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Svetlana Alexiévich: ‘Últimos testigos’

Este es uno de los libros que he tenido la suerte de corregir este verano. Sí, me salto mi propia norma de no hablar de libros de trabajo, pero es que la obra de Svetlana Alexiévich es de esas imprescindibles, a mi modo de ver. En Últimos testigos pone el foco en los niños de la guerra.

'Últimos testigos'

‘Últimos testigos’

De la Premio Nobel de Literatura 2015, una obra maestra inédita hasta ahora que recoge el recuerdo de los niños que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. Un tema de gran interés desde una perspectiva totalmente distinta.

La Segunda Guerra Mundial dejó casi trece millones de niños muertos y, en 1945, solo en Bielorrusia, vivían en los orfanatos unos veintisiete mil huérfanos, resultado de la devastación producida por la guerra en la población de ese país. A finales de los años ochenta la Premio Nobel Svetlana Alexiévich entrevistó a aquellos huérfanos y compuso con sus testimonios un emocionante relato de una de las mayores tragedias de la historia.

Esta obra maestra inédita constituye un retrato personal y profundamente conmovedor del conflicto en el que la propia autora no interviene más allá del prólogo: son sus protagonistas los que hablan conformando con sus palabras una especie de memoria coral de la guerra, original, auténtica y fascinante.

«[…] por su escritura polifónica, que es un monumento al valor y al sufrimiento en nuestro tiempo.», palabras del Jurado de la Academia Sueca al otorgar a la autora el Premio Nobel de Literatura 2015.

«Me dedico a la historia omitida, las huellas imperceptibles de nuestro paso por la tierra y por el tiempo. Recojo la cotidianidad de los sentimientos, los pensamientos y las palabras. Intento captar la vida cotidiana del alma», Svetlana Alexiévich.

Quienes ya os hayáis acercado con anterioridad a alguna de las obras de Alexiévich, tendréis una idea muy clara de lo que os vais a encontrar en este libro. Y, aun así, sé que muchos estaríais deseando tener en las manos este sopapo de realidad y sufrimiento. Es increíble, cómo nos retorcemos por dentro leyendo determinados pasajes y, a pesar de ello, cómo nos embauca para seguir buscando verdades en sus libros.

Alexiévich organiza, como en el resto de sus libros, un gran puzle que permite componer una realidad que, aunque nosotros no hayamos vivido, sí lo hicieron nuestros abuelos o, por desgracia, la viven miles de niños hoy mismo a no tantísimos kilómetros de aquí. La realidad de la guerra vivida por los niños. Tremendo. ¿Cómo se arma ese puzle? Con pequeñas piecitas, a modo de testimonios de personas que vivieron justo eso: la guerra siendo niños. Escapar de bombardeos, perderse por el camino, quedarse huérfanos y solos, ir de orfanato en orfanato, ver la muerte de cerca, vivir un sufrimiento siempre injusto (pero más aún para ellos). Eso es este libro. Sin introducciones, sin paños calientes, sin ambages: guerra y sufrimiento en estado puro.

¿Por qué merece la pena, entonces, si esto va de sufrir todo el tiempo? Porque es preciso conocer, es preciso saber la verdad. Porque no podemos permitir que esto siga sucediendo (y, aun así, lo hacemos). Porque no podemos olvidar. Porque la muerte y el dolor siempre se ceban con los mismos. Y porque son libros terriblemente humanos.

No es la primera vez que hablo de Alexiévich. Tenéis reseñas también de Los muchachos de zinc y de La guerra no tiene rostro de mujer (mi favorito, es grandioso), pero os sugeriría también Voces de Chernóbil (no os puedo decir nada de El fin del homo sovieticus porque no lo he leído aún, lo tengo en mi lista de pendientes, pero conociendo la obra de Alexiévich creo que lo recomendaría a ciegas).

Me haría mucha ilusión que alguno se hubiera acercado ya a Alexiévich (encima, como casi no doy chapa con ella en las redes sociales ni nada…). Si es así, contádmelo en los comentarios. Y, si no, no esperéis más, que no os vais a arrepentir.

Próximas lecturas

¿Habéis decidido ya vuestras lecturas veraniegas? Se me ha ocurrido que os podría contar qué tengo en mente leer este verano. Aunque últimamente no he leído demasiado, me gustaría resarcirme estos días que vienen. Este año, al menos de momento, no tengo vacaciones, pero sí que bajaré mucho el ritmo en agosto (o eso espero) y me gustaría dedicar bastante tiempo a la lectura. Pues estos son los libros a los que quiero hincarles el diente:

  • Teru Miyamoto: El río de las luciérnagas. A alguno le sonará este título. De hecho, más de uno pensará que ya lo he leído, porque el año pasado anduve con él. Os cuento: el libro lo componen dos nouvelles. El verano pasado leí la primera (que me gustó muchísimo), pero paré y dejé la segunda para otro momento. Pues ha llegado ese momento. Espero una buena dosis de delicadeza japonesa.
  • Angelika Schrobsdorff: Tú no eres como otras madres. En realidad, lo estoy acabando, después de más de dos meses en mi mesilla. Aunque parece una novela por cómo está narrado todo, son unas memorias, las de la madre de la autora, una mujer que, tras tenerlo todo, vivir una vida libre según sus propios deseos e impulsos, lo pierde todo con la llegada de los nazis al poder (ella pertenecía a una familia judía). Me está pareciendo una lectura de lo más interesante y recomendable.
  • Maria Peura: Tu amor es infinito. He leído ya la mitad. Me está costando una barbaridad, porque es meterse en un verdadero infierno, y lo estoy sufriendo sobremanera. Es una belleza de libro, narrado a veces con un exquisito lenguaje poético; no obstante, lo que narra es una bestialidad tal que tengo que parar a ratos, me cuesta asimilar que lo que esa voz infantil nos está contando es lo que yo estoy comprendiendo (sí que lo es). Quien quiera un libro que le remueva en lo más profundo, que le eche un ojo.
  • Lauren Groff: En manos de las furias. Buscaba un libro culebrón para la playa (que al final este año creo que no voy a pisar). Algo ligero y fácil de leer. Y se me ocurrió que esta novela podría ser una buena opción. Igual me equivoco de cabo a rabo, pero aquí está esperándome. He leído reseñas muy generosas (aunque no me acabo de fiar; me pega que esto es bastante peor de lo que dicen, pero me da igual). En cuanto lo lea, os contaré…
  • Tom Spanbauer: Yo te quise más. A pesar del horrible título, esto es un novelón soberbio. Lo tengo empezado, pero no lo he podido acabar por este lío de vida mía de este año. Me he propuesto acabarlo este verano, a ver… Spanbauer es un gran narrador y yo tengo muchas ganas de dejarme llevar por su prosa.
  • Fernando Pessoa: Libro del desasosiego. Confesión: me quedan tres páginas desde hace muchos meses, porque no lo quiero terminar de lo mucho que me ha gustado. Aun así, en algún momento tengo que ponerle el punto final, y por qué no ahora. Creo que poco puedo decir del Libro del desasosiego que no se haya comentado ya. Una joyita.
  • Françoise Sagan: Buenos días, tristeza. Mi libro de todos los veranos. Este también me acercaré a la costa Azul con Cécile. Y seré una despreocupada y feliz adolescente en la playa de nuevo.

