Últimos artículos

Meses

Aprovecho que hoy cambiamos de mes para recordaros que los meses del año y los días de la semana se escriben en minúscula (dejemos la mayúscula para el inglés). Así, hoy es jueves, 1 de octubre (juevesoctubre, como podéis apreciar, en minúscula).

Feliz mes de octubre para todos…

‘Persona’

Si hay una palabra cuyo significado original me parece curioso, esa es persona. ¿Sabéis de dónde viene?

Persona viene del latín persona, cuyo origen, a su vez, podría estar bien en el etrusco phersu, bien en el griego προσπωρον (prósporon). Y ¿qué era el prósporon? Descompongamos la palabra, a ver qué sale… Prósporon está compuesto por  προς (pros), que significa ‘delante’, y ωπος (opos), que quiere decir ‘cara’. Es decir, el prósporon es lo que se pone delante de la cara… ¡una máscara!

Efectivamente, la persona es la máscara que se usaba en el teatro. Pero no acaba aquí la cosa, porque ya en textos latinos se encuentra otra explicación de por qué se le llama persona a la máscara. Olvidémonos del origen griego (aunque sigue significando ‘máscara’, ojo). Persona vendría de per sonare, esto es, ‘(hacer) sonar a través de’. ¿Por qué? Porque las máscaras, por la abertura para la boca, amplificaban el sonido para que se pudiera oír a los actores.

Sea como fuere, la persona es la máscara. Lo cual no deja de tener su intríngulis. La personalidad sería el conjunto de rasgos que utilizamos para hacernos oír y la persona, la máscara tras la cual nos parapetamos. Persona, en su origen, tendría más que ver con el actual personaje, con el cómo nos comportamos ante los demás, que con algo interno. En serio, a mí esto me fascina. Por supuesto, el término ha sufrido cambios en su significado hasta el que utilizamos en la actualidad, en el que persona se asimilaría a ser humano.

La risa de Bilbao 2015

Esta semana comienza en Bilbao el Ja! Bilbao, un festival que celebra el sentido del humor en distintas expresiones artísticas, sobre todo en literatura (aunque no solo; de hecho, el premio especial de este año es para el cineasta Fernando Trueba). Os podría contar todo lo que está previsto, pero casi mejor os dejo el enlace a su página web, donde podéis encontrar el programa completo. Así, de lo que recuerdo (estoy escribiendo de memoria), estarán Kiko Amat (jueves 1), Milena Busquets y Fernando Marías (viernes 2), Juan Bonilla y Eduardo Mendicutti (jueves 8), Fernando Aramburu y David Trueba (viernes 9), Manuel Jabois (sábado 10), etc. Tenéis los lugares y las horas en el programa, así que os invito a que lo consultéis.

Y, aunque intentaré ir algún que otro día (depende de muchas cosas que me acerque), tengo que admitir que este año el programa me convence solo a medias y que echo mucho en falta a las figuras internacionales de la literatura a las que este festival nos tenía (mal)acostumbrados. Sin ir más lejos, el año pasado estuvieron Carrère (tan a la última en este momento), Echenoz y mi admiradísimo Julian Barnes (entre otros). A ver si el año que viene vuelven a traer a gente de fuera (sin menospreciar a quienes se van a acercar este año, que seguro que hay charlas de lo más interesantes, pero a mí se me queda un poco cojo).

¿Soléis acudir al Ja! Bilbao? ¿Os convence este año? ¿Os vais a acercar? Tenéis los comentarios a vuestra disposición…

Reflexiones (LIII)

«Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que las llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada».

Elisabeth Kübler-Ross
Psiquiatra y escritora
(1926-2004)

He pensado que quizá esta frase le pueda servir a alguien. Pero yo te la dedico a ti…

Karl Ove Knausgard: ‘La isla de la infancia’

Después de meterme de lleno en los dos primeros volúmenes que componen Mi lucha, el proyecto de Karl Ove Knausgård, decidí reposar un poco su lectura y dejar el tercero para más adelante. No he podido aguantar más y lo he devorado apenas dos meses después. Pensaba que La isla de la infancia no me iba a gustar tanto como los anteriores: qué equivocada estaba. Y ahora aquí me hallo, como una yonqui, queriendo más.

'La isla de la infancia'

‘La isla de la infancia’

La memoria no atiende al orden cronológico. Avanza, retrocede, se remansa; guarda reposo y, por sorpresa, sin que conozcamos el motivo, se aviva de nuevo, como si la impulsara una súbita iluminación. Es en las mil direcciones en las que se dispara por las que se interna con pasmosa exactitud Mi lucha, el monumental ejercicio de realismo autobiográfico de Karl Ove Knausgård, guiado por «una especie de oído absoluto de los recuerdos». Y, de todas ellas, La isla de la infancia (el esperado tercer volumen de su novela) arranca situándonos en la isla de Tromøya en el verano de 1969, donde un Karl Ove de ocho meses llega en un carrito empujado por su madre.

