Últimos artículos

Ión/ion, guión/guion: nuevas normas de la RAE

No me gusta la nueva norma de la RAE que me quita la tilde de guión o de ión. Y es que yo no pronuncio guion o ion, sino guión e ión. Me va a costar (aunque ya lo he puesto en práctica).

El resto de medidas me da más igual. Algunas son lógicas (como quitar la tilde de la o disyuntiva entre números, porque ya no se confunde con el cero) y otras, a pesar del revuelo montado, nada novedosas para un porcentaje altísimo de los casos. Y la ch y la ll no son letras del abecedario desde 1994 (aunque parece que nos enteramos ahora y nos echamos las manos a la cabeza), son dígrafos. Y lo de la ye, pues una convención: ni que nos pasáramos la vida deletreando… (que no estamos en un concurso de ortografía de una película estadounidense adolescente, por Dios). Así que, tampoco es que la sangre llegue al río… Menos aspavientos, por favor.

Eso sí, si los señores académicos se replantearan la tilde de guión, yo se lo agradecería mucho (que conste que soy muy obediente con las normas de la RAE, aunque la critique y me queje a veces). Es mi opinión. He dicho…

Premio Cervantes 2010

Ayer se anunció que la escritora Ana María Matute es el premio Cervantes 2010. Mi enhorabuena desde aquí: es, desde luego, una grande y recibe el premio merecidamente (o eso creo yo), pues es una magnífica narradora. Hace un poquito más de un mes hablé sobre la que dicen que es su mejor obra, Olvidado rey Gudú, libro que me encanta. Podéis leer la reseña aquí.

¡Muchas felicidades!

Duda sobre Evernote

Llevo un montón de tiempo tratando de probar Evernote. Lo tengo instalado, pero no lo utilizo, porque no sé bien cómo funciona. Sinceramente, ni siquiera tengo muy claro para qué sirve, porque cada vez que me pongo a buscar información… ¡vale para todo!

¿Algún lector del blog utiliza Evernote? ¿Podría ser tan amable de explicarme cómo funciona, para qué sirve, si le es útil? Es que después de leer a Berto Pena, cuyo blog os recomiendo encarecidamente, es raro que no corras a instalarlo. Quizá es, sencillamente, que no me suelo acordar de que lo tengo ahí y por eso no lo empleo, pero si supiera que realmente es tan útil, no dudaría en incluirlo entre mis «recursos interneteros».

El corrector de Word

Si bien nadie nunca me ha pedido que escriba sobre el corrector de Word, esta entrada llevaba en mi lista de pendientes prácticamente desde que decidí poner en marcha este blog. La razón es muy sencilla: estoy harta de oír que mi trabajo es inútil porque, «total, ya lo hace el corrector de Word» (o que, por el mismo motivo, debería cobrar menos).

No seré yo quien reniegue de la tecnología a estas alturas, ni siquiera del corrector de Word, que me parece una herramienta valiosísima siempre y cuando se utilice apropiadamente. El problema con el corrector de marras es que no hace, por mucho que se empeñe la gente, el trabajo de un corrector profesional (de carne y hueso). Y, aunque es difícil de creer, ni siquiera corrige todas las faltas de ortografía.

El corrector de Word no deja de ser una enorme base de datos repleta de palabras. Si escribes correctamente una palabra, estará en la base de datos, por lo que Word no la marcará; si la escribes mal, Word no la encontrara entre sus datos y enseguida aparecerá una línea roja bajo el término en cuestión. Esto es muy útil, sobre todo en el caso de las erratas (admitámoslo, a todos nos bailan los dedos alguna vez). Pero ¿qué pasa cuando dos palabras suenan igual pero se escriben de diferente manera?