Estos son mis planes. De esto a lo que ocurra después… pues ya veremos. Os lo iré contando. ¿Tenéis algo pensado para este verano? ¿Cuáles van a ser vuestras lecturas veraniegas? Tenéis los comentarios a vuestra disposición.

Karl Ove Knausgard: ‘Bailando en la oscuridad’

Tenía un apunte importantísimo en mi agenda el pasado 11 de mayo: «Publicación de Knausgård». Y, claro, según salió, compré la nueva novela de Karl Ove Knausgård. La he devorado. El cuarto volumen del titánico proyecto del noruego, Mi lucha, se titula Bailando en la oscuridad y estaba claro que me iba a gustar.

'Bailando en la oscuridad'

‘Bailando en la oscuridad’

«Naturalmente, esto no es una novela sino la purga de mi corazón»: las palabras no son de Karl Ove Knausgård, pero, a la luz de Mi lucha, podrían muy bien aplicársele. Y es que su serie de «novelas de no ficción» autobiográficas es tan catártica para el que la lee como lo fue para quien la escribió: es la inmitigada franqueza sin filtros del que pone su vida entera en juego la que, al vibrar en la página, reverbera más allá de ella.

Corre el tiempo, cambian las edades, los escenarios; y cuando se abre Bailando en la oscuridad, el cuarto volumen de la saga, Karl Ove Knausgård tiene dieciocho años y acaba de bajar del avión que lo ha colocado un poco más cerca de su destino. Que se llama Håfjord; Håfjord, un minúsculo pueblecito del norte de Noruega donde le espera un puesto como maestro, y la promesa de una paz que le permita entregarse a su recién descubierta vocación: la de escribir. Pero, tras un comienzo que promete, el desengaño: la ambición excede con mucho al talento. Y ser profesor no es tan fácil como parecía, y las tentaciones que ante él se despliegan tienen muchos rostros: el de las chicas, el del alcohol, el del aislamiento y la soledad; el del silencio. Cuando el narrador parece abocado a la crisis, cuando su relato se oscurece, el autor nos lleva consigo hacia atrás, hacia las raíces del ahora: y encuentra música y amor, escritura y vida; encuentra un testimonio de los deseos y sus frustraciones, de la dificultad de lidiar con lo heredado.

Karl Ove Knausgård escribe con luminosidad y energía, sin condescendencia, de un tiempo cargado de posibilidades e incertidumbres, de ambiciones y de tropiezos; un tiempo fundacional y definitorio, en el que el ímpetu colisiona a menudo con la torpeza. De esa oposición, de ese desajuste, emergen acordes inesperados, de una ligereza que no sacrifica la hondura por el camino: Bailando en la oscuridad es el episodio más grácil, raudo, bullicioso y eléctrico de la serie, cargado de una vitalidad tan intensa y abierta como la que describe.

El otro día, el escritor Jorge Carrión resumió en un tuit todo el proyecto novelístico de Knausgård. Básicamente, según él, los libros tocan cuatro temas principales: La muerte del padre, el duelo; Un hombre enamorado, el amor; La isla de la infancia, el miedo; y Bailando en la oscuridad, el deseo. Y sobrevolaría todos ellos la figura del padre. Estoy muy de acuerdo con lo que dice.

Centrémonos en Bailando en la oscuridad. Karl Ove tiene 18 años en esta entrega y el tiempo de la narración abarca desde los 16 hasta ese punto en que ha saltado al mundo adulto gracias a un trabajo de profesor que ha encontrado en un pueblo perdido del norte de Noruega (por cierto, que alguien me explique cómo es posible que en Noruega se pueda ejercer de profesor de secundaria teniendo únicamente el título de bachillerato). Dos años, por tanto, que como decía Jorge Carrión están marcados por el deseo. En mi opinión, básicamente de dos cosas. Una tiene que ver con las relaciones interpersonales: Karl Ove está deseando acostarse con una chica y perder la virginidad. No es que lo desee, es que está obsesionado con ello. Y mucho de lo que hace está enfocado a tal propósito. Segundo deseo: ser escritor. Había empezado a escribir en un periódico como crítico musical (el libro está plagado de referencias musicales de los ochenta: si os gusta la música de esa época, vais a disfrutar muchísimo de la novela), devora ciertos libros y decide que quiere ser escritor. Su decisión de trasladarse a ese pueblo perdido tiene que ver con esto: cree que en un sitio tranquilo se concentrará para escribir. El problema es que el resultado quizá no sea tan satisfactorio como a él le gustaría.

