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Se nos está yendo de las manos

Hay veces que tanto va el cántaro a la fuente que acaba por romperse. Y en la cuestión de las abreviaturas, creo que el cántaro lleva ya un tiempo roto.

Que conste que, en general, no me molestan demasiado las abreviaturas. Yo apenas las empleo, pero comprendo su uso en determinados contextos. Por ejemplo, me parece normal escribir con abreviaturas cuando se están tomando notas o apuntes, o un mensaje telefónico o casos así. También tolero que se utilicen en SMS o mensajes de Whatsapp (reconozcámoslo: escribir en el móvil es una tortura). Lo entiendo. Normalmente no son mensajes que se vayan a hacer públicos, se quiere ir rápido… Venga, aceptamos abreviatura. Incluso en Twitter, por problemas de espacio (140 caracteres es lo que tiene, aunque siempre se pueden escribir dos tuits, pero venga, seamos tolerantes). Y ya. Ni una más.

Y aquí me pongo un pelín gruñona: no me parece bien que me manden correos electrónicos (sobre todo de trabajo) con abreviaturas (¿cuánto tiempo de vida nos ahorramos por poner q en vez de que o xa en vez de para?). ¿En serio es necesario escribir a lo indio? No puedo. Y ver abreviaturas en textos de blogs y demás… me parece una broma. ¡Vagonetas! De verdad, ¿tanto cuesta escribir bien? ¿Por qué no pensamos en quien tiene que descodificar (porque a veces se trata de eso) nuestros mensajes? ¡Facilitemos la lectura, siempre!

¿Pluqría?

¿Pluqría?

Pero, cuando digo que se nos está yendo de las manos, es porque hay casos que hacen que me entren ganas de llorar directamente. Como el de la foto…

¿Creéis que esto es de recibo? ¿Abreviando en el rótulo de un comercio? ¿Les cobraban el cartel por caracteres acaso? Esta pluqría está en Bilbao y admito que se me quedaron los ojos como platos cuando vi el cartel el otro día. ¿Cómo han llegado a perpetrar semejante tortura para los ojos? ¿Esa es la imagen que quieren dar? Podría hacer un chiste malo sobre que, al menos las palabras, saben cortarlas… Pero yo no voy ahí a que me corten el pelo ni loca. Me parece muy terrible ese cartel. Pero mucho…

¿Estoy sacando yo las cosas de quicio o realmente ese rótulo es tan tremendo como a mí me parece? ¿Qué opinión tenéis al respecto? ¿Sois proabreviaturas? ¿Las usáis mucho? Tenéis, como siempre, los comentarios a vuestra disposición para decir lo que queráis…

Estreno de ‘Diez’

Esta entrada va dirigida sobre todo a bilbaínos o gentes de bien de los alrededores… 😉

Estos días se está celebrando en Pabellón 6 (en Ribera de Deusto, 47, por Zorrozaurre) un ciclo de teatro breve. Y una de esas piezas de microteatro es de Iván Repila, del que he hablado ya tanto en el blog que voy a tener que montarle una categoría aparte (no es ningún secreto que somos amigos, así que…). El estreno de Diez, que así se titula la pieza, es el día 17 (viernes), pero se va a representar más veces. Os copio abajo toda la información que tengo. Y si alguien se anima, pues genial (yo me pasaré algún día, pero no sé cuándo). Os dejaré el enlace al ciclo entero de teatro también, para que veáis qué otras obras están en cartel…

DIEZ_cartel

Cartel de ‘Diez’

Sinopsis: Dos mujeres se enfrentan a sí mismas. Cada una de ellas carga con el peso de su necesidad y de sus decisiones, mientras sobre la mesa se revela la conciencia de una traición, de una falsa promesa. Tal vez tengan una segunda oportunidad, pero solamente ellas pueden cambiar sus vidas. El tiempo es clave y ha empezado la cuenta atrás: alguien va a llegar.
Duración: 20 min.
Entradas: venta en taquilla, 5 € por espectáculo. Descuentos/Bonos: para varios espectáculos.
Horarios:
Viernes, 17 de enero a las 20.30 h.
Domingo, 19 de enero a las 19.00, 20.00 21.00 h.
Viernes, 24 de enero a las 20.00 21.00 h.
Sábado, 25 de enero a las 19.30, 20.30 21.30 h.
Domingo, 26 de enero a las 19.00, 20.00 21.00 h.