Desde allí, desde el centro de los inmensos bosques cargados de promesas y misterios (el escenario predilecto de las exploraciones del pequeño Karl Ove, descrito con meticuloso detallismo, objeto de una permanente fascinación), se despliega un zigzagueante y encendido recuento de experiencias y descubrimientos. La felicidad de la escuela y el esfuerzo por encontrar encaje en ella; las recompensas y fricciones de la amistad; la excitación de la vida al aire libre, con sus travesuras y juegos; el descubrimiento de la cara más luminosa y la más amarga del amor; los temores y alegrías; la ropa, la lectura, la música, el deporte; la familia, la familia por encima de todo, con sus dos figuras antagónicas, difuminada una, omnipresente la otra: la serena confortabilidad de la madre frente al terrorífico autoritarismo paterno, siempre vigilante, dispuesto a examinar y sancionar con violencia cualquier desliz.

He aquí los materiales con los que, cerrando el foco y diseñando una voz que se acerca con la mayor veracidad a la experiencia infantil y su cosmovisión, se compone la entrega más dinámica, directa, compacta y magnética de una empresa literaria imperecedera; un combate inclemente y exitoso, de una sinceridad y crudeza tan descarnadas como inusuales, contra lo más complejo del recuerdo, la existencia, la identidad.

La voz infantil de Karl Ove me ha encandilado. Porque aquí no estamos escuchando al adulto padre de familia. No. Estamos escuchando a un niño que va creciendo hasta casi llegar a la adolescencia. Pasamos de hijo que se ocupa de su padre, a padre y, ahora, a hijo (niño). Sí que hay alguna reflexión del Karl Ove adulto, pero, por encima de todo lo demás, está la personalidad chispeante, tierna y todavía inmadura de Karl Ove. ¡Qué complicado lograr esto, en serio! Con la misma prosa sencilla de recuerdos que se yuxtaponen de las otras novelas, La isla de la infancia es una vuelta a esa etapa de la vida en que todo es exploración y descubrimiento.

Karl Ove nos habla sobre su vida: la escuela (donde destaca como un muy buen estudiante, sobre todo a la hora de escribir redacciones), los amigos, los deportes, las excursiones, el descubrimiento de la música y los libros, el sexo, las travesuras (hay momentos realmente hilarantes), los primeros amoríos… Pero, entre todas las cosas, destaca la familia, tan importante en la vida de Karl Ove. Una vida familiar marcada, por un lado, por la admiración que siente por su hermano mayor, Yngve; y, por otro, por la relación que mantiene con sus padres. Karl Ove siente pavor de su padre. Un padre autoritario, exigente y poco comprensivo con el niño sensible y temeroso que tiene por hijo. Castigos, gritos e, incluso, palizas son la tónica habitual de una relación que quienes hemos leído la primera parte de Mi lucha ya conocíamos, aunque probablemente no con la hondura que proporciona esta tercera. No puedo dejar de sentir una lástima tremenda por Karl Ove. En contraposición, la madre. Una madre casi ausente, primero en la narración (el Karl Ove adulto explica esta ausencia) y luego en la vida de Karl Ove. El temor al padre frente al refugio, el hogar y el cariño de la madre.

No os voy a contar más (no he contado nada, que conste). Yo no sé por qué no estáis todos leyendo a Knausgård y hablando conmigo sobre él todo el tiempo. En serio, es de lo único que quiero hablar estos días. Estoy maravillada con esta obra, maravillada con el autor (creo que siento una especie de amor platónico por él, sobre todo después de pasarme media tarde el otro día viendo entrevistas suyas en Youtube: es lo que tiene estar pachuchilla en casa) y, de verdad, es mi tema de conversación favorito ahora mismo (por si no os habíais dado cuenta quienes me seguís por Twitter). Así que, llenadme los comentarios con opiniones sobre Karl Ove, por favor. ¿Lo habéis leído? ¿Os llama la atención? Prometo contestar… 😉

Y una última cosa: señores de Anagrama, saquen ustedes el cuarto volumen ya, por favor, que lo necesitamos.

Letras y Fútbol 2015

¿Se pueden unir el balón y los libros? La respuesta es sí, y buena muestra de ello es el festival que la Fundación Athletic lleva organizando unos cuantos años en torno a estos dos mundos que, a veces, parecen tan alejados. Quizá un día podríamos hablar de alguna novela sobre fútbol, que las hay y muy buenas, pero hoy me voy a limitar a explicaros en qué va a consistir el Letras y Fútbol 2015 (lo siento, pero esta entrada, en realidad, es para los bilbaínos).

