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‘Aun así’

En la locución aun así, con el sentido concesivo de a pesar de, el aun no lleva tilde.

Trataré los distintos tipos de aun más adelante en el blog, pero esta expresión la veo demasiado frecuentemente con tilde y es incorrecta, de ahí que haya pensado que esta avanzadilla puede venir bien.

Comienza el nuevo curso

Ahora sí que sí. Cabalgamos de nuevo. Había decidido que el arranque oficial tras las «vacaciones» iba a ser en septiembre, pero hay ocasiones en que es complicado luchar contra fuerzas externas que ponen todo cuesta arriba. Así que, empezamos de nuevo justo después de mis verdaderas vacaciones.

Unas vacaciones que se me han hecho excesivamente cortas; sinceramente, estoy agotada. Supongo que ahora, al entrar en la rueda de nuevo, volverá la energía, porque estoy totalmente desinflada. Eso sí, los días en Inglaterra, a pesar del frío que hemos pasado, han sido geniales. ¡Me gusta muchísimo Inglaterra! Y ahora que, además de las habituales, tengo una poderosa razón para ir, creo que no tardaré mucho en volver.

Por lo demás, el blog vuelve a su rutina. Y, como siempre, las preguntas: ¿echáis algo en falta?, ¿hay algún tema que queréis que trate?, ¿alguna duda? Os recuerdo también que tenéis a vuestra disposición los comentarios, la dirección de correo electrónico del blog, el Formspring… Y si alguien quiere participar en la bitácora como firma invitada, que se ponga en contacto conmigo, será más que bienvenido. Arrancamos…

Reflexiones (IV)

«El novelista nunca debe sentirse satisfecho con lo que hace. Lo que se hace nunca es tan bueno como podría ser. Siempre hay que soñar y apuntar más alto de lo que uno sabe que puede apuntar. No preocuparse por ser mejor que sus contemporáneos o sus predecesores. Tratar de ser mejor que uno mismo. Un artista es una criatura impulsada por demonios. No sabe por qué ellos lo escogen y suele estar demasiado ocupado para preguntárselo. […] Uno tiene que aprender a través de sus propios errores; la gente solo aprende a través del error».

William Faulkner
1897-1962
Escritor

Gracias, Telefónica

Gracias, Telefónica o Movistar o como te llames ahora, por hacer de esta última semana un infierno. Gracias por no permitirme preparar entradas en condiciones para estos días y para los que vienen. Gracias por permitirme poner quejas inútiles, que no sirven absolutamente de nada. Gracias por hacer que el blog parezca abandonado.

No sé cuándo se van a dignar a arreglar mi problema. Lo único que sé es que mañana me voy de vacaciones y esto se queda al menos diez días sin entradas. Miento, creo que habrá un artículo el martes, pero eso será todo. Lo siento. No era lo que yo había planeado. Pero bueno, volveré.

Ahora me voy a olvidar de Internet, de Telefónica y de todos los problemas, y me voy a concentrar en Londres, Canterbury y la campiña. Inglaterra me espera. Nos leemos a mi vuelta.

Dificultades técnicas

Llevo desde ayer por la mañana sin Internet en casa y, como no había nada programado para hoy, no puedo publicar un artículo en condiciones (¡esto lo estoy escribiendo con el móvil!). No se puede luchar contra los elementos… A ver si lo arreglan pronto y puedo volver a mi rutina. 😉

‘Ex profeso’

Normalmente, entro todos los días en Google Analytics para consultar las visitas y vicisitudes del blog; me proporcionan muchísima información sobre la procedencia de los lectores, cuántas veces visitan el blog, qué sistema operativo emplean para entrar o qué están buscando en Google para llegar aquí… Por supuesto, esto último es lo más interesante. Y, aunque está dando lugar a ciertas bromas familiares (cierta persona escribe frases ocurrentes con las que sabe que va a llegar aquí para que me ría), sin duda es una fuente de ideas, pues da muchas pistas sobre qué tipo de dudas tiene la gente.

En el último mes, varias personas han entrado al blog con dudas acerca de la locución ex profeso. Una no estaba segura de si la expresión era ex profeso o ex proceso. Obviamente, la opción correcta es la primera. También había alguien que se preguntaba por su significado: ex profeso quiere decir ‘intencionadamente’.

Según la actriz protagonista, el director escribió el papel ex profeso para ella. √

Además, a pesar de su origen latino (en que, por cierto, se escribía con dos eses, ex professo), la expresión está admitida ya en castellano por la RAE, por lo que la escribiremos (además de con una única ese) en redonda.

‘Hacerse el sueco’

La entrada de hoy se la tengo que agradecer a la primera firma invitada que decide participar. La ha escrito Javier, un fiel lector del blog que me aporta muchísimas ideas y hoy ha querido ayudarme un poco (y yo se lo agradezco muchísimo). Y, viendo lo bien que lo hace, ojalá se anime a ayudarme más días…

Seguro que en multitud de ocasiones todos habéis empleado la archiconocida expresión hacerse el sueco, pero ¿sabéis a ciencia cierta su origen? Probablemente, más de uno os hayáis topado incluso con disparatadas explicaciones que circulan por Internet. Algunas de ellas hacen referencia a la llegada de marineros suecos a las costas andaluzas en busca de aceite; otras simplemente quitan importancia al término sueco y lo sustituyen por cualquier otro gentilicio —hacerse el ruso, el noruego, el chino, etc.—  para dar a entender que ningún extranjero puede comprender bien la lengua castellana.