Cómo llegar a Pabellón 6:
Está en Ribera de Deusto, 47 (por Zorrozaurre). Para entrar en coche, hay que ir por el palacio Madaleno, atravesando la plaza Eugenio Olabarrieta (la verdad es que siempre que voy a movidas del ZAWP lo hago en coche, es un poco lioso llegar si no). En metro, hay que bajarse en Deusto (salida de Iruña). En autobús, coger el A4 (parada de la calle Luis Power, Deusto); la parada de salida es en Ribera de Deusto, 57.

Y el enlace a Pabellón 6 prometido: <http://pabellon6.org>.

Solo me queda desearles a Iván y a Ana Cristina mucha mierda desde aquí… Y a vosotros, queridos lectores míos, que ojalá os apuntéis. Nos vemos en el teatro… 😉

Deseo para 2014

«Mi deseo es muy simple: espero que este año te equivoques. Porque, si te equivocas, es que estás intentando cosas nuevas, aprendiendo, viviendo, esforzándote, cambiando, cambiando tu mundo. Estás haciendo cosas que no habías hecho antes y, lo que es más importante, estás haciendo algo. Así que este es mi deseo para vosotros, para todos vosotros, y para mí mismo. Comete nuevos errores. Comete increíbles y gloriosos errores. Comete errores que nadie haya cometido antes. No te quedes quieto, no te pares, no te preocupes si lo que sea no es lo suficientemente bueno (se trate de arte, amor, trabajo, familia o vida). Sea lo que sea lo que te da miedo: hazlo. Comete errores, este año y siempre».

Neil Gaiman
Escritor

Deseo de Neil Gaiman que yo hago mío. Así que, este año, equivoquémonos. Fallemos. Hagamos algo absurdo. Hagamos lo impensable. Seamos atrevidos. ¡Seamos valientes! Celebraremos lo que nos salga bien y aprenderemos de lo que nos salga mal. Pero ¡fuera miedos! Está en nuestra mano hacer de 2014 un año extraordinario…

Que se cumplan todos vuestros sueños y deseos… ¡Feliz 2014! 🙂

Cerrando 2013…

Aquí, doña listas y doña fechas tiene la mala costumbre de, en determinadas épocas, hacer balance y comprobar cómo han ido las cosas… Y, obviamente, el fin de año se presta demasiado a esto (también lo hago por mi cumpleaños). Así que hoy voy a «cerrar» el año contando cómo ha sido mi 2013.

Empezamos por las lecturas, capítulo que di por finalizado el sábado al acabar el que va a ser mi último libro del año, Mr Gwyn de Alessandro Baricco. Buen cierre (supongo que, en un futuro, aunque no sé cuándo, escribiré la reseña). Y, en general, muy buen año lector. He tenido la suerte de leer cosas buenísimas, estoy encantada este año. A ver si en 2014 seguimos igual. Y a ver si en 2014 saco tiempo para leer tranquila, que últimamente parece que es misión imposible. Si me da tiempo la semana que viene, igual hago una lista de los libros que más me han gustado este año. Creo que va a haber muchos títulos esta vez…

En cuanto al blog, no sé cómo daros las gracias por un año increíble. Acabo de estar viendo las estadísticas de las visitas desde enero y me dan auténtico vértigo. ¿Cómo podéis ser tantísimos? Mil millones de gracias, de verdad. Aun así, seguiré imaginándome que sois cuatro gatos a la hora de escribir, porque, si no, me quedaría petrificada por el miedo (y no habría ni una entrada más). Que una tímida patológica como yo llegue a tanta gente es de hacérselo mirar… 😉

En el terreno laboral, la palabra que mejor define el año es altibajos. Ha sido un año muy irregular, con meses muy buenos y meses nefastos (¡menudo verano!). Me quedo con un par de proyectos muy importantes en los que he participado y que me han hecho especial ilusión. Y espero que en 2014 las cosas vayan como en el último trimestre de este año. Eso sí, con más horas de sueño, por favor.

