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Acento ≠ tilde

Creo que este tema ya ha aparecido alguna vez en el blog, pero en los comentarios, no en un artículo como tal… Es una distinción, esta del acento y la tilde, que deberíamos tener en cuenta para evitar malentendidos.

El acento es el golpe más fuerte de voz que tienen todas las palabras. Las sílabas sobre las que recae este golpe más fuerte se llaman tónicas; las que no reciben este golpe son átonas. Como ya hemos dicho, todas las palabras tienen acento (las agudas en la última sílaba; las llanas, en la penúltima; las esdrújulas, en la antepenúltima, etc.).

La tilde es un signo gráfico que se utiliza siguiendo ciertas reglas para marcar la sílaba tónica, es decir, aquella con acento, en algunas palabras. Aunque todas las palabras tienen acento, no todas llevan tilde. Algún día, aunque es algo muy básico, escribiré las normas de las tildes.

La confusión entre ambos conceptos puede venir porque, muchas veces, se le llama a la tilde acento gráfico (que se abrevia en acento, segunda acepción de la palabra en el DRAE). Además, tenemos acentos graves (`), agudos (´) y circunflejos (^) para liarnos más…

De todas formas, esta distinción es sencilla y puede ayudarnos, porque ganamos en claridad si la mantenemos y no caemos en ciertas ambigüedades («¿se refiere a la voz o a la tilde?»).

¿Se dice ‘este agua’ o ‘esta agua’?

A veces puede resultarnos difícil decidir entre las formas este aula, esta aula, el águila, la águila, ya que no estamos seguros de si son masculinas o femeninas. A continuación, paso a sintetizar algunas consideraciones que pueden ayudar a concordar correctamente estos sustantivos.

• Todos los nombres femeninos que empiezan por a tónica, es decir, el golpe de voz fuerte recae en la primera a, deben acompañarse de las formas masculinas el, un, algún, ningún (y demás compuestos de un):

La área × → El área √
Una aula  × → Un aula √
Alguna águila × → Algún águila √
Ninguna acta × → Ningún acta √

• Con el resto de determinantes y adjetivos antepuestos (este, aquel, poco…) debemos emplear la forma femenina:

Este alga × → Esta alga √
Aquel arca × → Aquella arca √

• Como ya se ha mencionado, estas palabras son femeninas; por lo tanto, si las utilizamos con adjetivos deben concordar en género femenino:

Agua claro × → Agua clara √ → El agua clara √

Septiembre, octubre… ¿y noviembre?

Llevo una temporada en que apenas leo nada en mi tiempo de ocio. Hay varias razones (que no excusas) para ello. Por un lado, que estoy leyendo mucho en mi tiempo de trabajo. Muchísimo. Y eso cansa. Por otro lado, he estado teniendo bastantes dolores de cabeza, lo cual no me ayuda a coger un libro y pasarme un par de horas leyendo. He cambiado de gafas (me ha subido un poco la graduación) y, en las dos semanas que llevo con las nuevas, los dolores se han reducido considerablemente. A ver si ahora cojo los libros con más ganas…

Llevo desde comienzos de septiembre con la misma novela. Me está gustando, pero verla en mi mesilla de noche día tras día está haciendo que le coja tirria. Y lo peor es que no he llegado ni a la mitad. Es La trilogía de Nueva York de Paul Auster. A ver si en noviembre puedo, por fin, añadirla a la lista de libros leídos en 2010. Sé que va a ser imposible (sobre todo, viendo los librotes que me esperan en mi escritorio para una corrección), pero me gustaría llegar a 20 en todo el año (que, sumados a los libros del trabajo, harían que me diera por satisfecha con lo leído en 2010).

¿Cómo van vuestras lecturas este año? En otros blogs he visto retos de lo más variopintos en relación con la lectura (llegar a 50 libros en un año; ir leyendo libros con diferente número de caracteres en el título, etc.). Quizá, si alguno se animara, podríamos proponer algo para 2011. O, también, podríamos montar una especie de club de lectura en que cada mes se eligiera un libro y se comentara en ciertas fechas… ¿Os gustaría participar en algo así? ¿Queréis que monte algo en la web? ¿Alguna otra idea? Queda apenas mes y medio para que comience 2011, así que tendríamos que pensarlo y ponernos manos a la obra (sobre todo yo). Si se os ocurre algo, hacédmelo saber. Yo le estoy dando vueltas a la cabeza (sobre todo, a ver si consigo que el blog sea más participativo).

Abecegrama inverso

Desde que publiqué la entrada sobre los abecegramas, tengo pendiente proponeros un segundo reto. En principio, si no recuerdo mal, comentamos que podríamos fijar un tema y escribir abecegramas sobre ello. Pero se me ha ocurrido otra opción que, sinceramente, me parece hasta más complicada… ¡Cuanto más difícil, mayor el reto!

