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Alessandro Baricco: ‘Seda’

Este libro, a caballo entre una novela corta y un cuento largo, fue uno de mis regalos de Reyes. Después de leerlo, creo que lo regalaré yo en alguna ocasión, porque merece la pena divulgar una historia tan bella.

Seda

'Seda'

Creo que la mejor forma de presentar Seda es hacerse eco de las palabras que Alessandro Baricco, su autor, pronunció para dar a conocer el libro en Italia:

«Esta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Esta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, ese nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos).

»Todas las historias tienen una música propia. Esta tiene una música blanca. Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien es como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es rematadamente difícil. No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión».

Hay dos aspectos que se pueden destacar de Seda, y ambos están estrecha e íntimamente unidos: por un lado, la historia de los viajes de Hervé Joncour en busca de gusanos de seda y ese sentimiento de deseo, al que Baricco no pone nombre, por la mujer de tierras lejanas; por otro, el estilo personalísimo, musical, sencillo pero complejo del libro, que envuelve la historia en un aire de cuento de hadas exótico, repetitivo, rítmico y melodioso. Una auténtica maravilla de apenas 125 páginas, que se hacen muy cortas…

Hervé Joncour tenía treinta y dos años.
Compraba y vendía.
Gusanos de seda.

Françoise Sagan: ‘Buenos días, tristeza’

Que conste que hablar de este libro es como revelar un secreto muy íntimo mío. Me gusta muchísimo Buenos días, tristeza. Lo he leído muchas veces, más de las que estaréis pensando, y es una de mis lecturas casi obligadas de todos los veranos. Creo que este gusto por repetir libro en verano lo he heredado de mi padre, que no faltaba ningún año a su cita estival con Sinué, el egipcio (cada cual tiene sus gustos). Yo empecé esta costumbre cuando era muy pequeña: todos los veranos de mi infancia se vieron gratamente acompañados por un libro titulado Veva. Aún lo guardo y ocupa un lugar muy importante en mi lista de libros favoritos; de hecho, no pierdo la esperanza de tener algún día una hija llamada Veva en recuerdo de ese personaje tan dulce creado por Carmen Kurtz. Por supuesto, no dejéis de leérselo o regalárselo a los niños que tengáis cerca, seguro que les encanta.

Buenos días, tristeza

Portada de 'Buenos días, tristeza'

Descubrí Buenos días, tristeza cuando rondaba la misma que edad que Cécile, la protagonista del libro, en la historia, unos 17 años. No obstante, esto no me hizo sentirme identificada con ella, ni mucho menos. Cécile es una niña pija, egoísta, hedonista, superficial, más preocupada de sí misma que otra cosa… Pero un acontecimiento hará que cambie, que su vida dé un vuelco y descubra de un plumazo la vida adulta, la responsabilidad, el preocuparse por los demás, la culpa… la tristeza.

Leída en 2010, puede parecer una novelita ligera, sin más pretensiones: un drama veraniego sin mayor importancia. No estoy de acuerdo: la hondura y trascendencia de los sentimientos finales (la reflexión sobre la culpa, sobre la vida disipada de toda una clase social que se ve reflejada en la novela, los tintes éticos y las consecuencias de ciertos actos), así como la evolución del personaje principal… son dignas de elogio. Si a esto le sumamos el año de su publicación, 1954, tenemos, además, todos los ingredientes para que se convirtiera en un gran escándalo literario. Sagan tenía 18 años cuando publicó la novela, en la que nos presentaba a una Cécile totalmente libre y liberada de ciertas ataduras morales propias de la época. Cécile, con 17 años, tiene relaciones sexuales con un joven. No solo no está casada, sino que ni siquiera está enamorada de él: únicamente busca su propio placer. Esto fue un escándalo total en Francia. Y esto hizo que toda una generación que abandonaba entonces la pubertad venerara a Sagan y que Buenos días, tristeza se convirtiera en el libro de cabecera por excelencia de los adolescentes franceses.

