Entradas archivadas en Léxico

‘Cruento’

Hoy, un poco de corrección, ¿vale? Para no meterme en mucho lío gramatical, que es lunes (aunque reconozco que las entradas de esta semana, que habrá varias, están programadas de antemano; intentaré, eso sí, contestar comentarios), una palabra que suele utilizarse con un sentido que no es el que verdaderamente tiene: cruento.

Estoy convencidísima de que si os preguntara uno por uno un sinónimo de cruento, la mayoría (no todos) me diría que cruento significa ‘cruel’, pues así es como se suele utilizar… Bueno, pues no. Cruento significa ‘sangriento’. Quizá, de hecho, se confunde sangriento por cruel porque cruento suele acompañar a sustantivos del tipo guerra, batalla, etc., que suelen ser crueles y sangrientas, ambas. Pero cruento es ‘sangriento’.

‘Año Nuevo’ o ‘año nuevo’

No pensaba publicar esta entrada, pero después de haber visto hoy (2 de enero) a gente que deseaba un feliz Año Nuevo (con mayúsculas), he pensado que podía escribir un par de líneas…

No es lo mismo desear un feliz Año Nuevo que un feliz año nuevo. Año Nuevo, con mayúsculas, es el nombre de la festividad que se celebra el 1 de enero; los nombres de las festividades como Nochebuena, Nochevieja, Navidad, Año Nuevo… van en mayúscula. Si deseamos, por tanto, feliz Año Nuevo, estamos deseando un feliz 1 de enero (que tampoco está mal, pero no es lo mismo). Si lo que queremos es desear un año completo muy feliz, deberemos escribirlo con minúscula.

Así que, espero que hayáis pasado un feliz Año Nuevo y os deseo un muy feliz año nuevo… 😉

‘Recordar’

Hoy, una etimología que seguro que a muchos os parecerá curiosa: la del verbo recordar. 

Recordar viene de recordari, palabra compuesta por el prefijo re- (‘volver a’) y cordari, que, a su vez, nos lleva a cordem (‘corazón’). Recordar significa, literalmente, ‘volver a pasar por el corazón’.

¿Por qué por el corazón? Porque los antiguos griegos y romanos pensaban que la mente residía no en el cerebro, sino dentro del pecho, en el corazón o cerca de este (sé que no estoy siendo muy exacta, pero más o menos esa es la idea). En esa zona del cuerpo ocurría todo lo importante, físico y espiritual (también el alma se encontraba dentro del pecho para ellos). De ahí que haya unas cuantas palabras cuya etimología nos lleva al corazón en lugar de a la mente, como cabría esperar.

Os pongo algún otro ejemplo: acordar (esta vez con el prefijo a-, ‘junto con’, es decir, ‘unir corazones’); concordia (el prefijo con- significa aquí ‘estar de acuerdo’, así que concordia quiere decir ‘corazones de acuerdo’); o discordia (dis-, ‘en desacuerdo’, luego ‘corazones en desacuerdo’). Pero, claro, aunque literalmente dicen eso, nosotros ahora usaríamos mente en lugar de corazón (y así las palabras tienen mucho más sentido: recordar, ‘volver a pasar por la mente’; acordar, ‘unir mentes’; concordia, ‘mentes de acuerdo’; discordia, ‘mentes en desacuerdo’).

Aun así, me quedo con la idea del corazón… sobre todo para recordar. Volver a pasar por el corazón… Pues muchas veces sí, ¿verdad?

‘Descambiar’

Confesión: aunque esta palabra me suena a cuerno quemado cada vez que la oigo y yo nunca la empleo, me encanta por las discusiones que suscita… ¿Está admitida? ¿Está bien usada? ¿Es vulgar? Pues vamos a ver…

Descambiar aparece en el DRAE con la acepción de ‘deshacer un cambio o trueque’ (es decir, primera de las dudas resuelta: está admitida en el DRAE; de hecho, lleva más de dos siglos recogida); pero, además, si consultamos el DPD, vemos que hay una mención expresa al significado de ‘devolver una compra’, porque este acto lleva implícito el deshacer el trueque (dinero-objeto) que se produjo con anterioridad. Luego, emplear descambiar para decir que se va a cambiar algo a una tienda está perfectamente contemplado incluso por la RAE.

Ahora, ¿es vulgar? Pues no: en principio, no tiene connotaciones vulgares; eso sí, sí que se emplea más en contextos coloquiales, no formales. Si queremos hablar de un cambio (de una prenda de ropa, por ejemplo) en un texto más serio o formal, sería conveniente utilizar otras expresiones como cambiar o devolver (dependiendo del acto en sí), pero tampoco se podría censurar el empleo de descambiar.

‘Domingo’

Hoy terminamos serie en el blog. Hoy, domingo, acabamos con el origen de los distintos nombres de los días de la semana… Y en breve comenzamos nuevos temas (¿os apetece otro reto de 30 libros?).

Vamos a lo importante. El domingo, en castellano y otras lenguas romances, es el ‘día del Señor’ (en otros idiomas, sin embargo, es el día dedicado al sol, como en inglés, por ejemplo, Sunday [Sun ‘Sol’ + day ‘día’]). En nuestra tradición está dedicado a Dios, por ser el día de la semana en que Jesús resucitó. Y la secuencia de domingo es como sigue:

Dominicus (dies) > domincus > domingo

Dominicus viene de dominus, ‘señor de una casa’, pues dominus tiene su origen en domus, ‘casa’.

Os recuerdo, ya por última vez, que los nombres de los días de la semana (así como los de los meses y las estaciones del año) en castellano se escriben en minúscula. Y, si queréis consultar el resto de etimologías de los días de la semana, aquí tenéis los enlaces a los artículos respectivos: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado.

