Jenny Offill: ‘Departamento de especulaciones’

¿Conocéis esa sensación de no poder parar de leer? Me pasó con la novela de la que os quiero hablar hoy: Departamento de especulaciones, de Jenny Offill.

'Departamento de especulaciones'

‘Departamento de especulaciones’

Cuando se conocieron eran jóvenes y estaban llenos de esperanza. Aunque ambos vivían en Nueva York, solían enviarse cartas en las que imaginaban cómo sería su futuro. El remitente era siempre el mismo: ‘Departamento de especulaciones’. Se casaron, tuvieron un hijo y sortearon como pudieron los pequeños obstáculos de la vida familiar. 

Pero imperceptiblemente algo ha cambiado. Han aparecido miedos y dudas que ponen en cuestión todo cuanto tienen. En un intento de encontrar el punto en el que se equivocaron de rumbo, la esposa echa la vista atrás para tratar de adivinar qué se ha perdido y qué puede salvarse todavía.

Con un estilo despojado y exacto que destila rabia e ingenio, invocando, entre otros, a Keats, Kafka, Einstein o a los cosmonautas rusos, Offill compone una exquisita y potentísima historia de amor. Considerada por la crítica norteamericana como una de las novelas más importantes de los últimos años, Departamento de especulaciones es el retrato de un matrimonio, pero también una indagación en el misterio de la condición humana. Una novela que se devora de una sentada, pero que permanece en el lector mucho tiempo después de haberla terminado.

Imaginad un texto muy fragmentado: pequeños párrafos e, incluso, frases sueltas, que constituyen una suerte de «diario» que alguien ha ido escribiendo. Y en esos párrafos, a priori inofensivos, dotados de una peculiar distancia entre lo escrito y quien lo escribe, vislumbramos, escondida en una aparente cotidianidad, a una mujer inmersa en una profunda crisis vital y emocional.

Esto sería un resumen muy sui generis de Departamento de especulaciones, una novela que, tengo que admitir, fue una muy agradable sorpresa (a pesar de que había leído varias reseñas que destripaban todo lo que le pasaba a la narradora protagonista: ¿por qué ese afán por contar todo?, ¿acaso no se puede recomendar sin analizar hasta la extenuación?); sin duda, es uno de los textos más interesantes que han caído en mis manos últimamente. Quizá su originalidad radica más en la forma de contar que en lo que cuenta: esas pinceladas cortas y certeras que dibujan un puzle para el lector; y, a la vez, esa lejanía —la tercera persona, el referirse la narradora a sí misma como «la esposa» y no poner nombre a los personajes— que confiere a la novela una supuesta objetividad y, a mi modo de ver, contribuye a universalizar esa historia a la que todo el mundo se puede asomar para verse reflejado de una forma u otra.

No obstante, si bien la forma es la sorpresa, el fondo tiene, asimismo, su interés. Porque todo el mundo puede sentirse identificado con la historia en algún momento de su vida: cuando tenemos que renunciar a un sueño por otro (o porque la vida nos empuja a «otra cosa», quizá no del todo deseada, pero ineludible), cuando nos enamoramos, cuando tenemos una crisis de pareja, cuando las dudas no nos permiten tomar una decisión, cuando apostamos y nos equivocamos, cuando trabajamos en algo que no nos gusta o cuando nos gustaría que el mundo se parara para poder poner nuestra vida en orden… A todos nos suceden las mismas cosas. También a esta protagonista sin nombre, la esposa, que desea arreglar su vida, que todo vuelva a un estado en que ella, casi sin saberlo, era feliz.

Sé que algunos ya la habéis leído. ¿Qué os ha parecido? A los demás, ¿os llama la atención? (Yo os recomiendo que os acerquéis a una librería y le echéis un vistazo, para que veáis su forma fragmentada y su aparente sencillez). Tenéis los comentarios para opinar y decir lo que queráis.