Entre estos dos deseos: la vida, con sus mil detalles (como en todo Knausgård). Su trabajo como profesor (no tan sencillo). Las fiestas y las tremendas borracheras. La relación de amor-miedo-odio con su padre y el incipiente alcoholismo de este. Los libros, la música y los conciertos. Los nuevos amigos. Las mil y una chicas con las que intenta ligar (¡le da igual, él quiere lo que quiere y punto!). La relación de amor distante con su madre. La primera relación seria de su hermano y cómo Karl Ove se refleja en ella. Decepciones por todos sitios. Deseo de ser alguien en la vida.

El estilo, el mismo al que nos tiene acostumbrados Knausgård: narración sencilla plagada de reflexiones (más elaboradas), recuerdos que se solapan unos a otros de forma desordenada, saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás y una prolijidad en los detalles que a muchos les parece excesiva (a mí me parece que eso es la vida, y es lógico y preciso que se recoja en la narración). Si os han gustado las anteriores novelas del noruego, esta no os va a decepcionar.

Yo, cual yonqui literaria, estoy ya esperando el quinto volumen. A ver si los señores de Anagrama no nos hacen esperar demasiado. ¿Alguien más ha leído ya Bailando en la oscuridad? ¿Tenéis ganas de leerlo? Espero vuestros comentarios

Nell Leyshon: ‘El show de Gary’

Esta novela la han leído varias personas de mi entorno y nos ha encantado a todos, así que me parecía de recibo recomendarla en el blog. En serio, no os perdáis El show de Gary, de Nell Leyshon.

'El show de Gary'

‘El show de Gary’

El show de Gary es la nueva novela de Nell Leyshon tras el apabullante éxito que obtuvo con Del color de la leche (publicada en Sexto Piso y elegida Libro del Año por el Gremio de Libreros de Madrid en 2014), y eso ya la convierte en todo un acontecimiento. La autora nos obsequia, de nuevo, con un personaje y una historia inolvidables. El enorme magnetismo del libro —como ya ocurriera con Del color de la leche— reside en gran parte en su protagonista y narrador. En esta ocasión se trata de Gary: orgulloso, descarado, pero de una nobleza intrínseca e irreductible, y con mucha mala vida a sus espaldas. Alguien profundamente herido, pero decidido a sobrevivir a todo; también a sí mismo.

En su descenso a los infiernos hay algo inmaculado, a pesar de todo: el fuego que habita en Gary. Su fuerza, su vitalidad, su autenticidad. Y el azul de sus ojos, como un día despejado. Este maleante encantador es un caballo desbocado que en un momento de su vida pierde pie. El juego que creía dominar se lo acaba comiendo, y ni todo el encanto y la inteligencia del mundo pueden salvarlo del hoyo que él mismo se ha cavado.

El show de Gary es una novela memorable acerca de las victorias sobre uno mismo, un recuento de todos los fantasmas interiores que hay que vencer para abrazar el milagro ordinario del día a día y hallar la redención de una vida que podamos llamar nuestra.

Si os resumiera El show de Gary de forma breve, muchos os quedaríais con la sensación de que esto podría ser el guion de cualquier telefilme de serie B que emiten los fines de semana a mediodía. No es una historia especialmente original. Y, sin embargo, os digo desde ya que esto es un novelón. ¿Por qué? Porque Leyshon se ha sacado de la manga un personaje inolvidable, lleno de luces y sombras, y con un carisma apabullante.

Gary, protagonista y narrador de la novela, nos invita a un viaje por su vida. Y nosotros, lectores, nos montamos en un carrito de montaña rusa y él nos lleva, sobre los raíles, por los recovecos de su historia. Y a ratos, el viaje en la atracción es muy divertido; pero, de repente, llega una bajada. Es enorme. Y no vemos el fin. Bajamos, bajamos, bajamos… ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Hasta qué límites ha llegado Gary en su vida?

Y voy a repetirme: ¿qué es lo que marca la diferencia entre esta bajada a lo más sórdido y las que podamos encontrar en otras novelas? Gary. La inteligencia, la rapidez, la originalidad, la personalidad, el carisma… de Gary. Un personaje luminoso, a pesar de los ambientes por donde se mueve, y perfectamente dibujado que, además, va evolucionando a lo largo de la novela. Quizá porque no le queda otro remedio. Quizá porque ciertos sentimientos son más fuertes de lo que él se habría podido imaginar. Entonces llega la redención. Y si Gary es capaz de redimirse, ¿cómo no seremos nosotros capaces de redimirnos de nuestras pequeñas culpas?

Una lectura de lo más recomendable. Quienes lleguen a ella por Del color de la leche se van a llevar una sorpresa, pero, tras el impacto inicial, es una sorpresa agradable.

¿Habéis leído El show de Gary? ¿Conocéis a Nell Leyshon? Podéis dejar vuestra opinión, como siempre, en los comentarios.

Mis últimas lecturas (de octubre de 2015 a abril de 2016)

El año pasado escribí varias entradas en que comentaba aquellos libros que había leído pero que, por alguna que otra razón, no tenían reseña propia en el blog. Como veo que se me acumulan los libros por reseñar (y ando con poquito tiempo para escribir últimamente, creo que os habréis podido dar cuenta a estas alturas), he decidido hablaros sucintamente de los títulos que no tienen reseña en el blog (de los que ha habido reseña, no digo nada; podéis acceder a ellas yendo a la lista correspondiente de libros leídos y pinchando en los títulos).

