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Uno que te recuerde a tu actual canción favorita (30 libros)

Confieso que esta categoría está muy al final del reto porque, en el primero, hubo una parecida y me pareció de las más difíciles. Así que puse esta el día 29 para tener más tiempo para pensar. Y, al final, no ha sido tan complicado como pensaba. Incluso la elección de la canción ha sido relativamente sencilla… Os adelanto que hoy hablamos del libro El cielo es azul, la tierra blanca de Hiromi Kawakami.

De entre las cinco o seis canciones que ahora mismo diría que están entre mis favoritas, he optado por traer al reto la que mejor rollo me da (y además así aprovecho para hacer un guiño a alguien): «Into giants» de Patrick Watson. Os enlazo el vídeo…

Patrick Watson: «Into giants».

'El cielo es azul, la tierra blanca'

‘El cielo es azul, la tierra blanca’

Como ya he hablado anteriormente del libro, no os copio la sinopsis. ¿Por qué esta novela me recuerda a la canción? Por varios motivos. En primer lugar, porque creo que ambos, libro y canción, hablan de un amor que empieza «pequeñito» para ir creciendo, poco a poco, y que se convierte en algo importantísimo. Es una conquista cocinada a fuego muy lento (en el libro, además, con otros factores que influyen en esa «lentitud», como la diferencia de edad o el miedo a pasarlo mal por relaciones anteriores acabadas). Y hay otro motivo, quizá cogido por los pelos, pero que fue lo que me hizo decidirme justo por este libro (porque había otro que también me encajaba con esta canción): creo que ambos hablan de pequeños gestos cotidianos dentro de la vida de pareja. Hay una frase en la canción (carried our love in cups to go) que me hace pensar en pequeños detalles que pueden acabar convirtiéndose en un mundo; y en la novela Tsukiko y el maestro se acercan con gestos muy sutiles (una taza de té, un paseo, un viaje en tren compartido, una cena…) que culminan en un gran amor. Porque, a veces, y cada vez estoy más convencida de esto, las grandes historias de amor son las pequeñitas (o las que empiezan pequeñitas y, como dice la canción, no se sabe dónde acaban). El libro me encantó cuando lo leí. Me dejó un regusto muy dulce, de un amor tranquilo y sereno, sin grandes alharacas, pero hondo, importante, feliz… Y la canción me sugiere algo muy parecido: me transmite optimismo, es un amor alegre, positivo…

Vuestro turno: ¿cuál es vuestra canción favorita ahora mismo y qué libro os recuerda a ella? ¡Llenad los comentarios!

Chico del guiño: Gracias por descubrirme a Patrick Watson (sigues debiéndome música, por cierto). A ver si quedamos un día y me cuentas todo lo del concierto, ¿vale? 😉 En serio, gracias por seguir por aquí tanto tiempo después… Espero que te quedes muuuuucho tiempo más. ¡Un beso enorme!

Uno sobre la valentía (30 libros)

Seguro que mis amigos o mi familia habrán sonreído al ver la categoría de hoy, porque siempre estoy a vueltas con la valentía, ‘la palabra con v-‘. Es uno de mis temas recurrentes: el ser valiente. Pues, aunque no os lo creáis, esta va a ser una de las entradas más difíciles y, sobre todo, personales para mí de este reto. La categoría, obviamente, fue cosa mía (aunque estuve a un tris de quitarla) y responde a cosas de mi vida que la mayoría de las personas que os acerquéis a leer esto ni conoceréis ni os imaginaréis. Perdonadme que haya partes de la entrada de hoy totalmente en clave: mi gente más cercana sí que entiende de qué estoy hablando… Aunque sí os voy a explicar someramente de qué va todo esto (en el fondo, siento que debo ser sincera, aunque para ello tenga que abrirme un poco). Pero, primero, la elección de hoy (doble, por cierto, siento la trampa): El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, y Flow, de Mihaly Csikszentmihalyi (como comprenderéis, he tenido que mirar el nombrecito de marras).

