Un libro que te ayude en momentos difíciles (30 libros)
Hoy voy a mencionar dos libros, y ambos están relacionados en alguna medida. Y creo que más de una persona se va a sorprender. Los dos libros que me ayudan en momentos difíciles: la Biblia y San Manuel Bueno, mártir de Unamuno.
Creo que ninguno de ellos requiere presentación. Todo el mundo conoce la Biblia (o sabe que existe más bien) y de San Manuel he hablado ya varias veces, porque parece que no hay reto en que no mencione a Unamuno (por ejemplo, aquí).
Me siento un poco incómoda hablando de algo que es muy íntimo para mí, así que solo os voy a decir que soy una persona creyente con grandes crisis de fe muy a menudo. Y soy religiosa a mi manera. Y con estas frases creo que explico un poco mi elección de hoy. En momentos muy bajos acudo a la Biblia, sobre todo a un texto en concreto: las bienaventuranzas del sermón de la montaña, de Mateo (5, 3-12). Las bienaventuranzas me dan mucha paz, no sé explicarlo. Creo que tiene que ver con mi deseo de trascendencia (muy complicado para tratarlo aquí, y excesivamente personal).
¿Y qué pasa cuando tengo mis crisis de fe? Que el descreído Unamuno me ayuda. Porque en San Manuel descubro a gente que duda, gente que no cree y también gente que, como yo, cree a su manera. Yo me identifico, dentro de un orden, con el personaje de Ángela, que es quien tiene una fe más trabajada, más cuestionada, más «adulta».
En cuanto a lecturas más «normales» para momentos difíciles: no me suele apetecer leer cuando estoy triste (y eso explica mi parón lector de este verano: estaba demasiado triste para leer). Prefiero hacer otras cosas. Además, si leo estando mal, luego relaciono esos libros con el mal momento y no me gusta. Así que, sigo pensando que mi texto de referencia para los momentos «complicados» es la Biblia (los Evangelios y, más concretamente, las bienaventuranzas de Mateo).
Os toca. ¿Tenéis algún libro que os ayude en las malas rachas? ¿O uno que os haya ayudado en un momento concreto? ¿Sois de quienes leéis libros que remueven para hundiros en la miseria o preferís cosas más ligeras y divertidas para levantaros el ánimo? Podéis dejar comentarios…
¡Buenos días, Mónica! Para la categoría de hoy coincidimos en la Biblia. Durante una época bastante debilucha de mi vida encontraba la paz y la fuerza sobre todo en los Salmos (en los que encontraba mensajes ocultos para lo que me estaba pasando) y en ciertos pasajes de los Evangelios. A mí también me sirve, así que no viene de más tenerla en casa.
En cuanto a Unamuno, me encanta y has hecho que tenga ganas de releerlo antes de que acabe el año, así que culpa tuya será 😉
Además, en mi estantería también hay un libro muy especial que me ayudó mucho en concreto cuando murió mi abuela (yo tenía 17 años entonces). Era la única abuela que había conocido y no había logrado tener con ella la relación íntima y cercana que me hubiera gustado. En parte por mi timidez y en parte por su austeridad y frialdad no llegué nunca a sentir su cariño. Cuando murió y la perdí para siempre me quedé bastante tocada durante meses, se convirtió en mi obsesión y no era capaz de perdonarla-perdonarme por no habernos disfrutado de verdad. Entonces, mi mejor amiga (la que me ha dado el sobrino postizo) me regaló un libro titulado «Mis cartas a Esperanza», de Antonia Villalón, una antigua autora poco conocida fuera de mi pueblo. El librito constaba de una serie de cartas que Antonia había escrito a su nieta Esperanza siendo esta una niña por si no estaba a su lado cuando se convirtiera en mujer. En ese momento leer aquellas palabras me reconciliaron con mi abuela y me curaron la herida. En cierta manera sentía que esas palabras cariñosas podrían haber salido de mi abuela hacia mí, que esos mismos consejos son los que ella me daría si nuestros carácteres no hubieran chocado. Y nos perdoné, recuperé la paz y conservé un bonito recuerdo de lo que es una abuela.
Muchos besos de domingo. Me voy al campo y a achuchar a cierto bebé 😉