Sobre algunas despedidas
Sin desperdicio el artículo de Hernán Casciari en Orsai: «Para ti, Lucía».
Sin desperdicio el artículo de Hernán Casciari en Orsai: «Para ti, Lucía».
A petición de un amigo, que me ha preguntado esto ya varias veces, hoy os traigo un truquito para saber cuándo tenemos que escribir aparte (todo junto) y cuándo a parte (separado). No voy a liarme con explicaciones gramaticales, tan solo os doy el truco: si podemos meter algún determinante (artículo, indefinido, etc.) entre la a y el parte, lo escribiremos en dos palabras; si no podemos hacerlo, es que va junto. Os pongo ejemplos:
A (una/alguna/ninguna) parte de la población le parece una vergüenza la actitud de ese político. √ → A parte de la población le parece una vergüenza la actitud de ese político (separado). √
A (una) parte de mi hermana, estaban allí mis primos y mis tíos. × → Aparte de mi hermana, estaban allí mis primos y mis tíos (junto). √
Es un poco simple el método pero funciona (he estado intentando pensar alguna excepción y no se me ha ocurrido; si la hubiera, avisadme por favor).
Como todas las Navidades, este año también he querido «decorar» un poco tanto mi página principal como el blog con algún motivo navideño. Y, cómo no, he elegido la nieve (que ya no me va a dar ningún disgusto). Así que, si os fijáis un poco, veréis que caen pequeños copos. Eso sí, no es una nieve cualquiera, sino una nieve muy fina y sutil de color azul… ¿Os gusta?
🙂
Acaba el año y, con él, esta serie en la que he intentado explicaros el origen de los nombres de los distintos meses. Espero que os haya resultado de interés. De todas formas, ya os comenté que, a partir de septiembre, la cosa se hacía un poco monótona. La mayoría de vosotros sabría perfectamente, por pura lógica, explicarnos de dónde viene diciembre. Pero, por si acaso hay algún despistado, aquí lo tenéis…
Diciembre viene de decem, que significaba ‘diez’ en latín. Era el décimo mes del año (como noviembre era el noveno; octubre, el octavo; y septiembre, el séptimo).
Como siempre, podéis ver la explicación de la etimología de los meses ya pasados:
enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre.
¡He vuelto! Y con una de esas palabras que se suelen emplear mal, en parte por ser un falso amigo. Estoy hablando, como sabréis ya por el título, de la palabra bizarro.
Aunque se le suele dar el significado de ‘extraño’ o ‘estrafalario’, que es el que tiene bizarre tanto en inglés como en francés, bizarro, en castellano, quiere decir oficialmente ‘valiente’ o ‘espléndido, generoso’.
Sinceramente, yo lo oigo mucho más con el sentido no del todo ortodoxo de ‘extraño’: quizá es una de esas palabras a las que la RAE debería echar un vistazo y, quizá, añadir un nuevo significado en su entrada del DRAE. De todas formas, yo dejo el apunte aquí en el blog, para que utilicemos el vocablo con propiedad.
Hablé de esta novela en el reto de los 30 libros. Obviamente, fue hace bien poquito (aunque, de lo malo malo, este fue uno de los primeros títulos que mencioné). En aquel momento estaba en plena lectura de esta historia y apenas pude decir nada sobre ella. Pero ya he acabado el libro (dos años y pico después de empezarlo), ya puedo hablar de Expiación con total conocimiento de causa.
En la gran casa de campo de la familia Tallis todo parece fluir con apacible elegancia en el día más caluroso del verano de 1935. Pero el oído atento percibirá sutiles notas disonantes, una creciente tensión que estallará después de que Cecilia, la hija mayor de los Tallis, salga empapada de una fuente, vestida solamente con su ropa interior, mientras Robbie, el brillante hijo de la criada y protegido de la familia Tallis, la contempla… Un libro prodigioso, que va abriéndose como un juego de cajas chinas y que contiene muchas novelas: una romántica historia de amor imposible, una durísima narración de guerra y la novela que dentro de la novela escribe uno de los personajes.
Tengo la sensación de que Ian McEwan es uno de esos autores que no defrauda. Al menos a mí, de momento, no me ha fallado. Expiación me ha gustado muchísimo. Me parece una muy buena novela, con personajes muy bien planteados y desarrollados. Creo que Briony es el mejor ejemplo: la niñata malcriada que destroza la vida de quienes tiene alrededor y que tendrá que «expiar» sus culpas. Pasé de detestarla a sentirme totalmente empática con ella, con su dolor, con su sufrimiento, con su culpa… No puedo contar más, destrozaría la trama y merece la pena leerse. En la sinopsis ya hay más datos de los que yo daría (como lo del juego narrativo de una novela dentro de otra novela).
Si alguien lo prefiere, hay una versión cinematográfica. No la he visto, pero tengo buenas referencias. Os dejo el tráiler (ahora, aviso: quizá os enteráis de más cosas de las que serían deseables si queréis disfrutar la novela totalmente).
Estoy muy contenta por cómo ha ido el reto de los 30 libros. Y no me refiero a que he conseguido cumplir con una entrada diaria durante todo el mes o que he encontrado al menos un título para cada día: no. Estoy muy contenta porque vuestra participación ha sido increíble. ¡Muchísimas gracias! Sé que hay gente que comentará más adelante (ya me lo han advertido), pero quiero agradeceros a todos los que habéis participado, uno a uno, porque esto no habría tenido sentido sin vosotros. Así que, gracias a todos los que habéis escrito en los comentarios, habéis enviado correos electrónicos o me habéis llenado Twitter con vuestras sugerencias: Atram14 (Leer sin prisa), Elvira Rebollo, Alcaraván, chico de la bolsa, Jordi Balcells, Mercedes FM, Cartier, Coral, Alfonso, Syrio, Azote ortográfico, Javier, Darío, Alberto, Ganso y Pulpo, Ornella, Vero, Sinerrata Editores, Miguel Á. Carbonero, Seprotec y Zgrtx.
He enlazado el Twitter (y un blog) de los que conocía. Si me he colado, decídmelo (y, si no os hace gracia que enlace a vuestro Twitter, decídmelo también y quito el enlace). Si me da tiempo, la semana que viene haré una lista de los libros que se han ido mencionando (por buenos). De nuevo, ¡gracias! Quizá hasta me animo a un nuevo reto dentro de unos meses… 🙂
«Para un auténtico escritor, cada libro debería ser un nuevo comienzo en el que él intenta algo que está más allá de su alcance».
Ernest Hemingway
(1899-1961)
Escritor estadounidense
Aunque creo que esta serie que me propuse a comienzos de año pierde toda su gracia a partir de septiembre, no quiero dejar el año cojo, tuerto o manco, como más rabia os dé. Así que, aquí tenéis la explicación del origen del nombre de noviembre (por cierto, mucho menos interesante que la que apuntó Elvira en los comentarios del mes de septiembre).
Noviembre, como os podéis imaginar, viene de novem (‘nueve’), porque era el noveno mes hasta la reforma del calendario del año 153 a. de C.
Como siempre, podéis ver la explicación de la etimología de los meses ya pasados:
enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, septiembre y octubre.
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