Existe una versión cinematográfica de la novela, protagonizada por Jean Seberg y Deborah Kerr, de 1958, magnífica también, si bien no consigue transmitir los sentimientos de los personajes con la contundencia que lo hace la novela. Os dejo una escena en que Juliette Greco canta la versión inglesa de la canción Bonjour, tristesse en una sala de fiestas en que están Cécile y su padre (por cierto, la película tiene partes en blanco y negro y partes en color, para diferenciar el tiempo en que se desarrolla cada una); es la reflexión final de la novela/película. Por cierto, fijaos en Jean Seberg (Cécile); es increíble lo mucho que se parece al retrato que yo me hice en mi mente de Cécile cuando leí el libro por primera vez…

Bonjour, tristesse

Es obvio que recomiendo su lectura, de hecho es uno de mis libros preferidos. A quienes no lo hayáis leído, espero que lo disfrutéis tanto como yo. Por supuesto, me encantaría hablar de él con vosotros en los comentarios…

Paul Auster: ‘Invisible’

Normalmente, suelo esperar un tiempo después de haber acabado un libro para dar mi opinión sobre él. A veces, porque «en caliente» las opiniones, tanto para bien como para mal, suelen ser mucho más vehementes y apasionadas, poco ajustadas a la realidad. También porque me gusta reposar las cosas, procesarlas en mi mente, sacar todas las conclusiones posibles… y para eso hace falta tiempo. El problema viene cuando, de tanto esperar, las tramas se desdibujan, los personajes se confunden, las historias se vuelven una nebulosa en la memoria y escribir una reseña se convierte en una misión imposible… Como no quiero que me ocurra esto, y a pesar de que apenas acabé el libro hace tres días, quiero hablaros de Invisible, de Paul Auster.

Portada española de 'Invisible'

Portada española de 'Invisible'

Invisible es un libro que se lee muy fácilmente (a pesar de los juegos narrativos), pero que es muy complejo. De hecho, es más lo que no se cuenta que lo que se cuenta, de ahí su título, Invisible. Partiendo de una premisa sencilla (una pareja conoce a un universitario, escritor en ciernes, en una fiesta y, a partir de ahí, la vida de este último toma un giro de 180 grados), se nos compone una mezcla de thriller y novela erótica (incesto incluido) que nos deja con una terrible sensación de desasosiego y angustia (la escena final es terriblemente impactante). Conocemos la vida de Adam Walker (el joven escritor) y, a través de ella, vislumbramos la de Rudolf Born. Pero ¿quién es este personaje? ¿Cómo ha sido su vida? ¿Qué esconde su personalidad? ¿Logrará Walker desenmascararlo? Son preguntas cuyas respuestas podemos intuirlas en la novela, pero que, en gran medida, las componemos nosotros mismos tras la lectura. Desde luego, nadie puede negar que engancha y es bastante interesante. Y todo ello con una profundidad que lleva a la reflexión de temas como la esencia de la identidad, el bien y el mal, la culpa y la redención…

Formalmente, la novela es todo un manual sobre estilos narrativos. Tenemos narradores en primera, segunda y tercera persona, narraciones dentro de la narración, novelas dentro de la novela, mezcla de espacios y tiempos (1967 y 2007). Y todo ello fluye de forma muy natural, con cierta maestría incluso. Es innegable su solvencia narrativa. De hecho, la crítica sitúa Invisible entre las mejores novelas de Auster. No sé si puedo estar de acuerdo, porque no soy, ni mucho menos, una experta en la obra austeriana, pero me tomo la afirmación con ciertas reservas, pues, aunque reconozco que es muy buena, me da miedo que todas estas alabanzas vengan dictadas por la editorial de turno; no obstante, quizá me equivoque y puede que sí que la afirmación tenga algo de razón, porque cuando las novelas de Auster acusaron un cierto bajón en la calidad también hubo voces que lo pusieron de manifiesto.

Mi impresión sobre Invisible no puede ser mejor. Me ha parecido una lectura muy recomendable, sobre todo para quienes gusten de las novelas de Auster, seguro que la disfrutan. Y, como ya comenté hace tiempo, no es el primer libro de Auster que leo; podéis encontrar mi opinión sobre Brooklyn follies aquí.