¿Qué os parece si escribimos algún abecegrama inverso? Es decir, en vez de empezar por a, b, c… hasta la z, hacerlo al revés: z, y, x, w… hasta la a. Voy a escribiros a continuación el orden que habría que seguir:

z, y, x, w, v, u, t, s, r, q, p, o, ñ, n, m, ll, l, k, j, i, h, g, f, e, d, ch, c, b, a

Como veis, he añadido (como la última vez) los dígrafos ch y ll, aunque podríamos prescindir de ellos por no estar considerados letras del abecedario. Venga, ¿quién se anima? Espero que los comentarios se llenen con vuestros abecegramas… ¡Ánimo!

El semimenos

Quienes seguís el blog ya sabréis que la semana pasada, en un artículo titulado Guiones y rayas, os hablé de un signo ortográfico llamado semimenos. No es muy conocido, pero sí muy utilizado (muchas veces, en un uso que no es el suyo propiamente dicho).

Aunque en la entrada que dediqué al guion no fui muy exhaustiva, con el semimenos sí puedo serlo, porque únicamente se emplea en operaciones matemáticas (de ahí su nombre). Su característica principal es que mide exactamente lo mismo que el trazo horizontal del signo de más (+) y que los del igual (=).

6 + 3 – 5 = 4

En las fórmulas matemáticas, entre los signos y los números hay que meter un espacio.

Muchas veces, por estética, se utiliza el semimenos para incisos y citas intercaladas. Este uso es propio de la raya, pero, como a veces queda excesivamente largo, cada vez más diseñadores y maquetadores optan por el semimenos para estos casos. No es lo más correcto, pero la diferencia al leer no es muy grande, así que mucha gente ni repara en ello. No obstante, si queremos ser estrictos, emplearemos la raya y no el semimenos para estos incisos. Pongo un ejemplo para que veáis de qué estoy hablando:

Según el manual de instrucciones, montar esas baldas y el resto de muebles del catálogo resulta muy sencillo (raya √ ).
Según el manual de instrucciones, montar esas baldas y el resto de muebles del catálogo resulta muy sencillo
(semimenos ×).

La RAE y los ‘hoygan’

Empecemos el jueves con un poco sentido del humor. En su viñeta del martes, Mauro Entrialgo daba en el quid de la cuestión… Os dejo el enlace:

Plétora de piñatas

¿Qué os parece? ¿RAE u hoygan? ¿Término medio? Obviamente, y a pesar de que pueda haber ocasiones en que no esté completamente de acuerdo, yo soy lo que los estadounidenses llamarían team RAE. Su labor, como ya he comentado más de una vez, me parece complicada y necesaria. ¿Y vosotros? ¿Qué opináis de las «nuevas» normas ortográficas? Hablaremos de ellas largo y tendido, pero me gustaría saber qué os parecen a priori…

Aplicaciones en línea útiles: TeuxDeux

Si sois de esas personas que escriben constantemente listas de lo que tienen que hacer, creo que la aplicación de la que os voy a hablar hoy os va a encantar. Yo la utilizo muchísimo: es tremendamente útil y sencillísima de usar gracias a un diseño muy limpio e intuitivo. Estoy hablando de TeuxDeux.

TeuxDeux

Pantallazo de TeuxDeux

Características de TeuxDeux:

• Es una aplicación online, es decir, no tenemos que descargar o instalar nada en nuestro ordenador. Las aplicaciones en línea tienen la ventaja de que podemos acceder a ellas desde cualquier ordenador o dispositivo con conexión a Internet.

• Permite organizar y planificar en un calendario. Se pueden crear entradas, tacharlas, borrarlas, moverlas… muy fácilmente.

• Podemos sincronizarlo con la aplicación para el iPhone (aunque esta última no es gratuita, cuesta 2,39 €). Una de las ventajas para la versión para iPhone es que permite tener varias cuentas (lo que puede resultar útil para diferenciar tareas de trabajo y tareas en casa, por ejemplo).

• Nos avisa cuando alguna tarea ya ha «caducado»: la pone en rojo y la mueve al día de hoy.

• Una pequeña desventaja (que, según avisan en la página web, muy pronto dejará de existir) es que está íntegramente en inglés. De todas formas, sabiendo los días de la semana y lo que significan cuatro órdenes más, es suficiente y, al ser tan intuitiva, no supone ningún problema.

• En principio, TeuxDeux no es una agenda para apuntar citas con una hora exacta, etc., pero sí se puede utilizar así. En vez de poner «Cita en el dentista», podemos escribir «10.30 h: Cita en el dentista» y ordenar las tareas por horas. Fácil, ¿no?

• Para tareas sin un día concreto, existe el apartado «Someday» (algún día).

Os dejo los enlaces a los vídeos que los creadores de la aplicación han puesto a nuestra disposición para explicarnos su funcionamiento. Están en inglés, pero si nos fijamos en lo que se va haciendo, no hay problema.

Demostración de TeuxDeux.

TeuxDeux: segunda parte.

TeuxDeux iPhone app.

El guion

Si la semana pasada dediqué un artículo a diferenciar el guion, el semimenos y la raya, hoy voy a empezar a describir los usos de cada signo, en concreto, los del guion. Como la casuística es enorme y hay muchísimas excepciones, no voy a ser exhaustiva y me voy a limitar a presentar los usos. Más adelante, podemos ir entrando, poco a poco, en esos casos y excepciones…

1) En primer lugar se puede hablar del guion morfológico. Es el que se utiliza para unir palabras compuestas (por prefijación, compuestos de dos adjetivos, nombres propios compuestos…).

