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Hola, 2016

Ahora que ya estamos en 2016, me toca expresar otro deseo para todos los que os acercáis al blog: que este año disfrutéis muchísimo leyendo. Que os emocionéis, os riáis, lloréis, empaticéis, aprendáis, sonriáis y os enfadéis (cuando toque) con los libros.

Por mi parte, tengo una curiosa pila de libros esperándome. Supongo que acabaré alguno en los próximos días. Como siempre, iré haciendo una lista de los que vaya terminando y reseñaré aquellos que considere. Ojalá sea un año de grandes lecturas para todos.

Y un recordatorio: podéis seguir descargando los regalos de Navidad, tanto el marcapáginas de las Navidades pasadas como el exlibris de estas.

Disfrutad de los días navideños que quedan. Muy feliz año 2016.

Adiós, 2015

No sé si seréis muy de recordar y hacer balance de todo lo vivido en el año ahora que está acabando. Yo tengo la (mala) costumbre de hacerlo (y repito en mi cumpleaños). La verdad: aún no sé cómo calificar este año. Probablemente podría decir que mi 2015 ha sido una montaña rusa.

El año pasado por estas fechas pedí ser obscenamente feliz en 2015. Bueno, pues he tenido mis momentos obscenamente felices. Esos no me los quita nadie ya. Para quienes los hayáis compartido conmigo, cómo vamos a olvidar, por ejemplo, mi cumple gitano o la boda secreta… Cuántas risas, ¡cuántas carcajadas!

Pero (¿por qué tiene que haber un pero siempre?), además de las risas, ha habido muchas lágrimas este año. Más de las esperadas y por un motivo que me produjo tanta impotencia que no supe lidiar con ella. Mi hermano ha tenido un problema importante de salud (¡ya está muy bien!) y el que estuviera mal, mi propia preocupación y ver a mi madre destrozada pudieron conmigo. He estado triste, gruñona, borde e insoportable. No aguantaba a nadie y nadie me aguantaba a mí. Y lo peor es que, cuando estoy así, me meto en guerras estúpidas y estériles con quienes tengo cerca. Y mi familia ha soportado (bueno, o no, que dejé de hablar a casi todo el mundo) la peor versión de Mónica posible. No me siento nada orgullosa de cómo me he comportado este año (aunque sigo pensando que tenía razón en todo, nadie me ha demostrado lo contrario todavía: como veis, cabezota, y sintiéndome incomprendida, hasta el final), si bien cedí e hice las paces con todo el mundo.

Pero (otro pero, aunque este es para bien), como soy una tía muy afortunada, he tenido, incluso en esos momentos más complicados, a mis grandes apoyos, que saben cuándo pararme los pies y cuándo darme un abrazo, porque me conocen como nadie. Y, aunque podría mencionar a mucha gente (en serio que me considero muy afortunada), me quedo con una persona, a la que no puedo más que agradecerle que esté siempre: Miren. Es mi Pepito Grillo, pero en tierno y amoroso. Y mi mayor fuente de abrazos ahora que Javier está en China. Con Miren lloro y río casi a la vez (y ella conmigo). Me lee la cartilla cuando me la tiene que leer y es la que más se alegra de las cosas buenas que me pasan. Somos un yin y yang peculiar: yo la calmo, ella me activa. Y me quiere muchísimo. Y yo a ella. Y menos mal que la he tenido muy cerquita este verano y este otoño… porque menudos meses. De julio a noviembre he vivido los días más duros que recuerdo en años. Pero… (¡otro pero!), incluso en la hora más oscura, puede aparecer de pronto la electricidad. Y en mi vida apareció un «¡Eeeeh, rubiaaaa!» (¿te acuerdas, Miren?, ¡lo que nos hemos reído con esto!), una voz (ejem) que me pintó una sonrisa en la cara con rotulador permanente e indeleble (a pesar de todo lo que estaba pasando a mi alrededor): otro momento feliz de mi 2015. La voz se ha extinguido, él ya no está, pero le agradezco infinito que abriera mi mundo y que despertara sensaciones que hacía tiempo que tenía adormiladas. Todo es más fácil ahora. Y, además, he aprendido una lección (no hay como cagarla para aprender). A veces, no estamos a la altura de las circunstancias: la vida te pone delante algo muy bueno y, por lo que sea, no se está a la altura. Yo soy muy de dar segundas, terceras o cuartas oportunidades (o las que hagan falta) si algo merece la pena, pero ya he aprendido que no todo el mundo es como yo. ¡Cuánto aprendizaje en pocos meses! Lo bueno: que llego a este 31 de diciembre contenta, relajada y tranquila. Y eso me hace sonreír.

