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Un libro verde (30 libros)

Mi libro verde de hoy: ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, de Hillel Halkin.

'¡Melisande! ¿Qué son los sueños?'

‘¡Melisande! ¿Qué son los sueños?’

Hoy, para el color verde, voy a tirar de tópicos. ¿Qué simboliza el color verde? La esperanza. ¿Un libro esperanzador donde los haya (o eso me parece a mí)? ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?

Os hablé del libro en otra entrada, y ahí dejo muy claro todo lo que pienso de esta preciosidad de novela. Una historia de amistad y, sobre todo, una gran carta de amor de Hoo hacia Mellie llena de esperanza tras un desencuentro. Y es tan bonito ese intento de reconquista… Porque, si no hubiera esperanza, no habría valor para pedir una segunda (o una tercera o una cuarta) oportunidad. Sin esperanza, sin pensar que las cosas pueden ir bien, no habría valor para amar (y otra cosa, no sé, pero amor en esta novela, amor del auténtico, a raudales).

Esta novela es, sin duda, una de las mejores que he leído este año (si no la mejor). Yo os la vuelvo a recomendar. Emocionaos con Ricky, con Mellie y, sobre todo, con Hoo, el autor de esta gran carta. Yo sigo teniendo la esperanza de que Hoo consiga su propósito. (Entre nosotros, ¿cómo no le van a salir las cosas bien si la intenta reconquistar con la frase más bonita del mundo? ¿Cómo se puede decir que no a algo así?). Magnífica novela, de verdad.

Vuestro turno. Hoy, libros verdes… Los comentarios y las redes sociales os esperan.

Un libro que no hayas devuelto a su propietario (30 libros)

Hoy lo tengo facilisimo, porque solo hay un libro que no he devuelto: El metro de platino iridiado, de Álvaro Pombo.

'El metro de platino iridiado'

‘El metro de platino iridiado’

El matrimonio de Martín y María, y el proyecto de vida que llevan a cabo, apareja inevitables consecuencias en su entorno inmediato. Gonzalito, el hermano de María, al principio fascinado por la personalidad de su cuñado, profesor de filosofía y escritor, se ve impulsado a huir a Londres para conocerse a sí mismo y asumir sus propias pulsiones emotivas. Virginia, la frívola amiga de María, contrae un precipitado matrimonio con un empresario argentino vinculado a los negocios internacionales. Una tragedia familiar determina que todos confluyan en la casa paterna de María: Gonzalito, en angustioso conflicto interior tras su exilio londinense; Virginia, tras el melodramático fracaso de su experiencia conyugal; Pelé, hijo de María y Martín, involucrado en una ambigua y secreta relación con su tío; y los propios María y Martín, cuyas relaciones afectivas se han ido desnaturalizando poco a poco y guardan escasa vinculación con las expectativas de épocas pasadas. En efecto, han transcurrido muchos años y todo ha cambiado aun a despecho de la persistente voluntad de reflexión que distingue a los protagonistas, que ahora convergen hacia un dramático desenlace movido por los hilos ineluctables del destino que se han forjado.

La verdad es que leí esta novela hace como quince años y no recuerdo nada, así que no os puedo decir qué me pareció ni nada. Pero sí os puedo decir que me la dejó un amigo y, por mil circunstancias, no se la devolví en su día y sigue en casa. Cada vez que se pasa por aquí le digo que la coja, pero pasa. Así que, creo que se queda a vivir conmigo.

Es la única vez que no he devuelto un libro a su propietario, básicamente porque me da mucha rabia que no me devuelvan los míos. Y me pasa constantemente. La mayoría de los libros que dejo los acabo dando por perdidos. Antes me enfadaba; ahora que soy zen he decidido que es parte de la vida de esos libros, acabar en otras casas, en otras estanterías, junto a otros libros que no son míos. Qué le voy a hacer. Pero da rabia que no te devuelvan los libros, así que, devolved los que tengáis por ahí que no sean vuestros (yo volveré a decirle al dueño de esta novela que la coja cuando se pase por mi casa).

Vuestro turno. ¿Qué libro no devolvisteis? ¿Pensáis devolverlo? Tenéis los comentarios o Twitter (ya sabéis, usando la etiqueta #30libros) a vuestra disposición.

Un libro con banda sonora incorporada (30 libros)

Quería haberme currado la entrada de hoy y haber pensado algún título que no fuera muy obvio, pero no he podido. La he tenido que escribir un poco a la carrera, así que me voy a inclinar por la opción más fácil, sin dale muchas vueltas al coco. Hoy, Canciones de amor a quemarropa, de Nickolas Butler.

