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Reflexiones (XL)

«La palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es lo que nos salva».

Ana María Matute
(1925-2014)

Descanse en paz, Ana María Matute. Una pena… Hoy Tontina estará desconsolada.

Imprescindibles: Ana María Matute, la niña de los cabellos blancos

Donaciones

Aviso desde el primer momento de que esta entrada no tiene absolutamente nada que ver con los asuntos habituales del blog. Hoy no voy a hablar ni de libros, ni de gerundios, ni de puntos suspensivos… Y, aun así, considero que es una de las más importantes que he publicado. Al menos para mí lo es. Preparaos para leer, por cierto. 😉

Os voy a confesar que he dudado muchísimo de si publicarla o no. Lleva escrita y guardada un montón de tiempo, porque me produce sentimientos encontrados: por un lado, es algo muy personal y, hasta ahora, algo que se quedaba para mí (no veo la necesidad de ir pregonando ciertos aspectos de mi vida, aunque para mí sean de una normalidad absoluta); por otro, considero que dispongo de una plataforma desde la que puedo llegar a mucha gente y es una pena desaprovecharla. Tengo una inmensa suerte con el blog (o yo lo veo así; a muchos las cifras que os voy a dar se os quedarán cortas): últimamente tiene casi mil visitas diarias entre semana y unas 350 los fines de semana (¡me leéis desde el trabajo, malandrines!). Me parece una audiencia lo suficientemente importante como para desaprovechar ciertas oportunidades. Y llegar a tanta gente, en el tema del que os quiero hablar, puede ser muy beneficioso. Que conste que no pretendo evangelizar ni comer el coco a nadie, tan solo contar mi experiencia. Y si consigo que alguien al menos reflexione, el tiempo que estoy dedicando a escribir esto lo daré por bien empleado. Y con que una sola persona se acerque a donar sangre, me doy por satisfecha. Porque, sí, os voy a hablar de donaciones de sangre y de médula ósea.

Hace tiempo que me hice donante de sangre. Mis motivaciones para hacerlo, además de las habituales (supongo), son excesivamente íntimas y se quedan para mí. Pero hay algo que me hace sentirme «obligada» a acercarme al autobús de las donaciones cada cuatro meses (no sé cómo será en otros sitios, pero en Euskadi van con unos autobuses enormes por todos sitios). Que, además, mi grupo sanguíneo sea 0 Rh –, es decir, donante universal, le da un plus a todo este asunto.

Tengo que admitir que, antes de hacerme donante, no tenía ni idea de qué hacían con la sangre que se donaba ni cuánta se necesitaba al día. De ahí que escriba esto, para que todo el mundo sea consciente de la importancia de este gesto. Por ejemplo, en el País Vasco (supongo que será parecido en otras zonas), cada cinco minutos un enfermo necesita sangre y las donaciones altruistas son el único medio para conseguirla (la demanda de sangre es cada vez mayor). Además, y aquí viene lo importante, con cada donación se puede ayudar a tres o cuatro enfermos diferentes (y lo que ello conlleva, porque no solo se ayuda al enfermo, sino también a toda la gente que tiene alrededor: familia, amigos, etc.).

El proceso en sí es muy sencillo y prácticamente indoloro (a quienes os den respeto las agujas, tened en cuenta que esto os lo dice la persona con el umbral del dolor más bajo del mundo y la quejica número uno para estas cosas). Hay que ir desayunado (de hecho, si no se ha ingerido nada en las horas anteriores, te aconsejan tomar líquido y comida antes de donar). El pinchazo no duele, están pendientes de ti en todo momento y mi experiencia siempre ha sido muy positiva (en la última donación, había un chico donando a mi lado que no hacía más que contar chistes, estábamos todos muertos de la risa). Después de donar, líquido, comida y tomarse el resto del día con calma. Sí que puede que se sienta el cuerpo un poco más cansado de lo habitual (en el fondo, te crean una pequeña anemia) y recomiendan no conducir ni hacer ejercicio. Pero al día siguiente, todos como nuevos…

Se puede donar sangre cada tres meses más o menos. Los hombres pueden hacerlo cuatro veces al año y las mujeres, tres (podemos donar menos por las menstruaciones). No cuesta nada y, además, al de unos días te mandan los resultados de los análisis (así que es un chequeo de salud también: todo ventajas).

