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Maria van Rysselberghe: ‘Para un ruiseñor’

Después de leer Hace cuarenta años, parece imprescindible acercarse a las páginas de Para un ruiseñor. Otra preciosidad.

'Para un ruiseñor'

‘Para un ruiseñor’

Una playa del mar del Norte, un marido ausente, un amigo de la pareja… y ella, la parte femenina de esa pareja, que nos contaba cuarenta años después cómo fue el (imposible) amor en la casa de la duna. «Éramos como dos instrumentos afinados de repente». Lo que importaba era ese «de repente», esa urgencia de ser, de saberse vivo, de querer caer y levantarse a un tiempo. Las breves pero intensas páginas de Para un ruiseñor no son menos conmovedoras que aquellas de Hace cuarenta años. Es evidente que su autora rememora el mismo episodio vital, pero ahora con indudable tristeza. Si entonces volvía a poner en pie, con cada detalle, con cada mínimo gesto, un momento pasado que revivía como el más vivo presente, ahora parece no atreverse a volver enteramente a ese mundo. Y esa vida pasada no es ahora una existencia paralela, sino que adopta la figura de un ruiseñor que viene a cantar junto a su ventana, como si el camino de vuelta, que la autora recorría en Hace cuarenta años para volver al pasado vivo, se hubiera cegado de pronto y su recuerdo no fuera ya un mapa de regreso sino pura melancolía.

Con ese lirismo que nos recuerda tanto a san Juan de la Cruz como a John Keats, que va del símbolo a lo real, Para un ruiseñor es mucho más que una memoria del amor: nos enseña a vivir en varios tiempos a la vez, a vivir la vida sin dejar de vivir nuestras vidas anteriores, a sobrevivir a la intensidad pasada sin perderla, y, lo más importante, sin renunciar a la intensidad presente. Pocas obras en prosa hay tan hermosas como esta.

Si en Hace cuarenta años, Maria van Rysselberghe nos contaba la historia de amor prohibido que había vivido cuarenta años antes, en Para un ruiseñor da una vuelta de tuerca y, en un ejercicio introspectivo tan bello como desgarrador, nos hace testigos de los sentimientos que aquella pasión le produjo. Dos emociones sobresalen y marcan el tono de todo el relato (no se le puede llamar novela, porque creo que son unas veinticinco páginas en total): la tristeza y la nostalgia. Maria recuerda y llora su pena a un ruiseñor (de ahí el título). Y, con la capacidad de empatía que consigue la autora, nos traslada a los lectores a su estado melancólico. Difícil no emocionarse…

Quiero destacar el increíble prólogo, a cargo de Martín López-Vega, que nos proporciona todas las claves de la obra de Maria van Rysselberghe. Un auténtico descubrimiento…

¿Conocéis Para un ruiseñor? ¿Os gustó? Tenéis abiertos los comentarios, como siempre.

Desahogos de correctora desesperada

No sé si este es el momento de escribir esta entrada, porque llevo un par de días de muy mal humor a cuenta de una novela que estoy corrigiendo y puede que mi estado de ánimo me haga ser un poco injusta. Pero, como muchos de mis problemas vienen por problemas con la traducción de la novela y sé que el blog lo siguen muchos traductores, voy a quejarme un poco (que es lo mío). Y aviso desde ya de que voy a generalizar. Ojo con darse por aludido, que no quiero líos después. Sé que no todos los traductores son iguales ni tienen la misma preparación, como no todos los editores son iguales. Pero yo hoy necesito desahogarme.