Tengo que retrotraerme hasta octubre del año pasado. Va a ser larga esta entrada…

Octubre de 2015

'Hit emocional'

‘Hit emocional’

Juanjo Sáez: Hit emocional

De Sonic Youth a Los Planetas, de Radiohead a Animal Collective, de LCD Soundsystem a Arcade Fire, de The Smiths a The Strokes… Juanjo Sáez retrata sus pasiones musicales y su educación sentimental en este libro inconmensurable, destinado a perdurar. Como él mismo confiesa en estas páginas: «Yo, hace veinte años, ya era un nostálgico cuando todavía no había perdido casi nada». Hit emocional no es solamente un manifiesto de amor absoluto al rock, sino, muy especialmente, una emotiva reflexión sobre las maneras que tiene la música de deslizarse en nuestras vivencias y redimensionarlas. Así, al hablar de los grupos que le gustan (o que le gustaron) Juanjo Sáez esboza una sentida autobiografía en la que la música se convierte en el hilo conductor que remite a lugares, momentos y personas. A lo largo de trescientas páginas memorables, esta novela gráfica, donde encontraremos el inconfundible estilo del autor (y su mezcla de humor y nostalgia), nos recordará por qué amamos tanto la música, y también a aquellos con quienes la descubrimos y la compartimos. 

Si os gusta la música, no os podéis perder esta novela gráfica, un nostálgico periplo vital a través de los grupos y canciones que han marcado la vida del autor. Me pareció un libro entrañable que, aunque no hable (o sí) de nuestros grupos, incide directamente en nuestros recuerdos, tanto de la música en sí como de la gente con la que la hemos compartido.

Noviembre de 2015

'La amiga estupenda'

‘La amiga estupenda’

Elena Ferrante: La amiga estupenda

Con La amiga estupenda, Elena Ferrante inaugura una tetralogía deslumbrante que tiene como telón de fondo la ciudad de Nápoles a mediados del siglo pasado y como protagonistas a Lenù y Lila, dos jóvenes mujeres que están aprendiendo a gobernar su vida en un entorno donde la astucia, antes que la inteligencia, es el ingrediente de todas las salsas.
La relación a menudo tempestuosa entre Lila y Lenù viene acompañada de un coro de voces que dan cuerpo a su historia y nos muestran la realidad de un barrio pobre, habitado por gente humilde que acata sin rechistar la ley del más fuerte, pero La amiga estupenda está lejos del realismo social: lo que aquí tenemos son unos personajes de carne y hueso, que nos intrigan y nos deslumbran por la fuerza y la urgencia de sus emociones.
Por primera vez Ferrante aborda una narración muy amplia, poniendo en escena un verdadero tableau vivant donde no hay espacio para el tópico: todo es vida y todo respira al hilo de la mejor literatura.

Tengo pendiente escribir sobre esta tetralogía (lo haré, solo que no sé cuándo). Me ha gustado mucho, aunque debo reconocer que no me ha quedado buen sabor de boca, el final me pareció flojo. Pero… todo el camino me parece de lo más disfrutable, sobre todo la segunda y la tercera novela. La amiga estupenda, que es la primera parte, abarca la infancia de las dos protagonistas y, aunque me gustó, mi enganche empezó con la siguiente. Muy recomendable de todas formas (de hecho, se la he dejado ya a un montón de gente). Por cierto, voy a copiar las sinopsis de las cuatro novelas, pero no las leáis si no queréis acabar con las novelas destripadas (¡lo cuentan todo en los textos de las contras y me fastidiaron ciertas cosas!).

Enero de 2016

'La muerte en Venecia'

‘La muerte en Venecia’

Thomas Mann: La muerte en Venecia

A pesar de que su obra más conocida sea la novela La montaña mágica, Thomas Mann recibió el Premio Nobel de literatura en 1929. Los diarios personales de Mann, hechos públicos en 1975, revelan su lucha interna contra una homosexualidad siempre latente, la cual halló reflejo en sus libros, muy señaladamente en su conocida obra La muerte en Venecia (1912), en la que el envejecido protagonista se enamora de un muchacho de 14 años llamado Tadzio. Considerado un clásico de la literatura homosexual, La muerte en Venecia ha sido objeto de una película de Visconti y de una ópera de Britten.

Una Venecia decandente y enfermiza envuelven a un protagonista, decadente y enfermizo también, que se enamora de un adolescente. Una novela pausada, de detalles, de imágenes y de reflexión sobre la vida y la muerte. Los coqueteos de Aschenbach con Tadzio a ratos parecen una mera excusa para escribir sobre la muerte. Me gustó mucho, aunque reconozco que esperaba otra cosa (quizá influida por ciertas charlas sobre la novela que me habían dejado una impresión equivocada). Mi edición, de la colección «Los ineludibles» de Navona, no puede ser más bonita (estoy enamorada de esas tapas enteladas).

'Un mal nombre'

‘Un mal nombre’

Elena Ferrante: Un mal nombre

«Ella me demostró que yo no había ganado nada, simplemente porque en este mundo nuestro no había nada que ganar… y lo que de verdad valía la pena era verse de vez en cuando para que el sonido enloquecido de nuestras mentes fuera rebotando de la una a la otra sin parar».
Ella es una mujer hermosa, alocada, y se llama Lila. Es la misma niña que conocimos en La amiga estupenda, el primer tomo de esta espléndida tetralogía, y ahora, recién cumplidos los dieciséis años, acaba de casarse con un hombre al que desprecia. La otra, que escucha, la sigue y sin querer la imita, es Lenù, una alumna brillante, empeñada en aprender en los libros todo aquello que Lila aprende de la vida a secas.
Así, en este rebote de sensaciones, se desarrolla una amistad muy peculiar, una relación donde la complicidad es ley. Basta una mirada de Lila para que Lenù entienda qué pasa realmente en el dormitorio de su amiga. Basta una sonrisa para descubrir qué se esconde tras esos vestidos caros que se acoplan al cuerpo de Lila como un guante y provocan a los hombres del barrio. Basta un gesto para que Lenù sepa que Lila va a cometer una locura y nadie será capaz de detenerla.
Nápoles, la ciudad que las ha visto crecer, es el escenario de esta comedio que tiene la fuerza de un drama y se quedará entre nosotros como una de las obras maestras de la literatura de este siglo.

