Entradas archivadas en Corrección

Errores que me molestan mucho (2)

Como la anterior entrada sobre errores dio tanto que hablar, me he animado a escribir otra. Además, debo reconocer que me es muy sencillo, cosa que agradezco en estos tiempos locos en los que no tengo todo el tiempo que me gustaría para el blog (aunque creo que, por fin, todo vuelve a la normalidad).

De nuevo, como la otra vez, sin orden determinado salvo lo que se me vaya ocurriendo. Probablemente algunos ya salieron en los comentarios del otro día, pero no importa. ¡Ah! Y otra cosa: son cosas muy sencillas de corregir y usar bien, no hay excusa. Allá vamos:

  • *Los puntos suspensivos………….. Los puntos suspensivos son tres (y solo tres). Únicamente hay un caso en que son cuatro y es tan raro que yo jamás me lo he encontrado en todo el tiempo que llevo trabajando con textos (por si alguien lo apunta). Así que, quedémonos con la generalidad: los puntos suspensivos son tres y solo tres. No hace falta dejar el dedo encima del punto media hora y poner treinta y cinco… Además, aprovecho para recordar que siempre llevan un espacio detrás y que son incompatibles con el etcétera.
  • La tilde en *tí. Da igual cuántas veces se recuerde esto, me lo encuentro a diario. Y siempre remito a este enlace. Porque, efectivamente, ti nunca lleva tilde. 😉
  • *En base a. Otra expresión incorrecta. Hay un montón de formas de sustituirla; la más sencilla (aunque no siempre encaja) es emplear según.
  • Coma entre el pero y un signo de interrogación o exclamación. Expliqué esto en una entrada, pero no he sido capaz de encontrarla (es de las primeras del blog). Bueno, es sencillo: si después de un pero va una pregunta o exclamación, nunca se pone coma después del pero. Es decir, que lo que voy a poner a continuación es incorrecto: *’Pero, ¿por qué?’; debería ser así: ‘Pero ¿por qué?’.
  • *Hubieron. El verbo haber, cuando es impersonal, siempre va en singular. En plural suena a rayos.
  • Deber de por deber; deber por deber de. No son sinónimos. Deber de indica probabilidad y deber designa obligación. No hay razón para mezclarlos.
  • Punto en los años. No estamos en *2.015, sino en 2015. Siempre ha sido incorrecto, pero ahora que ninguna cifra debería llevar punto como separador de los miles, más incorrecto aún. De esto último os tengo que hablar (de hecho, tengo una entrada a medio escribir).
  • Escribir con tilde el *aún así concesivo. Cuando tiene valor concesivo (es decir, cuando se puede sustituir por «aunque sea así»), el aun no lleva tilde.

Lo dejo aquí por hoy (porque me podría eternizar). Como la otra vez, podéis indicar en los comentarios aquellos errores que os molesten y hablamos sobre ellos. 🙂

‘Katiuska’

Como parece que ya ha llegado el frío, la lluvia y el otoño-invierno, vamos a sacar las katiuskas, ¿vale? Pero, antes, vamos a recordar una entrada de no hace demasiado, la de los hipocorísticos. ¿Por qué? Porque el término katiuska tiene mucho que ver con un hipocorístico.

Katiuska, en realidad, es el diminutivo de Katia, que, a su vez, es uno de los hipocorísticos de Ekaterina, la forma rusa de Catalina. Es decir, Katiuska sería, más o menos, Catalinita (o, más bien, Catita, si tomamos Cati como forma abreviada habitual del nombre y le añadimos el diminutivo: doble hipocorístico). Catalina, nombre de origen griego, significa ‘la limpia’.

Y me imagino que estaréis preguntándoos qué tiene que ver este nombre con las botas de goma, nuestras katiuskas. Pues mucho. Se empezó a llamar katiuskas a las botas a raíz de una zarzuela de Pablo Sorozábal protagonizada por una chica llamada Katiuska. La Katiuska de la zarzuela lucía unas botas altas muy características y, tras el éxito de la obra, se extendió la forma katiuska para designar esas botas.

Errores que me molestan mucho

Perdón, perdón, perdón. Tengo la sensación de que últimamente, cada vez que publico, primero os pido perdón por haber tardado tanto, pero es que ¡no me da la vida! Tengo muchos frentes abiertos ahora mismo y estoy a tope de trabajo, así que no tengo tiempo para mucho. Lo siento de verdad. Y este fin de semana iba a preparar varias entradas, pero he estado pachucha y no he podido hacer nada, por lo que esta semana se vuelve a quedar un poco coja (hoy mismo empiezo a corregir otra novela, no voy a tener tiempo de mucho más). Intentaré sacar algún huequillo para, al menos, publicar una reseña que tengo a medio escribir. Y hay una entrada, una de esas de desahogo, que también está en marcha (me imagino que habrá alguien preguntándose qué ha pasado con esa entrada: estoy en ello).

