Un libro que hayas heredado (30 libros)

He preguntado a varias personas, a raíz de que surgiera esta categoría, a ver si han heredado muchos libros. Y todo el mundo me dice que sí. Bueno, pues yo no. Heredados, como tal, solo puedo pensar en uno (os va a resultar curioso, creo, pero tiene una historia larguísima detrás). Es la Guía completa del punto a dos agujas, de Jane Davis.

'Guía de punto a dos agujas'

‘Guía del punto a dos agujas’

No os pongo de qué va, porque el título es lo suficientemente explicativo por sí mismo. Lo que sí os voy a contar es la historia personal que tengo con este libro, el único que considero que he heredado en mi vida.

Resulta que yo corregí este libro hace muchos años. Fue un poco lío, porque yo de punto no sabía nada. En casa siempre han hecho punto, sobre todo mi amama (abuela), que hacía unas maravillas dignas de exhibición, pero yo no tenía ni idea. Así que, cuando me llegó este encargo, le hice mil preguntas y ella, por ejemplo, me enseñó a interpretar correctamente los patrones (que es muy fácil, pero si nadie te dice cómo van… pues ni flores).

El libro quedó muy muy bien. Y la editora me dijo que estaba muy contenta con el resultado y me preguntó a ver si yo tejía, porque se notaba que los cambios que había hecho eran de alguien que entendía. Le dije la verdad: «Yo no hago punto, me ha ayudado mi abuela». Y la editora, que es un amor, decidió meter un pequeño párrafo de agradecimiento a mi amama en la página de créditos. Así que, en este libro, salen mi nombre y el de mi amama ahí impresos. Os podéis imaginar lo especial que es este libro para mí. Me hizo mucha ilusión en su día y a ella también cuando se lo conté. Y ahí quedó la cosa.

Y en estas que, el año pasado por estas fechas, cotilleando libros en una librería, me lo encontré en una estantería. Lo compré para regalárselo por su cumpleaños en diciembre (no es que lo necesitara precisamente, pero me imaginé que le haría ilusión… y se la hizo). Y, como ya sabéis que he heredado el libro, os podéis imaginar lo que ocurrió: mi amama murió a finales de marzo. Estuve muy mal y, aunque ahora ya lo llevo mejor, me cuesta hacerme a la idea de que ya no está aquí.

A mí me dieron el libro ya en mayo. Lo tengo como oro en paño. Pero… lo uso. Decidí que tenía que aprender a hacer punto: por ella, por un regalo que me hizo unos días antes de morir (el regalo más bonito y con más amor que me han hecho en mi vida) y por una larga charla que tuvimos las dos aquel día (maldito sábado, lloré dos océanos y medio por lo menos). Y entre el libro y la paciencia de mi amiga Amaia (¡gracias!), he aprendido a tejer. Y, desde mayo, estoy que no paro con las agujas. He hecho de todo: bufandas, mantas, gorros, cuellos… e, incluso, estoy haciendo una chaquetita de bebé preciosa. Yo haciendo punto… Impensable a comienzos de año. Y ahora me encanta. La primera sorprendida soy yo. Es de lo más relajante además. Y consulto mucho el libro. Y me acuerdo mucho de ella.

Fin de las entradas personales en el reto de momento. Mañana ya me ciño al libro… 😉

Ahora, os toca. ¿Un libro que hayáis heredado? Aunque hoy no me pasaré por los comentarios, os prometo que lo haré sin falta en breve. Y por Twitter (#30libros) y por Instagram y por donde más rabia os dé…