'El guardián entre el centeno'

‘El guardián entre el centeno’

Si existe una obra mítica en la literatura norteamericana de la segunda mitad de nuestro siglo, es sin duda El guardián entre el centeno. Las peripecias del adolescente Holden Cauldfield en una Nueva York que se recupera de la guerra influyeron en sucesivas generaciones de todo el mundo. En su confesión sincera y sin tapujos, muy lejos de la visión almibarada de la adolescencia que imperó hasta entonces, Holden nos desvela la realidad de un muchacho enfrentado al fracaso escolar, a las rígidas normas de una familia tradicional, a la experiencia de la sexualidad más allá del mero deseo. Su epopeya neoyorquina es en cierta forma un viaje iniciático, así como un proceso de descubrimiento de las reglas que rigen el mundo hipócrita de los adultos. Guiado por la pasión, el desconcierto y los sueños propios de su edad, Holden consigue remover los cimientos morales de la sociedad de su tiempo, y nos hace evocar el recuerdo agridulce de la inocencia perdida.

Probablemente, cualquier novela de aprendizaje encaje perfectamente en esta categoría. El proceso de maduración siempre nos enfrenta a miedos y evolucionar va de la mano de la valentía. Y si hay una novela que se ajusta al tema del reto y me encanta, con un personaje asustado hasta la médula (o así lo creo yo), esa es El guardián entre el centeno. Yo me identifico mucho, a pesar de la diferencia de edad, con Holden. Y, la verdad, ya lo he dicho más de una vez: estoy un poco enamorada platónicamente de él desde la adolescencia. Me produce una ternura entrañable. Así que, no se me ocurre mejor elección que esta novela para hablar de valentía.

Mis miedos tienen poco que ver con los de Holden (aunque, no es por nada, pero las consecuencias, en parte, son muy parecidas). Vamos a resumir mucho mi vida diciendo que los últimos años han sido complicados… En muchos aspectos, sobre todo en uno. Y, después de estar un tiempo bastante perdida y dando tumbos (quizá refugiándome en personas que me hicieron más mal que bien), el año pasado decidí dar un giro a mi vida y retomar las riendas. Estaba sola, era libre, me rodeaba mucha gente que me quiere, mandaba yo… El problema: mis miedos. Nunca me he tenido por una persona especialmente valiente, pero siempre había sido capaz de enfrentarme a las situaciones que se me habían ido presentando. Pero en ese momento lo veía todo imposible y cuesta arriba. Un poco como Holden, por qué no. Yo me sentía defraudada, humillada, triste, con la autoestima por los suelos y, sobre todo, muy asustada. ¿Qué podía hacer en esa situación? La llegada de 2012 fue todo un punto de inflexión en mi historia, porque tomé una decisión tontísima, pero que funcionó muy bien mientras duró: 2012 sería mi año de la valentía. El qué iba a hacer (y cómo) me lo guardo para mí, aunque, de verdad, qué cosa más tonta… ¡y más eficaz! Todo empezó a ir bien y yo me tranquilicé mucho… Parecía que había encontrado, por fin, mi camino.

Y, entonces, a finales de junio pasa algo: una llamada telefónica vuelve a poner todo mi mundo patas arriba. Es curioso que, cuando se produjo esa llamada, yo estaba justo escribiendo una entrada para el blog, porque estaba inmersa en el anterior reto de los treinta libros… Quién me llamó o lo que me dijo se queda para mí; pero sí quiero explicar las consecuencias de esa llamada, porque están íntimamente relacionadas con el otro libro que he elegido. Me pasé tres días llorando desconsolada sin poder salir de la cama. Todo el trabajo personal que había hecho durante un año, perdido. Vuelta a la casilla de salida. Y con más miedo aún, porque ahora era consciente de que una llamada telefónica podía destrozarme (de nuevo). Y aquí se produce el verdadero salto valiente del año pasado. Creo que ha llegado el momento de hablar de Flow…

'Flow (fluir)'

‘Flow (fluir)’

