Yoko Ogawa: ‘La fórmula preferida del profesor’

Este es uno de esos libros para el que las reseñas no escatiman elogios. Y no me extraña: rara vez podemos encontrar una novela que mezcle la amistad, la ternura y el amor por las matemáticas de manera tan sumamente elegante. ¿Por qué no me extraña que sea japonesa?

La fórmula preferida del profesor

Portada del libro

La fórmula preferida del profesor cuenta delicadamente la historia de una madre soltera que entra a trabajar como asistenta en casa de un viejo y huraño profesor de matemáticas que perdió en un accidente de coche la memoria (mejor dicho, la autonomía de su memoria, que solo le dura 80 minutos). Apasionado por los números, el profesor se irá encariñando con la asistenta y su hijo de 10 años, al que bautiza «Root» («Raíz Cuadrada» en inglés) y con quien comparte la pasión por el béisbol, hasta que se fragua entre ellos una verdadera historia de amor, amistad y transmisión del saber, no solo matemático…

Es un texto tranquilo, que fluye elegantemente al igual que la amistad entre los protagonistas. Y todo ello plagado de coincidencias y curiosidades matemáticas que le aportan un plus inusitado, que produce una gran curiosidad. La belleza de la amistad aunado a la belleza de las matemáticas. Un buen hallazgo que no puedo dejar de recomendaros; una lectura pausada que logra hacernos sonreír. Podéis encontrar más información en la página web de la editorial Funambulista.

Mira qué maravillosa sucesión de números. La suma de los divisores de 220 es igual a 284. Y la de los divisores de 284, igual a 220. Son números amigos. Son una combinación muy infrecuente, sabes. Fermat o Descartes solo lograron descubrir un par, cada uno de ellos. ¿No te parece hermoso? ¡Que la fecha de tu cumpleaños y el número grabado en mi reloj de pulsera estén unidos por un lazo tan maravilloso…!