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Querido George: Recuerda que nadie fracasa si tiene amigos. ¡Gracias por las alas! Con cariño, Clarence

Recapitulando: que, aunque el año ha tenido momentos muy duros, la gente que me acompaña me ha hecho todo mucho más fácil. Y es que, como dice Clarence, el ángel de Qué bello es vivir (una de mis películas favoritas: la veo todas las Navidades, como hacía de pequeña con aita): «Remember no man is a failure who has friends». (Por cierto, que mi Clarence particular creo que estas Navidades también se ha ganado sus alas). Así que, como no podía ser de otra forma, para el 2016 que ya tenemos prácticamente encima voy a desearos mucha gente que os quiera. Que tengáis la inmensa suerte de vivir los 366 días de 2016 (¡bisiesto, amigos!) rodeados de personas que os quieran genuinamente, porque, así, no habrá nada que pueda con vosotros. Los amigos, la familia… son los grandes superpoderes de todo superhéroe que se precie. ¿Cómo fallar, cómo caerse, cómo estar triste… cuando te quieren?

Muy feliz año a todos. Un beso.

¡Feliz Navidad!

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Seis años

Hoy el blog cumple seis años. Y, como lo prometido es deuda, dije que iba a «celebrarlo» contestando a aquellas preguntas que me trasladarais sobre el blog y, por qué no, sobre mí misma. Así que, allá voy… Contestaré a las preguntas que me dejasteis en los comentarios de esta entrada y a un par que me envió una lectora a través del correo electrónico. Me alegro de que no hayáis sido muchos, porque habéis aprovechado para preguntar varias cosas cada uno (genial, por otra parte). Si alguien quiere preguntar alguna otra cosa, pues, quién sabe, podríamos organizar alguna otra entrada de preguntas y respuestas. Pero, de momento, contesto a lo que ya hay y, además, en el orden en el que me fuisteis dejando las preguntas.

¿Cuál es tu libro superfavorito de todos los tiempos?

La verdad es que no sé si tengo un libro superfavorito de todos los tiempos, pero sí es cierto (como ya he contado mil veces en el blog) que tengo un rollo muy raro con Buenos días, tristeza, de Françoise Sagan. Lo intento leer todos los años desde que lo descubrí con dieciséis o diecisiete años. La historia de Cécile me impresionó en su día y vuelvo a ella con la llegada del verano, entre otras cosas porque me parece una novela magnífica. ¿Es la mejor novela de la historia? No, pero a mí me encanta. ¿Es mi favorita? Pues no lo sé, porque además voy incorporando lecturas a mis listas internas de libros favoritos y siempre se van descubriendo cosas muy interesantes. Pero sí es cierto que Cécile es casi ya como una vieja amiga. Me encantaría saber cómo siguió su vida. Ahí hay material para una buenísima novela seguro.

¿Te molesta cuando ponemos abreviaturas?

Reconozco que a veces sí. Soy bastante permisiva, no le suelo dar importancia a este hecho e incluso hay gente que deja comentarios con unas faltas de ortografía espantosas que hacen que me sangren los ojos. Pero otros días me enfado un poco. Creo que cuando uno se acerca a un blog que, en esencia, va sobre corrección de textos, lo mínimo es un poco de… ¿corrección? Y el abuso de abreviaturas es algo que me chirría un poco. Además, dificultan mucho la lectura, digáis lo que digáis, y no todo el mundo las entiende (y este blog lo lee mucha gente mayor que, quizá, no está tan habituada a ellas como las personas más jóvenes). Pero, con abreviaturas o sin ellas, con faltas o sin ellas, me encanta que me escribáis, que dejéis vuestras opiniones, que me preguntéis, que valoréis todo esto… así que agradezco todos y cada uno de los comentarios o correos electrónicos que me llegan. Me hacen muchísima ilusión.

