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‘La tregua’ de Mario Benedetti

La tregua

'La tregua'

Martín Santomé, viudo con tres hijos, en las vísperas de su jubilación comienza a registrar en un diario su vida gris y sin relieve. La vida cotidiana de la rutina en la oficina y la de un hogar desunido y crispado se verán alteradas cuando irrumpe en su rutina la joven Laura Avellaneda, su nueva empleada. Y este hombre, casi sin proponérselo, decide abrir en su vida un paréntesis luminoso.

Este librito es una de mis lecturas favoritas y me marcó muchísimo la primera vez que lo leí. Es una pequeña joya sobre el amor, la felicidad, la muerte, el paso del tiempo, la ilusión, la desilusión… Y es tan fácil de leer, y es tan fácil identificarse con los personajes, y es tan fácil contagiarse de su alegría y de su tristeza… Es una obra magnífica y creo que está pidiéndome una relectura a gritos. Si no os habéis acercado a ella con anterioridad, hacedlo, aunque tengo que advertiros de que es un libro que quizá os remueva mucho por dentro, porque es muy triste… pero maravilloso.

Ricardo Menéndez Salmón: ‘El corrector’

A pesar de que Menéndez Salmón cuenta con varias novelas publicadas, todas con muy buenas críticas, yo no tuve conocimiento de este autor hasta que me topé en una librería con El corrector. De hecho, esta es la tercera novela de una trilogía…

El Corrector

Portada del libro

El jueves 11 de marzo del año 2004 la historia de un país llamado España cambió sin remedio. Esta novela narra cómo vivió aquella terrible jornada y cómo la reconstruyó más tarde sobre el papel un corrector, alguien que, obligado a enmendar los errores ajenos, se tropezó aquel día con una errata imborrable escrita sobre el libro de la realidad.
Concebido como el testimonio de un ciudadano corriente, pero sobre todo como una confesión a los seres que amamos,
El corrector es un homenaje a quienes nos permiten mantener la cordura en tiempos oscuros y una emocionante novela acerca del poder de las distintas formas del amor —la amistad, la paternidad, la sexualidad— como recinto contra las inclemencias de la vida y contra las mentiras del poder.
De este modo, si
La ofensa indagaba en la Segunda Guerra Mundial como escenario de la historia leída e interpretada y Derrumbe se interrogaba a propósito de nuestros miedos a través de la historia presentida o imaginada, El corrector se acerca sin rodeos, desde el implacable yo del narrador, a la historia vivida y protagonizada en primera persona, culminando una serie del mal en nuestro tiempo que ha convertido a su autor, Ricardo Menéndez Salmón, en un nombre indiscutible dentro de la mejor narrativa contemporánea española.

Creo que a estas alturas no hace falta explicar por qué una novela con semejante título me llamó la atención. Tuve una gran curiosidad por ver cómo se retrataba mi oficio en el libro. Y bueno, por poner un poco el dedo en la llaga, ya se podían haber trabajado un poquito más la corrección de la novela, que hay un montón de incorrecciones tipográficas. En la novela en sí, sí que hablan un poquito del trabajo del corrector, así que no tengo queja. Pero claro, esta novela no es eso: es la crónica de cómo vivió el personaje principal el 11M y de las mentiras por parte del Gobierno de turno. Y aquí es donde considero que se queda corto: no he notado la hondura que creo que el tema se merece (quizá por la brevedad del texto en sí). Y lo del amor como refugio de los males, pues tocado también un tanto tangencialmente (o, al menos, esa es la impresión que me quedó). Pero bueno, se lee muy bien y sí que la recomiendo para una tarde (porque, con su extensión, no da para más).

‘Meme’ sobre libros

¿Os animáis a responder un meme sobre libros conmigo? Lo encontré hace tiempo (aunque no recuerdo quién lo inició) y he pensado que podríamos contestarlo todos. Podéis responder estas mismas preguntas en los comentarios o en vuestros propios blogs (eso sí, si lo hacéis en otra bitácora, apuntad la dirección en los comentarios).

USOS Y COSTUMBRES

1. ¿Acostumbráis a leer un libro cada vez o simultaneáis varias lecturas?
Varias lecturas casi siempre. No creo que sea lo más recomendable, pero lo hago a menudo. Además, si a los libros que leo por placer unimos los que leo por obligación, se me junta más de uno prácticamente siempre.