Esta segunda parte de la tetralogía me atrapó. No pude soltarla hasta que no la acabé. Para mí, mucho más interesante que la primera. Como ya os he dicho antes, espero hablaros de estas novelas pronto (por cierto, no sé si hacerlo de golpe o ir una por una; en realidad, es la misma historia que sigue, así que me pega que lo haré de una vez).

'Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York'

‘Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York’

Gail Parent: Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York

Sheila es una chica mona. Su madre dice que es guapísima, claro, pero ya se sabe cómo son las madres. Vive en Manhattan con su mejor amiga, Linda, que es más alta y más delgada que ella.
Sheila no piensa demasiado en el futuro y su vida transcurre como la de cualquier otra chica. Sin embargo, su despreocupación termina el día en que cumple treinta y cae en la cuenta de que no tiene pareja. Sheila intentará resolverlo, pero no es tarea fácil: el que no es gay, se enamora de su mejor amiga; y el que parecía tan buen chico, solo busca ahorrarse el alquiler. Un desastre.
Las decepciones se transforman en desesperación y, en un momento de lucidez, Sheila toma una decisión drástica: suicidarse. Pero antes de hacerlo, tiene que dejar sus cosas en orden y explicar los motivos en una larga nota.
Considerada cuando se publicó, en 1971, como la alternativa femenina al Alexander Portnoy de Philip Roth y a las primeras comedias de Woody Allen, Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York continúa siendo la nota de suicidio más divertida que se haya escrito nunca.

Entretenida e, incluso, divertida a ratos, pero ya. Que a veces está muy bien este tipo de lecturas, pero me dejó bastante indiferente. A mi malestar se sumó que lo compré en digital y la edición digital era un auténtico despropósito. No obstante, tiene momentos tronchantes (como cuando va a comprarse un nicho o un ataúd), aparte de un titulazo…

'Las deudas del cuerpo'

‘Las deudas del cuerpo’

Elena Ferrante: Las deudas del cuerpo

Érase una vez dos niñas, Elena y Lila, que nacieron en 1944 en un barrio pobre de la ciudad de Nápoles, y desde entonces su historia ha sido el hilo conductor de esta espléndida saga napolitana que ahora llega a su tercera entrega.
Lila se casó muy joven con el hombre más adinerado del barrio y poco tardó en dejarlo. Ahora vive en un lugar miserable, pero su ingenio no ha mermado: solo se ha transformado en rabia. Es quizá este odio lo que la llevará a capitanear las revueltas en la fábrica y a negarse a una convivencia pacífica y modesta con su nuevo compañero. Elena, en cambio, ha continuado con los estudios e incluso ha escrito una novela. Ahora vive entre Nápoles y Pisa, y se ha casado con un profesor de la Universidad de Florencia. Así, a primera vista, nada une ya a las dos amigas, pero el barrio de Nápoles donde fueron niñas aún las reclama, las viejas costumbres las devuelven a un tiempo que ya se fue, y la vida se cobra su precio.
Con esta novela continúa una saga que ha hecho del costumbrismo una herramienta para la gran literatura y coloca a Elena Ferrante entre los grandes nombres de nuestra época.

Esta parte también me enganchó sobremanera. Lo peor: el título, del cual ya os hablé aquí. Lo mejor: todo lo demás.

Marzo de 2016

'La niña perdida'

‘La niña perdida’

Elena Ferrante: La niña perdida

La niña perdida pone punto final a la historia de dos mujeres que nacieron a mediados del siglo XX en Nápoles y que desde niñas fueron compartiendo una amistad compleja, con momentos de duda o ausencia, pero siempre cómplice.
Lina y Elena son ahora adultas y han tomado caminos distintos: Elena dejó Nápoles para casarse y convertirse en una escritora de éxito en Milán. Solo un amor de juventud que vuelve a florecer la devolverá a Nápoles, donde la espera Lina, que ahora es madre y además ha triunfado muy a su manera en el negocio local.
Los hechos se precipitan cuando de repente la hija de Lina desaparecer: ¿asesinato, rapto, muerte? Nadie lo sabe, y el barrio murmura. Desde entonces, Lina ya no es la misma y la locura acecha. Todos, los hombres, las mujeres, el paisaje, la ciudad entera de Nápoles, se convierten en testigos del duelo de una madre que no sabe llorar y que un buen día también desaparecerá, devolviendo al lector al principio de esta espléndida saga. 
Inteligencia, emoción contenida, escritura que se pliega a los acontecimientos y se ajusta como un guante a la trama: todo está en estas páginas en las que se ha hilado una de las obras más brillantes de este siglo.

Pues… la decepción. Un regusto agridulce por el final, que me parece poco generoso e, incluso, cruel. La primera mitad sí que me encandiló, pero luego nada. Y, encima, la sensación de que se acababa algo importante, que ya no iba a saber más de Lila y Lenù. Aunque no me gustara el final, me dio pena acabar los libros. A ver si puedo escribir sobre ellos pronto, de verdad…

Abril de 2016

'Los bosques imantados'

‘Los bosques imantados’

Juan Vico: Los bosques imantados

Francia, 1870. En el bosque de Samiel se reúnen centenares de curiosos, devotos, médiums y magos, y también la prensa, dispuesta a cubrir los fenómenos que se esperan para la noche del 10 de julio. Locusto, un misterioso mago al que nadie ha visto el rostro, ha anunciado su aparición en el bosque, coincidiendo con el eclipse lunar que tendrá lugar en la noche de Samiel y que propiciará el despertar de poderosas fuerzas. Hasta allí viaja Victor Blum, periodista embarcado en una cruzada personal contra la superchería y el fraude. Dos hechos inesperados, la profanación de una iglesia y un asesinato, pondrán a prueba la investigación de Blum.
Un análisis de la fascinación por los fenómenos paranormales y de la necesidad de poner a prueba la fe y la superstición.

No creo que escriba reseña de esta novela. Me pareció muy entretenida e interesante. Pero (sí, hay un pero), a pesar de que me gustó, su planteamiento me parece un poco tramposo, porque, aunque ocurren cosas, no somos conscientes de todo y «hace falta» un capítulo final de explicación y cierre. Aun así, buena novela para pasar una tarde a gusto.

