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Día del corrector

Hoy, 27 de octubre, es el día del corrector. Sirva este artículo como autofelicitación. No voy a explicar en qué consiste el oficio, ni voy a quejarme sobre lo mal que está la profesión (algunos agoreros profetizan su desaparición), ni voy a quedarme en la mera anécdota de una cacería de erratas que, sinceramente, creo que no ayuda a dar a conocer a los correctores porque se queda en lo superficial (lo siento, compañeros de UniCo, pero no me gusta la idea ni cómo celebráis este día año tras año). En algún otro momento hablaré de todas estas cosas, de lo que creo que debe tener un buen corrector (y lo que se nos exige). Pero hoy, no. Hoy lo voy a celebrar… ¡Feliz día a todos los correctores!

¿Sony Reader o iPad?

Llevo ya un par de años dándole vueltas a la idea de comprarme un lector de libros electrónicos. Pero, de momento, no he dado el paso y creo que todavía no lo voy a dar. Además, ahora hay otro actor en escena, que no es un reader al uso, pero que puede cumplir esta función (y alguna más), el iPad (porque, siendo una maquera de pro, no podría comprarme otra tableta).

Empecé a investigar sobre los readers hace tiempo. Para mí el mejor era el Sony Reader (no recuerdo el modelo exacto de aquel entonces). Obviamente, llegué a esta conclusión por razones muy particulares, así que entiendo perfectamente que haya gente que prefiera el Kindle, el Papyre o cualquier otro (cada vez hay más). Pero, ya en su momento, vi varios puntos negativos a algo que, la verdad, me parece un buen invento.

Creo que los readers son caros para lo que ofrecen. Pensaba que a estas alturas el precio ya habría bajado, pero apenas algunos modelos se han atrevido a reducir un poquitín su precio. Pero bueno, siguen siendo muy caros…

Y después está el problema de los contenidos. Vale, hay libros «clásicos» en pdf gratuitos por todos lados (ediciones horrorosas, por cierto, yo no perdería el tiempo con esto). Pero ¿dónde están los libros que yo suelo comprar y leer? Hasta hace poco, no estaban; ahora ya hay alguno, pero a un precio que no me convence. Si las editoriales no se ponen las pilas para hacer el esfuerzo de bajar algo el precio (y no a costa de perder calidad, no sea que ahora les dé por corregir aún menos los libros), esto parece que seguirá el mismo camino que la música. No sé si plataformas como Libranda ayudan. No sé si el modelo por el que se está optando es el más adecuado…

A pesar de todo, sigo pensando que quiero un reader. Y quiero un Sony Reader, que, desde esta semana, se distribuye ya oficialmente en España (antes se podía conseguir, pero, si tenías cualquier problema con él, Sony no se responsabilizaba de ello). Ayer estuve jugueteando con uno y me encantó. Se ve perfectamente, no pesa absolutamente nada, la transición entre página y página es suave y rápida… Una maravilla. Vi el modelo más grande, pero a mí me gusta más el Pocket (más fácil de llevar, aunque la pantalla es más pequeña y no se puede ampliar la memoria con tarjetas). ¿Bajará de precio? Esperemos…

Pero, claro, en todo este tiempo… ha llegado el iPad. La tableta de Apple me parece genial. Me gusta mucho. Y también sirve para leer libros (incluso en color, cosa que de momento los readers no ofrecen); aunque, claro, sin tinta electrónica, que es lo que hace que con los readers no se nos cansen los ojos más que con un libro de papel, que se pueda ver aunque estés en pleno sol o que la batería te pueda durar más de quince días leyendo a tope. Claro, esto no lo ofrece el iPad, pero sí otras muchas cosas… ¡Qué lío! Y la pantalla del iPad, comparada con la del Sony Reader (y más aún con el que a mí me gusta) es enorme. Y muy clara, se ve de maravilla.

Mi conclusión es que son dispositivos distintos, con usos diferentes. Si vas a leer muchas horas al día, mejor un reader. Si no, con una tableta tienes un aparato mucho más completo. Ahora, ¿qué elijo yo? Pues en esas estoy… Y pensando que, si no bajan de precio y empieza a moverse el mercado de los contenidos, me quedo como estoy un año más.

¿Tenéis un reader? ¿Qué modelo habéis elegido? ¿Os arrepentís de vuestra decisión? ¿Sois más de iPad? ¡Contadme y ayudadme a decidirme, por favor!

