‘Hacerse el sueco’

La entrada de hoy se la tengo que agradecer a la primera firma invitada que decide participar. La ha escrito Javier, un fiel lector del blog que me aporta muchísimas ideas y hoy ha querido ayudarme un poco (y yo se lo agradezco muchísimo). Y, viendo lo bien que lo hace, ojalá se anime a ayudarme más días…

Seguro que en multitud de ocasiones todos habéis empleado la archiconocida expresión hacerse el sueco, pero ¿sabéis a ciencia cierta su origen? Probablemente, más de uno os hayáis topado incluso con disparatadas explicaciones que circulan por Internet. Algunas de ellas hacen referencia a la llegada de marineros suecos a las costas andaluzas en busca de aceite; otras simplemente quitan importancia al término sueco y lo sustituyen por cualquier otro gentilicio —hacerse el ruso, el noruego, el chino, etc.—  para dar a entender que ningún extranjero puede comprender bien la lengua castellana.

No obstante, hacerse el sueco, cuyo significado real es ‘hacerse el loco o el despistado’, no atañe en absoluto a las personas oriundas de Suecia, sino que proviene de la palabra latina soccus (‘tronco, tocón’). El mencionado soccus era, de hecho, una especia de pantufla usada por mujeres y comediantes en el teatro romano antiguo —en oposición al coturno empleado por los actores trágicos para parecer más altos—. De esta manera, hacerse el sueco nos remite a los zuecos de los cómicos, es decir, a aquellos que se hacen los torpes, los necios y  los faltos de entendimiento.