Cada año se publican en el mundo multitud de títulos en los que se nos aconseja sobre cómo mantener la forma física, ganar dinero o desarrollar la autoestima. Sin embargo, lo que estos libros no explican es la manera de incrementar «la calidad de la experiencia». Debemos preguntarnos: ¿qué es lo que realmente hace felices a las personas?, ¿cuál es el fundamento de que la vida merezca la pena ser vivida? Durante más de veinte años, Mihaly Csikszentmihalyi se ha entregado al estudio de los «estados de experiencia óptima», esos momentos en los que uno se siente poseído por un profundo sentimiento de gozo creativo, momentos de concentración activa, de absorción en los que se está haciendo. Como resultado de sus investigaciones el autor explica que el meollo de la «experiencia óptima» es un estado de conciencia al que denomina flow, ‘fluir’. El presente libro explica cómo este fluir puede ser controlado, provocado incluso. Puesto que todo el mundo tiene, alguna vez, una «experiencia óptima», se trata de reconocer sus características y potenciar este sentimiento de fuerza, de superación del ego limitado, en el que el tiempo parece desaparecer y con él los conflictos emocionales. Se trata, en fin, de aprender a ser creativos y de alcanzar la genuina calidad de vida.

Pues sí, un libro de ¿autoayuda? Se supone que lo estoy leyendo, pero confieso que no he conseguido pasar de la página 30… (y no solo porque no es mi tema favorito, sino porque está fatalmente editado). ¿Por qué elijo este libro que, realmente, parece que no tiene nada que ver con la valentía? Porque para mí, aunque no trate la valentía directamente, está íntimamente relacionado con ella: propone ciertos cambios de vida y los cambios siempre exigen valentía. Y hubo cambios en mi vida (aunque no tengo ni idea de si son los que postula el libro porque, repito, no lo he leído). Con todo lo que conlleva (y me lleva a) Flow empezaron mis lunes libres, mis anotaciones del cuaderno mágico (inciso para Mer: aquí podría haber hablado de otro libro que tú y yo sabemos, pero no tiene que ver con la valentía) o mis hashtags #desagraviandoagravios y #adjustingsails en Twitter; volvieron mis compulsivos paseos kilométricos, mis eternas conversaciones telefónicas y el llevar gafas de sol siempre a todos sitios (confieso que lo de que me molesta la claridad por los ojos azules es, algunas veces, una mera excusa para esconderme del mundo). ¿Por qué digo que fue un salto valiente? Porque era muy consciente de que estaba tomando un camino muy difícil, pero el único que podía llevarme a mi situación actual: estoy genial, muy fuerte y muy contenta…

Y, ¿por qué he escrito una entrada tan personal en medio del reto, que lo lee tantísima gente? (¡Gracias por las visitas, están siendo espectaculares este mes!). Pues porque quiero dar las gracias a toda la gente que ha estado a mi lado apoyándome en mi viaje… Y como me siento mucho más «valiente» escribiendo que diciendo las cosas cara a cara (cosas de mi timidez), pues ¿por qué no aprovechar este rinconcito de Internet, que para eso es mío? Gracias a quienes me apoyasteis en mis decisiones, quienes fuisteis testigos de todo, quienes me consolasteis aquel día de agosto e hicisteis que la que se antojaba como la noche más triste del año fuera la más divertida, quienes conseguisteis que octubre y noviembre fueran meses locos y de muchas risas, quienes me ayudasteis a pasar las mejores Navidades de los últimos años… Mi familia, mis chicos de F. y toda esa cuadrilla, mis queridos satélites (¿qué haría yo sin vosotros?) y toda la gente que me rodea y me quiere: ¡gracias! Ser valiente es mucho más fácil con vosotros cerca (es como tener una gran red: si me caigo sé que me rescatáis). Y reconocer que se es vulnerable tampoco es tan malo: todos lo somos, solo que hay quienes lo cuentan y quienes se lo callan…

Aun así, tengo que admitir que la valentía llegó el 1 de enero de 2012 y se fue el 31 de diciembre de ese mismo año. Este año, aunque muy contenta, estoy, con perdón, cagada de miedo otra vez (sobre todo con un asunto). Quién sabe, quizá se trata solo de comprar una prórroga de la valentía, ¿no? A lo mejor… Unos meses de simplificación (o descomplicación) de la vida tampoco estarían nada mal…

Sé que he hablado mucho de mí y poco de los libros. Vosotros hablad de lo que queráis en los comentarios (aunque os aseguro que es más fácil limitarse al mundo librero y literario). También, como todos los días (a todas horas), me podéis encontrar por Twitter… ¡Y perdón por la chapa! 😉

Último libro que te han recomendado (30 libros)

Es obvio que, en estos días, con el reto, he recogido un montón de sugerencias de lectura (¡gracias!). Así que, voy echar un poco marcha atrás en el tiempo y voy a escoger para hoy una novelita que me recomendaron fuera del blog (aunque a propósito del reto, todo sea dicho) a comienzos de abril: Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta.

