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¿Tilde en los demostrativos?

Aunque los demostrativos hace ya mucho tiempo que no llevan tilde, quizá sois de esas personas que se resisten a seguir las nuevas reglas y siguen colocando la tilde cuando son pronombres. Bueno, pues, si lo hacéis, al menos hacedlo bien… ¡porque, si no, quedáis fatal! Varias consideraciones que tenéis que tener en cuenta:

1) Los pronombres neutros esto, eso y aquello nunca llevan tilde. La explicación es muy sencilla: no pueden confundirse con ningún determinante (no existen los determinantes demostrativos neutros).

2) Tampoco llevan tilde los demostrativos delante de relativos, porque, aunque parezcan pronombres, también están actuando como determinantes. Se ve claramente cuando sustituimos el demostrativo por un artículo. Os pongo un ejemplo:

Aquel que no lleve el uniforme impoluto tendrá una sanción = El que no lleve el uniforme impoluto tendrá una sanción.

Como actúa como determinante y no como pronombre, no debe llevar tilde.

3) Un caso en que, aunque la tilde tampoco es nunca correcta, se sigue viendo con cierta frecuencia es el de los demostrativos pospuestos a un sustantivo. En esa posición, el demostrativo nunca lleva tilde. Por ejemplo:

Mira lo que dice la niña esta…

Mi recomendación: olvidad de una vez por todas la tilde de los demostrativos. Es lo que marca la RAE y seguir empecinados en ponerla no tiene sentido: estáis cometiendo, aunque os pese, faltas ortográficas. Lo mismo para el famoso solo, al que creo que también tendré que dedicar alguna entrada…

Uso ¿dudoso? de las comillas

Para que empecéis el fin de semana con buen humor, no podía dejar pasar uno de los últimos artículos del WTF de Microsiervos. Risas aseguradas… y un poco de miedo.

El buen uso de las «comillas».

¡Buen fin de semana a todos!

‘Jueves’

Siento que no haya habido artículos esta semana, pero ando liadísima… No obstante, la entrada de hoy era obligatoria (la prometí ayer en Twitter), sobre todo porque es jueves y toca explicar de dónde viene el nombre de este día.

El jueves es el día dedicado a Júpiter, dios principal de la mitología romana, padre de dioses y de hombres; sus atributos son el águila, el cetro y el rayo, y su equivalente en la mitología griega es Zeus.

Jueves, por tanto, viene de Iovis dies (‘día de Júpiter’), aunque pierde el sustantivo dies para dar el resultado castellano final, jueves.

Vuelvo a recordar que, en castellano, los días de la semana se escriben en minúscula. Y también os recuerdo que podéis consultar el origen de lunes, martes y miércoles en entradas anteriores.

Pérez Reverte, risas para el viernes

Para acabar bien la semana (al menos la laboral), os dejo el enlace a un artículo tronchante de Pérez Reverte que tiene mucho que ver con cómo hablan ciertos sectores de esta sociedad en la que nos ha tocado vivir… Se titula «El Yonatan y la Jessi»; espero que lo disfrutéis.

¡Buen fin de semana! 🙂

‘Miércoles’

La semana pasada, por problemas técnicos (por fin hemos cambiado de servidor), no pude publicar la entrada correspondiente a la nueva serie sobre etimología que estoy escribiendo. Pero hoy ya no tengo excusa para explicar de dónde viene el nombre miércoles. Podéis consultar el origen de los términos lunes y martes en artículos anteriores…

Miércoles viene de Mercuri dies y es el ‘día de Mercurio’, dios romano del comercio y de los viajeros. Mercuri añade una -s por analogía con martes (ocurría lo mismo con lunes) y pierde el dies por el camino. Y siguiendo ciertas reglas fonéticas (e breve tónica que diptonga, etc.), de mercuri pasamos a miércoles.

Se suele utilizar una X para abreviar miércoles (puesto que la M corresponde al martes). Se hace así desde la época de Alfonso X el Sabio, cuando se utilizaban numerosas abreviaturas en las traducciones.

Y, lo vuelvo a recordar, los días de la semana (como los de los meses y las estaciones del año) se escriben con minúscula.

Reflexiones (XXIII)

«Cada vez que abro un libro, busco que me cambie la vida».

Paul Auster
Escritor estadounidense

El ritmo

Una de las características más importantes de un texto bien escrito es su ritmo. El ritmo facilita o dificulta la lectura, de ahí que convenga fijarse mucho en que no suene excesivamente monótono, que las pausas y silencios estén bien colocados, que no haya rimas internas ni cacofonías…

Me han pasado un texto buenísimo que ilustra perfectamente la importancia del ritmo. Está en inglés, pero merece la pena (lo traduciría, pero pierde su sentido). Espero que os guste tanto como a mí. La cita es de Gary Provost y está sacada del libro 100 ways to improve your writing (1985).