Pues vamos al tema de hoy: errores que me molestan. No están todos los que son (igual esto acaba convirtiéndose en una serie de artículos), pero sí son todos los que están. Sin un orden particular, según me vienen a la cabeza, estos son algunos errores que odio encontrarme.

  • Punto después de interrogación o exclamación. Jamás se escribe punto ahí. Después de la interrogación y de la exclamación se puede poner cualquier signo de puntuación menos el punto, que ya va incluido tanto en la una como en la otra.
  • Prefijo + palabra que empieza por r-. A esto yo lo llamo el error del *microrelato (antes lo llamaba el del *Preromanticismo, pero dado que ahora la palabra de moda es microrrelato, pues me he adaptado a los nuevos tiempos). No entiendo que la gente cometa este error. Es como de guardería. ¿No diferenciamos entre peroperro? ¿Por qué no vemos entonces la diferencia de pronunciación entre microrrelato y *microrelato? ¿Hace falta añadir algo más? Pues fijo que si entro en Twitter en un rato, me veo el hashtag #microrelato, así escrito, con una sola r, más de una vez.
  • *Es por eso que. No creo que he tratado esta expresión en el blog. Debería hacerlo, porque campa a sus anchas y es incorrecta. Lo correcto en castellano: es por eso POR LO que. Me lo apunto para explicaros el porqué en algún momento, pero, mientras, hacedme el favor de utilizarlo bien.
  • Infinitivo en vez de imperativo. Creo que tampoco he tratado esto nunca en el blog. Pero ¡es tan molesto! ¡Se usa tan mal!
  • Meses y días de la semana en mayúscula. Os lo recuerdo a menudo, pero es que no hay forma. En castellano van en minúscula.
  • Coma en vez de dos puntos en los encabezamientos de cartas y correos electrónicos. Se pone «Hola:» y no *«Hola,». Esa coma es anglosajona (como la mayúscula de los meses y los días de la semana: desterrémosla).

Podría seguir mucho rato, pero ya tenéis un par de cosas. Se me han ocurrido un montón de errores más, así que no descarto escribir (cuando mis obligaciones laborales y personales me lo permitan) otra entrada como esta. ¿Se os ocurren errores que veáis a menudo y que odiáis? Podéis comentarlos en, valga la redundancia, los comentarios.

«Etimología para el fornicio»

Acabo de leer un artículo de la Jotdown que me ha hecho sonreír más de una vez. Y, como tiene que ver con etimología, he decidido copiaros el enlace. ¿Queréis saber de dónde vienen términos como emoción, deseo, joder, vagina eyacular? Pues no os perdáis el artículo. Sin desperdicio.

Etimología para el fornicio, de Carlos Mayoral.

Obviamente, podéis comentar lo que queráis… 😉

Meses

Aprovecho que hoy cambiamos de mes para recordaros que los meses del año y los días de la semana se escriben en minúscula (dejemos la mayúscula para el inglés). Así, hoy es jueves, 1 de octubre (juevesoctubre, como podéis apreciar, en minúscula).

Feliz mes de octubre para todos…

‘Persona’

Si hay una palabra cuyo significado original me parece curioso, esa es persona. ¿Sabéis de dónde viene?

Persona viene del latín persona, cuyo origen, a su vez, podría estar bien en el etrusco phersu, bien en el griego προσπωρον (prósporon). Y ¿qué era el prósporon? Descompongamos la palabra, a ver qué sale… Prósporon está compuesto por  προς (pros), que significa ‘delante’, y ωπος (opos), que quiere decir ‘cara’. Es decir, el prósporon es lo que se pone delante de la cara… ¡una máscara!

Efectivamente, la persona es la máscara que se usaba en el teatro. Pero no acaba aquí la cosa, porque ya en textos latinos se encuentra otra explicación de por qué se le llama persona a la máscara. Olvidémonos del origen griego (aunque sigue significando ‘máscara’, ojo). Persona vendría de per sonare, esto es, ‘(hacer) sonar a través de’. ¿Por qué? Porque las máscaras, por la abertura para la boca, amplificaban el sonido para que se pudiera oír a los actores.

Sea como fuere, la persona es la máscara. Lo cual no deja de tener su intríngulis. La personalidad sería el conjunto de rasgos que utilizamos para hacernos oír y la persona, la máscara tras la cual nos parapetamos. Persona, en su origen, tendría más que ver con el actual personaje, con el cómo nos comportamos ante los demás, que con algo interno. En serio, a mí esto me fascina. Por supuesto, el término ha sufrido cambios en su significado hasta el que utilizamos en la actualidad, en el que persona se asimilaría a ser humano.

#acentúate

Me imagino que quienes trastearais ayer por Twitter estaréis al tanto de esto, porque parecía que solo se hablaba de una cosa: la campaña promovida por Fundéu para el uso de la tilde en las etiquetas. No sé quién habrá organizado la campaña, pero creo que dio en el clavo: consiguió que todo el mundo lo comentara.

