Libros no reseñados de enero a marzo
El otro día, alguien que había estado cotilleando la lista de los libros que he leído este año me preguntó a ver por qué no doy mi opinión sobre los libros de los que no he escrito reseña. No me pareció mala idea. Además, desde abril, he ido escribiendo entradas con las lecturas de cada mes (me quedan los meses de verano, que ya llegarán) y ahí sí cuento qué ha pasado con libros que, por circunstancias muy diversas, no he reseñado. Tenéis aquí los posts correspondientes a abril, mayo y junio. Y, ahora, me meto en harina con el primer trimestre del año (solo voy a hablar de los no reseñados; en la lista tenéis enlaces a las reseñas de aquellos libros a los que sí he dedicado una entrada en exclusiva).
Enero
Milan Kundera: El libro de los amores ridículos
Tal vez por haber sido escritas en el periodo más feliz de la vida de Milan Kundera (entre 1959 y 1968), según sus propias palabras, estas narraciones son las más alegres, las más seriamente desvergonzadas y las más reflexivamente divertidas de su obra. La farándula de personajes hedonistas que desfila aquí ante nosotros en busca de los juegos múltiples y contradictorios de la amistad, el amor y el sexo no puede sino incitar a la risa, atrapados como están en el mundo loco de severidad, hermetismo e inquisición que les rodea. Una risa auténtica, traviesa; un humor sabio, sagaz y gozador, al que ya nos tiene acostumbrados el autor de La insoportable levedad del ser.
Fue mi primer libro de este año 2014. ¿Me gustó? Sí, pero no me maravilló. No os llevéis a engaño, lo disfruté mucho y me pareció una buena manera de comenzar mi año lector. Pero no me maravilló. Y Kundera es capaz de maravillar(me) y mucho más. ¿Lo recomendaría? Sí, ¡por supuesto! Poco más que añadir, salvo un montón de citas recopiladas en el Tumblr. 😉
Febrero
Stefan Zweig: Mendel, el de los libros
Narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no solo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx.
Un libro cortísimo que narra una historia muy dura y triste. He leído tres libros de Zweig este año y tengo que reconocer que me han encantado los tres. Este es especialmente entrañable para cualquier amante de los libros. Recomendadísimo.
Stefan Zweig: Veinticuatro horas en la vida de una mujer
—¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquier, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?
¿Os imagináis que un buen día, sin pensarlo, dejáis todo por amor? Pues eso es lo que hace la protagonista de esta novela, que nos engancha desde la primera línea hasta el punto final. Un genio, Zweig. Y la prosa, como siempre, realmente magistral. Buenísima novela. ¿Recomendable? Cien por cien. Ya estáis tardando…
😉
Marzo
Juan Gelman: Debí decir te amo
A raíz de la muerte del poeta Juan Gelman el pasado mes de enero, me hice con Debí decir te amo y lo devoré.
Decir que me gustó es quedarme muy corta. Sabéis que no leo mucha poesía (bueno, voy a temporadas, aunque últimamente no es lo mío, no es el género al que más acudo), pero encontrarse con obras tan sublimes como esta merece muchísimo la pena.
Franz Hessel: Romance en París
Por las calles de París, «la más carnal de todas las ciudades», pasean un hombre enigmático y una joven alemana que tendría que mejorar su francés. Lotte, la joven, quiere descubrir la «verdadera vida» de la ciudad, y su acompañante se presta, maravillado, a ayudarla en su iniciación. Corre el año 1912 y París vive un momento de ingenua y arrolladora felicidad: es el paraíso de artistas bohemios, escritores de mil lenguas distintas, mujeres alocadas y sus maridos burgueses (o viceversa). Sin embargo, la Primera Guerra Mundial pondrá muy pronto un fin brutal a esta fiesta, y Lotte y su acompañante parecen intuir ya, entre el champagne y las guirnaldas, las grietas de un tiempo y una vida que se deshacen.
Este libro no lo reseñé en su día porque no me gustó mucho. Al principio, sí; pero luego mi interés fue decayendo por momentos y, aunque lo terminé, no me gustó. Y lo lamenté, porque la persona que me lo dejó pensaba que me iba a encantar, como le había encantado a ella. Pero no. Aun así, considero que, intereses y gustos personales aparte, es una buena novela, bien escrita y que merece una oportunidad.
Ya está. Con esto, todo cubierto hasta junio. Ya hablaremos de julio, agosto y septiembre más adelante. Como siempre, si queréis comentar cualquier cosa, podéis hacerlo abajo.