El asunto de la donación de médula ósea (o, según el nombre oficial, de progenitores hematopoyéticos) es un poco más complejo, pero igualmente muy necesario. Me costó más dar este paso: me rondaba la idea por la cabeza y alguna vez me había metido en la página de la Fundación Josep Carreras para conseguir información, pero tomé la decisión final cuando, por desgracia, le diagnosticaron una leucemia al chiquitín de tres años de unos amigos. Se me cae el alma a los pies cada vez que pienso en lo que está viviendo ese niño rubito de ojos enormes. O cuando pienso en sus padres. Y fue enterarme de todo esto e informarme, entonces ya muy en serio, de qué suponía hacerse donante. Y llamé, concerté una cita en el hospital y lo hice.

El proceso es distinto, porque, realmente, no donas médula cuando vas al hospital. Lo único que hacen es sacarte una muestra de sangre con la que hacen tu tipaje. Y se firma el consentimiento para que te metan en una base de datos mundial de donantes de médula. Sí, mundial. Encontrar una médula compatible es tan sumamente complejo que se cotejan los datos de todos los donantes del mundo a ver si hay suerte. En este momento hay 22 millones de personas metidas en esa base de datos. Puede parecer mucho, pero no lo es. Cuantos más seamos, más probabilidades de encontrar una médula compatible y, muy importante, más se acortan los tiempos de espera. Y es que las leucemias siguen avanzando, no paran por el mero hecho de que nosotros estemos buscando un donante compatible. Y el tiempo, en muchos casos, puede ser crucial. Os doy un dato que a mí me hizo reflexionar: el 75 % de los pacientes que necesitan un trasplante de médula no encuentra ningún donante en su entorno familiar y debe acudir a estos registros internacionales. La compatibilidad… más difícil que hallar una aguja en un pajar. Pero no es imposible. Y, cuanta más gente done, menos imposible aún.

No me voy a enrollar más con este tema. Hay páginas, como la de la Fundación Josep Carreras, que lo explican todo muy bien (os recomiendo ver el vídeo informativo) y, además, si os animáis a acudir a vuestro hospital más cercano a tener una entrevista, os lo van a contar todo muchísimo mejor que yo: qué pasa con el paciente, con el donante, tipos de donación, etc. Solo voy a mencionar algo que me recalcaron mucho en mi propia entrevista: para el programa, la seguridad del donante es lo más importante (si los donantes sufrieran, todo el programa de donación no tendría sentido). Y sí es cierto que, en el caso de que te llamen porque alguien te necesita, el proceso puede ser un poquito complejo como para explicarlo en esta entrada, así que no me voy a enrollar más, tenéis información muy clara en los enlaces que os he puesto.

Muchas veces, quienes gozamos de buena salud no somos del todo conscientes de lo afortunados que somos. Parece que es algo que damos por sentado y que solo nos percatamos del regalo que se nos ha hecho cuando vemos que falta a nuestro alrededor (o en nosotros mismos). Yo tengo buena salud y puedo mejorar la vida de otros compartiendo algo que para mí apenas supone esfuerzo, pero que para quien no lo tiene puede suponer la vida entera. Creo que es casi de recibo el gesto de ir a donar. Además, nadie está a salvo, todos somos vulnerables, todos podemos necesitar una transfusión de sangre o a todos nos pueden diagnosticar una leucemia. Es así. A mí me gustaría mucho poder encontrar un donante si algún familiar mío directo estuviera pasándolo mal. Y, si me gustaría encontrarlo para mí, ¿por qué no voy a facilitar que otros lo encuentren? De verdad que me parece casi una cuestión de justicia. Pero comprendo que haya gente a la que estos procesos le asusten. O que no pueda ser donante (hay muchas personas que no pueden hacerlo). Aun así, solo con el mero hecho de informarnos creo que ya estamos haciendo mucho bien, porque podemos pasar la información. Y, quizá, pasando la información, alguien que no se lo había planteado, lo haga y done sangre o entre en el registro de donantes de médula. Ese es el propósito de esta entrada. Corred la voz. Y, si os veis con ganas, al menos conseguid información. Y, si ya donáis, pues muchas gracias; es todo lo que se me ocurre decir: ¡gracias!

García Márquez + Bonet

En el programa Página 2 hay una sección llamada «El clásico» en que recuperan un libro clave de la literatura con ilustraciones (normalmente, de algún ilustrador conocido). Y esta semana han juntado un tándem increíble: Crónica de una muerte anunciada, de García Márquez, con una ilustración de Paula Bonet, de la que me declaro enamorada desde aquí (y os enlazo su Twitter, por si queréis seguirla). Si no habéis leído Crónica de una muerte anunciada, no tenéis perdón y ya estáis tardando (es magnífico). Del libro de Paula Bonet os hablé hace poquito; sumamente recomendable también.