'Helena o el mar del verano'

‘Helena o el mar del verano’

Bastan seis estampas veraniegas y una invernal para radiografiar un corazón desbordado de felicidad. Siete bocetos para contagiar a los lectores el gozo de la vida y el fulgor que se extiende sobre lo cotidiano cuando, por primera vez, se descubre el amor. Julián Ayesta, diplomático y dramaturgo, probó en esta novela corta —la única que escribió— que la plenitud puede no ser otra cosa que un día de playa, una comida o un reencuentro familiar, o una guerra de almohadones. Pero también el redescubrimiento del amor de Dios después de un invierno de pecados, dudas y tentaciones, o el simple disfrute de los aromas y contornos de un paisaje (en este caso, los de la Asturias natal del escritor). 

Helena o el mar del verano (1952) da voz a un preadolescente en estado de gracia, en el sentido literal y figurado de la expresión. Ese tiempo irrepetible en el que uno se asoma a los privilegios del mundo de los adultos sin por ello renunciar aún a los gozos de la infancia. Una edad, sí, en la que se descubre el temblor y el vértigo del amor, o el sabor cálido de los licores y las conversaciones adultas (sobre todo si se habla de fútbol), pero donde todavía cualquier situación sigue siendo propicia para la broma, el juego y la aventura. 

Helena o el mar del verano es un relato exuberante, como corresponde a un tiempo de dicha y descubrimiento. En la voz del niño hay amabilidad y ternura al describir unos matrimonios familiares en los que se da una curiosa armonía entre las mujeres vigilantes de la corrección y los hombres de inclinaciones más relajadas; hay sensibilidad para degustar los sonidos de las palabras —el incomparable frigus del bosque, la fuerza de una «x»— e imaginación para fantasear y apropiarse de aventuras mitológicas (cuyo rastro será motivo añadido de satisfacción para los eruditos); y, sobre todo, un profundo deleite sensorial que refleja la feliz conspiración del mundo en favor del amor. En definitiva, esta es la novela de alguien que en un momento dado dice sentir «el cuerpo y el alma hinchados de alegría y de un gran sosiego y de un gran amor a todas las cosas».

Que conste que la sinopsis la he sacado de aquí, porque lo que dice la contracubierta del libro y nada… Y ahora os cuento quién y por qué me recomendó este libro que, por cierto, ya he leído y es una delicia…

Tengo que reconocer que, como no siempre encuentro libro fácilmente para estos días, a veces pido sopitas. Y siempre se las pido a la misma persona: Mer. Probablemente la conocéis por los comentarios. Mer es una de mis mejores amigas y, obviamente, hablo mucho de libros con ella (de hecho, nuestra amistad empezó por los libros, aunque luego hemos compartido muchas cosas juntas). ¡Sabe tanto de literatura…! Y yo le pedí que me diera pistas sobre una novela que tuviera x características (no os voy a contar todo tampoco, guardemos un poco el misterio…). Y Helena o el mar del verano se ajustaba, en principio, a lo que yo le había pedido. ¡Genial! La compré, la leí… y, al final, no servía para mi propósito. Pero… descubrí una novela que, sinceramente, no entiendo cómo no tiene un lugar más importante en los libros de historia de la literatura…

Es una novela muy cortita y, al leerla, hay que tener muy presente que se escribió en 1952 (algunas cosas chocarían mucho ahora y a mucha gente el libro hasta le parecería un poco cursi: a mí me resultó exquisito). Es la voz de un preadolescente que empieza a descubrir detalles de la vida adulta: conversaciones con los mayores, sus propias ideas sobre la religión y, sobre todo, el primer amor (con Helena). Y todo escrito con una delicadeza y una brillantez espectaculares. Y con un amor por la palabra exacta que me cautivó. Hay frases que son pura poesía…