'Canciones de amor a quemarropa'

‘Canciones de amor a quemarropa’

El día que hablé de Canciones de amor a quemarropa, ya mencioné a Bon Iver. Efectivamente, aunque la mención a Bon Iver no es explícita, sí está implícitamente. Y, además de Bon Iver, encontramos más referencias musicales. Os cuento algunas.

En primer lugar, los protagonistas viven en un pueblito de Wisconsin llamado Little Wing, como la canción de Jimi Hendrix. Según parece es un nombre inventado (de hecho, Butler lo sitúa cerca de Eau Claire, su lugar de procedencia, y el de Justin Vernon, líder de Bon Iver). Primera referencia.

Después, oímos a Lee (trasunto de Vernon) cantar «Can’t help falling in love» de Elvis en una boda. También suena, casi al final de la novela, «American Pie», de Don McLean (breve inciso sobre esta canción: cuentan toda su historia en Paul está muerto, libro del que os hablé el otro día; muy interesante).

El resto de la banda sonora, ya de manera indirecta: Bon Iver. Os copio dos párrafos que hablan sobre Lee y donde explican cómo es su música (ojo a la mención al «falsete inquietante», tan típico de Vernon):

El éxito de Lee no nos había pillado por sorpresa. Él nunca había desistido, nunca había abandonado la música. Mientras los demás estábamos en la universidad o en el ejército o atrapados en la granja de la familia, él se encerraba en un gallinero destartalado y se ponía a tocar su maltrecha guitarra en ese silencio del crudo invierno que todo lo envuelve. Cantaba en un falsete inquietante, y a veces, junto a la hoguera, entre las traicioneras sombras que proyectaban las llamas, naranjas y negras, y el humo, negro y blanco, te arrancaba una lágrima. De todos nosotros, él era el mejor.
Componía canciones sobre nuestro rincón de mundo: los ubicuos maizales, los bosques de repoblación, las colinas jorobadas y las hondonadas llenas de surcos. El frío que cortaba como un cuchillo, los días demasiado cortos, la nieve, la nieve y la nieve. Sus canciones eran nuestros himnos: eran nuestros megáfonos y nuestros micrófonos y nuestros versos de jukebox. Lo adorábamos; nuestras mujeres lo adoraban. Nos sabíamos la letra de sus canciones y a veces hasta salíamos en alguna.

Hay muchos momentos (sobre todo de Lee) muy musicales en la novela (como cuando imagina cómo suena una puesta de sol). Yo os vuelvo a invitar a leer la novela, que a mí me gustó mucho. Y, si no conocéis a Bon Iver, escuchadlos (y yo aprovecho: gracias por la recomendación, Jon; acertaste de pleno). 😉

Y ahora os toca. ¿Libros con banda sonora incorporada? Siempre que hay alguna categoría para relacionar música con libros suele costar, pero sé que conseguiréis aportar títulos interesantes. Los comentarios son vuestros (y yo volveré a comentar en breve, lo prometo).

Un libro ‘déjà-vu’ (30 libros)

Un libro déjà-vu, es decir, uno que te dio la impresión de que ya lo habías leído. Yo hoy elijo Los recuerdos, de David Foenkinos.

'Los recuerdos'

‘Los recuerdos’

Cuando su abuelo muere, el joven narrador se da cuenta de la cantidad de cosas que no ha compartido con él. Decide entonces aprovechar al máximo el tiempo junto a su abuela. La visita a menudo y consigue espantar su soledad y hacerla reír. Pero un día, como si de una adolescente se tratara, la abuela se fuga de la residencia en la que vive. El narrador parte en su búsqueda y acabará uniéndose a ella en esa huida hacia la felicidad. Asistiremos así a un maravilloso viaje por los recuerdos de una vida, y veremos como estos, junto al mágico azar, iluminan el presente y el futuro de nuestro protagonista.

Que conste que he elegido este libro porque ha sido uno de los últimos de este tipo que he leído. Y es de David Foenkinos, pero podría ser también de Anna Gavalda o de Katherine Pancol o de Marc Levy (ay, me estoy dando cuenta según escribo esto de que son todos franceses). Las novelas de estos autores, que se meten en ese impreciso saco de la novela de sentimientos, son bastante parecidas entre sí. Ya sabes lo que te vas a encontrar: una historia amable (no necesariamente amorosa) con final feliz.