David Monteagudo: ‘Fin’

Me acerqué a Fin, primera novela publicada de David Monteagudo, con bastante curiosidad, sobre todo por el revuelo montado en torno a ella: parece que no ha habido programa, blog o revista literaria que no haya cantado sus excelencias en los últimos tiempos, no sé bien si por una operación de marketing perfectamente orquestada o si es que realmente sus méritos literarios se lo merecen.

Fin

'Fin' de David Monteagudo

Un grupo de antiguos amigos, que ya no tienen nada en común excepto un turbio episodio del pasado, se reúne en un refugio de montaña para pasar un fin de semana. La reunión sigue fielmente el guión habitual de estos casos, pero, en plena celebración, un acontecimiento externo alterará por completo sus planes. Sometidos a una creciente presión, cada individuo interpretará los acontecimientos según sus particulares obsesiones; y entre confesiones y rencillas largamente incubadas se irá recomponiendo un esquema sórdido e intrincado de las relaciones que los habían unido en el pasado, todo ello bajo la sombra de una amenaza cada vez más cercana y palpable.

He optado por copiar el texto de la contraportada para hablar un poco del argumento porque no quiero desvelar más de lo absolutamente necesario y estropearos la lectura si decidís añadir Fin a vuestra lista de lecturas pendientes.

La frase que, para mí, mejor decide Fin es la de Carlos Zanón en Avui: «Te introduce en un mundo del cual quieres salir, pero sin dejar de leer». Eso es exactamente lo que me pasó. Me pareció estar metida en medio de una pesadilla de la que quería despertar, pero a la vez tenía la necesidad de conocer cómo acababa todo. Y, cuando se produjo el desenlace, no pude evitar una sensación de desazón e inquietud. Quizá porque una de las mayores virtudes de Fin, además de las descripciones de esos ambientes que parece que pesan sobre nosotros por la enorme carga de tensión psicológica introducida en ellos (que, reconozco, hizo que pasara mucho miedo más de una vez), es que logra que los lectores seamos un personaje más (al igual que las nuevas parejas de algunos de los protagonistas, que no conocían al resto ni saben de los entresijos relacionales del grupo: nosotros, a través de su mirada, también participamos de la reunión, del viaje, del terror…). Desde luego, todo un logro teniendo en cuenta que se trata del debut literario de Monteagudo.

Ahora, esto también juega en su contra. Tengo la impresión de que, en algunos fragmentos, el lenguaje chirriaba un poco, como si las frases no acabaran de estar bien pulidas; personalmente yo habría deseado una novela más redonda en este sentido, más elaborada. Tampoco he logrado identificarme con ninguno de los personajes (he sentido que participaba de la aventura, pero no necesariamente sintiendo una empatía especial hacia ninguno de ellos); esto último creo que en parte es hasta positivo, porque nos permite llegar al final del camino (quienes hayan leído ya la novela probablemente entenderán por qué digo esto). Y he de puntualizar, además, que, en algunos momentos, he sentido que estaba leyendo el guión de una peli de miedo adolescente de serie B (el lado positivo es que, aunque lo estás leyendo, parece que estás metido de lleno en la película).

Así que, claros y sombras para una novela que, si bien sí creo que aporta un cierto aire fresco (ojo, sin ser lo más novedoso, que novelas así ya las había) y una experiencia de lectura bastante real, no deja de tener algún fleco pendiente. Le pondría un 6,5.

Abandono: ‘Cuatro hermanas’

Después de dedicar unas cuantas horas a leer las 200 primeras páginas de Cuatro hermanas, de Jetta Carleton, he decidido abandonarlo. No voy a perder un minuto más en una historia que no me ha enganchado en absoluto.

Es como una peli cursi de los años cuarenta/cincuenta. Sí, cursi, ese es el adjetivo que mejor califica esta historia. Personajes totalmente planos y un tanto desdibujados (yo todavía no me he enterado de qué hermana hace qué, ni siquiera recuerdo sus nombres correctamente), un universo completamente maniqueo, donde la escala de grises parece no entrar, y todo aderezado con buenas dosis de moralina.

