marcada, por un lado, por la admiración que siente por su hermano mayor, Yngve; y, por otro, por la relación que mantiene con sus padres. Karl Ove siente pavor de su padre. Un padre autoritario, exigente y poco comprensivo con el niño sensible y temeroso que tiene por hijo. Castigos, gritos e, incluso, palizas son la tónica habitual de una relación que quienes hemos leído la primera parte de Mi lucha ya conocíamos, aunque probablemente no con la hondura que proporciona esta tercera. No puedo dejar de sentir una lástima tremenda por Karl Ove. En contraposición, la madre. Una madre casi ausente, primero en la narración (el Karl Ove adulto explica esta ausencia) y luego en la vida de Karl Ove. El temor al padre frente al refugio, el hogar y el cariño de la madre.

No os voy a contar más (no he contado nada, que conste). Yo no sé por qué no estáis todos leyendo a Knausgård y hablando conmigo sobre él todo el tiempo. En serio, es de lo único que quiero hablar estos días. Estoy maravillada con esta obra, maravillada con el autor (creo que siento una especie de amor platónico por él, sobre todo después de pasarme media tarde el otro día viendo entrevistas suyas en Youtube: es lo que tiene estar pachuchilla en casa) y, de verdad, es mi tema de conversación favorito ahora mismo (por si no os habíais dado cuenta quienes me seguís por Twitter). Así que, llenadme los comentarios con opiniones sobre Karl Ove, por favor. ¿Lo habéis leído? ¿Os llama la atención? Prometo contestar… 😉

Y una última cosa: señores de Anagrama, saquen ustedes el cuarto volumen ya, por favor, que lo necesitamos.

Jean-Philippe Toussaint: ‘Fuir’

No tengo costumbre de hablar en el blog de los libros que leo en inglés o francés (o lo que sea), sobre todo cuando no hay edición en español. Pero cuando me encuentro una novela tan extraordinaria como Fuir, de Toussaint, debo hacer la excepción. Y ya voy a aprovechar para hablar de alguna cosa más… 😉

'Fuir'

‘Fuir’

Pourquoi m’a-t-on offert un téléphone portable le jour même de mon arrivée en Chine ? Pour me localiser en permanence, surveiller mes déplacements et me garder à l’œil ? J’avais toujours su inconsciemment que ma peur du téléphone était liée à la mort – peut-être au sexe et à la mort – mais, jamais avant cette nuit de train entre Shanghai et Pékin, je n’allais en avoir l’aussi implacable confirmation.

En el último reto os conté la historia de esta novela. Forma parte de la tetralogía de Marie, pero no está publicada en español. En español podemos disfrutar de la primera, Hacer el amor, de la editorial Siberia, y de la tercera, La verdad sobre Marie, editada por Anagrama. Pero esta segunda, Fuir, y la cuarta, Nue, no están en castellano. Y, como estoy en pleno idilio con Toussaint otra vez (y con Knausgård, del que os hablaré de nuevo muy pronto), tenía que leer las que me faltaban.

Me ha encantado. No llega a la excelencia de Hacer el amor, pero esto es literatura con mayúsculas. Por la sutileza, por el dominio a la hora de describir las situaciones y las emociones, por el simbolismo; por el ritmo, por la palabra justa en cada ocasión… Una delicia de leer.

Y, si tengo que elegir, me quedo con dos elementos de la novela. Por un lado, las descripciones del lenguaje corporal, tan importante siempre pero, sobre todo, cuando los personajes apenas se entienden al hablar. Todo el flirteo con Li Qi, tanto en el tren como, por ejemplo, cuando Li Qi coloca estratégicamente su mano sobre la barra de la bolera, es memorable. Y, por otro lado, me debo quedar con la llamada de la que habla la sinopsis, esa llamada unida tanto al sexo como a la muerte. Hay llamadas después de las cuales nada vuelve a ser igual, todo cambia. Esta es una de ellas. Y la escena es intensa, emotiva y conmovedora.

Por cierto, un apunte para los bilbaínos. Hace cosa de semana y media estuve en la librería Cámara y había dos ejemplares de Hacer el amor, la primera de las novelas, esperando en la estantería (estaban muy a la vista, además). El viernes me encontré con Javier Cámara justo antes de un concierto y me comentó que aún no se han vendido. No sé a qué esperáis para haceros con uno de ellos (os prometo que no os vais a arrepentir).

