En la última entrada, me dediqué a comentar aquellos libros que leí durante la primavera pero de los que, por diversas razones, no había hablado en el blog. Hoy me toca meterme con el verano. Verano que, para mí, tiene un nombre propio: Karl Ove Knausgård. Ha sido un enorme descubrimiento, he caído rendida ante su escritura desordenada y reflexiva, me han encantado sus libros y, la verdad, tengo unas ganas locas de que salga la cuarta parte de Mi lucha. Pero, como no solo podemos vivir del noruego, hubo más libros. Algunos no me gustaron nada, aviso desde ya, aunque creo que mi estado de ánimo cuando los leí tuvo mucho que ver. Os voy explicando todo.
JULIO
En julio dejé tres novelas sin reseñar. De la primera, Le llamé Corbata, de Milena Michiko Flašar, sí va a haber reseña (a ver si me da tiempo a publicarla esta misma semana), así que la dejamos aparte por ahora. Hoy os hablo de las otras dos.
‘Reina Lucía’
E. F. Benson: Reina Lucía
Adorada por legiones de fans, inspiradora de una famosa serie de la BBC, Reina Lucía es la primera de la mítica serie de novelas de Mapp y Lucía, deliciosas sátiras sobre la pretenciosa y relamida burguesía rural británica. Reina Lucía nos presenta a la inimitable Emmeline Lucas (Lucía para los amigos), árbitro social y reina del pintoresco villorrio de Riseholme, que ve su trono peligrar con la aparición de Olga Braceley, una cantante de ópera sin escrúpulos. Para hacerle frente, contará con el apoyo de su fiel amigo, Georgie Pillson, un zangolotino de la mejor calaña, aficionado al cotilleo salvaje, al petit point y a las conversaciones en italiano macarrónico; o con su molesta vecina, Daisy Quantock, que revoluciona al pueblo entero cuando adquiere un «gurú» nativo de la India aficionado a las bebidas espirituosas de alta graduación, que introduce en la comarca la fiebre por el yoga. Reina Lucía es una novela deliciosa, ferozmente british, que incita a la risa desde la primera página con un humor que no tiene precio.
Muy divertida. Disfruté como una enana con las deliciosas tonterías de las pérfidas y en ocasiones malévolas vecinas de Riseholme. De hecho, estoy leyendo la segunda parte, así que, cuando la acabe (para eso habría que leer, que últimamente no lo estoy haciendo), os hablo de toda esta caterva de pijos británicos.
‘Niveles de vida’
Julian Barnes: Niveles de vida
«Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierta en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado, no obstante». El libro arranca con esta reflexión y en efecto reúne tres historias aparentemente inconexas que acaban mostrando secretos y sutiles lazos. Niveles de vida habla de la aventura de vivir, de los retos imposibles, del amor que todo lo desborda y del dolor de la pérdida. Y lo hace entretejiendo tres piezas independientes. La primera nos habla de los pioneros de la conquista del cielo con los globos aerostáticos y de las iniciales tentativas de fotografías aéreas realizadas por Nadar, aspirando a ser el ojo de Dios. La segunda historia retoma a un personaje de la anterior, el coronel británico Fred Burnaby (bohemio, aventurero y viajero, que murió en Jartum), del que se relata su pasión por la legendaria actriz Sarah Bernhardt. La tercera parte salta en el tiempo del siglo XIX al XX y de las historias ajenas a la propia: la muerte de su esposa. No es la primera vez que Julian Barnes experimenta con las formas literarias. En este caso la ruptura con la narrativa más tradicional está al servicio de una aventura literaria de gran calado: indagar, huyendo del sentimentalismo, en el dolor causado por la pérdida del ser amado, adentrarse con las armas de la gran literatura en el territorio de la aflicción. El resultado es un libro deslumbrante, que rompe las barreras de los géneros y consigue una hondura y una belleza iluminadoras.
Esta brevísima novela va de menos a más. De un comienzo que no me interesó mucho (por no decir casi nada) a un final de una lucidez y una belleza impresionantes. De nuevo la muerte del ser amado como tema central, pero tratado de una forma más pausada y, quizá, más reflexionada que otros títulos que inciden en ese tópico (me viene a la cabeza La muerte de la bien amada, de Marc Bernard, libro que os recomiendo con los ojos cerrados). Recomendable también el de Barnes. Y, si le dais una oportunidad y os pasa como a mí, que la primera parte os parece floja, seguid leyendo (además, es tan breve que tampoco va a suponer un gran esfuerzo).