Pues este ha sido el último título que me han recomendado (y me ha encantado). Os toca. ¿Qué me decís vosotros? Los comentarios os esperan…

Uno de un autor de tu ciudad de origen (30 libros)

Como nací en la capital del mundo, hoy tenemos que buscar a un autor de Bilbao… Mi autor bilbaíno favorito es, sin duda, Miguel de Unamuno. Su nombre ya ha aparecido otras veces por los anteriores retos, así que hoy elijo un libro suyo del que todavía no he hablado: Amor y pedagogía.

'Amor y pedagogía'

‘Amor y pedagogía’

Amor y pedagogía cuenta la historia de don Avito Carrascal, un intelectual que cree que puede convertir a un niño (su hijo) en un genio aplicando los principios modernos de la pedagogía. La obra, considerada una de las cuatro nivolas de Unamuno, constituye una dura crítica a la sociología positivista e intercala lo cómico y lo trágico. El propósito de la obra es claro: ridiculizar la pedagogía que se presenta como científica y que pretende organizar la vida entera, en todos sus aspectos, de un modo racionalista.

Junto con Niebla y San Manuel Bueno, mártir, forma el trío de mis obras favoritas de Unamuno. Solo he leído una vez Amor y pedagogía, pero fue en un momento muy significativo de mi vida, así que se me quedó muy grabada. Es una auténtica tragedia encerrada en un texto divertidísimo por lo grotesco de la situación. De nuevo encontramos la lucha entre la razón y el corazón que recorre toda la obra unamuniana… Se lee muy fácilmente y es de lo más recomendable.

Con lo muchísimo que me gusta Unamuno, me encanta poder traerlo al reto, así que es una suerte que compartamos ciudad de origen (así he tenido la oportunidad de recomendar una obra suya de nuevo). ¿Con qué escritores compartís ciudad de origen? ¿Qué obra suya recomendaríais? Tenéis los comentarios a vuestra disposición…

Un éxito de ventas reciente que hayas leído (30 libros)

Hoy también tenía las cosas muy fáciles: el último superventas recomendable que he leído (de los no recomendables, pasamos) ha sido El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Jonasson.

'El abuelo que saltó por la ventana y se largó'

‘El abuelo que saltó por la ventana y se largó’

Momentos antes de que empiece la pomposa celebración de su centésimo cumpleaños, Allan Karlsson decide que nada de eso va con él. Vestido con su mejor traje y unas pantuflas, se encarama a una ventana y se fuga de la residencia de ancianos en la que vive, dejando plantados al alcalde y a la prensa local. Sin saber adónde ir, se encamina a la estación de autobuses, el único sitio donde es posible pasar desapercibido. Allí, mientras espera la llegada del primer autobús, un joven le pide que vigile su maleta, con la mala fortuna de que el autobús llega antes de que el joven regrese y Allan, sin pensarlo dos veces, se sube con la maleta, ignorante de que en el interior de esta se apilan, ¡santo cielo!, millones de coronas de dudosa procedencia. Pero Allan Karlsson no es un abuelo fácil de amilanar. A lo largo de su centenaria vida ha tenido un montón de experiencias de lo más singulares: desde inverosímiles encuentros con personajes como Franco, Stalin o Churchill, hasta amistades comprometedoras como la esposa de Mao, pasando por actividades de alto riesgo como ser agente de la CIA o ayudar a Oppenheimer a crear la bomba atómica. Sin embargo, esta vez, en su enésima aventura, cuando creía que con su jubilación había llegado la tranquilidad, está a punto de poner todo el país patas arriba.