[Inciso sobre el concierto en el que me encontré con Javier. ¡¡¡Qué enormes los Standstill el viernes en el Antzoki!!! Increíbles, fue un conciertazo. A pesar de que yo el viernes no me encontraba muy bien (estaba dopadísima y sin ganas de nada), lo disfruté muchísimo (y se me olvidaron los males durante todo ese rato). ¡Mil gracias desde aquí a la persona que me los descubrió, que ya sabes quién eres…! ¿Tendré que sacar ejemplos para entradas sobre gramática de las canciones de Standstill? 😉 Y, otro apunte sobre el posconcierto para H.: adivina qué sonó en el coche según nos montamos el sábado. Sí, la canción de Los Planetas que no parabas de tararear, porque era esta, ¿verdad?].

Acabado el inciso, vuelvo a Toussaint. Tenéis que leerlo, en serio, es de los imprescindibles. Y si queréis leer Fuir pero no os atrevéis con el francés, está publicado en gallego… (aunque me comentaron que la traducción no es muy buena).

Como siempre, podéis comentar lo que queráis…

Pierre Lemaitre: ‘Vestido de novia’

Quería un libro sin muchas complicaciones para leer en la playa sin que se me recociera el cerebro y justo cayó en mis manos este de Pierre Lemaitre, Vestido de novia. Aunque no me pareció una obra de arte, cumplió con creces su cometido de entretenimiento playero.

'Vestido de novia'

‘Vestido de novia’

Sophie Duguet, la protagonista de esta novela, no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones y es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor…

Debo confesar de antemano que este tipo de novela no es, ni mucho menos, de mis favoritos: la novela negra no es lo mío. Pero me hablaban tan bien de Lemaitre que quería leer algo suyo. No sé si elegí la mejor o la peor de sus obras, pero lo que sí os puedo decir es que, aunque me pareció una novela muy irregular, hacía tiempo que no pasaba tanto miedo con algo.

Es tremendamente complicado hablar de una novela así sin desvelar ningún detalle de la trama (que, por definición, debería sorprendernos), por lo que solo voy a comentar un par de cosas. En primer lugar, he dicho que la novela es irregular: algunos hechos no se sostienen, por lo inverosímil. Además, algunos giros me parecen tramposos. Y el final es flojete, para qué negarlo. Si alguien ha leído la novela y quiere que le cuente en privado qué elementos me chirrían, solo tiene que decírmelo. En segundo lugar, debo admitir que la atmósfera de thriller (y el consiguiente enganche al texto, porque quieres ver cómo va a seguir mientras te mueres del miedo) está muy bien conseguida. Es como si notaras todo el tiempo que la siguiente página va a ser aún más terrible, porque retumban los pensamientos del psicópata.

No descarto volver a leer a Lemaitre si cae otra de sus novelas en mis manos. Me dicen que esta no es precisamente la mejor; no obstante, a pesar de que, repito, no me pareció ninguna obra de arte, sí que me enganchó y la devoré en dos sentadas. ¿Se le puede pedir más a un libro que eliges para la playa? Yo creo que no.

¿Habéis leído a Lemaitre? ¿Cuál os parece su mejor novela? (No me digáis que es esta, por favor). Os espero, si queréis hablar de Lemaitre o de Vestido de novia, en los comentarios.

Karl Ove Knausgard: ‘Un hombre enamorado’

Hace unos días os hablé de la primera parte del macroproyecto a lo Proust del noruego Karl Ove Knausgård, La muerte del padre. Hoy os traigo mis impresiones sobre la segunda, Un hombre enamorado, que debo admitir que me ha gustado aún más si cabe.