¿De dónde eres?

Pues de la capital del mundo, esto es, Bilbao, obviamente. ¿De dónde voy a ser si no? Soy bilbaína hasta la médula, aunque es cierto que hace unos años, por asuntos muy personales, me fui a vivir a un pueblito de la costa cercano a Bilbao. Trabajando desde casa (mi pareja de aquel entonces también trabajaba desde casa) era una opción buenísima. Tengo toda la tranquilidad del mundo, vivo rodeada de naturaleza y animales, tengo monte, tengo la playa a dos minutos, veo el mar desde prácticamente cualquier sitio de mi casa y me gusta mucho vivir en un pueblo pequeño. Lo bueno de mi situación es que, si me apetece algo más de lío o algo más cultural o, sencillamente, quedar con mis amigos, estoy a media hora escasa de Bilbao, que no es nada. Si tuviera que cambiarme de casa, volvería a Bilbao. Es la ciudad perfecta, un lugar para vivir muy amable, muy cómodo. Me encanta la ciudad, me encanta Bilbao.

Si tuvieras que pasar 25 años en una isla deshabitada y solo pudieras llevar un libro, ¿cuál sería?

Esto lo he pensado mil veces y siempre contesto lo mismo: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. ¿Por qué? Porque es una novela redonda y perfecta. Porque la he leído varias veces (cuatro, si no me equivoco) y siempre descubro algo nuevo. Porque puedo perderme horas en el universo de Macondo o por el árbol genealógico de los Buendía. Porque podría disfrutar durante 25 años de un personaje imprescindible en la literatura como Melquíades. Y porque tiene una cierta extensión, lo cual sería toda una ventaja en esas circunstancias.

Si eres buen enseñante,  ¿no serás buen escritor y viceversa?

Esta pregunta me la hizo Joel. Él sostiene que si enseñas bien, no puedes ser buen escritor, porque enseñar es una actividad de dentro hacia fuera; y si escribes bien, no puedes enseñar, porque escribir es un acto de fuera hacia dentro y solitario. Bueno, pues yo no estoy de acuerdo. Creo que no tiene nada que ver. Puedes enseñar muy bien y tener habilidades comunicativas muy desarrolladas para que tus alumnos te entiendan y, además, sentir la pulsión de la escritura dentro y hacerlo muy bien. Al igual que puedes ser un horrible profesor y un pésimo escritor a la vez. Creo que una cosa no está reñida con la otra. Lo que voy teniendo cada vez más claro es que no se puede enseñar a escribir (sé que algunos de los que me leéis sois profesores de escritura creativa, lo siento). Creo que los cursos de escritura pueden animar a ciertas personas a escribir, pero no a ser escritor. El escritor tiene lo que una amiga mía que sabe mucho de esto llama «oscuridad» y cuenta con esa pulsión de la que he hablado antes, que no le anima a escribir: le obliga a escribir. Y a escribir creo que se aprende escribiendo y, sobre todo, y por encima de todas las cosas, leyendo buena literatura. Cada vez que me viene el típico escribidor (siento ser algo despectiva en el término, pero un día de estos voy a publicar una entrada sobre escribidores y juntaletras para que sepáis exactamente a qué me estoy refiriendo) y me dice que no tiene tiempo para leer, me transformo en Mr Hyde y me entran ganas de agredirle verbalmente (solo lo hago en mi cabeza). Pero este es otro tema que desarrollaré a su debido tiempo.

¿Has escrito alguna novela, cuentos o relatos?

No. Yo no escribo. Por muchas razones y para desesperación de mis amigos y, sobre todo, de cierta persona que opina que me serviría de terapia. Todo el mundo me da mucha chapa con esto, además. Las razones por las que no escribo son muy personales. No creo que vaya a hacerlo, pero tampoco puedo descartarlo del todo. No sé qué ocurrirá en un futuro. Lo que sé es que ahora mismo no tengo ninguna intención de ponerme a escribir. Creo que me va a caer algún que otro rapapolvo por esta respuesta, pero soy sincera.

¿Cuántos libros lees al año?