2) Después está el guion silábico, que indica la partición de palabras al final de línea.

3) Por último, hay que mencionar el guion prepositivo, que se emplea para relacionar una o más palabras con otras. Normalmente, este guion suele sustituir a una preposición, de ahí su nombre.

Siento no dar más información de momento, pero explicar todo lleva muchísimo tiempo, así que iré poco a poco… Por cierto, no sé si os habréis percatado de que escribo guion sin tilde. Hasta ahora, estaban admitidas las dos grafías, con y sin tilde, y cada cual podía escribirlo según lo pronunciaba (porque existe la pronunciación con diptongo y la pronunciación con hiato). En España suele pronunciarse con hiato, de ahí la colocación de la tilde. Sin embargo, a partir de ahora (más bien, a partir de la publicación de la nueva Ortografía de la RAE), solamente está admitida la grafía sin tilde, aunque lo pronunciemos con hiato. Así que escribiremos guion, sin tilde (norma que, si me preguntáis, no me gusta, pero que acataré hasta que me salga de modo natural, como me ha ocurrido con muchas otras cosas).

Meteorología

Hace un par de semanas traté el tema de la metátesis; entre los ejemplos que puse, hoy me gustaría rescatar uno para que no pase inadvertido, pues es muy frecuente leerlo y escribirlo erróneamente.

¿Cómo podemos acordarnos de que es meteorólogo y no metereólogo? No sé si mi truquito os gustará, pero a mí me parece sencillo y hace que no me equivoque: siempre recuerdo que los programas de previsión del tiempo, en Francia, se llaman Météo. Y a partir de ahí, es fácil completar la palabra en castellano.

Meteo + rólogo = meteorólogo
Meteo + rología = meteorología
Meteo + rológico = meteorológico

Os pongo un ejemplo:

Estamos en alerta meteorológica por fuertes vientos.
Estamos en alerta metereológica por fuertes vientos. ×

Anna Gavalda: ‘La amaba’

La francesa Anna Gavalda es uno de los máximos exponentes de la llamada en el argot editorial novela de sentimientos. Este tipo de novela está muy de moda y comparte protagonismo en las listas de los libros más vendidos con la novela histórica, por ejemplo. Hay muchísimos ejemplos y aquí en el blog ya he comentado alguna de estas novelas, como La soledad de los números primos. Quizá podría dedicar un artículo a caracterizar este tipo de novela, pero hoy me voy a limitar al libro de Gavalda, de la cual he leído unas cuantas novelas y un volumen de cuentos.

La amaba

Portada del libro

Pierre, un rico industrial de sesenta y cinco años, invita a Chloé, su joven nuera, a pasar un fin de semana en la casa de campo familiar. Ella acepta, llevada por la necesidad de cambiar de aires ante el reciente abandono de su marido. La amaba está magistralmente tejida en torno al diálogo que ambos mantienen en un momento crucial de sus vidas. Él, siempre arrogante e introvertido, bajará la guardia por primera y última vez para revelarle un secreto, lo que vivió… o tal vez lo que nunca vivió.

La amaba es una novela alegre y triste a la vez, un fragmento de vida, una punzante historia de amor contada con la eficacia y la capacidad de observación que caracterizan a esta deslumbrante figura de las letras francesas. A través de un diálogo conmovedor, Anna Gavalda nos habla de nuestras vidas, nuestras dudas, nuestras renuncias, y también de nuestras esperanzas, nuestra ironía y nuestra ternura.

En la prosa de Anna Galvalda no hay descripciones, sino una economía verbal de asombrosa eficacia de la que surge una poderosa corriente emocional. Tras el éxito obtenido con sus relatos Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, esta primera novela de Anna Gavalda ha encabezado todas las listas de ventas de Francia (superando los 250 000 ejemplares), antes de ser traducida a nada menos que veintiún idiomas.

La amaba no ha sido el libro que más me ha gustado de Gavalda (ese lugar lo ocupa Juntos, nada más, que comentaré otro día), pero estamos ante una novela digna. Es muy fácil de leer (como todas las de Gavalda) y esta, además, no es muy extensa. Si buscáis reseñas del libro por Internet, veréis que o gusta mucho o parece una ñoñería insufrible (me recuerda al caso de las comedias románticas en el cine, es prácticamente lo mismo llevado a papel). Probablemente no sea ningún novelón, pero para pasar un rato entretenido y, además, «identificarnos» con los protagonistas, pues está muy bien. Y, claro, dentro de la novela de sentimientos, pues Gavalda es de las mejores: su prosa no es, en absoluto, mala. Yo sí recomiendo a Gavalda y La amaba es un buen punto de partida (sus otras novelas son mucho más extensas, quizá más ambiciosas también, aunque el resultado sea irregular). También merecen la pena sus relatos de Quisiera que alguien me esperara en algún lugar (os hablaré de este libro también en otro momento).

Por supuesto, si alguien conoce a esta autora y quiere dejar su opinión en los comentarios, se lo agradecería mucho.



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