'Un hombre enamorado'

‘Un hombre enamorado’

De ser hijo a ser padre. Este es el paso del autor en la segunda parte de las seis que conforman Mi lucha, esa inmensa novela autobiográfica que la crítica ha descrito como «un proyecto demencial que solo los verdaderos genios pueden alcanzar». Karl Ove deja a su mujer y se marcha a Estocolmo. Allí se hace amigo de Geir, otro noruego, intelectual y fanático del boxeo. Y vuelve a encontrarse con Linda, una poeta que le había fascinado en un encuentro de escritores y que será su segunda mujer. Su mundo cambia mientras él escribe y cuenta cómo es volverse a enamorar, los goces y los engorros de la paternidad, la necesidad de escribir, la cotidianeidad de la vida en familia o el cómico fracaso de sus vacaciones, la humillación de las clases de preparación al parto, las peleas con los vecinos… Knausgård escribe con una veracidad punzante sobre los instantes que componen una vida, la de un hombre que anhela con igual intensidad la soledad y el amor.

Hay un salto como de diez años entre el final de La muerte del padre y el comienzo de Un hombre enamorado. A Karl Ove le han pasado cosas muy importantes en su vida: ha dejado a su mujer Tonje, se ha ido a vivir a Suecia, ha conocido a Linda y tiene tres hijos con ella. En este tiempo también ha empezado a publicar y sigue escribiendo. Echa un poquito para atrás y lo que tenemos en Un hombre enamorado es la aventura vital de Karl Ove desde el momento en que se muda a Estocolmo hasta ese «presente» con tres niños y una idea de proyecto literario en la mente.

Hay varios temas que vertebran toda la novela (y la vida de Karl Ove). Uno es la escritura en sí, importantísimo. Su deseo de escribir, cómo se siente al escribir, charlas con otros amigos escritores plagadas de reflexiones (algunas de lo más interesantes, otras un poco más ajenas para quienes no conocemos el mundo editorial escandinavo…) y una cierta preocupación por la imagen que da a los demás de sí mismo, tanto en su escritura (que vive como una auténtica liberación: es feliz escribiendo) como en la promoción de sus libros (dice que jamás dan una imagen siquiera cercana de sí mismo; desde luego, después de estas novelas, espero que ya no tenga estos problemas, porque las novelas son un desnudo completo, se despoja de absolutamente todo, cuenta todo tal cual). Sobre todo destaca su obsesión por la soledad para escribir, que choca de manera frontal con su vida como padre de familia. Le es muy complicado conjugar ambos aspectos. No puede escribir si tiene que cuidar a su hija Vanja (la mayor y cuyos primeros años son el centro de la novela) y no puede ocuparse de su familia cuando se enclaustra para escribir, lo que desemboca en constantes crisis de pareja.

Pero el libro se titula Un hombre enamorado y, obviamente, es por algo. La novela es, por encima de todas las cosas, la historia de una pareja, la de Karl Ove y Linda, con sus momentos buenos y sus momentos malos. Karl Ove nos cuenta cómo conoció a Linda y cómo se reencuentra con ella en Estocolmo años después. La negativa de ella a tener algo con él en un principio. El acercamiento paulatino de ella cuando años después Karl Ove se muda a Estocolmo. Una especie de cortejo algo extraño (pero bonito), plagado de inseguridades. La explosión de alegría cuando por fin se juntan (si la primera noche con alguien que me gustara muchísimo, él me dijera lo que Karl Ove le dice a Linda, me muero allí de amor directamente). La felicidad contagiosa y eufórica de los primeros seis meses de relación. El comienzo de las crisis. El primer embarazo. El nacimiento de Vanja. Más crisis. Solución a las crisis. La decisión de tener a Heidi y a John después de Vanja (e, incluso, otro más, que no aparece en la novela, porque es anterior a su nacimiento, pero ya van por cuatro). Vida de pareja y vida de familia. Las suegras. Las compras en el supermercado con el carrito. Los problemas con la loca de su vecina. Escenas cotidianas que les sonaran mucho a todos los padres de familia. La vida, en definitiva. La construcción de una pareja y una familia, paralela a la construcción de una novela.

Y hay un tema que sobrevuela toda la novela y que me ha hecho muchísima gracia, quizá por desconocimiento sobre las culturas escandinavas. Resulta que los suecos y los noruegos no se llevan del todo bien. Y él es un noruego que vive en Suecia. A pesar de que las relaciones entre ambos países son muy habituales y comparten mucho (hasta el idioma es muy parecido), las formas de ser y la idea del otro son muy distintas y hay una especie de rivalidad entre ambos países muy presente en la novela y que, creo, los extranjeros miramos con curiosidad y diversión.