Entre el 2 y el 6 de noviembre, tanto en la sala BBK como en la Biblioteca de la Diputación, habrá diversos encuentros con escritores, creadores y periodistas. Aún no se ha desvelado el programa completo, pero os dejo el enlace a la página del festival, para cuando vayan subiendo la información. Yo estuve, no recuerdo si el año pasado o el anterior, en alguna de las charlas y debo admitir que fueron de lo más entretenidas.

Asimismo, la semana del 26 de noviembre, se repartirán de manera gratuita por Bilbao dos cómics creados para la ocasión (no sé si recordáis que el año pasado regalaron cuentos). Los cómics son Diamanteak, urrea eta ikatza, de Unai Iturriaga y Alfonso Zapico, y El portero, de Santiago García y Pablo Ríos. En total se repartirán 20 000 ejemplares.

Y algunos pensaréis. ¿Por qué hablas de esto ahora si no se sabe quién viene, falta mes y medio, y hay otros saraos literarios por Bilbao en breve? Porque el Letras y Fútbol de este año, además de las charlas y los regalos, se ha sacado de la manga una iniciativa para el fomento de la lectura que puede ser interesante. Todo el mundo puede participar, pero acaba el 23 de este mes (sí, el miércoles, ando tardía). ¿En qué consiste? Siete personas pertenecientes al Athletic de una u otra forma (Josu Urrutia, Carlos Gurpegui, Ernesto Valverde, Jone Guarrotxena, Ainhoa Trapu, José Ángel Iribar y Mikel Balenziaga) se han comprometido a leer algún libro de entre los que les propongan los hinchas. A su vez, las personas cuyas propuestas salgan elegidas, deberán comprometerse a leer lo que ellos les sugieran. ¿Cómo podéis hacerles llegar vuestros títulos? A través de esta página. Pincháis en la persona elegida y rellenáis el formulario.

Nada más. Otro día os hablaré de más festivales literarios que llegan en un par de semanas a Bilbao. Como siempre, tenéis los comentarios para lo que queráis.

Buen fin de semana

Entrada exprés para dos cosas: en primer lugar, desearos a todos un muy feliz fin de semana y, segundo, pediros disculpas. Estos días no estoy nada pendiente del blog: apenas he actualizado (o con asuntos poco enjundiosos) y estoy tardando lo indecible en contestar los comentarios (o, directamente, no estoy contestando). Lo siento mucho. No es por falta de tiempo ni nada de eso, es que tengo la cabeza en otro sitio y, además, estoy muy cansada. A mis problemas habituales se unen ahora un par de disgustos de trabajo y, sobre todo, porque es lo que me tiene fatal, un par de infecciones que han dado mucha guerra y hemos tardado más de la cuenta en controlar. Resultado: llevo algo más de tres semanas a base de antibióticos y analgésicos a tutiplén (y aún me queda), y estoy molida (si vierais mis ojeras ahora mismo…). Me dicen que seguiré pachuchilla un tiempo hasta que pueda recuperarme del todo. Y estoy tan desganada que tampoco me apetece sentarme delante del ordenador a escribir, lo siento. Espero que todo vuelva a la normalidad pronto.

Pasad un muy buen fin de semana todos. Yo me voy a dedicar a dormir, leer y pasear por la playa (estoy tan agotada que no me da el cuerpo para más estos días). E intentaré escribir algo interesante para la semana que viene. ¡Nos leemos!

#acentúate

Me imagino que quienes trastearais ayer por Twitter estaréis al tanto de esto, porque parecía que solo se hablaba de una cosa: la campaña promovida por Fundéu para el uso de la tilde en las etiquetas. No sé quién habrá organizado la campaña, pero creo que dio en el clavo: consiguió que todo el mundo lo comentara.

Hace tiempo que se solucionaron los problemas técnicos para añadir la tilde en los hashtags, así que ya no hay ninguna excusa para escribir las etiquetas mal. Las etiquetas pueden llevar tilde; es más, deben llevar tilde donde les corresponda.

#acentúate

Quienes andáis por Twitter, ¿ponéis tilde en las etiquetas? ¿Os pareció excesivo el movidón que se montó ayer? Podéis comentar lo que queráis, como siempre.