Reflexiones (VI)

«No deberíamos desdeñar el trabajo, desdeñar los cuarenta y cinco o cincuenta y dos cuentos escritos en nuestro primer año de fracasos. Fracasar es rendirse. Pero uno está en medio de un proceso móvil. Entonces no hay nada que fracase. Todo continúa. Se ha hecho el trabajo. Si está bien, uno aprende. Si está mal, aprende todavía más. El único fracaso es detenerse. No trabajar es apagarse, endurecerse, ponerse nervioso; no trabajar daña el proceso creativo».

Ray Bradbury
Escritor

Lipogramas

Hoy, como es viernes, os traigo algo un poco más lúdico para meternos de lleno en el fin de semana. Ya jugamos en su día a los abecegramas, hoy nos tocan los lipogramas. Quienes leáis Microsiervos seguro que sabéis qué son, pues han publicado una entrada relacionada con ellos esta misma semana (no negaré que ha sido mi fuente de inspiración para escribir este artículo).

Los lipogramas son textos que evitan una letra (o conjunto de letras) adrede. Hay incluso novelas enteras escritas con esta técnica (por ejemplo, la obra La disparition, de Perec, no utiliza la letra e en su original en francés y este juego se ha mantenido en la traducción al castellano donde no se utiliza la letra a; lleva por título El secuestro).

Hoy os voy a copiar un fragmento de Óscar de la Borbolla que hace desaparecer todas las vocales salvo la a. ¿Alguien se atreve a escribir el suyo? No hace falta hacer desaparecer más que una letra (este caso es más extremo). Yo no prometo nada, que ando justita de tiempo, pero la invitación aquí queda.

Cantata a Satanás
Abraham amaba a Sara cada mañana clara: pasaba la manaza, arañaba la lana, arrancaba la bata, la abrazaba; clavaba las garras hasta matarla. Sara atarantada callaba harta, Abraham la cansaba. «Ya nada habrá —mascaba tras la sabana—, ama a la mala; ataca, aplasta, brama». Abraham acababa, apartaba la cara, jamás apagaba la flama a Sara, gran dama avasallada; daba palmadas a la santa, la llamaba «alma»; mas jamás la agradaba.

El texto sigue… Otro día, vamos con más vocales. Por cierto, por una cuestión estadística, el texto más difícil de conseguir si elimináramos todas las vocales menos una sería el que dejara solamente la i. Veremos uno, a ver qué os parece.

¡Quiero leer vuestros lipogramas! ¡Ánimo!

Aplicaciones en línea útiles: Dropbox

Hoy me aparto de nuevo un poco del tema principal del blog para hablaros de una aplicación online que puede resultar muy útil: a mí me cuesta imaginarme ahora mismo trabajar sin ella. Es Dropbox.

Dropbox

Logotipo de Dropbox

Dropbox es un sistema de alojamiento de archivos en la nube; es decir, un espacio virtual donde podemos guardar nuestros documentos, fotografías y demás tipos de archivos. Nos ofrecen hasta dos gigas de almacenamiento gratuito (que pueden ampliarse invitando a otras personas a utilizar el servicio); no obstante, en caso de necesitar más gigas, siempre podemos conseguirlas pagando una pequeña cantidad.

Las ventajas de Dropbox son múltiples. Guardar algo en la nube nos permite acceder a ello desde cualquier ordenador del mundo conectado a Internet; incluso, existen aplicaciones de Dropbox para los smartphones (yo uso a menudo el Dropbox para iPhone). Con Dropbox, por ejemplo, trabajo tanto desde mi ordenador de sobremesa como desde mi portátil, porque puedo acceder a los documentos desde ambos indistintamente y, si cambio algo en uno de ellos, se sincroniza automáticamente en el otro ordenador…

También es posible compartir algunos documentos con otras personas mediante un sistema de carpetas compartidas que se pueden ir sincronizando al momento y favorecen la colaboración entre sus usuarios. Y, además, Dropbox permite recuperar versiones anteriores de un mismo documento. ¡Esto puede ser un auténtico salvavidas!

¿Qué más se le puede pedir a una aplicación sencillísima de utilizar y que, además, es gratuita? Si queréis más información sobre ella o, incluso, probarla, podéis dirigiros a su página web, Dropbox.com.