En Un hombre enamorado, de nuevo nos encontramos con una escritura algo desordenada, propia de quien va recordando y una anécdota le lleva a la siguiente. Lo único que puedo deciros es que engancha. Al leer, al menos yo, tuve todo el tiempo la sensación de «querer saber más». Y, la verdad, no quiero contar más (apenas he dicho nada). Coged el libro y leedlo. Se puede leer independientemente de La muerte del padre, aunque yo os recomendaría la lectura de ambas novelas. Aun así, si esta os apetece mucho, ¡a por ella! Quizá aparecen personajes y no sabéis muy bien quiénes son en algún momento (Tonje, la exmujer; Yngve, el hermano), pero no conocerlos no entorpece la lectura.

Y reconozco que ya estoy deseando meterme con la tercera, La isla de la infancia, pero voy a esperar un poco. ¿Alguien ha leído a Knausgård? ¿Alguien comprende mi enganche? ¡A los comentarios! 😉

Lecturas vacacionales

Con las vacaciones a la vuelta de la esquina (quedan muy poquitas entradas, ya programadas por cierto, antes de que le dé unas vacaciones al blog; os avisaré), se me ha ocurrido que podría contaros qué tengo pensado leer en estos días de descanso y luego, si os apetece, podéis compartir vosotros vuestros planes lectores.

Que conste que esto no son recomendaciones, porque ni los he leído; de hecho, ni siquiera tengo certeza de que vaya a leer todos o de que no se me cruce alguna otra cosa por el camino. Pero, de momento, esta es la lista de libros que quiero manejar estos días:

  • Karl Ove Knausgård: La isla de la infancia. Con el enganche que tengo con Knausgård, es obvio que acabaré sucumbiendo de nuevo a él, a pesar de que me había prometido leer este libro más adelante, dejar reposar todo un poco y, así, no tener que esperar tanto para la cuarta entrega (que ni siquiera he mirado cuándo sale). Esta tercera se centra en la infancia de Karl Ove.
  • Milena Michiko Flašar: Le llamé Corbata. Esta novela, muy breve por cierto, la tengo empezada y me está gustando muchísimo. Tengo subrayados un montón de párrafos. Narra el encuentro de dos personas muy solas/solitarias (no sé bien aún cómo calificarlas). Os hablaré de ella segurísimo a la vuelta de las vacaciones, porque, al menos lo que llevo leído, me está pareciendo una pequeña joya.
  • Jean-Philippe Toussaint: Fuir. Quienes me seguís habitualmente (y seguisteis el último reto), sabréis que Toussaint me parece sublime. Y tenía muchas ganas de hacerme con las dos novelas de la tetralogía de Marie que me quedan por leer (y que no están traducidas al castellano). Pues ya las tengo, así que este verano leeré casi con toda seguridad Fuir (segunda parte de las cuatro). Si me da tiempo, también caerá Nue (la cuarta).
  • E. F. Benson: Reina Lucía. Me apetece muchísimo leer algo divertido. Me recomendaron la serie de novelas de Mapp y Lucía, así que voy a empezar con la primera, que es esta Reina Lucía. Si me gusta, seguiré con las otras dos (Mapp y Lucía y La señorita Mapp). Me han dicho que me voy a reír todo y más, así que tengo muchas ganas de empezar con ellas. Además, están en Impedimenta… Queda todo dicho.
  • Julian Barnes: Niveles de vida. Tengo varias novelas de Barnes (que sabéis que es otra de mis debilidades) en mi interminable lista de pendientes, pero creo que le voy a hincar el diente a esta, porque asistí a una charla donde hablaba de ella y me quedé con el runrún de que tenía que leerla.
  • David Shields y Shane Salerno: Salinger. Si me diera tiempo, me gustaría echarle un ojo a esta biografía de Salinger. Me han hablado maravillas de ella. Si no, la dejaré para más adelante.
  • Teru Miyamoto: El río de las luciérnagas. Esto son dos nouvelles. Hacía mucho que no leía nada japonés (con lo que me suele gustar) y no me pude resistir con este libro. Dicen que recuerda a Banana Yoshimoto (de la que he leído varios libros y todos me han encantado) o al Murakami de Tokio Blues (el que más me gusta). Entre Le llamé Corbata y este, creo que el pabellón de lo asiático queda alto este verano para mí.