This sentence has five words. Here are five more words. Five-word sentences are fine. But several together are monotonous. Listen to what is happening. The writing is getting boring. The sound of it drones. It’s like a stuck record. The ear demands some variety.

Now listen. I vary the sentence length, and I create music. Music. The writing sings. It has a pleasant rhythm, a lilt, a harmony. I use short sentences. And I use sentences of medium length. And sometimes, when I’m certain the reader is rested, I will engage him with a sentence of considerable length, a sentence that burns with energy and builds with all the impetus of a crescendo, the roll of the drums, the crash of the cymbals: sounds that say, listen to this, it is important.

Los plurales de nombres de marcas

He oído una frase que me ha dejado pensativa. ¿Es correcta? ¿Dice la RAE algo al respecto? La frase en cuestión es la siguiente: «He estado en varios Zaras hasta dar con la chaqueta de mi talla». ¿Está admitido ese Zaras en plural? La respuesta es sí.

La RAE es muy clara con respecto a los nombres propios de marcas usados metonímicamente, es decir, empleados para referirse a aquellos objetos (en el ejemplo anterior, lugares) que designan. Se comportan en cuanto al número como nombres comunes. Así, si terminan en vocal, hacen el plural según las normas habituales en español para la composición del plural; si acaban en consonante, se suelen dejar invariables en plural. Eso sí, como nombres propios que son, mantienen la mayúscula. Os pongo unos ejemplos:

Los Macs tienen menos problemas con los virus que los PC. ×
Los Mac tienen menos problemas con los virus que los PC. 

 Esa oferta está disponible en todos los Eroskis de la zona, no así en los Carrefour. √ 

‘Martes’

Como ya hice con el lunes —dentro de la nueva serie que me he propuesto para estas próximas semanas—, hoy voy a explicar la etimología del nombre martes, día que aborrezco, por cierto (¡hasta prefiero los lunes!).

El martes era el día dedicado al dios Marte, a quien también brindaron el mes de marzo. A Marte, dios romano de la guerra, se le representaba como un soldado armado y con cresta. La evolución queda como sigue:

Dies martis > martis > martes

El miércoles de la semana que viene, nueva entrega de esta serie. Por cierto, recordatorio importante: en castellano, tanto los días de la semana como los meses del año se escriben con minúscula.

Rafael Sánchez Ferlosio: ‘Industrias y andanzas de Alfanhuí’

Esta entrada se la tengo que dedicar a alguien, está clarísimo: un lector muy fiel del blog, que incluso ha colaborado como firma invitada. Me estoy refiriendo, por supuesto, a Alcaraván, quien me ha recomendado este libro en innumerables ocasiones… (de hecho, su apodo tiene mucho que ver con él).

Portada del libro

Tras abandonar Alcalá de Henares, el niño Alfanhuí inicia un camino de formación que le lleva a atravesar Castilla desde Guadalajara hasta más allá de Palencia, pasando por Madrid y la sierra. En su periplo Alfanhuí trabaja como aprendiz de taxidermista, segador, boyero o mancebo y de la mano del gallo de la veleta, el maestro disecador, la marioneta don Zana, la dicharachera doña Tere, el gigante del bosque rojo, su propia abuela y otros personajes va descubriendo un mundo al mismo tiempo fantástico y cotidiano.

No me imaginaba esta historia cuando me hablaban de Alfanhuí. Quizá porque leí hace mucho tiempo El Jarama, la otra gran novela de Sánchez Ferlosio, y no tiene absolutamente nada que ver con este libro que, sinceramente, no sé bien cómo calificar. Vaya por delante que me ha gustado y lo he disfrutado mucho… ¿Cómo no dejarse llevar por este cuento? Voy a intentar definirlo: es una especie de relato de aprendizaje, con toques picarescos y elementos fantásticos. Un relato con abundantes descripciones llenas de lirismo, en las que destacaría especialmente el cromatismo. Y es que el color es importantísimo en la novela (por ejemplo, los ojos amarillos de Alfanhuí).

Tengo que admitir que me ha gustado mucho más la primera parte (cuando es aprendiz de disecador) que las siguientes, pero el pasaje que más me ha emocionado está al final, cuando Alfanhuí trabaja de boyero. Todo lo relativo al buey Caronglo me parece de una ternura y sensibilidad increíbles.

Creo que os gustará a quienes disfrutéis con los elementos fantásticos en la literatura (que, a veces, se echan en falta). Y, a quienes no estéis muy metidos en el tema, pues también os la recomiendo, puede ser una buena forma de hincarle el diente a un género novedoso para vosotros.

¿Conocéis el libro? ¿Os gustó? ¿Lo recomendaríais? Los comentarios os esperan…



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