Cyrill Connolly: Los diplomáticos desaparecidos

La extraordinaria crónica de la desaparición de los dos primeros miembros del círculo de Cambridge. 
El 25 de mayo de 1951, Guy Burgess y Donald Maclean, dos funcionarios británicos, desaparecieron sin dejar rastro y dieron inicio al mito de los cinco de Cambridge, los brillantes jóvenes captados por la inteligencia soviética en el Cambridge de los años treinta. Aún conmocionado por la desaparición, y mucho antes de que la Unión Soviética admitiera que los había acogido, Cyril Connolly escribió este fascinante y perspicaz retrato de los dos, intentando adivinar qué había pasado con los diplomáticos que desaparecieron.

Esto es una crónica sobre la desaparición de dos diplomáticos, pero que no dejan de ser elucubraciones del autor sobre qué les pudo haber pasado (luego, más adelante, se supo, y la historia es digna de conocerse). Texto breve y curioso, me lo regalaron y no sé si está a la venta (tampoco he encontrado imagen de la cubierta).

'El librero'

‘El librero’

Roald Dahl: El librero

«Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba con una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciaba: “WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS”». Allí trabajan dos curiosos personajes: el librero, William Buggage, y su ayudante, la señorita Tottle, quienes no prestan demasiada atención a la venta de libros. Prefieren, más bien, leer cada día los obituarios, así como su obra favorita: el Who’s Who.
Publicado por primera vez en 1987, El librero es uno de los grandes relatos de Roald Dahl. El final es, como siempre en sus libros, inesperado y sorprendente.

Di-ver-ti-dí-si-mo. Es una historia muy cortita, se lee en un tris y te pinta una sonrisa en los labios. ¿Qué más se puede pedir? Muy buena la edición ilustrada de Nórdica. Corred a por él, insensatos.

'Una chica en invierno'

‘Una chica en invierno’

Philip Larkin: Una chica en invierno

Precisa, elegante, concisa, Una chica en invierno es la última de las grandes obras de Larkin que quedaba por publicar en castellano. Una historia de invierno y de verano, de guerra y de paz, de exilio y de hogar, y también una de sus piezas más sinceras, en la que se entrelazan huellas de su propia biografía. El autor nos sumerge magistralmente en la opresiva atmósfera del crudo invierno inglés en plena Segunda Guerra Mundial. Katherine es una joven refugiada que trabaja como bibliotecaria en una gris ciudad inglesa. Hastiada de su trabajo y de la vida en general, lo único que le hace mantener la esperanza es la perspectiva de un reencuentro con el que fue su primer amor. Así, en las horas previas a su cita, Katherine revivirá las idílicas vacaciones que supusieron para ella la pérdida de la inocencia y el paso a la edad adulta. Ahora Robin, el protagonista de aquel crucial verano, tan glorioso como mortificante, tan radiante como precozmente crepuscular, podría poner fin a su monótona vida y arrancarla para siempre de las garras de la frustración.

Una delicia de novela. Quizá, de momento, lo que más me ha gustado (como novela en sí, que este año he tocado más géneros) de lo que he leído este año hasta ahora. Por supuesto, habrá reseña; pero, hasta entonces, por favor, echadle un vistazo a este tesoro, que sé que a muchos os va a encantar como a mí.

* * *

Y esto ha sido todo. Alguna recomendación ya os he hecho. ¿Habéis leído algo de todo esto? ¿Os ha gustado, lo recomendáis? Como siempre, los comentarios están abiertos.

Jenny Offill: ‘Departamento de especulaciones’

¿Conocéis esa sensación de no poder parar de leer? Me pasó con la novela de la que os quiero hablar hoy: Departamento de especulaciones, de Jenny Offill.

'Departamento de especulaciones'

‘Departamento de especulaciones’

Cuando se conocieron eran jóvenes y estaban llenos de esperanza. Aunque ambos vivían en Nueva York, solían enviarse cartas en las que imaginaban cómo sería su futuro. El remitente era siempre el mismo: ‘Departamento de especulaciones’. Se casaron, tuvieron un hijo y sortearon como pudieron los pequeños obstáculos de la vida familiar. 

Pero imperceptiblemente algo ha cambiado. Han aparecido miedos y dudas que ponen en cuestión todo cuanto tienen. En un intento de encontrar el punto en el que se equivocaron de rumbo, la esposa echa la vista atrás para tratar de adivinar qué se ha perdido y qué puede salvarse todavía.

Con un estilo despojado y exacto que destila rabia e ingenio, invocando, entre otros, a Keats, Kafka, Einstein o a los cosmonautas rusos, Offill compone una exquisita y potentísima historia de amor. Considerada por la crítica norteamericana como una de las novelas más importantes de los últimos años, Departamento de especulaciones es el retrato de un matrimonio, pero también una indagación en el misterio de la condición humana. Una novela que se devora de una sentada, pero que permanece en el lector mucho tiempo después de haberla terminado.

Imaginad un texto muy fragmentado: pequeños párrafos e, incluso, frases sueltas, que constituyen una suerte de «diario» que alguien ha ido escribiendo. Y en esos párrafos, a priori inofensivos, dotados de una peculiar distancia entre lo escrito y quien lo escribe, vislumbramos, escondida en una aparente cotidianidad, a una mujer inmersa en una profunda crisis vital y emocional.

Esto sería un resumen muy sui generis de Departamento de especulaciones, una novela que, tengo que admitir, fue una muy agradable sorpresa (a pesar de que había leído varias reseñas que destripaban todo lo que le pasaba a la narradora protagonista: ¿por qué ese afán por contar todo?, ¿acaso no se puede recomendar sin analizar hasta la extenuación?); sin duda, es uno de los textos más interesantes que han caído en mis manos últimamente. Quizá su originalidad radica más en la forma de contar que en lo que cuenta: esas pinceladas cortas y certeras que dibujan un puzle para el lector; y, a la vez, esa lejanía —la tercera persona, el referirse la narradora a sí misma como «la esposa» y no poner nombre a los personajes— que confiere a la novela una supuesta objetividad y, a mi modo de ver, contribuye a universalizar esa historia a la que todo el mundo se puede asomar para verse reflejado de una forma u otra.