Tengo algún libro más apuntado, pero creo que ya me he pasado. No sé si conseguiré leer tanto. De todas formas, no prometo seguir la lista a rajatabla, quizá me encuentre con algo maravilloso por ahí y deje cosas en el tintero. Quedarme corta… lo veo difícil (más que nada, porque no me voy a pasar las vacaciones solo leyendo, habrá que hacer más cosas). 😉

Y vosotros, ¿qué tenéis planeado leer estas vacaciones? ¿Queréis compartirlo? ¿Algún título que debería meter en mi lista de manera impepinable? Tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Laurie Colwin: ‘Tantos días felices’

Si os gustan las historias amables con final feliz, Tantos días felices, de Laurie Colwin, podría ser vuestro libro del verano.

'Tantos días felices'

‘Tantos días felices’

Guido y Vincent son amigos desde niños, estudian en Cambridge (Massachusetts) y comparten sueños: Guido quiere escribir poesía y a Vincent le gustaría ganar el Premio Nobel de Física. Cuando Guido se encuentra con la extravagante Holly a la salida de un museo se enamora perdidamente de ella, pero presiente que no tendrán una relación fácil. Vincent, más abierto y alegre, conoce a Misty en el trabajo y, aunque ella es una misántropa terrible, estaría dispuesto a darlo todo por salir con ella. A través de las relaciones de estos personajes, de sus cortejos, celos, rupturas y reconciliaciones en el Nueva York de finales de los setenta, Tantos días felices retrata a cuatro personas inteligentes y bienintencionadas que no pueden dejar de creer en el amor. Una maestra en la narración de sentimientos y relaciones afectivas, Laurie Colwin es uno de los secretos mejor guardados de la literatura norteamericana. Su prematura muerte en 1002 le privó del éxito que sin duda merecía; aun así, el número de devotos de sus peculiares comedias de costumbres no ha dejado de crecer desde entonces.

Vaya por delante que a mí este libro no me ha entusiasmado. A ratos me ha aburrido soberanamente y a ratos diría que «está bien», sin más. Es la típica lectura amable y sin pretensiones, buen libro de playa, por ejemplo (solo que yo no lo leí en la playa). ¿Cuál es, para mí, el problema de Tantos días felices? Los personajes. Son todos tan raros, están llevados tan al límite, que más que personajes parecen caricaturas (sobre todo ellas). Y no me refiero únicamente a los integrantes de las dos parejas protagonistas, sino también a todos a su alrededor: la secretaria, la prima, el primo, el profesor y su alumna… Todos personajes con formas de ser y actuar excesivamente extremas (más aún con el tema que se está tocando).

Eso sí, a quienes les gusten las historias de amor felices (y sin complicaciones, porque la máxima complicación es que ellas son raras las dos, pero forma parte de su «encanto») este libro les puede gustar mucho, porque tampoco son historias de amor al uso, sorprenden un poco. Pero ya. Desde luego, poso no deja la novela.

No sé si alguien habrá leído Tantos días felices y compartirá mi opinión. Tanto si os ha gustado como si no, o si os llama la atención, podéis dejar un comentario si queréis y hablamos sobre ello.

Karl Ove Knausgard: ‘La muerte del padre’

Aunque leo de forma muy caótica y desordenada, intercalando varios libros a la vez y demás, sí que tengo una regla que intento cumplir porque creo que es buena para mi salud mental: no leer dos libros seguidos del mismo autor. Sé que parece una tontería, pero para mí no lo es. A veces tan solo meto un par de capítulos de otro escritor entre libro y libro, pero eso ya me sirve para «salir» del mundo del autor en cuestión. Bueno pues, con Karl Ove Knausgård, me he saltado mi propia regla. Según acabé La muerte del padre, cogí Un hombre enamorado. No pude evitarlo, me tiene totalmente enganchada.

