Últimos artículos

¿Cómo diferenciamos ‘ha’ y ‘a’?

Hay un truco muy sencillo para saber si tenemos que escribir ha (del verbo haber) o a (preposición). Lo más fácil es pasar la frase al plural: si tenemos que añadir una -n al final (es decir, si se convierte en han), es que lleva hache; si al cambiarla al plural sigue siendo a, se escribe sin hache.

Es un anuncio que ha dado mucho que hablar → Son unos anuncios que han dado mucho que hablar.

El director acudió a recoger el premio → Los directores acudieron a recoger los premios.

La última novela ha vuelto a poner de moda esa leyenda → Las últimas novelas han vuelto a poner de moda esas leyendas.

Regla ortográfica (IX): ‘-bundo’ y ‘-bunda’

Se escriben con b las secuencias -bundo y -bunda. Ejemplos: vagabundo, moribunda, nauseabundo.

¿Dos ces o una?

¿Cómo podemos saber si una palabra terminada en -ción se escribe con dos ces o con una?

Hay un truco que funciona en casi todos los casos. Si otras palabras de la misma familia tienen una ce al final de la raíz (direc-to), entonces se escribe con dos (direc-ción). En cambio, si no la tienen (discre-to), se escribirá solamente con una (discre-ción).

Absoluto → Absolución
Objetar  → Objeción

Redactar → Redacción
Fractura → Fracción

Comentarios

Aunque tikojaure me lo sugirió hace ya unos meses, hasta este fin de semana no hemos podido instalar en el blog un sistema de suscripción a los comentarios. Ahora es muy sencillo seguir el hilo de las conversaciones que se crean en los comentarios: basta con introducir la dirección de correo electrónico y, cada vez que haya un nuevo comentario en esa entrada concreta, nos avisan a nuestro correo. Fácil, ¿no?

Todavía tenemos que pulir un par de cosas (el correo electrónico que llega no se ve bien del todo), pero ya está en funcionamiento. Espero que lo utilicéis mucho…

Otra perlita

Los chicos de Microsiervos atacan de nuevo. Os dejo directamente el enlace a su hallazgo… (no sé si ponerme a reír o a llorar).

Si queréis que os duelan los ojos, pinchad aquí.

Las ingles

Me hago eco de una foto aparecida en el WTF de Microsiervos (para empezar la semana con buen humor):

Dependienta ingles

Dependienta con ingles

Como decían en Microsiervos, solamente les falta poner «Absténganse mujeres sin piernas». ¿Alguien duda a estas alturas de lo importantes que son las tildes?

David Monteagudo: ‘Fin’

Me acerqué a Fin, primera novela publicada de David Monteagudo, con bastante curiosidad, sobre todo por el revuelo montado en torno a ella: parece que no ha habido programa, blog o revista literaria que no haya cantado sus excelencias en los últimos tiempos, no sé bien si por una operación de marketing perfectamente orquestada o si es que realmente sus méritos literarios se lo merecen.

Fin

'Fin' de David Monteagudo

Un grupo de antiguos amigos, que ya no tienen nada en común excepto un turbio episodio del pasado, se reúne en un refugio de montaña para pasar un fin de semana. La reunión sigue fielmente el guión habitual de estos casos, pero, en plena celebración, un acontecimiento externo alterará por completo sus planes. Sometidos a una creciente presión, cada individuo interpretará los acontecimientos según sus particulares obsesiones; y entre confesiones y rencillas largamente incubadas se irá recomponiendo un esquema sórdido e intrincado de las relaciones que los habían unido en el pasado, todo ello bajo la sombra de una amenaza cada vez más cercana y palpable.

He optado por copiar el texto de la contraportada para hablar un poco del argumento porque no quiero desvelar más de lo absolutamente necesario y estropearos la lectura si decidís añadir Fin a vuestra lista de lecturas pendientes.

