Un libro que te dé sed (30 libros)
Como no puedo volver a hacer trampas (aunque no fueran trampas del todo) como ayer, hoy sí voy a hablar de un libro que, cada vez que lo veo, me hace que tenga ganas de beber algo. ¿Qué? Café (cómo no). Y no es por la novela en sí, aviso, sino por su título: Un granizado de café con nata, de Alessandra Lavagnino.
El título de la novela me parece un horror, que conste, y no la habría leído si no fuera porque me la recomendó mi querida Stephen, a la que en cuestión de libros hago caso con los ojos cerrados. Solo que esta vez… el granizado se me atragantó un poco. Es una de las poquísimas novelas que me ha recomendado que no me ha terminado de convencer. Aun así, yo se la he sugerido a varias personas y les ha gustado mucho, así que debo de ser yo, que no le pillé el tranquillo a Agata, la protagonista.
El planteamiento inicial de la novela es muy interesante, como podéis ver en la sinopsis que os copié cuando hablé de ella aquí. Perder la capacidad de mentir. Ser obligatoriamente sincero. No poder callar. Y la mafia de por medio…
Aun así, la razón por la que la vuelvo a citar hoy, aparte de porque puede ser una buena recomendación (aunque a mí no me gustara), es porque su título me incita a beber café (no granizado, ni con nata, pero sí café —con leche y corto, por favor—).
Y os paso la pelota. ¿Qué libros os producen sed? Os espero, si queréis, en los comentarios. Y recordad que podéis mencionar tantos libros como queráis y que el anunciado de la categoría no os tiene por qué sugerir lo mismo que a mí. 😉
¡Primer! (creo…) 😛
Creo que el libro que mejor responde a esta categoría es La hermandad de la uva de John Fante: una novela sobre una familia de inmigrantes italianos en California (como en todas las novelas de John Fante), con sus relaciones disfuncionales, sus sueños interrumpidos, sus engaños amorosos… Si he elegido esta novela para esta categoría es porque la «hermandad de la uva» son un grupo de jubilados que se pasa toda la novela bebiendo vino; y la verdad, mientras leía la novela a mí también me daban unas ganas terribles de abrirme una botella…
En todo caso, merece la pena leer la novela, como casi todas las de Fante…