Os voy a poner un pantallazo con unas frases que he escrito en mi Word (podéis verlo más grande pinchando sobre la imagen). Hay dos versiones de cada frase: la versión de arriba sería incorrecta y la de abajo correcta; no obstante, como podréis ver, salvo en el último caso (del que hablaré más tarde), no hay línea roja que marque error por ningún sitio…

Pantallazo de Word

Pantallazo de Word

Existen basto y vasto, halla y haya, mí y mi… ¿Cómo va a reconocer Word cuándo debemos emplear cada una? No lo sabe. Solamente sabe que esas palabras están en su base de datos, luego, para el corrector, todas esas frases son correctas. Pero no lo son. De hecho, por ejemplo la segunda encierra una falta de ortografía muy grave.

¿Estoy diciendo que el corrector de Word es inútil? No; lo que quiero decir es que es una herramienta muy útil pero limitada. Y que, para utilizarla adecuadamente, hemos de conocer sus limitaciones: si no, podríamos caer en errores sin querer.

Word no sabe distinguir un halla de un haya o de un aya, un sino de un si no... ¿Tenemos que dejar de emplear el corrector? No, porque nos puede señalar, por ejemplo, que cocreta está mal escrito o que ti no lleva tilde (mirad la última frase; para un error que marca y la gente se empeña en poner la tilde maldita). Pero sí que tenemos que ser conscientes de que no es infalible…

La raya

Lo prometido es deuda y aquí está el tan reclamado artículo de la raya. Ahora bien, el asunto de la raya en los diálogos lo desarrollaré en una próxima entrada, porque es tan largo que da para eso y más.

Por si alguien se incorpora ahora al blog, hasta el momento he hablado de los distintos tipos de guiones y rayas, del semimenos y, más someramente, del guion (sé que tengo pendiente entrar en la casuística, todo llegará). Y, por fin, los usos de la raya.

1) Incisos

La raya se emplea en incisos en los que hay más grado de separación que el expresado con la coma y menos que el indicado con el paréntesis.

Todos estos países isleños (las Filipinas, Indonesia, Sri Lanka —anteriormente Ceilán— y Mauricio) no formaban parte de su itinerario inicial.

2) Diálogos

Como ya he mencionado, como este tema es largo, lo trataré en un próximo artículo.

3) Intercalados de citas directas

Hay varias maneras de citar; no obstante, cuando se intercala algo dentro de la cita, se pone entre rayas.

«Mi nuevo programa —indicó el presentador— supone el mayor reto de mi carrera».

Si el inciso no estuviera intercalado, se expresaría así:

«Mi nuevo programa supone el mayor reto de mi carrera», indicó el presentador.

Hay asimismo otra manera de expresar esos intercalados en citas directas que, al menos antiguamente, utilizaba El País y que es la manera inglesa:

«Mi nuevo programa», indicó el presentador, «supone el mayor reto de mi carrera». (Es decir, comillas inglesas que se cierran para el inciso, que va entre comas, y se vuelve a abrir comillas para el resto de la cita).

4) Apartados

Aunque estamos acostumbrados a los bullets (•), es correcto emplear la raya para los apartados de una lista. No hay espacio entre la raya y la palabra que la sigue:

—Incisos.
—Diálogos.
—Intercalados en citas directas.
—Apartados.
—Bibliografía.

5) Bibliografía

Se utiliza la raya para evitar las repeticiones en los autores de una bibliografía.

Corominas, J.: Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, 4 vols., Madrid, Gredos, 1954-1957.
Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Madrid, Gredos, 1973, 3.ª edición.
y J. A. Pascual: Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, 6 vols., Madrid, Gredos, 1980-1991.

Consideraciones generales

Hay que notar que no se deja espacio entre la raya y el elemento al que precede/sigue (según sirva para abrir o cerrar un inciso, cita, apartado, diálogo, etc.). Únicamente va sola en la bibliografía.