2. ¿Qué sistema empleáis para recordar dónde lo habíais dejado?
Colecciono marcapáginas. 🙂 Incluso tengo mis propios marcapáginas, que regalaría gustosa si alguien me pidiera alguno. Así que, la respuesta es obvia: con marcapáginas.

3. ¿Leéis en el baño? En ese caso, ¿qué tipo de lectura?
Casi nunca. Solo cuando un libro me tiene totalmente enganchada. Antes lo hacía más, pero supongo que voy cambiando mis costumbres.

4. ¿Vais con libro a…?
Nunca me falta si voy a la playa o si viajo en avión. Ahora, soy incapaz de leer, por ejemplo, en el metro (demasiada gente, no me concentro) y en el autobús me mareo. Prefiero leer tranquila en casa, de todas formas; la playa tampoco es mal sitio. No os imagináis las ganas que tengo de pasar toda una tarde leyendo en mi terraza con la brisa del mar (pero, con tanto trabajo como tengo ahora mismo, está complicada la cosa).

5. ¿Releéis?
Constantemente… Si me gusta mucho un libro, no sé por qué no lo puedo leer y releer y releer.

FILIAS Y FOBIAS

1. Un autor que no soportes.
Pues ahora mismo no se me ocurre. Tengo muchos prejuicios, pero que no soporte… Bueno, ya tengo uno: Paulo Coelho.

2. Prejuicios literarios.
Muchísimos. Hay veces que pienso que soy una esnob para esto de la literatura. Por ejemplo, no leo a Dan Brown ni aunque me paguen (bueno, ya me entendéis; no me refiero a por trabajo, sino por ocio). Y en estos momentos no cojo, por ejemplo, la famosa trilogía sueca ni regalada… Tampoco es que rechace lo comercial, porque hay muchos bestsellers en mi biblioteca, no penséis mal.

3. Uno de tus autores preferidos.
En lengua española, García Márquez. Quien no haya leído Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El coronel no tiene quien le escriba o, sobre todo, Cien años de soledad… ya está tardando. Y en otros idiomas, pues no sé, hay tantos… Últimamente leo mucho a Murakami, Auster y Nothomb.

4. ¿Circulo de Lectores sí o no?
¿Por qué no? De todas formas, prefiero ir a la librería, ver los libros en vivo y en directo, tocarlos, leer las solapas… Además, las ediciones del Círculo no siempre son las mejores, ni tienen las mejores portadas (a veces sí que son muy buenas, ojo, no seré yo quien critique al Círculo). Pero prefiero comprar en la librería (además de que siempre habrá más donde elegir que en el catálogo del Círculo).

FONDO DE BIBLIOTECA

1. ¿Qué libro crees que no puede faltar en una biblioteca?
Pues, además de los que ya he mencionado, en mi biblioteca nunca faltarían El guardián entre el centeno o Buenos días, tristeza, por mencionar un par de títulos.

2. ¿Qué libro falta en tu biblioteca?
Muchos. Si queréis regalarme algo que me apetece en este momento, podéis visitar mi lista de deseos.

3. ¿Seguís algún sistema para ordenar los libros?
Ninguno. Y lo mejor es que siempre suelo saber dónde está tal o cual libro. Aunque igual podría plantearme algún tipo de sistema… Me lo voy a pensar.

4. Define tu biblioteca.
Personal, heterogénea… Bastante menos extensa de lo que debería ser por la cantidad de préstamos que hago (y que no siempre vuelven; un consejo: cuidado con dejar libros, no siempre se devuelven y, si se hace, los libros no siempre vuelven en buenas condiciones, os lo digo por experiencia).

¡Vuestro turno! Los comentarios os esperan…

Reflexiones (II)

«En un trabajo de ficción, se da por sentado que hay una mente consciente detrás de las palabras de una página; pero ante los acontecimientos del así llamado mundo real, nadie supone nada. La historia inventada está formada por entero de significados, mientras que la historia de los hechos reales carece de cualquier significación más allá de sí misma».