No lo sé decir con exactitud. En el blog voy apuntando los libros que termino y que he leído por ocio. Por ejemplo, este año tengo apuntados 40 hasta hoy (en breve serán 42, quizá consiga llegar a los 45 para fin de año). Aparte, si sumara los libros de trabajo, la lista sería mucho más extensa. Corrijo entre dos y seis libros mensuales (últimamente, más de dos tercios son novelas). Y también quiero mencionar que empiezo muchísimos libros que dejo después abandonados. Esos no los apunto, pero hay novelas de las que igual he leído 300 páginas que no se contabilizan en ningún sitio. De todas formas, estoy muy poco preocupada por la cantidad, porque, aparte de que es un dato un poco tramposo (¿es lo mismo una novela de 90 páginas que una de 1000?, ¿es lo mismo una buena novela que algo que no merece la pena pero que consigo acabar?), lo que verdaderamente me importa es disfrutar leyendo. Mientras lo haga, me da igual cuántos libros sean al año…

¿Qué libro te hubiera gustado escribir?

La respuesta de la isla desierta la tengo muy pensada, pero esta no. Me lo han preguntado varias veces y siempre contesto de forma diferente. Ahora mismo, me viene a la cabeza que me gustaría mucho hacer algo como lo que ha hecho Karl Ove Knausgård con su propia vida en Mi lucha. Creo que para mí sería muy catártico escribir algo como La muerte del padreUn hombre enamorado. Desde luego, sería terapéutico. Me crearía muchos problemas, eso sí (como le ha pasado a Knausgård), porque creo que muchas personas que están o han estado en mi vida probablemente no comprenderían mis razones para ciertas cosas.

Lo mejor y lo peor que te han dicho en el blog o sobre el blog

Tengo la suerte de que me llegan muchas opiniones positivas del blog. Por ejemplo, últimamente me han felicitado varios correctores porque en cierto foro hablaron de una entrada en concreto, «Al ver como rugen las flores», y había gustado mucho (de hecho, la difundieron un montón después por las redes sociales). Ahora, lo mejor que me han dicho… Tras pensar un poco, sé perfectamente qué es lo mejor que me han dicho (además, es lo que más ilusión me ha hecho en estos seis años). Pero no lo puedo contar en público. Es algo íntimo que ha de quedarse para mí. Lo peor: que soy muy prepotente y que solo hago caso a mis comentaristas palmeros, que al resto los censuro. No es cierto que los comentarios estén censurados (salvo para una persona y por motivos que nunca he llegado a explicar públicamente ni lo voy a hacer). Así que, aunque me dolió cuando me lo dijeron, como creo que no es cierto, me olvido y sigo adelante.

¿Cuándo te veremos en tu propio canal de Youtube?

Respuesta fácil y tajante: nunca. Soy una tímida patológica, es imposible ponerme delante de una cámara a hablar de cualquier cosa. Me da vergüenza todo. Quita, quita… 😉

¿Lo mejor que te ha dado el blog en estos años?

Si soy sincera, hay dos cosas. De una no voy a hablar, porque hay cosas que no debo hacer públicas. Para quien lo entienda, lo voy a resumir en una palabra: unicornio. La otra: algunas personas que he conocido a través del blog y que se han convertido en grandes amigas (son todas mujeres, la verdad). Algunas, muy importantes. Y como ya sabéis quiénes sois, pues nada más que añadir.

Pues estas eran vuestras preguntas. ¿Me dejáis que os haga yo alguna? Venga, allá voy (como siempre, podéis contestar en los comentarios). ¿Por qué os gusta el blog y lo visitáis? ¿Cuál ha sido el libro que más os ha gustado de los que habéis leído este año? ¿Os gustaría que tratara otro tipo de temas? (Si contestáis afirmativamente, dadme ideas). ¡Gracias por participar! ¡Y gracias por celebrar conmigo el aniversario del blog! Espero poder estar con vosotros mucho tiempo más…

Navidad

Pues ya me he puesto navideña y he «decorado» un poco el blog. Aunque me consta que algunos la odiáis, he vuelto a activar la nieve azul, porque a otros os encanta y me la habíais pedido (sé que me he resistido un poco, pero, venga, ya estoy con el chip navideño instalado).