La frase que, para mí, mejor decide Fin es la de Carlos Zanón en Avui: «Te introduce en un mundo del cual quieres salir, pero sin dejar de leer». Eso es exactamente lo que me pasó. Me pareció estar metida en medio de una pesadilla de la que quería despertar, pero a la vez tenía la necesidad de conocer cómo acababa todo. Y, cuando se produjo el desenlace, no pude evitar una sensación de desazón e inquietud. Quizá porque una de las mayores virtudes de Fin, además de las descripciones de esos ambientes que parece que pesan sobre nosotros por la enorme carga de tensión psicológica introducida en ellos (que, reconozco, hizo que pasara mucho miedo más de una vez), es que logra que los lectores seamos un personaje más (al igual que las nuevas parejas de algunos de los protagonistas, que no conocían al resto ni saben de los entresijos relacionales del grupo: nosotros, a través de su mirada, también participamos de la reunión, del viaje, del terror…). Desde luego, todo un logro teniendo en cuenta que se trata del debut literario de Monteagudo.

Ahora, esto también juega en su contra. Tengo la impresión de que, en algunos fragmentos, el lenguaje chirriaba un poco, como si las frases no acabaran de estar bien pulidas; personalmente yo habría deseado una novela más redonda en este sentido, más elaborada. Tampoco he logrado identificarme con ninguno de los personajes (he sentido que participaba de la aventura, pero no necesariamente sintiendo una empatía especial hacia ninguno de ellos); esto último creo que en parte es hasta positivo, porque nos permite llegar al final del camino (quienes hayan leído ya la novela probablemente entenderán por qué digo esto). Y he de puntualizar, además, que, en algunos momentos, he sentido que estaba leyendo el guión de una peli de miedo adolescente de serie B (el lado positivo es que, aunque lo estás leyendo, parece que estás metido de lleno en la película).

Así que, claros y sombras para una novela que, si bien sí creo que aporta un cierto aire fresco (ojo, sin ser lo más novedoso, que novelas así ya las había) y una experiencia de lectura bastante real, no deja de tener algún fleco pendiente. Le pondría un 6,5.

Más tildes que me molestan

Esto, eso y aquello no llevan tilde nunca.

Creo que ver la tilde en ti y en esto —junto con las arrobas para marcar diferencias de género— es lo que más me saca de mis casillas cuando estoy leyendo…

Dobles espacios

Algo muy fácil de corregir —lo puede hacer todo el mundo— y cuyos resultados pueden llegar a ser muy vistosos son los dobles espacios. Un doble espacio ocurre, como su nombre indica, cuando en vez de haber un único espacio entre palabra y palabra, hay dos. A pesar de que pueda parecer una tontería, los dobles espacios dan mala imagen, porque crean demasiados «blancos» a la hora de leer. Cada vez que leo algo con dobles espacios —incluso triples a veces—, tengo la sensación de encontrarme ante un texto mal acabado, me viene una sensación de dejadez y pasotismo. Quitar los dobles espacios es una de las tareas de los correctores. Y, si estamos ante un ordenador, es tan fácil eliminarlos, que cualquiera puede hacerlo. Os invito a incorporar la rutina siguiente a la hora de escribir cualquier texto.

Como la mayoría de la gente emplea Word a la hora de escribir, voy a ir ilustrando todo con pantallazos de mi propio procesador de textos. Tened en cuenta que uso Word 2004 para Mac —que es prácticamente igual que el de Windows—, no la última versión. De todas formas, no creo que haya diferencias importantes entre una versión y otra para lo que vamos a hacer.

Imaginemos que tenemos un texto en nuestro procesador. En este caso, he elegido el típico Lorem ipsum:

Lorem ipsum

'Lorem ipsum'

En el texto hay varios dobles espacios —y uno triple—. A veces no es sencillo verlos a simple vista —yo tengo el ojo muy entrenado y tengo que reconocer que se me escapan muy poquitos—. Os recomiendo que activéis en Word los llamados invisibles para que los localicéis más fácilmente. En Mac se activan pulsando sobre el botón ¶.

Mostrar u ocultar

Mostrar u ocultar

Mostrar activado

Mostrar activado

Al activar los invisibles, aparecen unos puntitos en lugar de los espacios. Si veis dos o más puntos seguidos, hay que corregirlos.