Paul Auster
Escritor

Bernardo Atxaga: ‘Obabakoak’

Llevaba un tiempo pensando en traer al blog reseñas de algún escritor vasco y creo que la elección de hoy está más que justificada. Es uno de los libros escritos en euskera de más éxito (de crítica y público) de todos los tiempos y me encantó cuando lo leí. Por cierto, que no os asuste el título, que conserva el euskera original incluso en las ediciones en castellano (obabakoak significa ‘los de Obaba’, el pueblo imaginado por Atxaga).

Portada Obabakoak

'Obabakoak'

Obabakoak reúne las apasionantes historias de los habitantes del territorio de Obaba: el profesor de Geografía que recuerda su extraña relación amorosa con una chica que únicamente conoce en sus cartas, la joven maestra que tiene que aprender a combatir la soledad a lo largo de un frío invierno, la relación de un canónigo con un niño perdido en el bosque, el escritor que da un giro a su vida cuando descubre un detalle asombroso en la ampliación de una vieja foto de la escuela…

Bernardo Atxaga hila con maestría todas estas historias, y las que nos cuentan sus personajes, para celebrar el poder de la palabra: las viejas cartas donde se consignan los secretos y las confesiones más íntimas, los recuerdos, los libros que nos llevan a otros lugares —las frías calles de Hamburgo, los verdes prados de Euskadi, la selva de la Amazonia— y que nos tienden una mano para rescatarnos de la soledad.

He leído varios libros de Atxaga y este, junto con Dos hermanos (Bi anai), ha sido el que más me ha gustado con diferencia. Narrativamente, tiene una enorme calidad. La manera en que se van entrelazando las historias, los pequeños cuentos, es magistral. Y en cada capítulo, en cada cuento, nos vamos sorprendiendo, vamos disfrutando de la recreación de ese mundo mítico, ese Obaba, crisol de la tradición vasca y tradiciones universales, donde fantasía y realidad se funden constantemente en busca de lo desconocido…

Montxo Armendáriz dirigió una digna versión cinematográfica del libro (no recoge todas las historias) protagonizada por Pilar López de Ayala y Juan Diego Botto entre otros, que lleva por título Obaba. Os dejo el tráiler.

Obaba

‘La soledad de los números primos’ de Paolo Giordano

Hoy, 31 de julio, es el día de san Ignacio, patrón de Vizcaya, y es también el cumpleaños de mi madre (¡muchísimas felicidades, amatxu!), así que he decidido comentar un libro que le encantó cuando se lo presté (a mí también me gustó). Se trata de La soledad de los números primos, de Paolo Giordano.

Paolo Giordano, licenciado en Fïsica Teórica (quizá el título, si bien no elegido por él sino por su editor, haga referencia a su profesión), logró con esta su primera novela todo un hito para cualquier escritor novel: conseguir el galardón literario más importante de su país (el premio Strega) con tan solo 26 años y vender más de un millón de ejemplares en Italia. Y es que hay que realizar verdaderos esfuerzos para no sucumbir a esta historia y leer el libro del tirón…

Portada de La soledad de los números primos

Portada del libro

Existen entre los números primos algunos aún más especiales. Son aquellos que los matemáticos llaman primos gemelos, pues entre ellos se interpone siempre un número par. Así, números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43, permanecen próximos, pero sin llegar a tocarse nunca. Esta verdad matemática es la hermosa metáfora que el autor ha escogido para narrar la conmovedora historia de Alice y Mattia, dos seres cuyas vidas han quedado condicionadas por las consecuencias irreversibles de sendos episodios ocurridos en su niñez. Desde la adolescencia hasta bien entrada la edad adulta, y pese a la fuerte atracción que indudablemente los une, la vida erigirá entre ellos barreras invisibles que pondrán a prueba la solidez de su relación. La sutileza de los rasgos psicológicos de los personajes, así como la hondura y complejidad de una historia que suscita en los lectores las reacciones más variadas, resaltan la admirable madurez literaria de este joven autor a la hora de asomarse, nada más y nada menos, a la esencia de la soledad.

Aunque, personalmente, me sobraron algunos fragmentos (sobre todo de Alice), que no me aportaron nada, es un buen ejemplo de novela de sentimientos (prometo tratar este tema muy pronto). Porque meterse en ciertos jardines, como la soledad en la pareja, en una primera novela y salir airoso del intento, no es moco de pavo. Y hacerlo sin caer en el melodrama (aunque el libro es algo crudo y triste, únicamente hay que ver la metáfora que encierra el título), solo hace que pensemos en que estamos ante un autor que puede ser muy interesante. Veremos qué nos depara en el futuro.

