El curioso caso del verbo ‘enervar’

María me enerva…

Probablemente, al leer la frase anterior, casi todos habréis colegido que María me saca de quicio y me pone nerviosa. ¿Y si os dijera que lo que yo quería decir es que me debilita y me quita las fuerzas o, incluso, que me relaja? ¿Pensaríais que me he equivocado al elegir el verbo?

El verbo enervar es bastante curioso en cuanto a su significación. Originalmente, en su sentido etimológico, enervar significa ‘debilitar’ o ‘relajar’:

Se quedó tumbado, tranquilo y enervado (= relajado).

Este significado sigue vigente. Sin embargo, en el siglo xix, se introdujo una nueva acepción a través del francés, la de ‘excitar’ o ‘irritar’, que es la que se utiliza ahora con mayor frecuencia.

No puedo evitarlo, su actitud chulesca me enerva (= me irrita).

Ambos usos están aceptados en la lengua culta y pueden emplearse sin riesgo de censura (solo hay que comprobar la definición del DRAE). No obstante, por las posibles confusiones que pudiera acarrear su uso, yo recomiendo utilizarlo con prudencia y, a poder ser, contextualizando el verbo para que no puedan quedar dudas.

Con su voz chillona, María me enerva (= me irrita).
Con su hablar pausado y su voz suave, María me enerva (= me relaja).

De todas formas, lo más probable es que, ante un caso de duda, el significado que necesitemos sea el de ‘irritar’.