Os pongo en antecedentes. Estoy con una novela que, tengo que admitir, no me gusta nada. Me parece un rollazo. Es una novela de consumo fácil, cuyo autor dudo mucho que aspire al Nobel de Literatura. Es lo que es, no hay grandes pretensiones, pero la novela tiene que salir bien, debe ser digna (lo es, de hecho). A pesar de que es un libro de lectura sencilla, la traducción entraña cierta complejidad que, realmente (y aquí me quito el sombrero), el traductor ha solucionado de forma muy solvente (y me estoy refiriendo a terminología muy concreta de un ámbito especialmente complicado para los ajenos a la materia; no puedo dar más pistas). El problema viene cuando, aunque el léxico es correctísimo, la expresión es un horror. Muchas veces incorrecta, otras veces poco natural… Los problemas son abundantes y, claro, me toca arreglarlos (corrección de estilo, ojo; para más inri, texto ya maquetado: un infierno en toda regla). Y, al final, veo que estos problemas se repiten constantemente en casi todos los libros traducidos que me llegan, no son solo cosa de este pobre traductor que, aunque me lleve ciscando en él todo el fin de semana (pobre, le habrán pitado los oídos), creo que ha hecho un trabajo decente. Pero decente no es suficiente. Así que, os voy a contar qué cosas me encuentro (bueno, las primeras que me vengan a la cabeza). Y si, por casualidad, resulta que os dais por aludidos en algún punto, pues le pegáis un par de vueltas a la cocorota, a ver si esto, al menos, sirve para aprender algo y mejorar…

En general, los traductores no tienen ni idea de ortotipografía. Es cierto que cada vez hay más traductores preocupados por esto, pero, creedme, a la mayoría le da igual. Y, claro, las reglas no son iguales en inglés, francés, alemán o castellano. Me encuentro diálogos, comillas y puntuaciones a la inglesa en todas las novelas. Un mínimo es necesario, fundamental diría yo. Normalmente, las editoriales tienen normas editoriales con este tipo de cuestiones explicadas (pues las normas pueden variar un poco de una empresa a otra); es tan fácil como seguir lo que os hayan dado. Si no hay normas, haceos con libros de ortotipografía (los de Martínez de Sousa son los mejores) y con buenos manuales de estilo (además del de Sousa, yo, barriendo para casa, os recomiendo el Chicago-Deusto).

En castellano apenas se usa la pasiva. Lo natural es usar la voz activa, frases impersonales o la voz pasiva refleja (no pasiva sin más). Os aseguro que quitar tres o cuatro verbos en pasiva por párrafo es una tortura. Creo que esto se merece entrada aparte, porque se abusa de esto por influencia del inglés que da gusto.

Tampoco se usa bien el gerundio. Aparte de los gerundios de posterioridad, se usa con profusión (expresión que me he encontrado esta mañana en la novela y por la que me han entrado ganas de asesinar, porque no venía a cuento encima) el gerundio del BOE (gerundio que actúa como adjetivo). Es muy normal en inglés, pero en castellano es incorrecto. Pues, venga, gerundios mal empleados por doquier. Tengo prometida desde hace meses una entrada sobre estas formas no personales. Acabaré de escribirla algún día (me da una pereza tremenda). Pero, por favor, si vais a utilizar un gerundio, paraos un segundo a ver si es correcto o no antes. Y, ante la mínima duda, no lo uséis, que casi seguro que está mal…

Cuidado con los diálogos. Vale que muchas veces esto es culpa del autor, pero no siempre. No os imagináis los diálogos que he leído últimamente: más forzados imposible. Y todo por un afán de «elevar» el registro que no acabo de comprender. Y recalco aquí lo de la puntuación en los diálogos: hay reglas.

• Como en la variedad está el gusto, estaría bien que los nexus temporales no siempre se introdujeran con mientras. Y diferenciar mientras y mientras que tampoco vendría nada mal… (El junto a y junto con ya son para nota).

• Otra diferencia que parece que no se entiende del todo bien es la de explicativo-especificativo, sobre todo con los relativos. Y es importante, porque cambia la puntuación (el relativo especificativo no lleva coma y el explicativo, sí).

• Más sobre los relativos: abuso de cual, desaparición (como por arte de magia) del cuyo, empleo del quien incorrecto… Y, lo peor: un relativo dentro de un relativo dentro de un relativo… hasta el infinito, como si fueran matrioskas rusas. Al final te pierdes en la frase y no hay quien entienda nada.

