Uno al que le hayas robado frases para tu vida cotidiana (30 libros)
Esta categoría no se me ocurrió a mí. No obstante, desde que me la dijeron hasta ahora, es a la que más vueltas le he dado. He estado buscando entre las cosas que suelo decir (e incluso hacer) algo que me lleve a un libro. Y, muy a mi pesar, no lo encuentro; seguro que lo hay, pero no quiere venir a mi mente en este momento. Sí que reconozco frases de películas y, ahora, de Twitter (sí, estoy muy enganchada). Pero de libros…
¿Voy a dejar esta categoría desierta? Por supuesto que no… Porque sí que hay un libro al que le he robado una frase para mi vida (no cotidiana, será para un momento especial, pero formará parte de ella). Ya he hablado en el blog del libro y de la frase en cuestión (aunque no he dicho cuál es ni lo diré en público nunca). Como es una gran novela, creo que merece la pena acercarse a ella una vez más.
El libro en cuestión es Un matrimonio feliz de Rafael Yglesias. Podéis encontrar su reseña aquí. Es una de mis lecturas favoritas de 2011: en parte, porque es una novela, en mi opinión, magnífica; en parte, porque me tocó la fibra sensible con cierta frase que he hecho muy mía (¿y si Yglesias entró en mi mente a la hora de escribirla?). Y, para demostraros que no os miento, que realmente esto es así y no traigo este libro hoy al reto porque no sé qué poner (y encima no os doy ninguna frase), podéis comprobar todo esto en esta entrada del mes de febrero, donde hablo de mis tres libros de 2011 y ya menciono algo de la frase de marras…
Es vuestro turno. ¿A qué libro le habéis robado frases para vuestra vida cotidiana? Estoy pensando que, si podéis, estaría bien que, además del libro, nos chivarais la frase… Los comentarios, como siempre, os esperan. También podéis dejar vuestras sugerencias en Twitter (a poder ser, empleando el hashtag #30libros).
Yo soy doña citas. Y cito muchísimos libros, constantemente. Pero probablemente aquí debería hablar, claro, de Estudio en escarlata, de Sir Arthur Conan Doyle. Es uno de los libros que cito con más frecuencia, porque me fascina la personalidad de Sherlock Holmes y porque amparo mi absoluta ignorancia en algunas materias que, simplemente, no me interesan, en la argumentación holmesiana.