‘El cielo es azul, la tierra blanca’ de Hiromi Kawakami

El cielo es azul, la tierra blanca

Portada del libro

Una historia de amor. Ese es el subtítulo de esta novela. La esencia del libro en cuatro palabras. Una historia de amor contada a la japonesa…

Tsukiko tiene 38 años y lleva una vida solitaria. Considera que no está dotada para el amor. Hasta que un día encuentra en una taberna a su viejo maestro de japonés. Entre ambos se establece un pacto tácito para compartir la soledad. Escogen la misma comida, buscan la compañía del otro y les cuesta separarse, aunque a veces intenten escapar el uno del otro: el maestro, en el recuerdo de la mujer que un día lo abandonó; Tsukiko, en un antiguo compañero de clase. Con una prosa sensual y despojada, Kawakami nos cuenta una historia de amor muy especial: el acercamiento sutil de dos amantes, con toda su íntima belleza, ternura y profundidad. Todo un descubrimiento literario.

Creo que uno de los mayores aciertos de este libro es cómo narra, de manera serena, los pequeños momentos, llenos de pequeños detalles aparentemente intrascendentes. Los momentos fluyen, igual que los sentimientos, pero sin cursilerías. Este no es un libro cursi, sino una historia que en su aparente sencillez esconde hondura. Porque en compartir una taza de té o un viaje en tren, cosas normales que todos hacemos, reside el deseo de compartir y encontrar un compañero para esos momentos, para la vida… Pero sin grandes aspavientos ni fuegos artificiales. Con serenidad, suavemente.

Estilo sutil, poético, lleno de lirismo, para una historia que desafía convenciones. Gusto por el detalle, que tan bien captan los autores japoneses, y una profundidad de sentimientos bien lograda. Recomendable cien por cien, sobre todo para quienes gusten de las novelas intimistas.

‘Nunca me abandones’ de Kazuo Ishiguro

Tengo que reconocer que esta es la única novela que he leído del escritor británico-japonés Kazuo Ishiguro, así que no tengo suficientes elementos de juicio sobre él o su obra. Pero sí puedo decir que Nunca me abandones me pareció una novela extremadamente inquietante. Os copio el texto de la contraportada.

Portada de la edición española

A primera vista, los jovencitos que estudian en el internado de Hailsham son como cualquier otro grupo de adolescentes. Practican deportes, tienen clases de arte donde sus profesoras —o guardianas— se dedican a estimular especialmente su creatividad y, como todos los jóvenes, descubren el sexo, el amor, los juegos del poder. La institución es una curiosa Arcadia inglesa, recóndita y orgullosa de sus instalaciones deportivas, de sus jardines, de su lago y sus idílicos caminos rurales, que tal vez no llevan a ninguna parte. Porque Hailsham es un mundo hermético, convencional y extraño a la vez, una mezcla de internado victoriano y de colegio para hijos de hippies de los años sesenta, donde los pupilos parecen ser huérfanos y no tienen otro contacto con el mundo exterior que Madame, como llaman a la mujer que viene periódicamente a llevarse las obras más interesantes de los adolescentes, quizá para una galería de arte, o un museo. Donde los profesores —o guardianes — no dejan de repetirles que son muy especiales, que tienen un importante papel que desempeñar en el futuro, y se preocupan obsesivamente por su salud. Y las relaciones sexuales están libremente permitidas, pero se han prohibido los libros de Sherlock Holmes por su alto contenido en nicotina. Los jóvenes también saben que son estériles y que nunca tendrán hijos, de la misma manera que no tienen padres. Kathy, Ruth y Tommy fueron pupilos en Hailsham, y también fueron un juvenil triángulo amoroso, de vértices cambiantes. Y ahora, Kathy K., a los treinta y un años, se permite recordar Hailsham, y cómo ella y sus amigos, sus amantes, descubrieron poco a poco la verdad.

Y el lector de esta espléndida, minuciosamente construida novela, utopía gótica, fábula (in)moral, peculiar ficción científica con ecos de Blade Runner y de Soylent Green, irá descubriendo de la mano de Kathy que en Hailsham todo es una imitación, una parodia de la vida de un colegio normal, una representación donde los jóvenes actores no saben que lo son, y tampoco saben que no son más que el secreto terrible de la buena salud de una sociedad.