Ojo, no seré yo quien critique estos libros, que ya sabéis que me divierten muchísimo y que son maravillosos para cuando estoy con libros muy enjundiosos de trabajo y no me apetece meterle mucha tralla al cerebro. Son los perfectos libros de playa, además. Pero es cierto que, cuando has leído unos cuantos, te suena todo (como ocurre con cierto tipo de películas también).

Os toca. ¿Habéis tenido esa sensación de «ya he leído algo muy parecido» alguna vez? Los comentarios (y Twitter) os esperan…

Un libro que hayas heredado (30 libros)

He preguntado a varias personas, a raíz de que surgiera esta categoría, a ver si han heredado muchos libros. Y todo el mundo me dice que sí. Bueno, pues yo no. Heredados, como tal, solo puedo pensar en uno (os va a resultar curioso, creo, pero tiene una historia larguísima detrás). Es la Guía completa del punto a dos agujas, de Jane Davis.

'Guía de punto a dos agujas'

‘Guía del punto a dos agujas’

No os pongo de qué va, porque el título es lo suficientemente explicativo por sí mismo. Lo que sí os voy a contar es la historia personal que tengo con este libro, el único que considero que he heredado en mi vida.

Resulta que yo corregí este libro hace muchos años. Fue un poco lío, porque yo de punto no sabía nada. En casa siempre han hecho punto, sobre todo mi amama (abuela), que hacía unas maravillas dignas de exhibición, pero yo no tenía ni idea. Así que, cuando me llegó este encargo, le hice mil preguntas y ella, por ejemplo, me enseñó a interpretar correctamente los patrones (que es muy fácil, pero si nadie te dice cómo van… pues ni flores).

El libro quedó muy muy bien. Y la editora me dijo que estaba muy contenta con el resultado y me preguntó a ver si yo tejía, porque se notaba que los cambios que había hecho eran de alguien que entendía. Le dije la verdad: «Yo no hago punto, me ha ayudado mi abuela». Y la editora, que es un amor, decidió meter un pequeño párrafo de agradecimiento a mi amama en la página de créditos. Así que, en este libro, salen mi nombre y el de mi amama ahí impresos. Os podéis imaginar lo especial que es este libro para mí. Me hizo mucha ilusión en su día y a ella también cuando se lo conté. Y ahí quedó la cosa.

Y en estas que, el año pasado por estas fechas, cotilleando libros en una librería, me lo encontré en una estantería. Lo compré para regalárselo por su cumpleaños en diciembre (no es que lo necesitara precisamente, pero me imaginé que le haría ilusión… y se la hizo). Y, como ya sabéis que he heredado el libro, os podéis imaginar lo que ocurrió: mi amama murió a finales de marzo. Estuve muy mal y, aunque ahora ya lo llevo mejor, me cuesta hacerme a la idea de que ya no está aquí.

A mí me dieron el libro ya en mayo. Lo tengo como oro en paño. Pero… lo uso. Decidí que tenía que aprender a hacer punto: por ella, por un regalo que me hizo unos días antes de morir (el regalo más bonito y con más amor que me han hecho en mi vida) y por una larga charla que tuvimos las dos aquel día (maldito sábado, lloré dos océanos y medio por lo menos). Y entre el libro y la paciencia de mi amiga Amaia (¡gracias!), he aprendido a tejer. Y, desde mayo, estoy que no paro con las agujas. He hecho de todo: bufandas, mantas, gorros, cuellos… e, incluso, estoy haciendo una chaquetita de bebé preciosa. Yo haciendo punto… Impensable a comienzos de año. Y ahora me encanta. La primera sorprendida soy yo. Es de lo más relajante además. Y consulto mucho el libro. Y me acuerdo mucho de ella.

Fin de las entradas personales en el reto de momento. Mañana ya me ciño al libro… 😉

Ahora, os toca. ¿Un libro que hayáis heredado? Aunque hoy no me pasaré por los comentarios, os prometo que lo haré sin falta en breve. Y por Twitter (#30libros) y por Instagram y por donde más rabia os dé…

Uno naranja (30 libros)

Si ayer hablábamos de un color que me gusta, pero que relacioné con cosas no muy positivas, hoy todo lo contrario. Un color que aborrezco, pero que me hace acordarme de una de las cositas más tiernas y que más quiero en el mundo. El libro que elijo para hoy es Soy un gato, de Natsume Soseki.