‘Bilbao-New York-Bilbao’ de Kirmen Uribe

Alguien que lee este blog, driss, me aconsejó hace un par de meses que hiciera un poco de caso a la literatura de la tierra y me recomendó el libro de Kirmen Uribe Bilbao-New York-Bilbao. Driss, me ha encantado, muchísimas gracias por la recomendación…

Bilbao-New York-Bilbao

Portada del libro

Cuando Liborio Uribe supo que iba a morir, quiso ver por última vez un cuadro de Aurelio Arteta. Toda su vida transcurrió en alta mar, surcó sus aguas a bordo del Dos amigos y, al igual que su hijo José, patrón del Toki Argia, protagonizó historias inolvidables caídas para siempre en el olvido. Años después y frente a ese mismo cuadro, el nieto Kirmen, narrador y poeta, rastrea esos relatos familiares para escribir una novela. Bilbao-New York-Bilbao transcurre durante un vuelo entre el aeropuerto de Bilbao y el JFK de Nueva York, y desgrana la historia de tres generaciones de una misma familia. A través de cartas, diarios, correos electrónicos, poemas y diccionarios, crea un mosaico de recuerdos y narraciones que conforman un homenaje a un mundo prácticamente extinguido, a la vez que un canto a la continuidad de la vida. Con esta novela, Kirmen Uribe debuta de manera deslumbrante en el panorama literario español. Considerado uno de los máximos renovadores de la literatura en lengua vasca, se adentra en las aguas de la autoficción con una escritura rica, compleja y sugerente realmente conmovedora.

Empecé a leer este libro el viernes por la tarde y lo he terminado esta misma mañana. Más reciente no lo puedo tener. Y tengo la sensación de que el viernes conocí a un chico, Kirmen, que me ha contado la historia de su familia y la suya propia, pero no de una manera continuada, sino a fragmentos, entremezclando el presente con el pasado, pequeñas anécdotas y recuerdos con leyendas e historias reales. Porque, lo que me ha quedado claro es que, aunque esto es ficción, es una ficción muy real. Tan real como que conozco en persona a varios de los «personajes» (dos fueron compañeros de trabajo míos, uno se sentaba en la mesa de al lado). Se me hace extraño redescubrirlos, años después, en una novela, con su nombre real y sus inquietudes reales… Curioso. Reconozco que me emocionó.

La historia es la de una de tantas familias de pescadores vascos. Contada de una manera entrañable, incluso muy poética a ratos. No es una novela al uso: es una historia fragmentada que el lector tiene que recomponer, como un puzle, en su cabeza. Pero ¿cuando hablas con alguien delante de un café no se van enredando las anécdotas, retazos de vidas y de historias? Pues esa es la sensación que me ha dejado Bilbao-New York-Bilbao.

Kirmen (personaje) está recopilando información para escribir una novela, y nos cuenta su periplo en un viaje desde Bilbao a Nueva York. Al  final, toda esa recopilación, esa búsqueda, los pedacitos de diccionarios, correos electrónicos, diarios, recuerdos… no van a servir para escribir una novela, sino que van a ser la novela en sí. Y Kirmen (autor) utiliza este collage, sin forma, sin orden, para componer la novela de la historia de su familia, con gran carga metaficcional y llena del lirismo propio de todo un poeta. Para mí ha sido todo un descubrimiento. ¿Veis qué bien viene tener un blog y que te recomienden lecturas? ¡Muchísimas gracias, driss!

Por supuesto, me gustaría conocer vuestra opinión sobre la novela si la habéis leído. Los comentarios os esperan…

Francisco Umbral: ‘Las ninfas’

Hasta que leí este libro, hace ya muchos años, todo lo que conocía de Umbral se limitaba a la imagen que de él había visto en la televisión: un señor mayor, despeinado y con gafas raras, siempre ataviado con una bufanda, que quería hablar de «su libro» con la Milá.