La edición en castellano de esta novela llega precedida de un éxito arrollador en toda Europa. Casi dos millones de ejemplares vendidos —de los cuales más de un millón en Suecia, donde fue Libro del Año y Premio de los Libreros— demuestran que estamos ante una rara avis. Jonasson ha urdido una historia extremadamente audaz e ingeniosa, capaz de sorprender constantemente al lector, pero el verdadero regalo es su personaje protagonista, Allan Karlsson, un hombre de un maravilloso sentido común, un abuelo sin prejuicios que no está dispuesto a renunciar al placer de vivir.

Aunque me llevó su tiempo (lo empecé en agosto y lo acabé en enero, pero intercalando muchas cosas), tengo que admitir que me gustó. Es un libro amable, de esos que te pintan una sonrisa (y con el que te echas más de una risa). La historia, en realidad, es una auténtica locura, pero está escrita con muchísima solvencia. Eso sí, yo le quitaría algunos episodios (sobre todo del presente), porque, al final, se me ha hecho un pelín larga. Pero es un libro perfecto, por ejemplo, para unas vacaciones… El abuelo, Allan, es un personaje bastante peculiar; su secreto para llegar a los 100: que no se inmuta con nada, él va siempre a lo suyo. Y de una forma genial, además.

Os toca. ¿Habéis sucumbido a algún libro de mucho éxito últimamente? Venga, os dejo mencionar a Grey… Incluso podemos reírnos de la infame trilogía si hace falta. Os esperan los comentarios…

Un libro perturbador (30 libros)

Aunque había pensado un libro que le iba a esta categoría como anillo al dedo, recientemente he leído otro que parece que pide a gritos el calificativo de «perturbador», así que hoy me inclino por él: El embarazo de mi hermana, de Yoko Ogawa.

El embarazo de mi hermana

‘El embarazo de mi hermana’

En El embarazo de mi hermana la narradora nos describe, con insólito talento y bajo forma de diario, el embarazo de su hermana mayor; y lo hace de una manera aparentemente fría y analítica aunque no exenta de ironía. Así, pasada la fase de las náuseas, la embarazada recupera su voraz apetito y se pone a engullir compulsivamente una mermelada de pomelo que le prepara su hermana, episodio clave que llevará el relato a un inesperado desenlace.

Metáfora de la soledad y del sentimiento de pérdida para la mujer japonesa de hoy en día, esta parábola se empieza leyendo con fascinación y luego no sin algo de pavor.

Por el título es posible esperar una bonita historia, maternal y amorosa (y más si se tiene como referente otro libro de la misma autora, La fórmula preferida del profesor, que es todo delicadeza y ternura), pero nada más lejos de la historia que nos encontramos aquí.

Es muy breve, lo leí en un viaje de autobús (de 40 minutos) prácticamente, y solo puedo decir que me dejó muy muy mal cuerpo (no sé si estoy tontorrona o qué me pasa, pero me ha sucedido ya con unos cuantos libros este año). ¿Recomendaría El embarazo de mi hermana? Sí, por supuesto, siempre y cuando no estéis embarazadas. Y avisando primero de que el final puede impresionar un poco… (o un mucho).

Os paso la pelota. ¿Libros perturbadores? ¿Para leer o para no leer? Tenéis, como todos los días, los comentarios a vuestra disposición. También podéis dejar vuestros títulos en Twitter, bien con la etiqueta #30libros, bien con una mención a mi cuenta del blog.

Uno para Sant Jordi (30 libros)

Sinceramente, no sabíamos muy bien si hacer el reto en abril o en junio. Anduve dudando hasta casi última hora (la decisión final la tomé yo). Lo que teníamos claro es que, si lo hacíamos en abril, teníamos que «celebrar» de algún modo que hoy es el Día del Libro y que en Cataluña se celebra Sant Jordi (que, por cierto, parece que se va extendiendo por otros lares). Así que, decidimos que hoy podíamos pensar qué libro regalaríamos por Sant Jordi (los chicos también, aquí no valen rosas…). Si alguien va a regalar hoy un libro, que nos cuente cuál. Los demás, haced una visita imaginaria a la librería y contadnos qué libro compraríais… Y si compartís a quién con nosotros, mejor: nos ponemos un poco cotillas para escucharos… ¡Ah! Y ya de paso, tengo una pregunta para vosotros: ¿dedicáis los libros que regaláis? 😉

Bueno, pues, una vez explicado esto, voy con mi título para hoy: Historias de París, de Mario Benedetti.