• Parece que solo existen los verbos comodín. Con decir, hacer y poner, tenemos una novela montada. Pues no. Y, en general, hay muchísimas repeticiones de términos. Hay un remedio infalible, son tres palabras: diccionario de sinónimos.

Podría seguir, la lista podría ser infinita, pero hoy no tengo tiempo para más (tengo que seguir pegándome con la novela un ratito más). Por supuesto, tenéis los comentarios a vuestra disposición, como siempre…

Granite & Rainbow #26

Ya llegó. Ya está disponible para su descarga el número 26 de Granite & Rainbow. Esta vez, más interesante que nunca. El tema: la música y la literatura. Y os copio tal cual lo que me dijo ayer la directora de la revista en plan primicia: «Hablamos de música, de escritores que además eran músicos (como Boris Vian) y de escritores en los que la música ha sido especialmente protagonista e incisiva: Julio Cortázar, Leonard Cohen, Jean Echenoz, Elfriede Jelinek…». Yo no me lo perdería, promete muchísimo…

Podéis descargaros la nueva Granite & Rainbow aquí

Stefan Zweig: ‘Carta de una desconocida’

Parece que 2014 es el año de los libros breves, pero intensos. El de hoy es otra maravilla: Carta de una desconocida, de Stefan Zweig.

'Carta de una desconocida'

‘Carta de una desconocida’

«Solo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero solo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora».

Lo leí de una sentada el sábado por la noche, en parte porque es brevísimo, en parte porque engancha desde la primera línea. Un escritor recibe una carta de una mujer; en ella la mujer le confiesa su amor por él, un amor que abarca los últimos quince años de la vida de la desconocida. Y no quiero/puedo desvelaros más, tenéis que leer lo que les ocurre. Como ya se dice en el párrafo que la editorial Acantilado utiliza como sinopsis, os adelanto que la mujer está muerta (para darle más emoción al asunto).

Es una bellísima declaración de amor en forma de carta. Unas letras llenas de amor, pero también de obsesión, tristeza, desesperación y muerte. Porque las relaciones amorosas no siempre son justas, y en esta historia Zweig pone el énfasis en la desigualdad del (des)amor con suma brillantez. ¡Qué formas más distintas de vivir un mismo hecho, la del escritor y la de la mujer! Qué intensidad tiene todo. Y qué triste…

Tengo que decir que este libro me lo recomendó hace unos cuantos meses ya una lectora del blog y, aunque lo tenía esperándome en casa, el otro día me decidí a cogerlo porque una amiga me confirmó que era una maravilla. Y sí, os tengo que dar la razón y, por supuesto, las gracias… Si queréis comentar algo sobre Carta de una desconocida, sobre Zweig o sobre lo que queráis, tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Maria van Rysselberghe: ‘Hace cuarenta años’

La primera gran JOYA (así, en mayúsculas, negrita y subrayado) de este 2014; para mí, desde ya, un libro imprescindible. Hablo de Hace cuarenta años, de Maria van Rysselberghe.

'Hace cuarenta años'

‘Hace cuarenta años’

Estamos a finales del siglo xix, en una playa del mar del Norte donde nacerá una pasión absoluta y singular entre Émile y Maria. Será esta quien nos cuente, cuarenta años después, cómo fue aquel breve y fascinante amor hecho a medias de exaltación y de sumisión. Lo fugaz y lo eterno, así como lo imposible —pues ambos están casados—, marcan esta poderosa historia que nos recuerda en ocasiones a Stendhal y a Flaubert y que se anticipa a las novelas de Marguerite Duras o a las películas de Ingmar Bergman.

Pocas veces se ha dicho tanto y tan bien sobre el amor arrebatado y sobre su engarce en la realidad, aunque sea esta una realidad de escritores y pintores bohemios al margen de «lo convencional»… y en el límite de lo onírico, como en algunas grandes obras de William Shakespeare.

