Reflexiones (XLIII)
«Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida».
Michel Houellebecq
Escritor francés
«Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida».
Michel Houellebecq
Escritor francés
Algunas veces me llegan preguntas sobre el propio blog por correo electrónico o por Twitter. Como muchos queréis saber lo mismo, he pensado que podría publicar una entrada al respecto. Si se os ocurren más preguntas, podéis dejarlas en los comentarios…
Emoticonos
Me preguntáis muy a menudo a ver de dónde he sacado los emoticonos, que son distintos de los de los blogs normales de WordPress. Bueno, no me gustan los que vienen con WordPress y me puse pesadísima hasta que me los cambiaron por un juego del diseñador David Lanham. Por cierto, acabo de visitar su página y he visto alguna cosa interesante (¿quizá para cuando cambie el aspecto del blog?). 🙂 😉 😛 😀
Marcapáginas
Parece que tenéis curiosidad por saber quién ha diseñado el marcapáginas que regalé (y sigo regalando) en Navidades (no fui yo, tranquilidad). Es una ilustración (varias, de hecho) de Veruska Velazco, de la que os hablaré otro día con más fundamento. Ahora solo os digo que es un privilegio trabajar con ella y que, si todo va bien, colaboraremos juntas en un proyecto chulísimo que tenía yo guardado en un cajón.
‘April Fools’
Esto me lo preguntó una amiga y, después, casualidad, dos personas más. ¿El blog April Fools que tengo enlazado en la columna de la derecha es de mi hermano Javier? La pregunta tiene su miga. Resulta que el cumpleaños de mi hermano es el día de April Fools, el 1 de abril, y esto dio que pensar (las tres personas conocían este dato). Pero no. A pesar de que mi hermano escribe muy bien (el que mejor escribe de la familia con diferencia) y que un blog suyo sería lo más divertido del mundo (porque es todo un personaje), Javier no tiene blog. Yo le animo a que, ahora que se ha ido a vivir a China, abra uno y nos cuente sus aventuras por allí. Entonces, ¿de quién es April Fools? Pues de Luis Valenciano, una de las personas más interesantes que conozco. Os invito a que lo sigáis. Sus textos, fruto de su observación y reflexión pausada, son de lo más acertados siempre. Y, una vez que te metes en su universo (es complicadillo saber de quién habla a veces), ya no quieres salir. Para mí, un imprescindible. ¡Ah! Y yo tampoco me perdería el blog de fotografía de Pepa, la mujer de Luis. Magnífico.
Logo
¿Por qué mi nombre y mi apellido están en minúscula en el logo? Cosas del diseñador. Discutí mucho con él, pero, la verdad, quedaba mejor. Lo curioso es que creo que también van en minúscula en el nuevo, que no he estrenado aún. Licencia del diseño, pero que solo se usa ahí. Yo siempre escribo mi nombre y apellidos con mayúscula inicial, como debe ser. Pero sí, supongo que es una pregunta pertinente si se dirige a alguien que trabaja en corrección de textos.
Comentarios
Algunos estáis preocupados por si os equivocáis al mandar un comentario y tiene erratas o errores o lo que sea. No os preocupéis. Si es algo gordo, lo suelo corregir yo sin más. Si es algo que queréis que cambie, me avisáis (me mandáis un correo o un tuit o lo que sea) y yo cambio y pongo lo que me digáis. Pero no dejéis de comentar por vergüenza, por favor.
Me pedís constantemente que abra una página de Facebook del blog. Siempre me he mostrado muy reticente, porque no me gusta Facebook. Ahora que lo estoy usando más, pues bueno, veo con otros ojos el abrir la dichosa página. De todas formas, creo que sería un trabajo extra para mí, y no sé si me apetece. ¿En serio le veis ventajas? Lo estuvimos hablando un día unos cuantos y algunos de los puntos a favor de Facebook me hicieron pensar. Si me convencéis, la abro. Pero me tenéis que convencer (y soy dura). ¿No os basta con Twitter?
Hasta aquí de momento. Otro día, segunda parte. Esta semana publicaré alguna reseña, que quiero ir recuperando el ritmo normal del blog. Hasta entonces, tenéis los comentarios abiertos por si queréis plantear alguna pregunta, convencerme de lo de Facebook, recomendarme lecturas, hacerme llegar dudas… ¡Lo que queráis!
Por estas fechas, siempre intento desearos un feliz año con una frase de algún escritor que resulte especialmente significativa. Los últimos años he citado a Neil Gaiman, que me parece que da consejos muy valiosos para encarar el nuevo año. Y, este año, me puse a buscar algún fragmento que sirviera para hoy hace ya un tiempo y, la verdad, solo encontré cosas muy moñas, unos subidones de azúcar no aptos para diabéticos con los que yo no me identificaba ni expresaban lo que me gustaría transmitir para el nuevo año. Para buenrollismo, siempre nos quedará Mr Wonderful.