'Historias de París'

‘Historias de París’

«En el hotelito de la rue Blomet, madame Benoit los saludó con la sonrisa afilada y distante de costumbre. A ella le tendió la mano y le dijo la frasecita clásica: se alegraba de que la señora Méndez [madame Mandés] hubiera llegado bien. Ella sonrió y balbuceó en respuesta otra amabilidad banal. Él recogió su llave y subieron a la habitación».

Los relatos de este libro tratan sobre el exilio, el amor, la soledad, el desamor y la amistad. Son historias profundas, narradas con sencillez, que tienen por escenario común el París que no sale en las postales, ese París que marcó la vida de varias generaciones durante los años sesenta y setenta. Sus protagonistas son hombres y mujeres cuya manera de sentir y de pensar nos conmueve y nos cautiva irremediablemente.

Las ilustraciones del gran artista Antonio Seguí recrean ese mundo crudo, poético y a veces cómico que palpita en estas memorables páginas de Mario Benedetti.

Vi este librito (recalco el diminutivo) el otro día en una librería y me pareció que sería mi regalo perfecto para hoy. Muy bien editado, ilustrado y con cuentos del maestro Benedetti. ¿Quién da más?

Y sí, siempre con dedicatoria… 😉

Os paso la pelota. Los comentarios y Twitter (recordad: #30libros) os esperan… ¡Participad!

Uno que te haya hecho reír a carcajadas (30 libros)

¡Creo que hoy va a ser un día muy divertido! Estoy deseando que propongáis títulos para que nos riamos un poco todos, que creo que hace mucha falta… Por mi parte, la elección de hoy estaba cantada. Una novela con la que me reí a carcajadas: Una comedia canalla de Iván Repila (sí, repetimos autor: con él lloramos y reímos).

'Una comedia canalla'

‘Una comedia canalla’

Publiqué la reseña de esta novela hace poquito, aunque, en realidad, la leí cuando salió el año pasado. Y fue nuestro libro del verano, con su fauna de personajes y sus situaciones rocambolescas… Lo mucho que nos reímos leyendo la novela ¡y comentándola después! Muy loca, muy gamberra, divertidísima. Fue todo un descubrimiento, la verdad.

Y es que, con esta novela, nos reímos a carcajadas ya desde la presentación. Como supongo que estará por aquí, me dirijo a una persona en concreto: Elvira, ¿te acuerdas del ataque de risa que nos dio en la Casa del Libro al descubrir la frase de Aznar del final? ¡Y no nos podíamos reír! Confieso que al ver la dichosa frase me imaginé que iba a ser una lectura divertida, pero superó mis expectativas. (Si alguien tiene el libro, que mire la página final, en la que viene el logotipo de Libros del Silencio: la frase de marras está ahí).

Si me tengo que quedar con solo un pasaje del libro, elijo, sin duda, el de la fábrica de mierda. De tan absurdo es magistral… Pero, como ese, unos cuantos momentos más. Y personajes de los que reírse, a porrillo (porque, otra cosa no, pero personajes… ¡por un tubo en esta novela!).

Vuestro turno. Por favor, llenad los comentarios (y Twitter si queréis) de títulos hoy… ¿Con qué libro os habéis reído a carcajadas? Y, si tenéis más de uno, ¡mucho mejor! ¡Son todos bienvenidos!

Último que te ha hecho llorar (30 libros)

Confieso que no soy muy llorona a la hora de ver una película o leer un libro… Pero, claro, sí que hay cositas que me tocan la fibra sensible. Hoy os traigo el último libro que me hizo llorar: El niño que robó el caballo de Atila de Iván Repila.