Una joya secreta de la literatura europea del siglo xx. Una historia de amor escrita con una elegancia absolutamente única.

Es el libro más conmovedor que he leído en muchísimo tiempo. Me resulta increíble que alguien pueda escribir semejante historia de amor en tan pocas páginas y que consiga trasladar todos sus sentimientos al lector de forma tan directa y empática. La historia es poderosísima (un amor de apenas cuatro semanas que retumba en la memoria cuarenta años después), y la forma de contarla no puede ser más tierna, elegante y delicada. Es pura delicia la prosa de esta novela (si no se disfruta con esto, no sé con qué se puede disfrutar, la verdad).

Volvamos a la historia en sí: un amor breve, pero de una intensidad que desafía todos los límites (los de los propios protagonistas, los del amor en sí, los temporales… todos). Un amor que empieza de forma tímida y se acaba convirtiendo en una pasión que perdurará en la memoria de la protagonista incluso cuarenta años después. Porque no hay sentimientos pequeños si son auténticos… Permitidme que cite un fragmento del prólogo que Martín López-Vega escribe para otra novela de la autora, Para un ruiseñor (de la que os hablaré otro día), justo cuando comenta Hace cuarenta años (es que está tan bien escrito, lo explica todo tan bien…):

No hay pasión pequeña, o no sería tal pasión. Las hay más expansivas o más contenidas, más cacareadas o más secretas, pero no las hay mayores o menores. Una pasión, para merecer ese nombre, solo acepta un tamaño: todo. La literatura les sienta bien a las contenidas, a las secretas, a esas que aprovechan el espacio de la página en blanco para decir en el papel lo que tal vez no se atrevieron a decir en la vida.

Hace cuarenta años habla de ese poco tiempo de nuestra existencia que, según aquel viejo epigrama de la Antología palatina, merece ser llamado vida (el resto es solo tiempo). Y nos recuerda la razón de aquellos otros versos de António Botto: «Dicen que la vida es corta. / Cabe en ella un amor eterno, / y aún sobra tanta vida»… Este libro conmovedor nos recuerda precisamente eso, cómo es el tiempo que no sobra, ese que, aunque acabe, no nos abandonará ya jamás. No es en vano haberse sentido, aunque solo fuera una vez, infinitos.

Sumamente recomendable. A mí me ha encantado, aunque su lectura (seguida de Para un ruiseñor) me dejó en un estado de tristeza y melancolía que no me acabo de quitar de encima, a pesar de que han pasado ya unos cuantos días. Siguen retumbando frases en mi mente (por cierto, hice una selección, hay alguna subida a Tumblr): ese final, en que explica el porqué de la novela en ese momento; o la descripción de cómo se buscaban, de cómo se sentían pequeños ante el otro, de cómo se complementaban, de cómo no querían separarse… Es todo tan tierno, tan delicado, tan bonito… que no sé qué pensar (¿la vida fue justa o injusta con ellos?; ¿se merecían ese final?; ¿se merecían que les llegara «ese» amor en ese preciso momento?). Porque, no sé si lo he dicho, pero esto es una historia real… Seguiré dándole vueltas a la cabeza, que es lo mío últimamente.

¿La habéis leído? ¿Conocéis la continuación? Podéis comentar lo que queráis…

Se nos está yendo de las manos

Hay veces que tanto va el cántaro a la fuente que acaba por romperse. Y en la cuestión de las abreviaturas, creo que el cántaro lleva ya un tiempo roto.