Alargar palabras

Me imagino que todo el mundo sabe que uno de los recursos más manidos para intentar ser más expresivo al escribir (e, imitar de esta forma, quizá, el habla) es alargar las palabras repitiendo la vocal de la sílaba tónica (por si acaso hay algún despistado: la sílaba en la que recae la fuerza de la voz). Es un recurso que nos sirve para indicar efusividad, enfado, sorpresa, admiración, gritos… Ejemplo típico: «¡Goool!». Me imagino que ahora ya sabéis por dónde van los tiros…

Quiero hacer dos consideraciones acerca de estos alargamientos:

  1. Aunque en principio se podrían poner tantas vocales como quisiéramos, lo cierto es que en los libros y revistas (salvo excepciones) la repetición se suele limitar a tres. Es decir, podríamos escribir «Nooooooooo», pero se prefiere «Nooo».
  2. ¿Qué pasa si la vocal lleva tilde? ¡Esta es la pregunta del millón! La tilde se pone tantas veces como se repita la vocal. ¡Sííí!

¿Utilizáis este recurso? ¿Repetíais la tilde en caso de que fuera necesario? Ya sabéis que tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Jean-Philippe Toussaint: ‘Fuir’

No tengo costumbre de hablar en el blog de los libros que leo en inglés o francés (o lo que sea), sobre todo cuando no hay edición en español. Pero cuando me encuentro una novela tan extraordinaria como Fuir, de Toussaint, debo hacer la excepción. Y ya voy a aprovechar para hablar de alguna cosa más… 😉

'Fuir'

‘Fuir’

Pourquoi m’a-t-on offert un téléphone portable le jour même de mon arrivée en Chine ? Pour me localiser en permanence, surveiller mes déplacements et me garder à l’œil ? J’avais toujours su inconsciemment que ma peur du téléphone était liée à la mort – peut-être au sexe et à la mort – mais, jamais avant cette nuit de train entre Shanghai et Pékin, je n’allais en avoir l’aussi implacable confirmation.

En el último reto os conté la historia de esta novela. Forma parte de la tetralogía de Marie, pero no está publicada en español. En español podemos disfrutar de la primera, Hacer el amor, de la editorial Siberia, y de la tercera, La verdad sobre Marie, editada por Anagrama. Pero esta segunda, Fuir, y la cuarta, Nue, no están en castellano. Y, como estoy en pleno idilio con Toussaint otra vez (y con Knausgård, del que os hablaré de nuevo muy pronto), tenía que leer las que me faltaban.

Me ha encantado. No llega a la excelencia de Hacer el amor, pero esto es literatura con mayúsculas. Por la sutileza, por el dominio a la hora de describir las situaciones y las emociones, por el simbolismo; por el ritmo, por la palabra justa en cada ocasión… Una delicia de leer.

Y, si tengo que elegir, me quedo con dos elementos de la novela. Por un lado, las descripciones del lenguaje corporal, tan importante siempre pero, sobre todo, cuando los personajes apenas se entienden al hablar. Todo el flirteo con Li Qi, tanto en el tren como, por ejemplo, cuando Li Qi coloca estratégicamente su mano sobre la barra de la bolera, es memorable. Y, por otro lado, me debo quedar con la llamada de la que habla la sinopsis, esa llamada unida tanto al sexo como a la muerte. Hay llamadas después de las cuales nada vuelve a ser igual, todo cambia. Esta es una de ellas. Y la escena es intensa, emotiva y conmovedora.

Por cierto, un apunte para los bilbaínos. Hace cosa de semana y media estuve en la librería Cámara y había dos ejemplares de Hacer el amor, la primera de las novelas, esperando en la estantería (estaban muy a la vista, además). El viernes me encontré con Javier Cámara justo antes de un concierto y me comentó que aún no se han vendido. No sé a qué esperáis para haceros con uno de ellos (os prometo que no os vais a arrepentir).

[Inciso sobre el concierto en el que me encontré con Javier. ¡¡¡Qué enormes los Standstill el viernes en el Antzoki!!! Increíbles, fue un conciertazo. A pesar de que yo el viernes no me encontraba muy bien (estaba dopadísima y sin ganas de nada), lo disfruté muchísimo (y se me olvidaron los males durante todo ese rato). ¡Mil gracias desde aquí a la persona que me los descubrió, que ya sabes quién eres…! ¿Tendré que sacar ejemplos para entradas sobre gramática de las canciones de Standstill? 😉 Y, otro apunte sobre el posconcierto para H.: adivina qué sonó en el coche según nos montamos el sábado. Sí, la canción de Los Planetas que no parabas de tararear, porque era esta, ¿verdad?].

Acabado el inciso, vuelvo a Toussaint. Tenéis que leerlo, en serio, es de los imprescindibles. Y si queréis leer Fuir pero no os atrevéis con el francés, está publicado en gallego… (aunque me comentaron que la traducción no es muy buena).

Como siempre, podéis comentar lo que queráis…



Copyright © 2009–2015. Todos los derechos reservados.

Canal RSS. This blog is proudly powered by Wordpress and uses Modern Clix, a theme by Rodrigo Galindez modified by Arturo Martín.