Soy un gato

‘Soy un gato’

Si queréis estresarme, llevadme a un sitio naranja. No soporto ese color. No me gusta. Lo odio. Pero… hay una cosita naranja que me tiene robado el corazón. Llegó a mi vida, por casualidad, hace ya siete años y no lo puedo querer más. Os estoy hablando de Piticli, el gato más mimoso, cariñoso y entrañable del mundo (bueno, solo conmigo, con el resto de la humanidad no tanto).

Piti no puede ser más naranja. Es meganaranja, de verdad. Las risas a cuenta de que tengo un gato naranja con lo mucho que detesto el color han dado mucho de sí entre mi familia y amigos. Sí, tengo un gato naranja. Lo tengo que asumir. Así que, ya que la categoría de hoy me hace pensar en ese horrible color, al menos voy a relacionarlo con algo bonito: mi gato.

Y si pienso en mi gato, irremediablemente pienso en mi gata. Mi gata es espectacularmente bonita. Y está espectacularmente chalada (pero esto solo lo puedo decir yo; cada vez que alguien comenta lo tarada que está mi gata, aunque la pobre lo esté, ¡echo humo!). Guapa y loca, ¿qué más puedo pedir? Bueno, pues Marmi (que así se llama) se parece muchísimo (pero en requetepreciosa) al gato que aparece en la portada del libro de hoy. Muchísimo. Pues ya tenía libro para hoy…

Reconozco que la asociación es un poco extraña (naranja → gato → gata → libro), pero a mí me funciona, así que la compro. Y el libro, del que ya os hablé hace tiempo, es muy curioso y me gustó. Categoría de hoy solucionada…

Y no me resisto, en plan dueña orgullosa, a enseñaros mis gatos. Os dejo sendas fotos de mis fieras (tenéis un montón en mi Instagram, cómo no, la red social de los gatos por excelencia, si queréis cotillear sobre ellos un poco más).

Marmi

Marmi

Piticli

Piticli

Bueno, pues, tras mi momento de crazy cat lady, os toca. ¿Un libro naranja? Lo primero que os venga a la cabeza. Contádmelo en los comentarios, Twitter, Instagram… (Por cierto, voy a estar unos días desconectada y desaparecida; eso sí, tengo las siguientes entradas programadas, así que no os quedáis sin reto. Prometo contestaros y comentar lo antes posible).

Uno rojo (30 libros)

Hoy empiezan las categorías que tienen que ver con colores. Las asociaciones que hagáis son totalmente libres: desde lo que os sugiera el color en sí (más divertido) hasta el color de la cubierta del libro. Lo que más rabia os dé. Lo importante es jugar. Y yo hoy juego con Las partículas elementales, de Michel Houellebecq.

'Las partículas elementales'

‘Las partículas elementales’

No es la primera vez que esta novela sale a relucir en el blog, en uno de los retos concretamente. El año pasado la incluí dentro de la categoría «Un libro que te haya asqueado». Ahí ya os cuento lo que me parece la novela (y por qué la incluyo en esa categoría, que es por algo muy concreto). Incluso tenéis la sinopsis ahí por si no sabéis de qué va.

Hoy me voy a centrar en el color rojo. Y a justificar un poco mi elección (muy subjetiva, la verdad). Una elección que me ha costado mucho. Confieso que he dudado con otros dos libros, cada uno por una razón muy distinta. No sabía si hablar de La pasión, de Jeanette Winterson, porque me acordé de la inmensa melena pelirroja de la protagonista. También tuve tentaciones de traer al reto Hacer el amor, de Jean-Philip Toussaint, esta vez por algo tan simple como su cubierta roja rojísima. Pero quería algo un poco más elaborado. ¿Qué me sugiere a mí el color rojo? ¿Cómo relaciono eso que me sugiere con un libro?

Os aclaro en primer lugar que me gusta el color rojo. No es, ni mucho menos, mi favorito, pero me gusta. Y, aun así, a pesar de que me gusta, la primera relación que hice fue con cosas no muy positivas (curioso). Me vino a la mente el bolígrafo rojo con el que estoy corrigiendo últimamente (por circunstancias, estoy corrigiendo mucho en papel y, cosa impensable en mí hace unos años, en rojo, marcando todo que destaque bien). Los errores, para mí, son rojos. Y, tras los errores, pensé en una gran señal de prohibido, de un tono rojo intenso. Y en un enorme cartel de peligro, en color rojo (ahora un poco oxidado) que hay por un lugar por el que suelo pasear. Tengo la sensación de que el color rojo actúa como si fuera una advertencia en mi mente (esto es digno de psicoanálisis). Vale, pues voy a buscar un libro que, para mí al menos, sea una advertencia. Lo tengo. El libro que enciende todas mis alarmas, por muchísimas razones, es Las partículas elementales de Houellebecq (probablemente todo lo que he leído de Houellebecq hasta ahora, pero esta novela en particular). ¿Estamos solos? ¿Queda sitio para la esperanza? En mi mente hay, al darles vueltas a estas cosas, una gran luz roja intermitente y un grito de «¡Cuidado! Danger! Danger!». No os preocupéis por mi salud mental (me lo haré mirar). 😉