No obstante, si bien la forma es la sorpresa, el fondo tiene, asimismo, su interés. Porque todo el mundo puede sentirse identificado con la historia en algún momento de su vida: cuando tenemos que renunciar a un sueño por otro (o porque la vida nos empuja a «otra cosa», quizá no del todo deseada, pero ineludible), cuando nos enamoramos, cuando tenemos una crisis de pareja, cuando las dudas no nos permiten tomar una decisión, cuando apostamos y nos equivocamos, cuando trabajamos en algo que no nos gusta o cuando nos gustaría que el mundo se parara para poder poner nuestra vida en orden… A todos nos suceden las mismas cosas. También a esta protagonista sin nombre, la esposa, que desea arreglar su vida, que todo vuelva a un estado en que ella, casi sin saberlo, era feliz.

Sé que algunos ya la habéis leído. ¿Qué os ha parecido? A los demás, ¿os llama la atención? (Yo os recomiendo que os acerquéis a una librería y le echéis un vistazo, para que veáis su forma fragmentada y su aparente sencillez). Tenéis los comentarios para opinar y decir lo que queráis.

Svetlana Alexiévich: ‘Los muchachos de zinc’

Tengo la sensación de que no me he pasado por el blog en meses (no es cierto), pero sí que lo he tenido a medio gas: primero por mucho trabajo y después por vacaciones. Y vuelvo de mis vacaciones con una recomendación inusual en mí: un libro en el que he trabajado. Hace poquitas semanas os sugerí la lectura de La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich, y hoy repito con el último libro publicado de la Premio Nobel de Literatura: Los muchachos de zinc (Debate).

'Los muchachos de zinc'

‘Los muchachos de zinc’

Entre 1979 y 1989 un millón de tropas soviéticas combatieron en una guerra devastadora en Afganistán que provocó más de 50.000 bajas y acabó con la juventud y la humanidad de varias decenas de miles de soldados más. Los muertos soviéticos volvían a casa en ataúdes de zinc sellados mientras el Estado no reconocía ni la mera existencia del conflicto.

Los muchachos de zinc generó una inmensa polémica y mucha indignación cuando fue publicada originalmente en la Unión Soviética: las críticas acusaron a su autora de haber escrito un «texto fantasioso lleno de injurias» y de ser parte de «un coro histérico de ataques malignos». En el libro, Svetlana Alexiévich presenta el testimonio cándido y emocionante de los oficiales y los soldados rasos, de las enfermeras y las prostitutas, las madres, los hijos y las hijas que describen la guerra y sus duraderos efectos. El resultado es una historia turbadora por su brutalidad y reveladora en su parecido a la experiencia estadounidense en Vietnam y más tarde en Irak y el mismo Afganistán.

Svetlana Alexiévich expone la verdad de la guerra afgano-soviética: la belleza del país y los brutales abusos del ejército, las muertes y las mutilaciones, la profusión de productos occidentales, las vidas humilladas y destrozadas de los veteranos. Los muchachos de zinc ofrece una perspectiva única, desgarradora e inolvidable sobre la realidad de la guerra.

Hace un par de meses os conté que estaba trabajando en un libro que me estaba pareciendo una auténtica maravilla y que, a pesar de que rara vez hablo de los libros que corrijo, iba a hacer una excepción. Bien, me refería a Los muchachos de zinc, uno de esos libros tan incómodos como necesarios en esta sociedad enferma en la que vivimos.

Los muchachos de zinc sigue la línea de otros libros testimoniales de la autora bielorrusa, quien cede su voz a los más débiles para reivindicar, en este caso, la inutilidad de la guerra. Es la guerra afgano-soviética, pero podría ser cualquier otra. Excombatientes, madres, viudas, enfermeras… todos encuentran en este libro su espacio para exponer sus vivencias más íntimas en relación con la guerra: sus pérdidas, su dolor, sus desesperanzas.

Svetlana Alexiévich fue llevada a juicio tras la publicación de esta obra. Si queréis saber cómo funcionaba la maquinaria soviética, tenéis las transcripciones del juicio en la parte final del libro. Interesantísimo.

¿Habéis leído a Alexiévich? Yo no dejo de recomendarla desde que cayó en mis manos. Lectura imprescindible. Podéis, como siempre, comentar lo que queráis…

Henry James: ‘Los papeles de Aspern’

Si frecuentáis otros blogs dedicados a libros o estáis al tanto de las curiosidades literarias, este fin de semana habréis leído/oído por ahí que se celebraba el centenario de la muerte de Henry James. Casualidades de la vida, yo acabé de leer Los papeles de Aspern justo ese día (me enteré más tarde de todo).

'Los papeles de Aspern'

‘Los papeles de Aspern’

Un joven crítico y editor fascinado con la obra del difunto poeta Jeffrey Aspern se entera de que Juliana Bordereau, una de sus musas, vive aún, anciana y aislada, en un palazzo veneciano. Convencido de que conserva cartas y material inédito del poeta, se acerca a ella camuflando sus intenciones y consigue que lo acepte com o inquilino. El joven se introduce en un mundo agónico y fantasmagórico, volcado en el recuerdo, que la orgullosa anciana habita con la única compañía de una sobrina suya, una mujer ya madura que no parece haber conocido otra cosa que la reclusión y el legado de un esplendor desaparecido.

Hoy va de confesiones la cosa. Primera confesión: no habría leído esta novela si Navona no me la hubiera regalado; no estaba en mi lista de libros apetecibles, a pesar de las reseñas, siempre positivas e incluso a veces entusiastas, que había leído de ella en distintos blogs. Segunda confesión: no la habría leído porque hace mucho tiempo empecé otras novelas de James y me aburrieron soberanamente, no logré acabar nunca nada del autor; es la primera obra de James que termino. Y tercera confesión: para mi sorpresa, me ha gustado muchísimo.