Lo del sueño está siendo un verdadero problema. No duermo nada. Normalmente, porque estoy dedicando demasiadas horas al trabajo. Pero, cuando por fin podría dormir, estoy tan pasada de rosca que me cuesta muchísimo conciliar el sueño (¡no me había pasado nunca!). Y estoy muy muy muy bajita anímicamente. Y no sé si hacer  balance de mi vida personal sería buena idea en este momento, porque igual vería las cosas más «oscuras» de lo que realmente han sido. Porque, de hecho, como no se cansa de repetirme una amiga a todas horas, mi vida es de novela. Me pasa de todo, locura tras locura, y sin proponérmelo. Esta semana de Navidades ha sido increíble en ese sentido… (y cuando digo increíble, lo digo en sentido literal: no os creeríais las cosas que me han pasado esta semana). Mentiría si dijera que 2013 ha sido un año malo; pero tampoco creo que haya sido para echar cohetes (y yo quiero un año así ya…). El otro día sí que estuve centrifugando un rato la cabeza con Alicia (a la mayoría de quienes me conocéis en persona os habré hablado de ella, por eso la menciono) y la conclusión a la que llegué sobre mi 2013 fue relativamente positiva. Eso sí, me quedo con la misma sensación de siempre: soy una cobardica y me gustaría ser mucho más valiente. Con esa frase resumo mi año (y se convierte, casi, en un propósito para el año nuevo; espero que os paséis por aquí a partir del día 1 y veáis la entrada que tengo preparada al respecto). Aprovecho, ya que al final todo me lleva a hablar de la dichosa valentía, para copiaros al final de la entrada unos versos de Rainer Maria Rilke que me pasó un amigo el día de Navidad, porque, cómo no, estuvimos hablando de ciertos miedos… Él decía, y con razón, que todos tenemos en nuestro interior la fuerza para acabar con nuestros miedos, porque el miedo no existe, lo inventamos nosotros. Y quizá nos están esperando cosas maravillosas y una vida plena y feliz a la vuelta de la esquina, pero nos tenemos que atrever a ir allí. Y de ahí los versos. Y os los copio por si os ayudan (como espero que me ayuden a mí). Y, para cerrar el círculo, os enlazo a una de las primeras entradas de este año, que habla de atreverse a soñar

Espero que el 2014 sea un año grandioso. Nos leemos el día 1. Feliz entrada de año…

Quizá los dragones que amenazan nuestra vida
no sean sino princesas anhelantes
que solo aguardan
un indicio de nuestra apostura y valentía.
Quizás en lo más hondo
lo que más terrible nos parece
solo ansía nuestro amor.

Rainer Maria Rilke

Mi ‘wishlist’ de la Fnac para 2014

wishlist

Pues, otro año más (y ya van unos cuantos), vuelvo a tentar a la suerte participando en el concurso de la wishlist de la Fnac (que, para los blogueros, puede sumar hasta 2014 €, un premio de lo más sustancioso). Por cierto, este año la Fnac lo pone más fácil con su Inspirador de regalos (al que os enlazo), por si tenéis dudas de qué regalar…

Ahí va mi lista:

Libros

El total asciende a 2013,26 €.

PS1: Aunque yo entro en el concurso de blogs, todos podéis participar y ganar 500 euros a través de Facebook. Podéis encontrar el enlace en la página de la Fnac y las bases aquí. Tenéis hasta el 5 de enero, así que ¡corred!

PS2: Este año tampoco hay música… 🙁

Reflexiones (XXXVI)

«En mitad del invierno he descubierto en mí un verano invencible».