Os toca. ¿Qué libro os viene a la cabeza cuando pensáis en el color rojo? ¿Tenéis, si no, un libro de color rojo por ahí? Los comentarios están a vuestra disposición…

Un libro que te hizo cambiar de idea (30 libros)

La categoría de hoy me ha parecido complicadísima y creo que voy a hacer trampas. Pero pocas. Al final, hoy voy a hablar de Hace cuarenta años, de Maria van Rysselberghe.

'Hace cuarenta años'

‘Hace cuarenta años’

Como ya comenté lo que me pareció este libro allá por enero cuando lo leí, os remito a la entrada pertinente si queréis saber de qué va. Y así puedo explicaros por qué he escogido este libro.

En general, soy una persona con ideas bastante definidas en todos los aspectos de mi vida. Y, aunque hay cambios (todos evolucionamos), estos suelen ser «a pasitos». Debo reconocer que nunca he leído nada que me haya hecho cambiar de idea política o de religión o mis ideas sobre cualquier tema que os podáis imaginar. Así que, realmente, la categoría de hoy debería quedar desierta para mí. No es mediante una sola lectura como cambio yo de ideas. Quizá muchas juntas ayuden, pero una…

Y hay ideas, que por muchas cosas que me pasen y por mucho que yo evolucione, no cambian. Mi padre solía decirme que, a veces, soy más papista que el papa. Y hay un tema en el que no me bajan del burro ni por casualidad: el asunto de la infidelidad. No entiendo que nadie sea infiel. Así de simple. Si se llega a cierto punto, o se intenta arreglar o cada uno por su lado; pero mentir, engañar e, incluso, humillar a tu pareja, a la persona que más quieres teóricamente… no va conmigo. No lo entiendo, no me entra en la cabeza.

No obstante, de repente me veo leyendo este libro. Y me quedo perpleja al comprobar que estoy empatizando con una historia de amor que, en el fondo, es todo lo que yo rechazo: es un engaño, es una mentira… Pero es un gran amor. Enorme. ¿Se puede querer a dos personas a la vez? Menudo dilema. Le estuve dando vueltas durante días.

Por supuesto, no cambié de idea (de ahí que considere que estoy haciendo trampas hoy). Sigo pensando lo mismo en cuanto a la fidelidad (y la lealtad). Pero sí que empaticé con los protagonistas y me vi deseando que ese amor tan auténtico triunfara. Y si el resto de los implicados sufría, pues que sufriera. Ellos merecían estar juntos y quererse… Aunque solo fuera por esta vez, que la infidelidad tuviera una buena recompensa.

Os toca. Seguro que os ha costado menos que a mí. ¿Qué libro os hizo cambiar de idea sobre cualquier cosa? Espero vuestros títulos.

El próximo libro que vas a comprar (30 libros)

Hoy, al menos para mí, esto es fácil. Sé perfectamente qué libro va a ser el próximo que compre: El devorador de calabazas, de Penelope Mortimer.

'El devorador de calabazas'

‘El devorador de calabazas’

Antes de que fuese chic que las amas de casa intercambiasen historias sobre su tristeza como intercambiaban recetas para el relleno del pavo, antes de que su vida pudiera considerarse literaria y de que una mujer desesperada inspirase interés en lugar de hartazgo, existió Penelope Mortimer. La protagonista de esta ingeniosa comedia negra, una roman à clef intelectualmente impecable, la señora Armitage, ha pasado por cuatro matrimonios y es madre de un buen número de hijos. Pero quiere tener más ya que, en su opinión, traer hijos al mundo es algo que se le da bien. La maternidad es lo que hace de ella un ser humano importante, una idea que no encaja en los planes de su actual marido, Jake Armitage, un guionista de éxito que le hace creer que la única manera de salvar su matrimonio es impidiendo el nacimiento de un nuevo bebé. Se inicia así una lucha brutal en la que la señora Armitage es a la vez el campo de batalla, la víctima y la ejecutora.