Hace tiempo que se solucionaron los problemas técnicos para añadir la tilde en los hashtags, así que ya no hay ninguna excusa para escribir las etiquetas mal. Las etiquetas pueden llevar tilde; es más, deben llevar tilde donde les corresponda.

#acentúate

Quienes andáis por Twitter, ¿ponéis tilde en las etiquetas? ¿Os pareció excesivo el movidón que se montó ayer? Podéis comentar lo que queráis, como siempre.

Alargar palabras

Me imagino que todo el mundo sabe que uno de los recursos más manidos para intentar ser más expresivo al escribir (e, imitar de esta forma, quizá, el habla) es alargar las palabras repitiendo la vocal de la sílaba tónica (por si acaso hay algún despistado: la sílaba en la que recae la fuerza de la voz). Es un recurso que nos sirve para indicar efusividad, enfado, sorpresa, admiración, gritos… Ejemplo típico: «¡Goool!». Me imagino que ahora ya sabéis por dónde van los tiros…

Quiero hacer dos consideraciones acerca de estos alargamientos:

  1. Aunque en principio se podrían poner tantas vocales como quisiéramos, lo cierto es que en los libros y revistas (salvo excepciones) la repetición se suele limitar a tres. Es decir, podríamos escribir «Nooooooooo», pero se prefiere «Nooo».
  2. ¿Qué pasa si la vocal lleva tilde? ¡Esta es la pregunta del millón! La tilde se pone tantas veces como se repita la vocal. ¡Sííí!

¿Utilizáis este recurso? ¿Repetíais la tilde en caso de que fuera necesario? Ya sabéis que tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Hipocorísticos

A pesar de la palabra rara que he elegido como título de la entrada, en realidad hoy vamos a hablar de algo muy común y habitual: nombres y apelativos cariñosos de personas.

Los nombres de persona (es decir, los antropónimos) se ven sometidos a toda suerte de acortamientos, alargamientos y cambios fonéticos  como muestra de afecto de nuestros interlocutores. Las formas resultantes se denominan hipocorísticos, término que proviene del verbo griego ὑποκορίζεσθαι, hypokorízesthai, y que significa ‘llamar con caricias’. Para que os hagáis una idea más clara de a qué me estoy refiriendo, os pongo una lista de hipocorísticos con los que me llaman a mí mis amigos: Mo, Mon, Moni (lo odio), Monis, Nis, Monik…

¿Cómo se forman los hipocorísticos? De muy diversas maneras. Se pueden eliminar sílabas tanto al comienzo como al final (Lali por Eulalia, Toni por Antonio, Nico por Nicolás). Se pueden juntar dos nombres (Marisa por María Luisa, Juancar por Juan Carlos). Pueden ocurrir cambios fonéticos más complejos (Lola por Dolores; Curro, Pacho, Quico y más por Francisco; Nacho por Ignacio). Como comprenderéis, las posibilidades y los resultados finales son numerosísimos.

Y, con vosotros, ¿emplean algún hipocorístico? ¿Usáis vosotros alguno? ¿Sabíais que se denominaban así? Os espero en los comentarios…

¿Sois ‘solistas’?

Hoy no me apetece mucho trabajar: no os voy a contar nada. Pero sí os voy a hacer una pregunta (que agradecería mucho que contestarais todos los que leáis esto). ¿Seguís poniendo la tilde al solo cuando es adverbio?

Hay debates estériles que se perpetúan durante años en todos los ámbitos. La tortilla de patata… ¿con o sin cebolla? (¡Con!). ¿Nesquik o Cola Cao? (Nesquik, no entiendo que a la gente le guste el engrudo que forman los grumos del Cola Cao). ¿El papel higiénico debe colgar hacia delante o hacia atrás? (Atrás). ¿Lectura en papel o digital? (Ambas, aunque ya hablaremos de esto otro día). Pues, en cuanto a ortografía, parece que todo el mundo está preocupadísimo por la tilde del solo. Prometo hablar del adverbio de marras y dar mi opinión sobre la postura de la RAE en otra entrada; pero, de momento, os pregunto: ¿colocáis la tilde o pasáis de ella? ¿Sois solistas? (Tengo una amiga que llama así a quienes siguen escribiéndolo con tilde).

Por favor, os agradecería muchísimo que contestarais. Lo moveré por Twitter también, a ver si consigo muchas respuestas. Y me interesa sobre todo la opinión de quienes no os dedicáis a tareas lingüísticas (porque me consta, por ejemplo, que casi todos los correctores tenemos la tilde descartadísima desde hace tiempo). Así que, hoy más que nunca, los comentarios son vuestros. Y si queréis contestar las otras preguntas, mejor. A ver si creamos debate concebollista y polémica, que sería divertido.



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