Liebster award
No soy muy dada a participar en experimentos con otros blogs, pero este que me ha planteado Francesc Bon (al que muchos conoceréis porque se pasea a menudo por los comentarios) me ha parecido distinto y curioso. Así que, aquí estoy, aceptando su propuesta.
Os cuento de qué va esto. Francesc me «da un premio» y yo tengo que seguir las siguientes normas:
- Nombrar o agradecer el premio a la persona o blog que te lo concedió.
- Responder a las 11 preguntas que te hayan formulado.
- Conceder el premio a 11 blogs y proponerles 11 preguntas para responder.
- Visitar los blogs que han sido premiados junto con el tuyo.
- Informar a los blogueros de su premio.
Como el punto 1 ya está completado, paso al 2. Las preguntas son las que me hace Francesc…
1. ¿Todo tu entorno está al corriente de que escribes un blog?
No, nada más lejos de la realidad. Este espacio ha sido, durante mucho tiempo, mi secreto. De hecho, algunos de mis mejores amigos se han enterado este verano de que el blog existía (y se han enterado por motivos que nada tienen que ver con el blog en sí). Me encanta el blog, me encanta escribir en él, me encanta recibir comentarios… pero lo separo, no sé bien por qué, de mi vida personal. Quizá por pudor. Aunque, la verdad, con la cantidad de cosas buenas que ha traído este blog a mi vida no sé por qué lo escondo tanto… Claro, os podéis imaginar la vergüenza que paso cuando alguien conocido lo descubre por casualidad y me lo cuenta… (aún recuerdo el enfado de uno de mis mejores amigos: «¡Tienes una doble vida!», como si esto fuera una infidelidad o algo así).
2. ¿Has usado el blog para expresar cosas que no sueles poder expresar cara a cara o que simplemente crees que solamente el relativo anonimato y la soledad de un blog lo permiten?
No exactamente. He usado el blog para decir cosas a determinadas personas o para dejar pistas sobre mi vida, pero no es algo que no habría hecho en un cara a cara, supongo (aunque en persona soy la tía más tímida del planeta). Pero el blog no me hace sentirme segura detrás de la pantalla, no hay anonimato, básicamente porque mi nombre aparece por todas partes. Y es tan simple como meter mi nombre en Google para tener mi Twitter personal, mi Facebook… con mi foto real. Me han llegado a reconocer por la calle. De anónimo esto tiene más bien poco. Y el blog no es, en mi caso, sinónimo de soledad, más bien todo lo contrario: me hace sentir muy acompañada…
3. ¿Cuántas veces has pensado en abandonar el blog y cuál ha sido el último motivo por el que no lo has hecho?
Solo tuve la tentación una vez, y no fue precisamente porque yo quisiera dejarlo. Esto ya lo he contado más de una vez, pero ahí va la explicación de nuevo. Hace dos años y medio (algo más), se rompió la relación que yo tenía con mi pareja. Él era (y sigue siendo, aunque ya no participa de forma activa, solo cuando yo le pido sopitas) la parte técnica del blog. Él lo montó, lo diseñó todo… E, incluso, el blog está alojado en su servidor (aún hoy). Cuando la relación acabó, por la forma en que lo hizo, pensé que iba a tener que dejar el blog (¿os acordáis, los que ya andabais por aquí, de cómo estuvimos buscando alternativas?). Además, escribir me recordaba a él y los primeros meses apenas hubo entradas, porque era todo muy triste y fatigoso para mí. ¿Por qué no lo dejé? Por todos los mensajes de cariño que recibí a través del blog. Me hicieron sentir menos sola, menos triste y menos asustada. Y quiero mencionar, aunque ya lo he hecho alguna vez, a Verónica, una chica argentina que, unos días después de que ocurriera todo, me mandó un correo electrónico que, literalmente, me cambió la vida. Le estaré eternamente agradecida. Y era una chica que se asomaba por aquí, sin más, a ver qué contaba yo de gramática y esas cosas. Y me dijo justo lo que yo necesité en aquel momento para dejar de llorar y seguir con mi vida. Así que gracias a todos los que me apoyasteis entonces y, en especial, a Verónica, la chica porteña…
4. ¿Has pensado alguna vez en tu blog en términos mercantiles, asociándote con otros bloggers, montando negocios al estilo clásico y, finalmente, descartándolo todo de golpe como en el cuento de la lechera?