Después, un profesor en la universidad me descubrió la maravillosa prosa de sus columnas. Y, gracias a una compañera, descubrí este librito, Las ninfas, que me encantó…

Las ninfas

'Las ninfas'

Definida por el autor como «novela de la adolescencia y la provincia», esta obra trata de las vidas de unos muchachos y muchachas de la década de los cuarenta. A partir de la complejidad indecisa de un joven, conocemos el mundo intelectual y sentimental de la época y la moral dominante que ganó la guerra.

La prosa magistral de Umbral nos devuelve a ese adolescente que mira hacia el niño que ha sido y los trenes que se cruzan en su camino, un adolescente que crece al pasar las páginas y va cambiando su ilusión de ser sublime sin interrupción por el deseo de la mujer amada y el placer de compartir las aventuras con los amigos, en una noche de verano, en una atmósfera donde al negro se le transparentaba el azul. Una novela fresca y sugerente como solo es la gran literatura.

Ganadora del premio Nadal en 1975, esta novelita es una de esas joyitas, desconocidas para muchos, a las que merece la pena acercarse. Para muchos es la mejor novela de Umbral. Y la resumo en palabras de Rafael Marín, cuya mirada a Las ninfas me parece tan certera, que me hubiese gustado escribirla a mí misma: «Amores adolescentes, guapos niños de derechas y centros católicos, muchachitas en flor y guantes amarillos, pederastas y posguerra civil, el deseo de escribir a toda costa, la traición de ese mismo deseo. Y la huida a la libertad que solo podía dar la literatura».

Visitas

Hoy iba a escribir sobre la raya, pero va a tener que esperar. Creo que primero es de recibo que os dé las gracias…

Mirando las estadísticas de visitas al blog, esta semana me he quedado muy gratamente sorprendida. Las visitas van subiendo a un ritmo constante y no me puedo quejar, porque cada vez hay más lectores. Pero no sé qué ha pasado esta semana, que, de repente, las visitas se han duplicado. Y parece que no es flor de un día, porque la tendencia dura ya más de una semana… Veremos si sigue así.

Así que, por todo esto, ¡muchísimas gracias! Espero que sigáis acompañándome mucho tiempo más… Y, por cierto, prometo que la semana que viene hablamos de la dichosa raya.

Mis próximas lecturas

A raíz de que el otro día comentara que quiero llegar a los 20 libros leídos por ocio (y, a pesar de lo que muchos penséis, no me parecen muchos), me han preguntado a ver qué libros van a «tener ese honor». Pues bien, a los ya leídos, que podéis ver en su entrada correspondiente, habría que sumar estos (si veis la lista de libros pendientes, tenéis alguna pista):

  • Paul Auster: La trilogía de Nueva York.
  • Natsume Sõseki: Soy un gato.
  • Kirmen Uribe: Bilbao-New York-Bilbao.
  • Haruki Murakami: El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas.
  • Patrick Dennis: La tía Mame.

El último no lo tengo, pero leí los dos primeros capítulos y me gustaron mucho, así que será el próximo que me agencie. El resto está en mi mesilla de noche, esperándome… Del libro de Sõseki, Soy un gato, he leído ya 150 páginas, así que a ver si sigo con él, que también me estaba gustando.

¿Alguna sugerencia lectora que me queráis transmitir? Uno de los libros que he apuntado me lo recomendó alguien que lee este blog (y se lo agradezco muchísimo). Y, por cierto, nadie me ha contestado acerca de la propuesta que os hice el otro día sobre crear un espacio para hablar de libros entre todos (invitar a leer un título concreto y comentarlo). Pensadlo, que ya se me ha ocurrido cómo se podría llevar a cabo…

Reflexiones (VIII)

«Es una enorme desgracia no tener talento para hablar bien, ni la sabiduría necesaria para cerrar la boca».

Jean de la Bruyère
1645-1696
Escritor y moralista francés



Copyright © 2009–2015. Todos los derechos reservados.

Canal RSS. This blog is proudly powered by Wordpress and uses Modern Clix, a theme by Rodrigo Galindez modified by Arturo Martín.