Además, os voy a proponer algo para el aniversario del blog, que está a punto de llegar. ¿Tenéis alguna curiosidad sobre el blog? ¿Queréis saber algo más sobre él o, me voy a arrepentir de esto, sobre mí (porque, al fin y al cabo, esto es muy Mónica)? Pues si dejáis vuestras preguntas en los comentarios, prometo contestar para el sábado. No dudas lingüísticas, que sobre esas podéis preguntar todo el año, sino algo más general sobre el blog (cómo nació, cuál fue el primer libro del que hablé… lo que se os ocurra) o sobre mí (podéis indagar todo lo que queráis, que si creo que algo se pasa de la raya lo digo y tan amigos). Y, como os aviso con poco tiempo (tenéis un par de días solamente), mis queridas amigas, culpables de todo esto, ya han preparado una batería de preguntas por si no hay suficientes.

Y estoy preparando una sorpresa para la semana que viene. Pero como es sorpresa y es para la semana que viene… ¡tendréis que esperar!

¿Espero vuestras preguntas en los comentarios? 😉

Twitter

El viernes publicaron una recopilación de algunos de los mejores tuits de humor de 2015 y llevamos mis amigos y yo muertos de la risa desde entonces. Y para alegraros el lunes a todos los que no hayáis visto esta maravilla, aquí os dejo el enlace: «Los 99 mejores tuits de humor de 2015».

Y algunos me seguiréis diciendo que por qué prefiero Twitter a Facebook. Es tan obvio…

‘Política’

Como en España estamos en plena campaña electoral para elegir el Gobierno que nos ¿representará? los próximos cuatro años (gane quien gane, a mí no me va a gustar el resultado), se me ha ocurrido que estaría bien explicar de dónde viene y qué significa exactamente la palabra política.

Política, del griego πολιτικη (politiké), es el adjetivo femenino de πολιτικος (politikós), cuyo significado literal sería ‘relativo a los ciudadanos de la polis’, esto es, ‘relativo a la sociedad’ o ‘social’. Política es ‘social’.

En realidad, se forma a partir de πολις (polis), ‘ciudad’; de ahí surge πολιτης (polítes), ‘ciudadano’ o ‘miembro de la sociedad’, al que se le añade un sufijo que convierte el término en un adjetivo.

Estaría muy bien que todas las personas que se dedican a la política se metieran esto en la cabeza. Que quienes se autodenominen políticos sepan que, en realidad, son los que deberían preocuparse por la sociedad en su conjunto (no solo por «su» gente). Que tienen que cuidar que esa sociedad que los ha elegido en las urnas (a veces porque no quedan opciones mejores, todo sea dicho) viva mejor: toda la sociedad. Y que deberían poner especial énfasis, precisamente, en los temas sociales, tal como su nombre indica.

¡Buen fin de semana!

Como me he metido al blog un momento para contestar un par de comentarios, aprovecho para desearos un buen fin de semana a todos (sobre todo si tenéis puente). Disfrutad, descansad, desconectad y, si os queda tiempo, leed un poquito… (y si es algo interesante, nos lo contáis después).

Yo, que sí tengo puente (y más largo, porque hoy, viernes, tampoco trabajo), hago la promesa aquí, públicamente, de dejar entradas preparadas para las próximas semanas; de hecho, ya tengo unas cuantas ideadas e incluso a medio escribir. Ahora que parece que mi vida, para bien o para mal, vuelve a la normalidad después de unos meses raros y convulsos en los que ha habido de todo en todos los frentes (muchas risas y también alguna que otra lágrima), quiero retomar el blog con más ganas (¡a ver si me dejan y, sobre todo, a ver si no me vuelvo a despistar y entretener con cosas ajenas!). Eso sí, aviso desde ya de que habrá poquitas reseñas de libros, porque estoy leyendo entre cero y nada (solo cosas de trabajo, de las que sabéis que no suelo hablar en el blog).

Lo dicho, que disfrutéis mucho del fin de semana. Nos leemos.

Reflexiones (LIV)

Sobre los libros…

«Un mundo en el que hay monstruos y fantasmas y cosas que quieren robarte el corazón es también un mundo en el que hay ángeles y sueños: un mundo en el que hay esperanza».

Neil Gaiman
Escritor inglés

París

«Todo se acaba, pensé. Todo menos París, me digo ahora. Todo se acaba menos París, que no se acaba nunca».

Enrique Vila-Matas
París no se acaba nunca

🙁



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