Que conste que, en general, no me molestan demasiado las abreviaturas. Yo apenas las empleo, pero comprendo su uso en determinados contextos. Por ejemplo, me parece normal escribir con abreviaturas cuando se están tomando notas o apuntes, o un mensaje telefónico o casos así. También tolero que se utilicen en SMS o mensajes de Whatsapp (reconozcámoslo: escribir en el móvil es una tortura). Lo entiendo. Normalmente no son mensajes que se vayan a hacer públicos, se quiere ir rápido… Venga, aceptamos abreviatura. Incluso en Twitter, por problemas de espacio (140 caracteres es lo que tiene, aunque siempre se pueden escribir dos tuits, pero venga, seamos tolerantes). Y ya. Ni una más.

Y aquí me pongo un pelín gruñona: no me parece bien que me manden correos electrónicos (sobre todo de trabajo) con abreviaturas (¿cuánto tiempo de vida nos ahorramos por poner q en vez de que o xa en vez de para?). ¿En serio es necesario escribir a lo indio? No puedo. Y ver abreviaturas en textos de blogs y demás… me parece una broma. ¡Vagonetas! De verdad, ¿tanto cuesta escribir bien? ¿Por qué no pensamos en quien tiene que descodificar (porque a veces se trata de eso) nuestros mensajes? ¡Facilitemos la lectura, siempre!

¿Pluqría?

¿Pluqría?

Pero, cuando digo que se nos está yendo de las manos, es porque hay casos que hacen que me entren ganas de llorar directamente. Como el de la foto…

¿Creéis que esto es de recibo? ¿Abreviando en el rótulo de un comercio? ¿Les cobraban el cartel por caracteres acaso? Esta pluqría está en Bilbao y admito que se me quedaron los ojos como platos cuando vi el cartel el otro día. ¿Cómo han llegado a perpetrar semejante tortura para los ojos? ¿Esa es la imagen que quieren dar? Podría hacer un chiste malo sobre que, al menos las palabras, saben cortarlas… Pero yo no voy ahí a que me corten el pelo ni loca. Me parece muy terrible ese cartel. Pero mucho…

¿Estoy sacando yo las cosas de quicio o realmente ese rótulo es tan tremendo como a mí me parece? ¿Qué opinión tenéis al respecto? ¿Sois proabreviaturas? ¿Las usáis mucho? Tenéis, como siempre, los comentarios a vuestra disposición para decir lo que queráis…

Manuel Arranz: ‘Pornografía’

Creo que nunca 46 páginas (sí, habéis leído bien, 46 páginas) habían dado para tanto… Si queréis darle vueltas al coco sobre el amor, leed Pornografía, de Manuel Arranz.

'Pornografía'

‘Pornografía’

Las historias se escriben solas, leemos en esta novela corta. El autor «lo único» que hace es levantar acta, presentar las pruebas, redactar un informe, con más o menos pericia y fidelidad a los hechos. Los hechos están formados por recuerdos, por sueños, por lecturas, por citas, sin relación aparente entre sí, y sin embargo…
«Quisiera poder escribir una historia sencilla, un idilio, un relato de un centenar de páginas. Algo parecido a Así que usted comprenderá de Claudio Magris, ni siquiera tiene el centenar de páginas, pero qué intensidad, qué emoción. Orfeo sigue enamorado de su Eurídice. Mi relato es distinto al de Magris. Sus páginas cuentan la historia de un amor. Las mías, sin embargo, forman parte de la historia. Porque no se puede escribir mientras suceden los hechos. Lo que se escribe mientras suceden los hechos es también un hecho. Las palabras también son hechos. Y necesitamos encontrar un sentido a todo lo que nos ha sucedido».
Pero ¿quién puede decir que comprende el porqué de todo lo que sucede? Una primera novela tan breve como fecunda.
«Quien ama es implacable, no deja pasar ni una».