Os dejo el vídeo de Página 2. Disfrutadlo…

Crónica de una muerte anunciada con Paula Bonet.

Los ‘coffee table books’

El otro día les comenté a unos amigos que me han propuesto editar un libro en formato coffee table sobre surf (si vierais las fotazas que han sacado, ¡madre mía!). Y entonces llegó la pregunta: ¿qué es un coffee table book? ¿Lo sabéis? Igual por el nombre no os suena, pero estoy convencida de que casi todos (por no decir todos) tenéis alguno en casa…

Libros 'coffee table' de varios estilos

Libros ‘coffee table’ de varios estilos

Los coffee table son libros de gran formato, de lo que se conoce como «tapa dura», y en los que la imagen (fotografías, ilustraciones, etc.) es más importante, normalmente, que el texto. Suelen ser ediciones exquisitas, muy cuidadas, realizadas en papel de calidad y con buena encuadernación. Son los típicos libros enormes de decoración, retratos, paisajes, moda, vinos, álbumes ilustrados, arquitectura, fotografía, arte… ¿A que tenéis alguno? Pues bien, estos libros suelen ser unos magníficos objetos decorativos y es bastante común tener alguno en la mesa de centro del salón. Y de ahí precisamente su nombre: la mesa de centro, en inglés, es la coffee table. Me juego lo que sea a que si cogéis cualquier revista de decoración salen coffee table books por ahí.

Pues esta es la curiosidad de hoy. Por si os sale en el Trivial o algo… (lo dudo). 😉

Reflexiones (XXXIX)

«Al igual que ningún hombre es un héroe para su mayordomo, ningún escritor lo es para su corrector».

Ben Schott
Escritor británico

Verdad verdadera…

(Por cierto, siento no estar actualizando, pero ando malita y con muchísimo trabajo. A ver si la semana que viene… ¡Buen fin de semana a todos!).

Lecturas de mayo

Mayo ha sido muy flojo en cuanto a lecturas. He leído poco (he estado ocupada con otras historias) y solo he terminado dos libros (los dos muy cortos, todo sea dicho).

Del primero, Del color de la leche, de Nell Leyshon, ya os hablé en su día. Un libro diferente y que merece la pena. En serio, dadle una oportunidad a la historia de Mary, que no deja indiferente. Y es una novela sumamente original en su forma…

'Billie'

‘Billie’

Del segundo no va a haber reseña, básicamente porque no me ha gustado. Es Billie, la nueva novela de Anna Gavalda. A mis amigas sí les ha gustado (en serio, en general me resulta complicadísimo hablar con mis amigos de libros, no coincidimos ni por casualidad y me recomiendan unos truños de cuidado). Billie me ha parecido muy mediocre. A pesar de ser de Gavalda, que me suele gustar mucho (típicas novelas amables, que se leen fácilmente, libros de playa magníficos). Pero esta no… (Por cierto, el animal de la cubierta es un burro, pero, visto así, ¿no parece un unicornio?). 😉

Aun así, y aunque no me haya gustado, es posible que me acerque a la presentación de la novela que la propia Anna Gavalda va a hacer en la biblioteca de Bidebarrieta, en Bilbao, este viernes 6 de junio (a las 19.30 h si no recuerdo mal). Así que, si tenéis curiosidad por ver a Gavalda, ya tenéis plan para el viernes. Yo intentaré acercarme, pero no las tengo todas conmigo (y, si voy y me veis, saludadme, que me hace ilusión, aunque me muera de la vergüenza).

Y esto es lo que mayo ha dado de sí. Supongo, por como se me presenta, que junio será más enjundioso. ¿A vosotros os ha cundido mayo en cuanto a lecturas? ¿Qué habéis leído? ¿Alguna recomendación? Tenéis los comentarios abiertos…

Certamen literario ‘El espíritu de la Alhóndiga’

¿Os gusta escribir? ¿Os gusta el txakoli? Pues ahora la asociación literaria El espíritu de la Alhóndiga os da la excusa perfecta para escribir un relato. Y podéis ganar 600 euros. ¿Quién da más? Como ellos lo explican muy bien en su página web, os dejo el enlace. Y, ya sabéis, si sacáis un ratito, poneos a escribir (en castellano o euskera) y participad… ¡Suerte!

Certamen literario El espíritu de la Alhóndiga

Recomendaciones de lectura

Tenía una entrada preparada para hoy, pero creo que va a tener que esperar hasta mañana o pasado. Y todo porque, a raíz de algo que sucedió el otro día, le he estado dando vueltas a la cocorota y os quería preguntar una cosita.