'La muerte del padre'

‘La muerte del padre’

Karl Ove Knausgård está luchando con su tercera novela casi diez años después de que su padre se emborrachara hasta morir. Quiere que sea una obra maestra, pero le atormentan las dudas sobre su talento como escritor y se pasa los días imaginando epitafios nada halagadores para sí mismo. La mente de Karl Ove deambula entre sus frustraciones actuales y su relación con su familia y el pasado —su infancia, las inseguridades de la adolescencia, el descubrimiento del sexo, del alcohol, esa «bebida mágica», su pasión por el rock— cuando su padre tenía la misma edad que él ahora. Era un niño serio y a menudo angustiado, con un hermano más feliz y menos complicado que él, una madre apacible y cariñosa pero casi invisible, y un padre distante e imprevisible. Un padre cuya muerte prematura suscitó en él emociones contradictorias, alivio, y también un profundo dolor, sentimientos que el protagonista aún no ha conseguido aceptar.

La muerte del padre es la primera novela de las seis que conforman Mi lucha y que pueden ser leídas de forma independiente o como partes de un proyecto muy ambicioso. Karl Ove Knausgård se embarca en una exploración proustiana de su pasado y desmenuza la historia de su propia vida hasta obtener las «partículas elementales». El resultado es una historia universal de los combates —grandes y pequeños— que todos debemos librar en nuestras vidas, una novela tan profunda como absorbente que nos atrapa desde la primera página, escrita como si la propia vida de su autor estuviera en juego.

Llevo una semana larga totalmente metida en la vida de Karl Ove Knausgård. Y me está gustando todo tanto que no quiero salir de Noruega y de Suecia en unos días más. Aunque ahora os contaré un poquito sobre La muerte del padre, primera novela del faraónico proyecto autobiográfico en el que se metió Knausgård, que vaya por delante que Un hombre enamorado me está gustando mucho más (quizá me es más cercano). Perdonad el juego de palabras tonto, pero el hombre enamorado me está enamorando a mí.

Aun así, me voy a centrar en La muerte del padre (ya habrá tiempo de hablar del resto de novelas más adelante). Lo primero que quiero decir es que no es una novela tan dura como podría parecer por el título e, incluso, quizá, por el texto de la contracubierta de Anagrama, aunque es obvio que hay un acontecimiento duro y todo el trasfondo es complejo.

La muerte del padre se centra en aquellos recuerdos de Karl Ove (lo llamaré así como personaje) que reflejan cómo era la relación con su padre. Desde recuerdos de la infancia, en que nos muestra a un niño temeroso de las reacciones de su progenitor, hasta la adolescencia, etapa en que Karl Ove vivió una temporada solo con su padre. Y es la adolescencia de Karl Ove lo que ocupa más páginas en la novela: sus primeras salidas, sus primeras borracheras, el primer enamoramiento, las primeras experiencias sexuales, el descubrimiento de la música y su empeño por tocar la guitarra… Una adolescencia muy «normal» en la que la ausencia de los padres es demasiado habitual. Y esa ausencia, quizá, explica el momento más duro de la novela.

El padre de Karl Ove muere alcoholizado y los sentimientos que esta muerte traen consigo son la parte que más vueltas nos hace darle a la cabeza. De la muerte en sí sabemos lo que Karl Ove y su hermano van descubriendo en los días posteriores, mientras preparan el funeral. Y son conscientes entonces de todo lo que había alrededor de la vida de su padre (ojo a la abuela).

La vida es sencilla para el corazón: late mientras puede. Luego se para.

Me repito: no es un libro tan duro como pudiera parecer en un principio, aunque el trasfondo sí lo sea. Está todo contado con una cierta ligereza (prosa sobria, sencilla y elegante) y de forma algo desordenada: no dejan de ser recuerdos que se van, en ocasiones, solapando unos a otros.

Creo que es una lectura absolutamente recomendable. No sé por qué no estáis todos hablando de Knausgård todo el tiempo conmigo… Y la segunda novela me está gustando aún más. Un gran descubrimiento, Knausgård, para este verano (¡qué rabia no haber hecho caso durante todo este año, que me lo han recomendado mil veces!).

¿Alguien ha leído a Knausgård o le llama la atención? ¿Alguien esperando la cuarta entrega como agua de mayo? Podéis hablar de lo que queráis en los comentarios. Me pega que la semana que viene os contaré algo sobre Un hombre enamorado. 😉



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