Al final, hay que volver a los referentes de siempre, aquellos a los que acudimos en el día a día, porque nos dan las claves incluso para momentos más «especiales» como puede ser un cambio de año. Y yo hoy he decidido citar a Calvin y Hobbes. Porque me encantan, porque me divierten y porque Calvin tiene ese punto de locura (puntazo, más bien) que quería traer al blog hoy.
Mi año 2014 ha sido duro. Las aguas ya se están calmando, pero no ha sido un viaje fácil. Tengo ganas de dejarlo atrás. Y para 2015 solo me he propuesto una cosa: ser feliz. Pero no de cualquier forma, no. Calvin me va a ayudar a mostraros la felicidad que yo le pido (¡incluso le exijo!) al año 2015. Porque, quizá con felicidad no me basta, quizá necesito algo más…
He decidido que en 2015 voy a ser tremendamente feliz (y, ojo, que la felicidad tiene mucho de decisión personal). Quiero ser ilimitada, exagerada y desmesuradamente feliz. Y os deseo a todos exactamente lo mismo: sed alucinantemente felices en 2015. Haced todo lo que esté en vuestra mano por serlo. No valen excusas. ¿Quién se apunta a un 2015 eufórico conmigo?
Os deseo que seáis, como yo voy a ser, obscenamente felices.
Según leéis estas líneas, ¿notáis una sutil nieve azul cayendo por la pantalla? Pues sí, nieva en el blog para marcar estas fechas navideñas en las que, prácticamente, ya estamos metidos. Tengo alguna sorpresa preparada para la semana que viene, así que ya os felicitaré en condiciones entonces. Y, si os portáis bien, Papá Noel o el Olentzero quizá os deje un pequeño regalo de mi parte aquí en el blog. Estoy de lo más emocionada con el regalo, me apetece ofreceros algo como agradecimiento por seguirme y participar en esta locura mía. Pero eso, la semana que viene… ¡Hay que crear expectación!
Dejando las Navidades y los regalos a un lado, hoy es un día especial. Hoy el blog cumple… ¡cinco años! ¡Quién lo diría! Empezó como algo muy pequeñito, casi para mí y cuatro amigos más, y ahora tengo la sensación de que se me está yendo de las manos. Cada vez sois más, cada vez me siento más responsable y desbordada. Y, a la vez, cada vez más libre para escribir de lo que me apetece en cada momento, sin centrarme necesariamente en cosas fijas (aunque sea un blog especializado en ciertos temas). Y feliz cuando me da por pasarme por las estadísticas de las visitas. Sois muchos y de todos los lugares imaginables del mundo. Así que… ¡gracias!
Supongo que seguiré en la misma línea este año. Eso sí, es muy posible que, aunque el contenido sea similar, dentro de muy poquito apreciéis cambios en el aspecto. Tenemos intención de darle un lavado de cara al blog (y una limpieza de cutis completa a la web, que se ha quedado muy viejita ya). Hemos modernizado toda la imagen y tenemos planes que me tienen muy ilusionada. Ya tocaba… Me encantaría ir enseñándoos cosas, pero no me dejan. Estoy especialmente contenta con el nuevo logo, muy similar al actual, pero en versión más moderna. Espero que os vayan gustando todos los cambios, porque estamos trabajando mucho últimamente en estas cosas (y quiero agradecer públicamente a Arturo su ayuda con todo esto).
Pues nada más. Solo me queda agradeceros una vez más vuestro apoyo al blog (ojalá pueda hacerlo durante mucho tiempo más) y, por supuesto, cualquier sugerencia, duda, comentario… serán bienvenidos. 😉
Estoy convencida de que habéis oído la palabra oxímoron un millón de veces (creo que se está poniendo de moda, de hecho). Pero ¿sabéis qué es un oxímoron exactamente?
El oxímoron es una figura literaria que consiste en unir dos conceptos de significado opuesto para dar lugar a un tercero, creando así una metáfora que choca por lo absurdo de la combinación. En la literatura hay mil ejemplos de esto, como cuando Quevedo nos dice que el amor es «hielo abrasador, fuego helado» (dos casos de oxímoron en un mismo verso). Sencillo, ¿verdad?
De hecho, es tan sencillo que, en nuestra vida cotidiana, utilizamos el oxímoron en muchas ocasiones sin darnos cuenta. O siendo totalmente conscientes de ello, como cuando yo ahora os desee un feliz lunes. 😉
Solo un par de líneas para agradeceros vuestra participación en el último reto (por cierto, qué poco me gusta llamarlo así, pero no es cosa mía). Espero que hayáis conseguido un montón de sugerencias para futuras lecturas, que de eso se trata. De hecho, como el objetivo es apuntar títulos, siempre he pensado que sería mejor hacerlo antes del verano, porque tengo la sensación de que en verano se lee más. No puedo prometer nada (en este momento, estoy tan liada que ni siquiera sé cuándo podré publicar de nuevo, aunque intentaré ponerme las pilas y ofreceros algo lo antes posible), pero ¿cómo suena junio para el siguiente? Que conste que, cuando me planteé el reto con el que acabamos de jugar, pensé que sería el último. Pero ya me habéis convencido y habrá más. Y, si puede ser en junio, pues perfecto. Pero, claro, de aquí a junio pueden pasar millones de cosas que hagan que todo cambie. Aun así, ¿por qué os digo esto con tanta antelación? Para que vayáis proponiendo categorías. No sé si lo sabéis, pero yo rara vez las pienso. Normalmente pongo a mis amigos a cavilar para que me hagan el trabajo. Así que, si queréis que toquemos alguna en concreto, ¡a los comentarios!