No os puedo contar mucho más, salvo que he leído críticas muy buenas. Y está publicado por Impedimenta, que siempre es una garantía. Ya os contaré.

Os toca. ¿Tenéis pensado compraros algún libro próximamente? ¿Puedo ser curiosa y preguntaros cuál? Tenéis Twitter (#30libros) y los comentarios para vosotros…

El próximo libro que vas a empezar (30 libros)

Tenía una entrada escrita para hoy con la que pensaba que iba a ser mi próxima lectura, pero acontecimientos de última hora que ahora os contaré me han hecho cambiar todo. Y el libro que elijo para hoy es Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock, de Héctor Sánchez y David Sánchez.

'Paul está muerto...'

‘Paul está muerto…’

Todo lo que lea en las páginas de este libro es mentira. Aunque decir esto quizás no sea del todo cierto. Al fin y al cabo, hablamos de leyen­das urbanas, ese prodigioso territorio del folclore contemporáneo en el que, como es de ley, la ficción inconsciente, la imaginación desatada y la verdad más inverosímil conforman un único, inesperado y delicioso cóctel. Por supuesto, el mundo del rock ha sabido crear y recrear sus propios mitos urbanos de manera inigualable y para todos los gustos: delirantes, excesivos, crueles, escatológicos, trágicos, he­roicos, patéticos…

Héctor Sánchez recoge una selección de las mejores leyendas urba­nas, bulos y demás malentendidos relacionados con los grandes astros del rock, todos ellos narrados con excelso conocimiento y el humor que requiere la ocasión. Y David Sánchez, uno de los más destacados dibu­jantes de la nueva generación del cómic español, ilustra cada una de estas historias de forma incomparable. Muertes prematuras y extravagantes, fiestones más que desbocados, cameos de ultratumba, sexo con tiburo­nes (y con chocolatinas Mars), chutes familiares de última hora, nazis sabiamente enmascarados, fantasmas latosos y otros fenómenos para­normales, seres parcialmente extraterrestres, venganzas bastante ridículas, mermeladas alucinógenas, problemas graves de identidad, tejema­nejes con la CIA y el FBI, testamentos felinos, incestos insospechados, canciones que animan a quitarse la vida y, por supuesto, mensajes más o menos satánicos que se escuchan al hacer girar un disco al revés.

Un maravilloso anecdotario ilus­trado como una historia paralela y secreta del rock, un libro que despe­ja tantos interrogantes como los que propone: ¿de dónde surgen estas historias? ¿Son meros divertimentos y creaciones de una suerte de in­consciente colectivo que da rienda suelta a sus deseos más disparata­dos? ¿O en más de una ocasión responden a intereses concretos? ¿Qué parte de verdad hay en cada una de estas mentiras y qué parte de esa verdad conocemos? Bienvenidos a la cara oculta del rock.

Siempre digo que el blog me ha traído muchas cosas buenas y que el trabajo y el esfuerzo que me supone se ven compensados al comprobar, por ejemplo, las estadísticas de las visitas o al recibir vuestros mensajes. No sabéis lo agradecida que me siento. Pero, claro, si de repente llaman a tu puerta y te encuentras con una sorpresa mayúscula, pues más. El viernes por la mañana recibí un paquete, totalmente inesperado, con una carta y este libro.

El paquete lo enviaba María desde Asturias. Y en él me encontré este libro (que va a ser mi próxima lectura). Y una carta preciosa (que ya he contestado) en que María (que me dice que lee el blog, pero que no ha comentado ni participado nunca porque le da vergüenza) me agradece que tenga el blog funcionando. Dice que suele leer libros que yo recomiendo y que, también, cada vez que le surge alguna duda al escribir, acude a mi página. Pues ¡gracias, María!

Lo que me sorprendió bastante fue la elección del libro en sí. ¿Por qué este y no otro? Me cuenta que entró en una librería el otro día y lo vio en la sección de novedades. Y se acordó de esta entrada que os enlazo, en la que yo buscaba un libro sobre música. Y decidió comprármelo y enviármelo. Pues… ¡¡mil gracias!! Lo leeré encantada. Y os contaré a todos qué me ha parecido. ¡Qué gusto tener lectores tan majos que me hacen regalos! 😉

Os toca. ¿Habéis pensado cuál es el siguiente libro que vais a leer? ¿Estáis entre varias opciones? Contadnos en los comentarios o en Twitter (hashtag #30libros más el día concreto, por favor). ¡Gracias por vuestros títulos!



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