Albert Camus
(1913-1960)
Escritor

Dedicado a quienes, probablemente sin saberlo, han logrado lo impensable en mí este año. Reconquistaremos nuestros veranos invencibles, porque somos implacables…

¡Feliz Navidad!

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¡Nieva!

Nieve azul, además…

😉

Cuatro años

Se dice pronto, pero hoy el blog cumple cuatro años… Y aquí estamos, 656 entradas y 3525 comentarios después (¡qué geniales sois!). Y cada vez con más visitas. Solo se me ocurre una cosa que decir: ¡¡muchísimas gracias!! A ver si aguantamos otros cuatro años (o más).

🙂

Mis historias

Llevo unos cuantos días rumiando esta entrada (y he de confesar que, aún ahora, en el momento en que me he sentado a escribirla, no tengo muy claro cómo contaros el batiburrillo mental que tengo).

Creo que lo más justo sería empezar dando las gracias. Gracias, en primer lugar, por estar ahí y leerme. El número de visitas al blog ha crecido enormemente este año y esto empieza a darme vértigo. En serio, ¡sois muchísimos! ¡¡¡Gracias!!! Y, por supuesto, un enorme gracias a quienes habéis participado en el último reto (sobre todo a los que habéis comentado todos los días y a quienes lo habéis seguido con vuestros propios blogs). Por cierto, os quiero hablar del reto…

Ya en una de sus últimas entradas os empecé a contar que se estaban produciendo ciertos cambios en mi vida. Y supongo que el más importante tiene que ver con mi trabajo, aunque no es el único. Pero hablemos del trabajo, que en el fondo siempre he considerado este blog parte de mis obligaciones laborales. Si no he disfrutado del reto todo lo que me hubiese gustado ha sido porque, de repente, me ha llegado todo el trabajo del mundo y más. Y no me estoy quejando; de hecho, estoy encantada. Estoy trabajando en tres proyectos increíbles, y con uno en concreto estoy feliz (lo siento, no puedo dar pistas). ¿Sabéis eso de «Cuidado con lo que deseas, que puede hacerse realidad»? Pues es un poco eso. Me encanta lo que estoy haciendo, pero está siendo muy duro, porque estoy trabajando muchísimas horas todos los días. Apenas duermo (ha habido semanas que no he llegado ni a las cinco horas de media) y no sabéis lo que eso supone para una marmota como yo. Básicamente, que me pongo triste. Algunos días, incluso muy triste. Y estoy agobiada todo el tiempo. Pero ¿quién dijo que esto iba a ser fácil? Me voy haciendo a los ritmos nuevos, pero me está costando. ¡Aquí ni los superpoderes azules funcionan, Ana! La falta de sueño está siendo una verdadera criptonita.

Mis amigos están preocupados por mí. Dicen que me ven muy baja de ánimo y ojerosa, y me sacan casi a rastras (literalmente) al cine, a conciertos, a presentaciones, a tomar café, a pasear por la playa…, porque dicen que no me puedo pasar el día enclaustrada en casa sola leyendo. Desde luego, con ellos estas jornadas interminables resultan mucho más llevaderas.

Y tengo que admitir que, aparte de mi agotamiento, hay algo más que me ha tenido muy tristona las últimas dos semanas y pico. Hay una criptonita mucho peor para mí que no dormir y es una centrifugadora que tengo por cabeza y que no para de dar vueltas. No ha llegado al máximo de revoluciones, pero lleva funcionando non-stop desde ayer. Os podría contar lo que me pasó, pero es algo demasiado íntimo (y ahora es cuando echo de menos mi blog personal, donde podía contar cualquier cosa y desahogarme). Solo diré que hay cosas que creo que deberían ser sencillas y no entiendo por qué las complicamos tanto. Que no me gustan las sensaciones agridulces. Que echo de menos ciertas cosas (y no entiendo por qué hay que renunciar a ellas). Y que, a pesar de todo, a pesar de todo lo que ha ocurrido este año, creo que volvería a pedir al Olentzero lo mismo que el año pasado… 😉