Tuve que obligarme a parar de leer para no devorarlo de una sentada. Esto es la historia de un hombre que a los casi sesenta años se enamora y vive una intensa pasión. Y aprovecha su historia para reflexionar sobre qué es el amor a través de vivencias, citas, aforismos, pensamientos… Y es de lo más interesante. Porque, en ese reflexionar, el narrador se desnuda totalmente: no el cuerpo, sino el alma (mucho más difícil normalmente). Y no es una mera exposición de sentimientos: hay un intento de profundizar en ellos, incluso de regodearse a veces en las vivencias. Es la realidad de las emociones y sensaciones tal cual es: desnuda, dura, sin maquillajes, sin añadiduras. De ahí, probablemente ese título algo impactante y provocador que promete, quizá, algo que no hay (no es un libro «sexual» estrictamente hablando, aunque claro que puede haber sexo); ahora, lo que sí hay es mucho mejor.

Quise seleccionar alguna frase que me hubiese gustado para el Tumblr y me las vi y me las deseé… ¡Podía haber citado todo el libro! Y eso es muy significativo. Al final sí que subí alguna cosilla, un poco al azar, que podéis ver aquí.

Si buscáis una lectura breve pero que os haga darle vueltas a la cabezota, quizá este sea vuestro libro. Yo lo he disfrutado como una enana…

Estreno de ‘Diez’

Esta entrada va dirigida sobre todo a bilbaínos o gentes de bien de los alrededores… 😉

Estos días se está celebrando en Pabellón 6 (en Ribera de Deusto, 47, por Zorrozaurre) un ciclo de teatro breve. Y una de esas piezas de microteatro es de Iván Repila, del que he hablado ya tanto en el blog que voy a tener que montarle una categoría aparte (no es ningún secreto que somos amigos, así que…). El estreno de Diez, que así se titula la pieza, es el día 17 (viernes), pero se va a representar más veces. Os copio abajo toda la información que tengo. Y si alguien se anima, pues genial (yo me pasaré algún día, pero no sé cuándo). Os dejaré el enlace al ciclo entero de teatro también, para que veáis qué otras obras están en cartel…

DIEZ_cartel

Cartel de ‘Diez’

Sinopsis: Dos mujeres se enfrentan a sí mismas. Cada una de ellas carga con el peso de su necesidad y de sus decisiones, mientras sobre la mesa se revela la conciencia de una traición, de una falsa promesa. Tal vez tengan una segunda oportunidad, pero solamente ellas pueden cambiar sus vidas. El tiempo es clave y ha empezado la cuenta atrás: alguien va a llegar.
Duración: 20 min.
Entradas: venta en taquilla, 5 € por espectáculo. Descuentos/Bonos: para varios espectáculos.
Horarios:
Viernes, 17 de enero a las 20.30 h.
Domingo, 19 de enero a las 19.00, 20.00 21.00 h.
Viernes, 24 de enero a las 20.00 21.00 h.
Sábado, 25 de enero a las 19.30, 20.30 21.30 h.
Domingo, 26 de enero a las 19.00, 20.00 21.00 h.

Cómo llegar a Pabellón 6:
Está en Ribera de Deusto, 47 (por Zorrozaurre). Para entrar en coche, hay que ir por el palacio Madaleno, atravesando la plaza Eugenio Olabarrieta (la verdad es que siempre que voy a movidas del ZAWP lo hago en coche, es un poco lioso llegar si no). En metro, hay que bajarse en Deusto (salida de Iruña). En autobús, coger el A4 (parada de la calle Luis Power, Deusto); la parada de salida es en Ribera de Deusto, 57.

Y el enlace a Pabellón 6 prometido: <http://pabellon6.org>.

Solo me queda desearles a Iván y a Ana Cristina mucha mierda desde aquí… Y a vosotros, queridos lectores míos, que ojalá os apuntéis. Nos vemos en el teatro… 😉

Alessandro Baricco: ‘Mr Gwyn’

Un libro de Baricco que, sin ser Seda, me ha gustado mucho. Fue mi último libro de 2013 y un gran broche final de un buen año lector. Hoy toca hablar de Mr Gwyn.