AGOSTO
Agosto fue un mes de pesadilla para mí. Me pasó de todo, y casi nada bueno. Tuve mil problemas. La consecuencia más inmediata: que no dormí en todo el mes a cuenta del maldito insomnio. ¿Por qué os cuento esto? Porque los dos libros que quedaron sin reseñar en agosto los leí de madrugada, muerta de sueño pero sin poder dormir, y con el estado de ánimo que esa situación me crea. Vamos, que no sé si mi opinión es de fiar…
‘El verano sin hombres’
Siri Hustvedt: El verano sin hombres
Cuando Boris Izcovich dijo la palabra «pausa», Mia Fredricksen, de cincuenta y cinco años, enloqueció. Porque lo que deseaba su marido era una pausa en su matrimonio, después de treinta años sin adulterios y una hija encantadora. Hay que decir que la «pausa» de Boris es francesa, compañera de trabajo, joven y con buenas tetas. Pero la locura de Mia no fue más que una breve psicosis, y ese verano regresa a Bonden, la ciudad de su infancia, donde aún vive su madre en una residencia para ancianas activas e independientes. Mia alquila una casa, se relaciona con sus vecinos, una joven recién casada con dos niños y un marido que le despierta sospechas de maltrato, y visita a su madre y a su grupo de amigas. Recupera los recuerdos de su infancia, y descubre algunos secretos de la femineidad de otras generaciones. También dirige un taller de poesía con un grupo de estudiantes. Y con todos estos incidentes, historias y vidas, Mia urde esta veloz, brillante comedia feminista, de inesperado final…
Menudo puerro… ¡Me pareció un horror! No me gustó nada: ni los personajes, ni las situaciones, ni la forma en que está escrita. Nada. El misterio de esta novela, para mí, es por qué demonios la acabé, porque no merece en absoluto la pérdida de tiempo. Por cierto, ya he olvidado el «inesperado final». Muy inesperado e impactante no sería…
‘La casa de las miniaturas´
Jessie Burton: La casa de las miniaturas
Un día de otoño de 1686, una joven de dieciocho años llama a la puerta de una casa señorial en el barrio más acomodado de Ámsterdam. Nella Oortman se ha trasladado del campo a la ciudad para convivir con su marido, Johannes Brandt, un hombre maduro y distinguido comerciante que habita en la mansión en compañía de su hermana soltera y rodeado de fieles servidores. Como regalo de boda, Johannes obsequia a su flamante esposa un objeto muy de moda entre la gente pudiente de la época: una réplica de su propia casa en miniatura, que Nella deberá poblar con las figuras creadas por una desconocida miniaturista que ha encontrado por azar. Sin embargo, poco a poco, el amable pasatiempo se irá transformando en la clave de una serie de inquietantes revelaciones que conducirán a Nella a desenmascarar los secretos más oscuros de los actuales moradores de la casa —incluido su marido—, arrojando luz sobre los peligros que amenazan la supervivencia de su nueva familia.
Relato vibrante de ambiciones íntimas y sueños traicionados, La casa de las miniaturas logró un formidable éxito comercial en el Reino Unido —más de cien mil ejemplares vendidos—, fue galardonada con el National Book Award y nombrada Libro del Año por las librerías Waterstones. Con admirable precisión, la autora recrea el ambiente de Ámsterdam a finales del siglo XVII, un mundo áspero y riguroso donde los gremios burgueses se enfrentaban al fanatismo religioso y la intransigencia del poder establecido. Una lectura inolvidable.
Esta novela tiene mucha más miga de la que parece en un principio. Pensé, no os voy a engañar, que iba a ser una lectura ligera, ideal para la playa y mis noches en vela, pero me equivoqué un poco. A ver, sí que es una novela ligera, muy fácil de leer y que cumple mis requisitos de libro de playa; no obstante, el fondo es bastante más enjundioso del que yo me había imaginado. El problema: si sigo hablando, os destripo todo, y no es lo más deseable. Así que, solo voy a decir que, tras una trama en apariencia insulsa (luego no lo es), hay una crítica feroz a la sociedad de la época (con problemas aún vigentes en nuestro siglo) y una defensa a ultranza del papel de la mujer como elemento crítico y fundamental en esa sociedad. Lo menos interesante: la casa de las miniaturas que da el título a la novela. Lo más: los personajes, algunos, como el de la cuñada, realmente bien dibujados. Si queréis una lectura entretenida pero que va un poquito más allá, La casa de las miniaturas es una buena elección.
SEPTIEMBRE
‘La vida de las paredes’
Sara Morante: La vida de las paredes
La vida de las paredes es la historia de un caserón de principios de siglo XX y de sus habitantes, una peculiar comunidad de vecinos que comparten sus vidas en torno a una escalera.
Sara Morante dibuja retratos de tinte surrealista enmarcados en un realismo casi costumbrista a través de un diálogo muy potente entre texto e imagen. Escenas muy visuales, un tanto oníricas, que se engarzan para crear una historia común: fotografías o cuadros que hablan durante la noche y se deslizan de un marco a otro, gárgolas perversas que cobran vida, una joven famélica desplumando a un jilguero para comerse hasta los huesos, una mujer que envuelve a su feto entre el hule sucio y paños de cocina…
Las paredes tienen vida y Sara Morante sabe poner palabras y color a un mundo insólito en este libro que incluye más de treinta ilustraciones. La vida de las paredes muestra el talento de la gran ilustradora en su máxima expresión.
También hablé de La vida de las paredes en el último reto, pero entonces no lo había leído. ¿Qué puedo decir de esta preciosidad? Que es una auténtica exquisitez y que, aunque conocía la faceta de Sara como ilustradora, su vena de escritora me ha sorprendido para muy bien. Espero hablaros de La vida de las paredes con más calma. Pero quedaos con que es una auténtica joya de libro.
Y hasta aquí las lecturas de las que tenía pendiente hacer una mención en el blog. En octubre apenas he leído nada, aunque creo que me va a dar tiempo a ponerme las pilas estos días que quedan y disfrutar de un libro que tengo entre manos y me está pareciendo una maravilla (bueno, tengo tantos libros al retortero en este momento que no sé cómo lo estoy haciendo; a ver si voy acabando algo).
Os toca. ¿Qué habéis estado leyendo últimamente? ¿Alguien ha leído algo que verdaderamente le haya llamado la atención y merezca la pena? ¡Compartid! Tenéis los comentarios abiertos.