Tengo que admitir que el blog hace que me llegue bastante trabajo y que más de una vez se me ha pasado por la cabeza «monetizarlo» (horrible palabro) para ver si puedo dedicarme más a él. Pero asociarme con otros blogueros, como que no…
5. ¿Piensas que la blogosfera es, en realidad, una monumental manera de tener la cabeza entretenida, una especie de personalización absoluta de algo que no es ni TV ni chat ni relaciones personales ni referencias artísticas ni clubes de lectura sino todo a la vez?
No lo había pensado nunca. Probablemente sea un compendio de muchas cosas. Yo soy lectora de muchísimos blogs de temática muy variada y, como muchos de los blogueros tienen Twitter (¡bendito Twitter, qué haría yo sin él!), luego se crean relaciones más allá del blog en sí. Pero sí, la blogosfera es eso, sería una buena definición (supongo).
6. ¿Pensar es de izquierdas?
Pensar no es ni de derechas ni de izquierdas. Pensar es humano. Cuestionarse, dudar, reflexionar, llegar a conclusiones, equivocarse, acertar… es humano. Es la vida misma.
7. ¿Tu vida es más intensa desde que escribes un blog, o esperabas que lo fuera y no?
La verdad es que el nacimiento de este blog coincide con una etapa muy chunga de mi vida en lo personal. Y, ya puestos, pues os lo cuento (venga, sin pudor). Yo tenía (y tengo, aunque está cerrado con un inmenso candado) un blog personal y disfrutaba un montón escribiendo allí. Pensé que podría hacer algo parecido, pero más vinculado a mi trabajo. En aquel momento apenas había blogs de corrección, así que le pedí a A. que me montara el blog dentro de mi página web y empecé a escribir sobre ortotipografía y esas historias. Me centré mucho en el blog, para mí era una auténtica válvula de escape porque mi vida no era de color de rosa por aquel entonces. La relación con A. estaba muy deteriorada (de hecho, él ya estaba con otra persona, aunque yo no me enteré hasta un tiempo después), yo me sentía muy sola y me centraba mucho en el trabajo (y, de rebote, en el blog: había una entrada «currada» diaria). Y, claro, luego vino la ruptura. Y vino otra relación. Y otra ruptura. Y mil altibajos. Y mucha gente nueva en mi vida (y reencuentros con otras personas). Mi vida no es como yo pensaba que iba a ser cuando empezó todo esto: no es ni mejor ni peor, es distinta. Echo de menos algunas cosas, pero soy muy feliz con otras nuevas. Me encantaría que pasaran ciertas cosas que se resisten un poquito, pero bueno, todo se andará (espero). ¿Es mi vida más intensa que antes? Sí, pero no por el blog, ni mucho menos, sino por las cosas que me van pasando en mi día a día. A ver qué nuevas sorpresas me trae la vida ahora. Supongo que, de lo importante, os iréis enterando…
8. ¿Acabaremos todos escribiendo blogs sobre petanca?
¡Yo no! No sé nada de petanca. Pero me costaría mucho dejar de escribir algún blog. No sé cuánto durará este, pero seguro que me embarcaba en alguna nueva aventura que exigiera escribir y contacto con los demás. Lo disfruto demasiado para renunciar a ello…
9. ¿Algún post sin ninguna visita y que piensas que es muy injusto que así sea?
No, todas las entradas del blog tienen alguna visita. 🙂
Si queréis saber qué entradas son las más visitadas, hay cuatro: los abecegramas (con miles de visitas de México, creo que en el colegio los estudian o algo así), las comillas latinas (mucha gente entra buscando cómo se escriben con el teclado), las galletas maría (no sé por qué) y (¡horror!, aunque era de imaginar) la reseña de Cincuenta sombras de Grey (¡qué obsesión con la infame trilogía!).