Cuando la centrifugadora llegó a su máximo de revoluciones fue en verano. Qué verano más complicado en muchos sentidos (y qué divertido en otros; una dicotomía bastante complicada de vivir, la verdad). Lo bueno: las conclusiones a las que llegué. Lo mejor: las personas que llegaron a mi vida este otoño y, sin saber las cosas que rondaban mi cabeza, me animaron a meterme en ciertos berenjenales. Y dejadme que haga una mención especial a A.: querida mía, eres lo más… No sé qué va a pasar con muchas cosas (con esos berenjenales y con otros), pero prometo que voy a intentar hacer algo y que no se quede todo en palabras: el miedo no puede paralizar (Show it. Do something. Don’t just tell). El problema es que necesito tiempo. Y últimamente no es algo que me sobre…

Con mi poco tiempo y mi sensación de agobio permanente, el blog, algunos días, es una auténtica losa. No os imagináis lo duros que se me han hecho los últimos días del reto (porque, entre otras cosas, no había podido preparar las entradas con antelación). Y no quiero pensar que esto es una carga, porque si dejo de disfrutarlo… ¡adiós, blog! Y no es eso lo que quiero. Siempre repito que el blog me ha traído muchas cosas buenas. Y, encima, como ya he mencionado arriba, cada vez sois más. ¿Qué hago? Pues cambiar el chip al respecto, mi chip. Siempre me he tomado esto como una obligación: nunca más. A partir de ahora, es algo lúdico. Y si un día me apetece escribir siete entradas y publicar todas del tirón, lo haré. Y si no me apetece pasarme por aquí en dos semanas, pues no me pasaré. Pero no puedo tener una responsabilidad más en este momento. No voy a cerrar el blog, ni mucho menos, pero no es, desde este momento, una obligación laboral más (que es como me lo he estado tomando). Y quizá, en el fondo, no haya tantos cambios en público, puede que sea todo una cuestión más de percepción personal (pero es algo que me alivia un montón).

Lo que no voy a volver a hacer, sintiéndolo mucho, es contestar dudas (sobre todo las que llegan por correo electrónico). No sé si lo he contado en el blog alguna vez, pero todos los días me llegan varios correos en que me preguntáis cosas (a veces incluso no lingüísticas, jetas, cómo os gusta saber sobre mi vida…). Y siempre intento contestar a todo el mundo, me parece que es lo que hay que hacer. Sin embargo, ahora mismo no puedo dedicar esa media hora o el tiempo que sea a esto. Necesito ese tiempo para mí. Y, además, y esto no es una crítica, es más bien para que reflexionéis sobre ello: muchas veces solucionaríais las cosas mirando el diccionario de la RAE, sin más… Ahí lo dejo. (Y me temo que ahora se darán por aludidos los que no deben darse y no se lo darán los que, en parte, me llevan a tomar esta decisión, lo estoy viendo).

Y una pequeña mención a los unicornios, que me lo preguntáis mucho por Twitter (ya sé que estoy dando mucha paliza con eso…). Explicar todo daría para unas cuantas entradas, así que voy a resumir mucho. Un unicornio es un animal mitológico, por lo tanto, imposible de encontrar, ¿no? Pues hay varias cosas que parecían imposibles que han llegado. Y, de repente, no paro de ver unicornios por todas partes, que me hacen pensar que nada es imposible y que, a veces, hay que dejarse llevar, que los unicornios llegan. Veo varios a diario (o me aparece la palabra «unicornio» en los textos más insospechados). Necesitamos un poco de magia. Y creer. Y confiar. Y unicornios… 😉

La verdad es que me dejo varios asuntos en el tintero, quería contaros más cosas, pero esto empieza a ser ya demasiado largo. Quién sabe si habrá segunda parte… Ya veremos. Si habéis llegado hasta aquí… ¡gracias! 🙂



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