Leísmo, laísmo y loísmo (I)

Esta es una de las cuestiones que más me pedís que trate en el blog, la del leísmo y laísmo (y yo añado, aunque en el fondo no sea necesario, el loísmo). Siempre me ha dado pereza tocar este tema, por varias razones. En primer lugar, porque vivo en una zona leísta (ojo a los vascos y vecinos con estas entradas) y eso hace que a veces, por estar acostumbrada a oír ciertas cosas mal utilizadas con cierta frecuencia, me «suenen bien» (argumento, por cierto, que nunca sirve al corregir profesionalmente). Segundo, aunque el esquema de los usos correctos es muy sencillo, al final la casuística es extensa (sobre todo si mezclamos con complementos preposicionales y demás) y no sé bien hasta dónde meterme. Y tercero, tampoco sé por dónde empezar: ¿hace falta que cuente qué es un verbo transitivo?, ¿conoce todo el mundo los conceptos de complemento directo (CD) y complemento indirecto (CI) o los tengo que desarrollar también? ¡Demasiadas dudas y demasiada pereza! Pero, como lo prometido es deuda, Sara, estas entradas van por ti (y muchas gracias por los mimos, muy necesarios estos días). 😉

Otra consideración antes de ponerme a hablar de verbos y pronombres: no voy a ser muy exacta con la terminología ni en la forma de explicar los conceptos. Lo digo para que los pros no se me echen encima después. Lo que pretendo con esto es que cualquier persona, con conocimientos o no de sintaxis, llegue a saber por qué el laísmo es incorrecto o cuándo sí está aceptado el leísmo. Mi intención es más didáctica que otra cosa, así que no me seáis tiquismiquis, por favor. Pues allá voy…

Simplificando mucho, hay dos tipos de verbos: los intransitivos y los transitivos. Los intransitivos son aquellos que tienen un significado pleno por sí solos y no necesitan apoyarse en otros elementos de la oración. Por ejemplo:

Yo salto. Duermes. El bebé crece. Nadáis. Vienen mis amigas.

Son enunciados plenos. Las frases se entienden sin necesidad de añadir nada más (aquí, en todo caso, solo hay un sujeto). Son verbos intransitivos.

En cambio, hay verbos cuyo significado necesita completarse, los llamados transitivos. Ejemplos:

Yo doy (¿qué?). Entregaremos (¿qué?). Lleváis (¿qué?). Ellos ven (¿qué?).

Ese qué es lo que haría que el enunciado tuviera un sentido pleno. Son verbos que no están completos, que solo lo están cuando los acompaña un complemento. Son verbos transitivos y necesitan un complemento directo (CD). Ese qué responde al CD (y a estas alturas el 99 % de los filólogos ya me ha matado, que lo sepáis).

Lo dejo aquí, pero seguiré con ello. En la próxima entrada de la serie (igual intercalo otras cosas), el CD y el CI. Los comentarios, abiertos como siempre.