No obstante, hacerse el sueco, cuyo significado real es ‘hacerse el loco o el despistado’, no atañe en absoluto a las personas oriundas de Suecia, sino que proviene de la palabra latina soccus (‘tronco, tocón’). El mencionado soccus era, de hecho, una especia de pantufla usada por mujeres y comediantes en el teatro romano antiguo —en oposición al coturno empleado por los actores trágicos para parecer más altos—. De esta manera, hacerse el sueco nos remite a los zuecos de los cómicos, es decir, a aquellos que se hacen los torpes, los necios y  los faltos de entendimiento.

Sugerencias de lectura

Hoy, a pesar de que es domingo y suelo dedicar el día a la reseña de un libro, he decidido que no voy a hablar de ninguna novela y os voy a pasar la pelota a vosotros. Hoy os pido que compartáis conmigo vuestras sugerencias de lectura

¿Habéis leído algo este verano que os haya llamado la atención? ¿Habéis descubierto algún libro que merece la pena? No importa si los libros son actuales o tienen ya muchos años a sus espaldas: si os han gustado, son bienvenidos. Yo agradezco todas las sugerencias que me hacéis.

También podemos darle la vuelta a la tortilla: si hay algo que no os ha gustado, que os ha defraudado, que no ha cumplido vuestras expectativas… contádmelo también. ¡Los comentarios son vuestros!

Y, por supuesto, si alguien se anima a escribir alguna reseña, mejor que mejor. Solo tenéis que mandármelas a la dirección de correo electrónico del blog (la tenéis en la columna de la derecha) y las publicaré cuanto antes…

‘El rumor del oleaje’ de Yukio Mishima

Más literatura japonesa. Esta vez, de la mano de uno de los mejores escritores japoneses de todos los tiempos según la crítica, Yukio Mishima, una auténtica mente atormentada, maestro a la hora de expresar sentimientos torturados.

El rumor del oleaje

'El rumor del oleaje'

Considerada una de las más grandes y bellas historias de amor de la literatura, El rumor del oleaje narra el nacimiento y consumación del idilio entre dos adolescentes situados en un mundo arcádico, primitivo y elemental: una minúscula isla japonesa en la que sobrevive una comunidad de pescadores apartada de la civilización y donde se percibe por doquier el olor salobre del mar, la fragancia de las cuerdas de cáñamo, el humo invisible de las hogueras y el rumor de un oleaje azul intenso que todo lo circunda. Guiado por su admiración hacia el modelo humano y la tradición bucólica de la Grecia clásica, que era capaz de establecer una perfecta coincidencia entre la vida humana y la misteriosa belleza de la naturaleza, Yukio Mishima (1925-1970) construye una muy hermosa novela acerca de uno de los temas perennes de la literatura.

Este libro me acompañó en un viaje de avión (no sé por qué, los libros que viajan conmigo se me quedan grabados). Me gustó mucho, me pareció de una delicadeza y ternura exquisitas (ahora, hace poco, por ejemplo, hablando con una amiga sobre libros, me comentaba que a ella le había parecido una auténtica cursilada y demasiado remilgado). También me dijeron que Mishima tiene obras mucho más interesantes que la que hoy estoy comentando, pero, como esta es la única que he leído, no puedo opinar. Solamente os puedo transmitir mi opinión sobre esta historia que, personalmente, me pareció original por su forma de describir ese reducto de la civilización idílica y poco modernizada, y muy sensible a la hora de abordar los sentimientos (sobre todo, el acercamiento al primer amor). Y todo ello con una prosa cargada de lirismo, que fluye y acaricia…

Por cierto, hace unos días apareció este artículo sobre el libro en el diario El País.

Como tengo la sensación de que hablo demasiado sobre libros japoneses, estoy pensando que va a haber que cambiar de nacionalidad, ¿no? Es probable que la próxima vez nos quedemos en Europa, aunque no tengo muy claro si viajar un poco o quedarnos en casa. ¿Qué preferiríais? No sé, no sé…

México

He pensado que hoy podríamos viajar de nuevo, aunque sea con la imaginación. Y esta vez… ¡nos vamos a México!

Chichen-Itza

Chichen-Itza

La forma que la RAE recomienda para escribir este topónimo es México, con x, aunque se pronuncia igual que si se escribiera con j. Por extensión, todas las palabras de la misma familia (mexicano) se escriben también con x. Esta grafía x conserva aquí un antiguo valor fonético, equivalente a nuestra actual letra j, que ha quedado en este sustantivo y otros de origen similar (Oaxaca y Texas).

Aunque la grafía Méjico también está aceptada, se recomienda emplear México, forma mayoritaria en ese país. ¿Nos hacemos un viajecito a México…? ¡Ándele, güey!

La fotografía la he tomado prestada de la Wikipedia.



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