‘La soledad de los números primos’ de Paolo Giordano

Hoy, 31 de julio, es el día de san Ignacio, patrón de Vizcaya, y es también el cumpleaños de mi madre (¡muchísimas felicidades, amatxu!), así que he decidido comentar un libro que le encantó cuando se lo presté (a mí también me gustó). Se trata de La soledad de los números primos, de Paolo Giordano.

Paolo Giordano, licenciado en Fïsica Teórica (quizá el título, si bien no elegido por él sino por su editor, haga referencia a su profesión), logró con esta su primera novela todo un hito para cualquier escritor novel: conseguir el galardón literario más importante de su país (el premio Strega) con tan solo 26 años y vender más de un millón de ejemplares en Italia. Y es que hay que realizar verdaderos esfuerzos para no sucumbir a esta historia y leer el libro del tirón…

Portada de La soledad de los números primos

Portada del libro

Existen entre los números primos algunos aún más especiales. Son aquellos que los matemáticos llaman primos gemelos, pues entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Esta verdad matemática es la hermosa metáfora que el autor ha escogido para narrar la conmovedora historia de Alice y Mattia, dos seres cuyas vidas han quedado condicionadas por las consecuencias irreversibles de sendos episodios ocurridos en su niñez. Desde la adolescencia hasta bien entrada la edad adulta, y pese a la fuerte atracción que indudablemente los une, la vida erigirá entre ellos barreras invisibles que pondrán a prueba la solidez de su relación. La sutileza de los rasgos psicológicos de los personajes, así como la hondura y complejidad de una historia que suscita en los lectores las reacciones más variadas, resaltan la admirable madurez literaria de este joven autor a la hora de asomarse, nada más y nada menos, a la esencia de la soledad.

Aunque, personalmente, me sobraron algunos fragmentos (sobre todo de Alice), que no me aportaron nada, es un buen ejemplo de novela de sentimientos (prometo tratar este tema muy pronto). Porque meterse en ciertos jardines, como la soledad en la pareja, en una primera novela y salir airoso del intento, no es moco de pavo. Y hacerlo sin caer en el melodrama (aunque el libro es algo crudo y triste, únicamente hay que ver la metáfora que encierra el título), solo hace que pensemos en que estamos ante un autor que puede ser muy interesante. Veremos qué nos depara en el futuro.