'El niño que robó el caballo de Atila'

‘El niño que robó el caballo de Atila’

Hablé de él nada más leerlo y, según he ido reposando la lectura y he reflexionado más sobre él, mejor me parece. De hecho, se está ganando una relectura con creces… (esperaré un poco todavía). Dudo mucho que esta fábula alegórica de dos hermanos en el fondo de un pozo que luchan por sobrevivir deje indiferente a nadie. Es un relato que te remueve por dentro, durísimo, que te hace cuestionarte la vida, la supervivencia, la muerte, la solidaridad. Está contado con un estilo poético, con fragmentos de una ternura indescriptible; y todo con una hondura realmente conseguida. Y, metáfora tras metáfora, a mí me invadió una sensación de tristeza que culminó en serios lagrimones… Una joya. En serio, si no la habéis leído, os estáis perdiendo una de las mejores novelas de este año, estoy convencida de ello. Hasta el título me parece todo un acierto.

Dejo, como todos los días, la pelota en vuestro tejado… ¿Nos contáis qué libros os han hecho llorar? Actuales o más antiguos, eso da igual. Tenéis a vuestra disposición los comentarios y la cuenta de Twitter (luego yo paso lo que me contéis por Twitter al blog, para que no se pierda nada). Y, nunca lo digo, pero también podéis usar el correo electrónico.

Un libro sobre una relación entre hermanos (30 libros)

Tengo que reconocer que hoy estoy entre varios libros. Y que, probablemente, el que he elegido al final no es ni el mejor ni el que más me ha gustado. Pero me llamó de manera especial la sinopsis y no pude evitar comprarlo y devorarlo. Me refiero a Tú y yo de Niccolò Ammaniti.

'Tú y yo'

‘Tú y yo’

Encerrado en el sótano para pasar su semana de vacaciones lejos de todos, Lorenzo, un adolescente de catorce años, introvertido y un tanto neurótico, se dispone a vivir su sueño solipsista de felicidad: sin conflictos, sin molestos compañeros de escuela, sin comedias ni ficciones. El mundo, con sus reglas incomprensibles, ha quedado al otro lado de la puerta, mientras él disfruta de su soledad arrellanado en un sofá, entre botellas de Coca-Cola, latas de atún y novelas de terror.

Hasta que un día su hermana Olivia, nueve años mayor que él, irrumpe en su búnker llena de ruda y enfermiza vitalidad y lo obliga a cruzar la línea de sombra, a quitarse la máscara de adolescente difícil y a aceptar el juego caótico de la vida exterior.

Con esta novela de formación, Ammaniti ofrece una nueva y desgarrradora visión de ese mundo adolescente del que es cronista excepcional, creando, con Olivia, una figura femenina de una belleza fugaz y conmovedora.

Yo sé de uno que hoy me cuelga, porque no le gusta nada que hable de él en público. Pero, como es el único hermano que tengo, se va a tener que aguantar; porque, además, no es que este sea un libro sobre dos hermanos sin más: es que me recuerda muchísimo a nosotros dos (más bien, la sinopsis me recuerda a nosotros).

Como en el libro, mi hermano y yo nos llevamos nueve años (casi) y yo soy la mayor. Y, aunque ya no sucede, porque las cosas están cambiando mucho, mi querido «misántropo» se habría escondido perfectamente del mundo en un sótano en más de una ocasión (estoy convencida). Y, quizá, hasta hace poco, a mí me habría tocado el papel de ponerle los puntos sobre las íes y devolverlo al mundo… Que, más o menos, es lo que intuimos que hace Olivia con Lorenzo si leemos la sinopsis, ¿no?

Con esta premisa, compré el libro de inmediato. Quería ver si, por casualidad, había una novela tan cercana a mi vida y a mi relación con el misántropo… ¡Qué desilusión! No tiene nada que ver. Bueno, desilusión tampoco, porque el libro está bien. Y, de hecho, ya lo expliqué en su día, lo que cuenta es muchísimo más interesante para una novela que mi relación con mi hermano, ¡dónde va a parar! Pero yo me esperaba otra cosa. Esperaba encontrarnos a J. y a mí en la novela, y nada más lejos. Y, encima, aviso desde ya de que te deja un mal cuerpo…

Ya he dicho arriba que quizá podría haber elegido otros títulos mejores. Pero este es, quizá, el más personal. Y como el reto va un poco de eso… ¡Ahora os toca! ¿Un libro con una relación entre hermanos? ¿Os es especial por algo? Twitter (#30libros) y los comentarios os están esperando…



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