No es la historia que me apetece leer ahora mismo, así que, se acabó. Quizá en verano, con algo más de tiempo, no me importaría darle otra última oportunidad y ver cómo acaba. Ya veremos. De momento, el libro suspende mi examen.

Lecturas

No estoy pudiendo dedicar mucho tiempo a leer últimamente. Estoy tan agobiada de trabajo que, como mucho, consigo leer un par de páginas por las noches, antes de que, literalmente, se me cierren los ojos.

En este momento estoy con Cuatro hermanas de Jetta Carleton. Tenía muchas ganas de leerlo y tengo que reconocer que me está decepcionando. De hecho, estuve a punto de dejarlo después de los primeros capítulos, pero luego me enganchó un poco. Pero poco. No estoy segura de que vaya a darle muchas más oportunidades…

Leí el primer capítulo de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami. Me gustó mucho, pero, como quiero leerlo con tiempo y atención, decidí dejarlo para una época más tranquila. Del mismo autor tengo a medias Sauce ciego, mujer dormida. Como es un libro de relatos, voy leyendo alguno de vez en cuando, picando de aquí y allá… Siempre hago lo mismo con los libros de cuentos.

Y me está esperando también Invisible de Paul Auster, mi regalo del día del libro. ¡Tengo unas ganas de hincarle el diente…!

Pero… de momento estoy con otros libros (uno de costura, uno de setas, uno de aves y uno sobre la Biblia), entre otras cosas. A ver si esta semana acabo con uno de ellos y se va reduciendo mi nivel de agobio y estrés. A pesar de todo, sigo pidiendo sugerencias de lectura. ¡Quién sabe si podré pasarme el verano leyendo en la playa! Así que, ya sabéis; los comentarios están abiertos y los leeré con mucho gusto (y con libreta en mano para tomar apuntes).

Paul Auster: ‘Brooklyn follies’

Hasta hace bien poquito, solo había caído en mis manos una novela de Paul Auster, El libro de las ilusiones. Y no había caído ninguna más porque, resumiendo mucho, no me gustó. Recuerdo algunos detalles de la historia (un profesor que acaba de perder a su familia en un accidente vuelve a reír gracias a una película de cine mudo y decide ir en busca del actor, que, si mi memoria no me juega una mala pasada, era un necio de mucho cuidado). Me pareció una novela amarga e, incluso, algo perturbadora. No entendía cómo en todos sitios la ponían por las nubes (a mí, de verdad, no me gustó nada de nada; ahora sé que quizá no era el mejor momento de mi vida para leer algo así). Y como cada vez que Auster publicaba algo el adjetivo oscuro salía a relucir, asumí que yo no iba a ser capaz de conectar con este autor y que más me valía buscar lecturas por otros derroteros. Total, hay tanto, y tan bueno, por descubrir y leer…

Portada española de 'Brooklyn follies'

Portada española de 'Brooklyn follies' de Paul Auster

Con esta única experiencia leyendo a Auster, me sorprendí cuando, a finales del año pasado, alguien me recomendó Brooklyn follies. Investigué un poco y resultó que gente de cuyo criterio me fío mucho la había leído y le había gustado… ¿Merecía la pena repetir? Decidí darle otra oportunidad al bueno de Paul. Y he aquí que, esta vez, no me ha decepcionado. En absoluto.

Esta novela es todo lo contrario a El libro de las ilusiones. Es positiva, es alegre, está llena de luz… Es la exaltación de la amistad como modo de solucionar los problemas y, en definitiva, de vivir la vida. Es el juego del azar, de las coincidencias, de encontrarse con determinada persona en determinado momento para hacer que tu existencia sea más llevadera. Es la humanización de una gran ciudad (Nueva York, como no podía ser de otra manera al leer a Auster), llena de personas que viven y sueñan y aman y ríen… Y que pueden tener muchísimos problemas, pero que saben que si los comparten y se ayudan mutuamente, se sale de cualquier pozo. Porque Brooklyn follies es un conjunto de historias con final feliz que se van enlazando unas con otras, por casualidad o causalidad, en un puzle perfecto que ofrece la visión más optimista de la vida.