10. Situación física y emocional idónea para escribir un post. Horario, emplazamiento, compañía, ambiente general.
Escribo o bien en las primeras horas de la mañana o bien a horas ya intempestivas como hoy (son las 2 h de la madrugada y, aunque no sé cuándo saldrá esto publicado, es domingo-lunes). Si estoy contenta, escribo mucho más (la tristeza me vuelve perezosa). También escribo muy bien justo después de haber dado alguno de mis paseos kilométricos de todos los días (me he enterado de que mis vecinas las viejillas, a las que les tendría que dedicar una entrada para que os partierais de risa, me llaman la caminanta, porque me paso el día pateando); mis paseos suelen ser o bien a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde (o ya de noche); llegar a casa, ducha, desayuno o cena y ponerse a escribir, una gozada. En cuanto al emplazamiento, tres: mi despacho, el salón o, rara vez, en la cama. Lo normal es escribir en el Mac grande del despacho, aunque también me gusta hacerlo en el iPad viendo la tele (soy multitasking total). En cuanto a la compañía, prefiero estar sola (con mis gatos), pero puedo hacerlo con más gente alrededor (solo que me cuesta más concentrarme, obvio). Suelo poner música (o estar viendo la tele). He contestado todo, ¿no? Siento no dar una respuesta única, pero soy muy dispersa y poco rutinaria, la verdad. Un auténtico desastre con patas. 🙂
11. ¿Cual es la primera lectura de la que eres consciente y el primer disco que compraste por iniciativa propia?
De mis primeras lecturas he hablado hasta la saciedad en el blog. Hoy voy a volver a mencionar, de nuevo, Cuando Hitler robó el conejo rosa, de Judith Kerr (además lo he tenido justo hoy en la mano), porque fue el primer libro con el que tuve conciencia de que la literatura era algo más que historias: afectaba a las personas. Obviamente no fue mi primera lectura (sería algún libro de El Barco de Vapor o así; mi primera obsesión fue Veva, de Carmen Kurtz), pero sí el primer libro que me marcó. El primer disco que compré yo, sin que me lo regalaran ni nada, ni idea. Tendría que ir a casa de mi madre y buscar por allí. Podría decir el último, pero el primero… De todas formas, Francesc, si me acuerdo y esto ya está publicado, prometo contártelo por Twitter…
Pues, una vez contestadas las 11 preguntas (¿no son demasiadas, no es demasiada lectura?), tengo que proponer 11 blogs… He pensado que sería buena idea pasarles la pelota a lectores de este blog, que hay unos cuantos que también le dan a la tecla. Y elegiré también blogs de gente conocida mía:
- Mi sangre misma
- Lady Dragón
- El plan B de Dina
- Mis filias y fobias
- La cruz del diablo
- Tarde de teatro
- Editora con carrito
- Como un libro abierto
- Qué leería Jane Austen
- Francesc Bon (risa malévola aquí)
- La viga en mi ojo
Y, ahora, me toca proponer 11 preguntas (y con esto acabamos, qué entrada más larga):
- ¿Por qué empezasteis a escribir un blog?
- ¿Habéis conocido en persona a alguno de vuestros lectores o tenéis con alguno una relación que sobrepasa el blog?
- ¿Algún tema que no toquéis en el blog y del que os gustaría escribir?
- ¿Qué otro blog que ya exista os gustaría que fuera vuestro y escribirlo vosotros? (Imaginad que no podéis seguir escribiendo en el actual).
- Confesad: ¿cuántos blogs tenéis?
- Vuestra red social favorita…
- Un libro, una película, una serie, algo de música… ¡Recomendadnos!
- ¿De quién os gustaría recibir un comentario en el blog?
- ¿Os obsesionan las visitas?
- Aparte del vuestro, ¿qué otro blog recomendaríais?
- ¿Alguna anécdota curiosa sobre vuestro blog? (¡¡Yo tengo mil!! Un día tengo que escribir una entrada al respecto y contar alguna).
Pues listo, ¿no? Si habéis leído hasta aquí, ¡¡gracias!! Sois unos titanes. Le agradecéis la chapa al Bon… 😛 😉
¡¡¡Magnífica entrada!!!
Me ha encantado la forma tan natural con la que has contado cosas muy íntimas y personales que solamente los que estamos muy cerca las conocíamos.
Sigue con este blog… no lo cierres con siete candados como has hecho con el otro que me gustaba tanto y con el que tanto disfruté.
Felicidades.