Nada más, solo daros de nuevo las gracias. El número de visitas me ha sobrepasado, ha habido muchísima gente siguiendo todo en la sombra. Gracias a quienes os habéis acercado y gracias, sobre todo, a quienes habéis participado. Esto no tendría sentido sin vosotros.
Volveré lo antes posible (prometo sacar huequitos para escribir aquí). Saludos a todos…
No pensaba escribir nada hoy porque estaréis un poco hartos de mí después del reto (y yo, un poco cansada, si soy sincera). Pero el viernes fue el día de las librerías y pasó bastante desapercibido. Ayer, Enrique Redel, editor de Impedimenta, colgó un enlace en Facebook que me ha encantado. Lo comparto con vosotros como homenaje a las bibliotecas, las librerías y, por supuesto, a los bibliotecarios y libreros.
Está en inglés, lo siento por los que no lo habláis, pero merece mucho la pena: Love letters to libraries.
Feliz lunes a todos.
Como octubre está ya en las últimas, os quería recordar que el mes de noviembre el blog estará ocupado con el quinto reto de los treinta libros. Ya sabéis, treinta libros distintos en treinta días consecutivos siguiendo treinta categorías diferentes.
Os enlazo a las categorías de este año, para que vayáis pensando títulos. Podéis participar de varias maneras: los propios comentarios del blog, Twitter (con el hashtag #30libros e indicando el día al que os referís), vuestros propios blogs (siempre que me deis las direcciones) y, si ninguna de estas opciones os viene bien, también me podéis enviar un correo electrónico o decírmelo directamente.
Participad, por favor, que cuantos más juguemos, más divertido y más títulos y sugerencias de lectura conseguimos. Quedan dos días… ¿Le estáis dando ya vueltas a vuestras cabecitas?
No, no vamos a dar una clase de inglés, solo me voy a aprovechar de este dicho para comentar una foto que lleva meses por internet y que me parece curiosa. Porque, efectivamente, to judge a book by its cover es un dicho que, aunque literalmente se traduciría por ‘juzgar un libro por su portada’ (cubierta, en realidad; algún día haré una entrada sobre las partes del libro), nosotros lo traduciríamos como ‘juzgar por las apariencias’.
¿Juzgamos por las apariencias? O, yendo a la frase en inglés y quedándonos en su significado literal, ¿juzgamos los libros por su portada? Pues algún librero considera que sí y ha hecho esto:
Fuera portada/cubierta; fuera texto de la contra escrito por la editorial (que a veces nos engañan de forma escandalosa). Tan solo una pequeña descripción propia. Incluso ha ido más allá y ni siquiera se sabe quién es el autor o el título de la obra. ¿Compraríais así?
Es cierto que hay elementos del libro que responden mucho a exigencias del marketing. La portada, la sinopsis de la contra o, incluso a veces, el título sirven para vender. Y, como en todo, se puede hacer bien, mal o regular. Hay cubiertas maravillosas (y me estoy acordando de un par de amigas mías que se dedican a diseñar o ilustrar cubiertas) y cubiertas que dan vergüenza ajena. Pero ¿compramos un libro solo por estos elementos? Yo diría que no, pero entonces me acuerdo de otra foto muy famosa de otros libreros (pobres libreros, con lo majos que suelen ser):
«No recuerdo el título, pero es azul» (por cierto, en internet encontráis esto mismo con todos los colores de libros imaginables). Pues sí, parece que a veces nos guiamos más por el libro físico (que no es nada malo, que hay libros que, como objetos, son verdaderas obras de arte) que por el contenido. Vuelvo a mi pregunta, ¿comprarías los libros si vinieran como en la primera fotografía? Yo tengo mis dudas.
Por cierto, en una de mis librerías de referencia en Bilbao, Cámara, hicieron esto mismo hace poquito (supongo que a quienes vayáis por allí os sonará el estampado del asiento de la entrada). Os subo la foto (la he cogido de su Facebook) para que veáis qué libros ponen, muchos son joyitas (están ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? o Canciones de amor a quemarropa, por ejemplo). Y, sí, son todos azules, pero de todo tipo y condición.
Yo creo que para comprar un libro hay que curiosear mucho, bien sea el propio libro, bien reseñas en revistas e internet o, cómo no, preguntar a los libreros. Y saber, más o menos, qué se está comprando (y, aun así, nos solemos llevar sorpresas). Y tener identificadas editoriales que suelan publicar cosas interesantes que tengan que ver con nuestros gustos personales… Y si, además, resulta que el libro en cuestión tiene una portada maravillosa, pues mucho mejor.
¿Qué opináis? ¿Cómo compráis los libros? Tenéis los comentarios a vuestra disposición.
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