¿Cuál será tu verso?
Si estos días ponéis la tele, es probable que os encontréis con el anuncio del iPad Air de Apple (lo he buscado en castellano, pero no lo he encontrado, os lo enlazo en inglés). No tengo intención de comprar ni de vender ningún iPad, pero tengo que reconocer que el anuncio me encanta. La razón es bien sencilla: El club de los poetas muertos.
Ya he contado alguna vez en el blog que El club de los poetas muertos es una de mis películas favoritas de toda la vida. Así que el otro día, mientras hacía no sé qué con la tele puesta de fondo, me sorprendió empezar a oír unos versos de Whitman. Claro, presté atención al anuncio. Y, por supuesto, reconocí uno de mis discursos favoritos del profesor Keating en la película. ¿Por qué leemos poesía? ¿Por qué la literatura (o el arte en general) es tan importante para el ser humano? Lo mejor, que escuchéis a Keating citando los versos de Whitman y juzguéis vosotros mismos.
Entender la poesía (El club de los poetas muertos)
- «Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana, y la raza humana está llena de pasión».
- «La poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantienen vivos».
- «Que tú estás aquí. Que existe la vida, y la identidad. Que prosigue el poderoso drama y que tú puedes contribuir con un verso».
Nada más que añadir, el profesor Keating es sobradamente expresivo… 🙂
Prosigue el poderoso drama y TÚ puedes contribuir con un verso. ¿Cuál será tu verso…?
¡Hola, Mónica, saludotes!
John Donne, William Blake, el tío Walt, Emily Dickinson, Khalil Gibran, Yeats… vale, bien, los leo y toco el cielo, pero como el humor es una cosa muy seria, y este es un blog sobre la corrección, de verdad que me pide el cuerpo aportar a Dámaso Alonso y su irónica: «La invasión de las siglas (poemilla muy incompleto)». Lo adjunto enterito, en vez de un par de versos seleccionados, porque de verdad que no tenía claro cuáles extraer para que no pareciera una poesía dadaísta. Hala, un saludo a todos, y a seguir bien.
USA, URSS.
USA, URSS, OAS, UNESCO:
ONU, ONU, ONU.
TWA, BEA, K.L.M., BOAC
¡RENFE, RENFE, RENFE!
FURASA, CALASA, CULASA,
CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA:
FETASA, FITUSA, CARUSA:
¡RENFE, RENFE, RENFE!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.,
S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Vosotros erais suaves formas,
INRI, de procedencia venerable,
S.P.Q.R., de nuestra nobleza heredada.
Vosotros nunca fuisteis invasión.
Hable
al ritmo de las viejas normas
mi corazón,
porque este gris ejército esquelético
siempre avanza
(PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA);
frenético,
con férreos garfios (TRACA, TRUCA, TROCA)
me oprime,
me sofoca
(siempre inventando, el maldito, para que yo rime:
ARAMA, URUMA, ALIME.
KINDO, KONDO, KUNDE.
Su gélida risa amarilla
brilla
sombría, inédita, marciana.
Quiero gritar y la palabra se me hunde
en la pesadilla
de la mañana.
Legión de monstruos que me agobia,
fríos andamiajes en tropel:
yo querría decir madre, amores, novia;
querría decir vino, pan, queso, miel.
¡Qué ansia de gritar
muero, amor, amar!
Y siempre avanza:
USA, URSS. OAS, UNESCO:
CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA,
PETANCA, KUTANZA, FUTRANZA…
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Oh, Dios, dime
¿hasta que yo cese,
de esta balumba
que me oprime,
no descansaré?
¡Oh, dulce tumba:
una cruz y un R.I.P!