El protagonista, Nathan Glass, es un hombre acabado que decide volver al Brooklyn de su infancia para morir tranquilo; sin embargo, hay otros planes para él: volverá a Brooklyn no para morir, sino para empezar a vivir de nuevo, gracias a un coro de personajes de todo tipo que lo ayudarán a reencontrarse consigo mismo y con el lado más amable de la vida.

En palabras del propio Auster acerca de la novela: «Una vez leí una frase del cineasta Billy Wilder que me impresionó hondamente: «Si te sientes realmente feliz, deberías escribir una tragedia; si te sientes verdaderamente desgraciado, deberías escribir una comedia». Escribir una comedia ayuda a poner las cosas en perspectiva. El mundo ha ido de tragedia en tragedia, de horror en horror, pero los seres humanos seguimos existiendo, enamorándonos y hallando alegría en la vida. Me pareció que este era un momento para recordarlo».

Por mi parte, he decidido seguir leyendo a Auster. Haré una criba de títulos e intentaré hacerme con sus mejores novelas (porque algunas, por lo que dicen por ahí, son de lo más mediocre). Los iré apuntando en la lista de deseos (¡se aceptan regalos!). ¡Ah! Y escribiré más reseñas sobre lo que voy leyendo, prometido.

Miguel Delibes

Hoy es obligado dedicar, aunque solo sea un párrafo, a Miguel Delibes, el gran Miguel Delibes, que se nos ha ido esta mañana.

Miguel Delibes

Miguel Delibes (1920-2010)

Me ha gustado leer hoy muchos comentarios de personas anónimas que le agradecían su obra, porque les había acercado a la literatura. ¡Qué grande que alguien pueda conseguir semejante hazaña! Y no me extraña que todo el mundo hable maravillas de sus libros. No en vano, toda la crítica está de acuerdo en que es uno de los mejores escritores del siglo pasado. Guardo un recuerdo especial de varios de ellos. Me encantó El camino, una delicia. Disfruté muchísimo con la novela Cinco horas con Mario, que, además, tuve la oportunidad de ver adaptada al teatro y protagonizada por una magnífica Lola Herrera. Y siento algo especial, no solo por motivos literarios, que también, sino por vivencias personales, hacia Los santos inocentes (mis compañeros de universidad se acordarán de las risas que nos producía cierta imitación de una profesora leyendo «Milana bonita, milana bonita»). También he leído Las ratas, La sombra del ciprés es alargada…

Afortunadamente, me quedan muchas más por leer. Porque, como todos los grandes escritores, aunque haya muerto hoy, Miguel Delibes es inmortal a través de su obra. Descanse en paz.

Reseñas y varios

Prometí alguna reseña de los libros que fuera leyendo y todavía no he escrito ninguna. Vendrán… Es cuestión de paciencia.

Si pincháis en el enlace de la derecha que dice «Leídos 2010» os lleva directamente al listado de libros que ya podría reseñar. ¿Tenéis alguna preferencia por algún libro de esos en concreto? Si es así, decídmelo en los comentarios y a ver si puedo ponerme con alguno esta misma semana (aunque tengo muchísimo trabajo de nuevo; aun así, intentaré que el blog tenga actividad).

También quería comentaros que tengo abierta una página de formspring para que me preguntéis todo aquello que se os ocurra, tanto relacionado con la corrección y los libros, como asuntos más personales. La página es formspring.me/mobas. Espero vuestras preguntas…

Leídos en 2010

Voy a ir apuntando aquí los libros que voy leyendo durante el año. Algunos llevarán reseña (que enlazaré) y otros, no. Esta entrada, de todas formas, tendrá un enlace permanente en la columna de la derecha.

Enero

Febrero

Marzo

Junio

Julio

Agosto

  • Robertson Davies: El quinto en discordia (Trilogía de Deptford).

Noviembre

Diciembre



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