Consejos para escritores

Hace unos días encontré, escondida en un artículo de un blog, una lista que me pareció muy útil para todos aquellos que quieran escribir y que recoge una serie de consejos extraídos de la obra Why I write de George Orwell. Os los copio a continuación:

1. Nunca utilices una metáfora, un símil u otra figura literaria que veas habitualmente en los medios impresos.
2. Nunca utilices una palabra larga cuando una corta sirve igualmente.
3. Si es posible borrar una palabra, bórrala.
4. Nunca uses la voz pasiva si puedes usar la activa.
5. Nunca utilices una frase extranjera, un término científico o jerga si puedes pensar en un término habitual equivalente.
6. Rompe cualquiera de las normas anteriores antes de escribir una barbaridad.

¿Qué os parecen estos consejos? Os voy dando mi opinión punto por punto.

• El primero, aunque pueda parecer obvio, me parece acertadísimo. Algunas metáforas están ya desgastadas de tanto uso. Se me ocurre, por ejemplo, el abanico de posibilidades o bien el escenario dantesco ante cualquier catástrofe. Hay miles del mismo estilo que, por trilladas, deberíamos desterrar en pos de la originalidad.

• El segundo punto, un gran consejo. Uno de los problemas que detecto más habitualmente es el intento de algunas personas de «demostrar que están escribiendo». ¿Cómo lo hacen? Alargando las frases, liándose en oraciones complicadísimas con relativos y más relativos, buscando palabras menos empleadas (cuyo significado, en ocasiones, no tienen del todo claro). Se nota demasiado porque no suena natural. Yo suelo decir que, salvando las distancias, hay que escribir con la misma naturalidad con la que se habla. Fácil de decir, complicado de conseguir, lo sé, pero no imposible.

• Con relación al tercero, ojito con adverbios y adjetivos de más. Aquí se aplica la máxima de «menos es más». Si el adjetivo no aporta nada, ¡fuera! Y si ya viene en grupos de dos, tres, cuatro… ¡apaga y vámonos! Solamente conseguimos un texto de ritmo machacón. Por supuesto, no estoy diciendo que no haya que emplear adjetivos, sino que hay que utilizarlos bien y en su justa medida. El «más vale que sobre que no que falte» aquí no funciona, lo siento.

• Del cuarto punto quiero hacer una matización: si hay que usar la voz pasiva, mejor la pasiva refleja. Suena mucho más natural en castellano…

• El quinto no hace sino abundar en lo que ya he comentado: la importancia de la naturalidad. No en vano, lo que queremos es que nuestro mensaje llegue y se comprenda, así que, cuanto más natural y (aparentemente) sencillo, mejor.

• El último punto me resulta obvio también. No hace falta comentar nada más al respecto.

Ahora es vuestro turno. ¿Estáis de acuerdo (como yo) con George Orwell o, por el contrario, pensáis que hay que realizar alguna matización? ¡Los comentarios son vuestros!

Cuestionario sobre libros (2)

Segunda parte del cuestionario sobre libros que empecé la semana pasada…

9. ¿Lees con frecuencia libros que no sean novelas o ficción (filosofía, divulgación, guías de viaje, cómics…)?

Además de por trabajo (mayoritariamente, corrijo este tipo de libros), sí suelo leer libros que no sean ficción. Hay que leer de todo.

10. ¿Prefieres comprar los libros o aprovecharte de las bibliotecas? ¿Te gusta curiosear en los mercadillos de libros (feria del libro, libreros de viejo…)?

Prefiero comprar los libros. De todas formas, cuando he tenido una buena biblioteca al alcance me he aprovechado de ello. A ferias de libros voy más bien poco y me gustan los libreros de viejo para ver libro antiguo (que no suelo comprar).

11. Cuando acabas un libro, ¿cuánto tardas en empezar otro? ¿Lees puntualmente o siempre tienes un libro entre manos?

Normalmente, cuando acabo un libro tengo otro esperándome. Siempre tengo algún libro entre manos. Ahora mismo estoy con Trilogía de Nueva York de Paul Auster.

12. ¿Has escrito algo que consideres realmente literatura? ¿De hacerlo, tendrías algún género hacia el que te inclinases más?

No, rotundamente no. Creo que si alguien va a dedicarse a escribir en mi familia, no voy a ser yo. De hacerlo, no tengo ni idea de qué escribiría…

13.  ¿Qué libro deseas leer y jamás lo has hecho?

Ni idea. No se me ocurre.

14.  Un best-seller que no tengo el más mínimo interés en leer.

Cualquiera de Dan Brown.

15.  Un libro que nunca terminaré.

Nunca digas nunca. No lo sé. Quizá algo que ahora me puede parecer infumable, dentro de unos años lo miro con otros ojos… Sí puedo adelantar que tengo problemas para leer novela histórica, porque no me gusta.