La novela (corta) nos sitúa en un decadente palazzo de la decadente Venecia, donde viven (o dejan los días pasar) dos decadentes mujeres, tía anciana y sobrina madura. Y con ellas se instala el narrador. Formarán un curioso triángulo en que cada personaje desea algo de los demás (os imagináis la importancia de lo psicológico). Sutileza, locura, mentira y engaño hacen su aparición para que cada uno logre aquello que ansía. Y no os pienso contar más, porque la novela es cortísima y os la estropeo. Lo que sí os puedo adelantar es que mucha gente la considera de lo mejor de la producción de James, y solo por eso merece una oportunidad (a mí me ha parecido muy buena; de hecho, le daré más oportunidades al bueno de James, que ya me han recomendado algún otro título más).

De la edición solo diré que es preciosa (como todos los títulos de Los ineludibles de Navona), con esas tapas enteladas ya marca de la casa; y que, bueno, aunque tiene algún error, no son excesivamente cuantiosos (por desgracia, no puedo decir lo mismo de otras obras de la misma colección).

Sé que más de uno habéis leído esta novela (¿quizá en la edición de Alba?). ¿Os gustó tanto como a mí? Os espero en los comentarios.

¿Qué estáis leyendo ahora mismo?

¡Por fin, viernes! Seguro que más de uno aprovecharéis para leer un poquito este fin de semana. Y me puede la curiosidad. ¿Qué estáis leyendo ahora mismo?

Yo estoy con Los papeles de Aspern, de Henry James, en una preciosa edición de Navona (de verdad, aunque la colección «Los ineludibles» de Navona tiene sus cosillas, lo que no se puede negar es que los libros son muy muy bonitos).

No os puedo contar mucho de la novela, porque apenas he leído unas páginas (esta semana he tenido tanto trabajo que apenas he podido sacar unos minutos para leer), pero supongo que os contaré qué me ha parecido cuando la termine (tengo un montón de libros de los que hablaros aún).

Y os cedo la palabra. Tenéis los comentarios para contarnos lo que queráis sobre lo que estáis leyendo ahora mismo. ¿Os está gustando? ¿No? ¿Lo vais a dejar? ¿Lo recomendaríais? ¿Cuál ha sido el último libro que os ha encantado y nos recomendaríais? ¡Pasad muy buen fin de semana!

Svetlana Alexiévich: ‘La guerra no tiene rostro de mujer’

No es esta una de mis lecturas habituales, pero debo decir que, desde que cayó este libro en mis manos, no se me ha ido de la cabeza ni un segundo. Es La guerra no tiene rostro de mujer, de Svetlana Alexiévich.

'La guerra no tiene rostro de mujer'

‘La guerra no tiene rostro de mujer’

Casi un millón de mujeres combatió en las filas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, pero su historia nunca ha sido contada. Este libro reúne los recuerdos de cientos de ellas, mujeres que fueron francotiradoras, condujeron tanques o trabajaron en hospitales de campaña. Su historia no es una historia de la guerra, ni de los combates, es la historia de hombres y mujeres en guerra.

¿Qué les ocurrió? ¿Cómo les transformó? ¿De qué tenían miedo? ¿Cómo era aprender a matar? Estas mujeres, la mayoría por primera vez en sus vidas, cuentan la parte no heroica de la guerra, a menudo ausente de los relatos de los veteranos. Hablan de la suciedad y del frío, del hambre y de la violencia sexual, de la angustia y de la sombra omnipresente de la muerte. Alexiévich deja que sus voces resuenen en este libro estremecedor, que pudo reescribir en 2002 para introducir los fragmentos tachados por la censura y material que no se había atrevido a usar en la primera versión.

Hay lecturas de las que es muy difícil no salir tocado e, incluso, hundido. Para mí, esta es una de ellas. Me he dejado muy conmocionada y me ha hecho reflexionar muchísimo. Tengo que reconocer que, según acabé este libro, empecé otro de la misma autora (que terminaré un día de estos), Voces de Chernóbil: otra lectura indispensable.

No sabía mucho de Alexiévich salvo que es periodista y que es la última ganadora del Premio Nobel de Literatura. ¿Y qué hace Alexiévich en sus libros? Recoge testimonios, da voz a quienes normalmente no la tienen y, mediante las voces ajenas, nos muestra el sufrimiento humano más crudo y puro a la vez. En el libro que nos ocupa hoy, cede la narración a mujeres que estuvieron en la guerra. La guerra, ese invento tan masculino, siempre contada desde el punto de vista del hombre, que aquí se humaniza gracias a la voz femenina. Y los episodios que se nos cuentan son estremecedores. Porque, además, esto no es ficción: es verdad.

La guerra siempre es cruel, pero más aún con los más inocentes. Me dejaron muy tocada ciertos episodios en que los niños eran protagonistas. Porque hay niños en las guerras, que mueren por decisiones tomadas en despachos muy alejados de esos lugares en contienda. Y puede que Alexiévich, en este libro, nos hable sobre la Segunda Guerra Mundial, pero supongo que los miles de refugiados a los que no dejamos entrar en Europa tendrían testimonios parecidos. La esencia de la guerra no cambia: solo provoca dolor, sufrimiento y muerte.

Lectura muy recomendable, con toda su dureza, para dejar de mirarnos nuestros cómodos ombligos occidentales y abrir los ojos a realidades que tenemos muy cerca, pero que nos son muy ajenas. Aunque sea a través de testimonios de hace tantos años. Pongámosle rostro al dolor, pongámosle rostro al sufrimiento, seamos más humanos. Esto es lo que provoca Alexiévich.

¿La habéis leído? ¿Recomendaríais su lectura? Tenéis los comentarios para lo que queráis.



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