Paul Auster: ‘La trilogía de Nueva York’

No tenía muy claro si hablaros de este libro o no. He tardado más de tres meses y medio en leerlo, así que se ha convertido un poco en mi pesadilla. Y no me ha convencido mucho (quizá por eso he tardado tanto).

Trilogía de Nueva York

Portada

«Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en la mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él». Así comienza Ciudad de cristal, primera de las tres novelas que conforman La trilogía de Nueva York. A Daniel Quinn, escritor de literatura policíaca, su interlocutor telefónico lo toma por un detective y le encarga un caso. Quinn, lejos de deshacer el malentendido, se mete en el papel que le han adjudicado y se ve envuelto en una historia repleta de enigmas, complicadas relaciones paternofiliales, locura y delirio. En Fantasmas, segunda de las piezas, un detective privado y el hombre al que tiene que vigilar juegan al escondite en un claustrofóbico universo urbano. Por último, en La habitación cerrada el protagonista se ve confrontado a los recuerdos de un amigo de la infancia cuando la mujer de este le escribe una carta para explicarle que su marido ha desaparecido misteriosamente.

En La trilogía de Nueva York el escritor maneja, manipula y reinventa el género policíaco, del que hace una relectura posmoderna con tintes metafísicos. La trama detectivesca sirve como marco para plantear al lector un fascinante juego de espejos, símbolos, guiños y sorpresas: para explorar un mundo extraño, sombrío y perturbador, poblado de personajes fascinantes y ambiguos. El autor entreteje tres historias independientes que forjan mitos contemporáneos.

Me ha dejado fría. No es que no me haya gustado, pero no me ha convencido del todo. Eso sí, está muy bien escrito: Paul Auster maneja la narrativa a su antojo, sabe muy bien lo que se hace. Y, casi con la exactitud de una obra arquitectónica, va elaborando las historias, en que se mezclan algunos de sus temas recurrentes, como el del azar que lleva a que ocurran cosas. Y todo ello con un mundo urbano, desnudo y, casi, diría yo, deshumanizado, que tiene por escenario, como no podía ser de otra forma tratándose del autor que es, la ciudad de Nueva York.

Desde luego, no va a ser mi libro favorito de Auster ni mucho menos, pero hay críticos que lo califican como lo mejor de su producción y por algo será. Lo innegable: es un gran narrador. Sin duda.