16. Un libro infumable.

Pues suelo tener problemas para terminar, como ya he dicho arriba, la novela histórica. Pero no me atrevo a dar títulos.

17. Un libro que me sorprendió.

Un libro que me sorprendió para bien fue Juntos, nada más. Pensaba que era el típico culebrón cutre, pero me gustó. Las novelas de Anna Gavalda suelen ser entretenidas y muy fáciles de leer…

Lecturas de septiembre

Septiembre se ha quedado en blanco en mi lista de lecturas. Estoy leyendo varias cosas a la vez y no me ha dado tiempo a acabar nada… Las semanas de vacaciones no he leído tanto como me hubiera gustado (al final, no hay tiempo para todo), pero espero que octubre me dé más ratitos para mis libros.

La pila de mi mesilla sigue siendo importante, así que no tengo ninguna compra a la vista. Aun así, ya sabéis que vuestras sugerencias son bienvenidas y yo me lo apunto todo para un futuro próximo. Si habéis leído algo que creéis que merece la pena, chivádmelo, para que lo añada a mi lista de deseos.

Reflexiones (V)

«Los escritores no viven una vida solamente, sino dos. Primero está la vida y, después, el escribir. Hay un «volver a», una reacción demorada».

Anaïs Nin
1903-1977
Escritora

Cuestionario sobre libros

Otro más. Me ha llegado este cuestionario sobre libros por correo electrónico, pero creo que ha estado circulando por varios blogs, así que me imagino que es un meme. Lo contesto y, si os apetece, lo respondéis vosotros también, en los comentarios o en vuestras propias bitácoras (eso sí, ¡dejadnos la dirección para que podamos leer las respuestas!). Por cierto, como es muy largo, lo haré en dos tandas (la semana que viene, la segunda parte).

No sé dónde se originó el cuestionario; si alguien lo sabe, que por favor me lo indique para que pueda darle al César lo que es del César…

1. ¿Cuál es la obra que más veces te has leído?

Ya os he comentado más de una vez mi enganche con Buenos días, tristeza. Creo que ese es el título que más veces he leído (aunque tengo que reconocer que este verano he fallado).

2. ¿Cuál es el último libro que te has dejado a medias?

Tengo a medias Soy un gato de Sõseki, aunque sí tengo intención de acabarlo. Dejé sin acabar Cuatro hermanas de Jetta Carleton y no tengo ninguna intención de retomar su lectura.

3. ¿Qué te suele llevar a preferir una lectura en vez de otra?

No sigo un criterio fijo para elegir mis lecturas. A veces me dejo guiar por reseñas de gente que conozco o de blogs que veo que, más o menos, pueden valorar los libros de la misma forma que lo hago yo. Si alguien de mi familia (bastante lectora) me recomienda algo, pues también lo devoro. Me gusta mucho pasearme por librerías, veo programas de libros en la televisión, leo muchos blogs sobre libros (y alguna revista también cae de vez en cuando). Al final, con todo, te haces una idea de lo que te vas a encontrar y te puedes guiar por tu gusto personal.

4. ¿Recomiendas libros con frecuencia? ¿Qué libros recomiendas más?

Sí suelo recomendar libros, pero sugiero cosas muy diversas en función de los gustos de la persona que me esté preguntando.

5. ¿Cuál fue el último libro de poesía que leíste?

No suelo leer poesía, pero me gustan mucho (y los releo a veces) el Cántico espiritual de S. Juan de la Cruz (una auténtica joya), los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda (me parece que tienen una fuerza increíble), las Nanas de la cebolla de Miguel Hernández (por lo que significan) y un librito de García Lorca que se llama El diván del Tamarit y que me gusta mucho más que sus obras más famosas.

6. ¿Cuál es tu momento preferido del día para leer?

Me encanta leer los fines de semana nada más despertarme, en la cama bien tapada. Normalmente, entre semana leo por la noche.

7. ¿Recuerdas el primer libro «serio» o adulto que leíste?

Pues la verdad es que no, no lo recuerdo.

8. ¿Te gusta ir al teatro? ¿Y leer teatro?

Sí que me gusta ir al teatro. Ver, por ejemplo, a Lola Herrera representando Cinco horas con Mario no tiene precio. Ahora, a veces, he visto producciones que no me han gustado nada y no entiendo la obsesión de algunas compañías por provocar al público sí o sí (habrá obras que inviten a esa provocación y otras que no). En cuanto a leer teatro, obviamente no es lo mismo, pero sí lo hago a veces.




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