Repito: es una novela de lo más inquietante. Quizá porque, revestida de una pátina de realismo, nos cuenta una historia en que la crueldad y el espanto se unen para hacernos reflexionar sobre el ser humano y la sociedad en que vivimos. Porque lo que ocurre en la novela, podría estar sucediendo cerca de nuestra casa. Y cuando empiezas a leerla, parece la típica novela de aprendizaje, pero luego se convierte en otra cosa, que no sé bien cómo calificar. ¿Ciencia ficción? Quizá, pero no al uso, desde luego. Lo que está claro es que angustia y la historia de Kathy y sus compañeros nos conmueve y nos hace cuestionarnos nuestros límites.

Reflexiones (I)

«He hablado de la inutilidad del arte, pero no he dicho la verdad sobre el consuelo que procura. El solaz que me da este trabajo de la cabeza y el corazón reside en que solo aquí, en el silencio del pintor o del escritor, puede recrearse la realidad, ordenarse nuevamente, mostrar su sentido profundo».

Lawrence Durrell
1912-1990
Escritor

Haruki Murakami: ‘Kafka en la orilla’

Hace unas semanas hablé de un ensayo de Murakami, De qué hablo cuando hablo de correr, pero se me quedó la espinita de no haber escrito sobre su faceta como novelista, que es la realmente importante y la que me tiene obnubilada por completo: me confieso una auténtica fanática de Murakami. Mi problema ahora era qué libro reseñar, porque podía haber elegido unos cuantos (no hablaría igual de bien de todos, ojo, que con algunas novelas soy muy crítica). Me decidí por Kafka en la orilla. No es el que más me ha gustado (que es Tokio blues, Norwegian wood), pero sí estaría en mi podio (junto con Al sur de la frontera, al oeste del sol). También disfruté mucho con After dark y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (¡qué título más perfecto!). El resto no me ha gustado tanto… Quizá, quién sabe, en un futuro escriba sobre alguno de estos libros (o podéis hacerlo vosotros como firmas invitadas).

Kafka en la orilla

Portada del libro

Kafka Tamura se va de casa el día en que cumple quince años. Los motivos, si es que los hay, son las malas relaciones con su padre —un famoso escultor convencido de que su hijo repetirá el aciago sino del Edipo de la tragedia clásica— y la sensación de vacío producida por la ausencia de su madre y su hermana, que se marcharon también cuando él era muy pequeño. Sus pasos le llevarán al sur del país, a Takamatsu, donde encontrará refugio en una peculiar biblioteca y conocerá a la misteriosa señora Saeki. Si sobre la vida de Kafka se cierne la tragedia (en el sentido clásico), sobre la de Satoru Nakata ya se ha abatido: de niño, durante la segunda guerra mundial, sufrió un extraño accidente del que salió con secuelas, sumido en una especie de olvido de sí, con dificultades para comunicarse… salvo con los gatos. A los sesenta años abandona Tokio y emprende un viaje que le conducirá también a la biblioteca de Takamatsu. Así, las vidas y destinos de los personajes se van entretejiendo en un curso inexorable que no atiende a razones ni voluntades. Pero, a veces, hasta los oráculos se equivocan.

Kafka en la orilla es un buen ejemplo del mejor Murakami, ese que nos permite transitar por un mundo que no siempre se ciñe a las normas lógicas; el Murakami que nos ofrece aprendizajes sentimentales aderezados con toques de realismo mágico; el que juega con los capítulos de la novela como si de piezas de puzle se tratara; el que presenta personajes profundos, reflexivos, con una evolución no siempre esperada; el que mezcla sueño y realidad; el novelista que hace que lluevan pescados y que los gatos hablen; el que nos permite viajar por mundos extraños y poco convencionales; el Murakami que destila melancolía y soledad…

Creo que no es necesario decir más. Escribir un sesudo análisis de la novela sería estropear la sorpresa que supone la lectura de cada página para quien se anime a acercarse al libro después de leer esta entrada. Así que, solo puedo animaros a hacer el esfuerzo, aunque la novela sea larga (casi 600 páginas) y a veces difícil para lectores poco avezados (incluso muchos dirían que rara, pero a mí no me lo parece).



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