Texto con invisibles marcados

Texto con invisibles marcados

Os voy a marcar en amarillo los dobles (y triples) espacios.

Dobles espacios marcados

Dobles espacios marcados

Todo lo anterior no es necesario realmente para corregirlos. Os lo he mostrado para que tengáis claro dónde están los dobles espacios en nuestro ejemplo. Lo que sí tenemos que hacer es ir a Buscar/Reemplazar. Al menos en Mac está en Edición > Reemplazar.

Edición > Reemplazar

Edición > Reemplazar

Nos aparecerá una pantalla en la que tendremos que introducir el texto que queremos buscar (en este caso, deberemos pulsar la barra espaciadora dos veces) en el campo Buscar y el texto que queremos que aparezca en el campo Reemplazar (en nuestro ejemplo, pulsaremos una vez la barra espaciadora).

Buscar-reemplazar

Buscar-reemplazar

Ahora tendremos que elegir el botón de la izquierda: Reemplazar todos. Word reemplazará todos los dobles espacios que encuentre y nos dará la información pertinente de cuántos ha cambiado por un único espacio.

Resultado del reemplazo

Resultado del reemplazo

Como vemos, se han producido cuatro reemplazos. Este es el resultado en nuestro texto. Como podemos apreciar, en las marcas amarillas ya solamente hay un espacio.

Resultado en el texto

Resultado en el texto

Pero también teníamos un triple espacio. Word solamente habrá quitado uno de esos tres espacios, con lo que se ha convertido ahora en uno doble. Está marcado en azul en la imagen anterior. Habrá que repetir el procedimiento anterior —Edición > Reemplazar: Buscar-reemplazar, Reemplazar todos—. Y habrá que hacerlo tantas veces como sea necesario —hasta que Word nos diga que no ha llevado a cabo ningún reemplazo: querrá decir que ya no queda ningún doble espacio—.

Cero reemplazos

Cero reemplazos

Y aquí está nuestro texto arreglado. Quizá en un fragmento tan corto no se aprecie demasiado la diferencia entre el primero y este, pero creedme que se agradece mucho al leer textos más largos. Y, al final, es una cuestión de imagen: siempre es preferible cuidar estos detalles. No cuesta nada —aquí explicado parece muy farragoso, pero lleva tres segundos— y se gana mucho. De nuevo os invito a que empecéis a hacerlo siempre que acabéis de escribir cualquier cosa…

Texto final

Texto final

Comillas

Os comenté hace algún tiempo que iba a escribir alguna entrada para explicar el uso de las comillas. En este primer artículo de la serie (van a ser unos cuantos), voy a exponer los tipos de comillas que hay y reglas ortotipográficas generales sobre las comillas. En los siguientes, nos centraremos en el uso de cada uno de ellos.

En castellano existen tres tipos diferentes de comillas. En primer lugar tenemos las latinas, españolas, angulares o de pico (se conocen por todos estos nombres), que, como podréis imaginar, son estas: «xxx». Después, las más utilizadas (aunque no del todo correctamente), son las inglesas o dobles: «xxx». Y, por último, tenemos las comillas simples: ‘xxx’.

Las comillas se escriben pegadas a la primera y última palabra del período que enmarcan.

Lo puedes encontrar en el capítulo « Intrahistoria y costumbrismo ». ×
Lo puedes encontrar en el capítulo «Intrahistoria y costumbrismo». √

Cuando lo que va entrecomillado constituye el final de un enunciado o texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre incluso si delante de las comillas va un signo de interrogación o exclamación:

Me dijo: «La semana que viene me cojo vacaciones.» ×
Me dijo:  «La semana que viene me cojo vacaciones». √

Me dijo: «¡Qué bien se come en este restaurante ×
Me dijo: «¡Qué bien se come en este restaurante!». √

Esto último es una norma relativamente reciente de la RAE, porque la tradición ortotipográfica española sigue una regla distinta. Pero la RAE aquí no deja dudas y su sistema es mucho más sencillo que el marcado por la tradición (que no explico, porque no merece la pena, solo conseguiría liar las cosas), así que se debe emplear como en los ejemplos anteriores.

Continuará…



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