 

‘Sábado’

¡Por fin sábado! ¿No estabais deseando que llegara el fin de semana? Yo, después de la semana de pesadilla que he tenido (de ahí la falta de entradas), necesitaba el día de hoy como respirar… El sábado es mi día favorito de la semana (de casi todo el mundo, ¿verdad?); de hecho, incluso nací un sábado (por cierto, dentro de poco es mi cumpleaños, acepto regalos…). 😉

Vamos al lío, que a veces me voy por las ramas. Etimología del nombre sábado. Esta vez, no vamos a mencionar a ningún dios de la mitología latina; de hecho, nos vamos a otra cultura, pues el origen de sábado es hebreo. El sabbat era el ‘día de descanso’, al hacer referencia al séptimo día de la semana, aquel en que Dios descansó después de haber creado el mundo. A nosotros nos choca que sea el séptimo día de la semana (en nuestra cultura actual es el sexto), pero en otras la semana acaba en sábado (quizá se podría explicar este fenómeno cuando hablemos del domingo).

Tenemos esta secuencia de cómo el nombre hebreo ha llegado hasta nosotros:

sabbat (hebreo) > sabbaton (griego) > sabatum (latino) > sábado (castellano)

Es una explicación muy simplista (habrá un montón de filólogos poniendo el grito en el cielo con esta explicación tan minimalista), pero creo que así la entiende todo el mundo, que es de lo que se trata. Y seguro que así no se os olvida que ni viene del latín ni es un día dedicado a ninguna divinidad, sino al descanso.

Os recuerdo que podéis consultar el origen de los nombres de otros días de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves y viernes. Y, una vez más, para que se os quede bien grabado, os recuerdo también que en castellano los días de la semana (así como los meses y las estaciones del año) se escriben en minúscula.

¡Feliz fin de semana a todos! Y descansad mucho, que para eso es sábado, el ‘día del descanso’.

‘Viernes’

Esta entrada debería haberse publicado la semana pasada, pero, como era Viernes Santo, consideré más oportuno dejarla para hoy. Por fin es viernes y aquí tenéis la explicación de este nombre.

El viernes es el día dedicado a Venus, diosa de la belleza y el amor en la mitología romana.

Veneris dies > Veneris (dies) > Veneris > viernes

Quienes sepáis un poco de fonética entenderéis fácilmente cómo se llega de Veneris (genitivo de Venus, por cierto) a viernes. Primero, la e breve tónica latina diptonga en -je (como ocurre, también en tempus > tiempo, por poner otro ejemplo). Y después hay una metátesis que cambia el orden de la n y la r. De la metátesis, fenómeno muy interesante, hablaré en otra entrada.

Podéis consultar también el origen de lunes, martes, miércoles y jueves. Y os recuerdo de nuevo que los días de la semana (como los meses y las estaciones) en castellano se escriben con minúscula.

Y, como por fin es viernes, aprovecho para desearos un magnífico fin de semana a todos… 🙂

‘Jueves’

Siento que no haya habido artículos esta semana, pero ando liadísima… No obstante, la entrada de hoy era obligatoria (la prometí ayer en Twitter), sobre todo porque es jueves y toca explicar de dónde viene el nombre de este día.

El jueves es el día dedicado a Júpiter, dios principal de la mitología romana, padre de dioses y de hombres; sus atributos son el águila, el cetro y el rayo, y su equivalente en la mitología griega es Zeus.

Jueves, por tanto, viene de Iovis dies (‘día de Júpiter’), aunque pierde el sustantivo dies para dar el resultado castellano final, jueves.

Vuelvo a recordar que, en castellano, los días de la semana se escriben en minúscula. Y también os recuerdo que podéis consultar el origen de lunes, martes y miércoles en entradas anteriores.

‘Miércoles’

La semana pasada, por problemas técnicos (por fin hemos cambiado de servidor), no pude publicar la entrada correspondiente a la nueva serie sobre etimología que estoy escribiendo. Pero hoy ya no tengo excusa para explicar de dónde viene el nombre miércoles. Podéis consultar el origen de los términos lunes y martes en artículos anteriores…

Miércoles viene de Mercuri dies y es el ‘día de Mercurio’, dios romano del comercio y de los viajeros. Mercuri añade una -s por analogía con martes (ocurría lo mismo con lunes) y pierde el dies por el camino. Y siguiendo ciertas reglas fonéticas (e breve tónica que diptonga, etc.), de mercuri pasamos a miércoles.

Se suele utilizar una X para abreviar miércoles (puesto que la M corresponde al martes). Se hace así desde la época de Alfonso X el Sabio, cuando se utilizaban numerosas abreviaturas en las traducciones.

Y, lo vuelvo a recordar, los días de la semana (como los de los meses y las estaciones del año) se escriben con minúscula.

Los plurales de nombres de marcas

He oído una frase que me ha dejado pensativa. ¿Es correcta? ¿Dice la RAE algo al respecto? La frase en cuestión es la siguiente: «He estado en varios Zaras hasta dar con la chaqueta de mi talla». ¿Está admitido ese Zaras en plural? La respuesta es sí.

La RAE es muy clara con respecto a los nombres propios de marcas usados metonímicamente, es decir, empleados para referirse a aquellos objetos (en el ejemplo anterior, lugares) que designan. Se comportan en cuanto al número como nombres comunes. Así, si terminan en vocal, hacen el plural según las normas habituales en español para la composición del plural; si acaban en consonante, se suelen dejar invariables en plural. Eso sí, como nombres propios que son, mantienen la mayúscula. Os pongo unos ejemplos:

Los Macs tienen menos problemas con los virus que los PC. ×
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