'Mr Gwyn'

‘Mr Gwyn’

Jasper Gwyn es escritor, vive en Londres y, verosímilmente, es un hombre que ama la vida. De repente, tiene ganas de parar de escribir, aunque la suya no es la crisis que aflige a los escritores sin inspiración, él parece querer cambiar de perspectiva, llegar hasta el meollo de cierta magia. Le sirve de apoyo, de cómplice, una muchacha que va recogiendo lo que progresivamente va siendo el misterio de Mr Gwyn. Baricco entra en las simetrías secretas de este misterio con el paso seguro y resuelto de quien conoce y ama los senderos que recorre, y el resultado es una joya literaria.
«El atrevimiento de Baricco es haber escrito un libro sobre la posibilidad de desaparecer con el objetivo de reencontrarse» (Marco Missiroli, Corriere della Sera).
«Un thriller poético… El ritmo de la narración está meticulosamente controlado por su artífice, maestro de los detalles y de las elipsis. No sobra ni una palabra» (Panorama).
«Un himno a la escritura como vocación contrapuesta a la escritura como profesión» (Sergio Palumbo).

Reconozco que no sabía qué me iba a encontrar en este libro. Cuando salió leí reseñas muy positivas sobre él, pero yo con Baricco tengo una relación amor-odio extraña (más amor que odio, por cierto). Aun así, cuando me lo recomendaron muy efusivamente hace poco, cedí. Otra oportunidad más a Baricco después de Emaús, a ver si me sorprendía… Y lo ha hecho, con una historia sobre la escritura que me ha resultado de lo más interesante y entretenida. Desde luego, es una buena reflexión sobre el oficio del escritor y lo que se persigue «juntando letras y palabras». Mr Gwyn es un escritor de éxito que deja de escribir… pero porque quiere hacerlo de otra forma: con pasión, por el mero gusto de escribir, de reflejar realidades, por ir al meollo… Una forma peculiar de escribir, como es él, con resultados increíbles. Y, casualidad, yo me vi un poco reflejada en algunos párrafos que Mr Gwyn dedica a sus «clientes» (quienes hayáis leído el libro encontraréis cierta ironía en la frase que acabo de escribir: ¿sería Mr Gwyn mi retrato?). Tenéis frases que me gustaron destacadas en el Tumblr.

Un apunte más sobre el libro, por si empezáis a leerlo y, de repente, os desinfláis (a mí me pasó un poco): va a mejor a pasos agigantados. Y el final es muy bueno. Qué pena no poder contar absolutamente nada (se estropearía la esencia del libro). Pero ¡qué genial sería tener un escritor/copista/retratista así! Desde luego, toparse con un Mr Gwyn en la vida tiene que ser toda una experiencia: ¡a mí me encantaría! Y acabar mi año lector con él, una forma magnífica de hacerlo.

Otra cosita. Acaban de publicar en España Tres veces al amanecer, de Baricco también. Es un libro que está íntimamente relacionado con Mr Gwyn, así que os recomiendo que leáis primero Mr Gwyn. Si lo hacéis, enseguida entenderéis por qué.

¿Habéis leído Mr Gwyn? ¿Qué opinión os merece? ¿Os gusta Baricco? Contadnos lo que queráis en los comentarios…

Leídos en 2014

Otra lista más de los libros que voy leyendo. Estará, como siempre, enlazada en la columna de la derecha, por si sentís curiosidad sobre lo que he ido leyendo en cualquier momento del año. Uno de los propósitos que me he hecho para 2014 es leer mucho más, aunque reconozco que si no pudiera hacerlo por un par de cosas que tengo entre manos, tampoco me importaría mucho. Ya se verá… Pues ahí van mis títulos de 2014:

Enero

Febrero

Marzo

Abril

Mayo

Junio

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

Noviembre

Diciembre

  • Hermann Hesse: Demian (Alianza Editorial).
  • Penelope Mortimer: El devorador de calabazas (Impedimenta).
  • Héctor Sánchez y David Sánchez: Paul está muerto y otras leyendas urbanas del rock (Errata Naturae).


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