Resulta que, el lunes, una chica que lee el blog me envió una foto de un libro que se ha comprado. Libro que yo recomendé aquí hace cosa de un mes o así… Creo que fue también el lunes cuando otra lectora me dijo en un comentario que le estaba gustando otro libro que reseñé hace poquito. Y entonces sentí un ataque de esos de timidez-responsabilidad que me dan a veces. Pero luego me alegré un montón. Porque, realmente, yo hablo de los libros que leo y me gustan muy libremente. No tengo editoriales detrás que me digan qué libros tengo que leer ni qué tengo que escribir. Sencillamente escribo sobre lo que a mí me apetece. Y me alegra muchísimo que haya gente a la que mis cosas les puedan servir o gustar o yo qué sé.

Por eso os quería preguntar si alguna vez os habéis fiado de aquí, la que escribe, para leer tal o cual libro. Y si os ha gustado o no, si hemos coincidido. Si tenemos gustos parecidos o no… Me encantaría saberlo. ¿Os es útil a vosotros todo esto? Ya sé que me quejo un montón de que el blog me supone mucho trabajo a temporadas (últimamente no, la verdad) y, si me dijerais que habéis descubierto algún libro que os ha encantado, sería una gran recompensa. Así que os paso la pelota. ¿Habéis leído algún libro por recomendación de este blog o por recomendación mía directa? ¿Os ha gustado? Llenad los comentarios (hoy sí, por favor, os pediría que comentarais). Y, ya puestos, si me recomendáis alguna maravilla, os lo agradezco (aunque tengo lecturas programadas para una temporadita, nunca está de más tener títulos nuevos en mente). Por cierto, que me acabo de acordar, un par de personas me han preguntado a ver si no va a haber reto antes del verano para recabar títulos para las vacaciones. Lo siento, pero no, este año me es imposible. A ver si puedo organizar uno para noviembre, si me pongo desde ya seguro que se puede hacer algo (no tengo categorías; si me mandáis alguna, lo empiezo a perfilar este mismo fin de semana). Y, como no hay reto ahora, vuestras sugerencias son más necesarias y bienvenidas que nunca. ¿Habéis leído últimamente algún libro que merezca la pena? Os espero en los comentarios. ¡Gracias de antemano por vuestra colaboración!

Curiosidades de los números en inglés

Una de datos curiosos, aunque bastante inútiles también, todo sea dicho (¿quizá esto sirva para jugar al Trivial o algo así?). Y tiene que ver con los números en inglés. Os cuento…

  • Las letras a, b, c y d no aparecen al escribir ningún número entre el 1 y el 99. La letra d aparece por primera vez en el 100 (hundred).
  • Las letras a, b y c no aparecen al escribir ningún número entre el 1 y el 999. La letra a aparece por primera vez en el 1000 (thousand).
  • Las letras b y c no aparecen en ningún número entre el 1 y el 999 999 999 (ojo, anglosajón). La letra b aparece por primera vez en billion (que en castellano no es ‘billón’, sino ‘mil millones’).
  • La letra c no aparece en ningún número en inglés.

‘Paparazzi’

Hoy vamos con una palabra que, al menos a mí, me parece muy curiosa: paparazzi. Supongo que todo el mundo adivina que es de origen italiano, pero estoy segura de que a más de uno le sorprenderá de dónde viene en realidad.

De todas formas, antes de meterme en harina, quiero hablar de esa -i final de muchas palabras de procedencia italiana. A diferencia del castellano (y de otros idiomas), el italiano no hace el plural añadiendo una -s, sino mediante vocales. Y los sustantivos masculinos (muchos acabados en -o), hacen el plural en -i: il libro, i libri (‘el libro’, ‘los libros’). Por lo tanto, esa -i que vemos a veces en español en las palabras de origen italiano nos está diciendo que esos vocablos se han introducido en nuestro idioma en plural. Después, al castellanizarlos y usarlos en plural, solemos añadir la -s (porque no tenemos conciencia de que esa -i ya lo está marcando). Un ejemplo: comemos espaguetis (spaghetti en italiano). Y, aunque en Italia hablan de paparazzo y paparazzi, aquí diríamos paparazi y paparazis (según la adaptación gráfica sugerida por la RAE en el DPD, pero, ojo, no en el DRAE, que sigue prefiriendo la grafía italiana en cursiva y sin marca de plural; yo la escribo con doble zz).

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Cartel italiano de ‘La dolce vita’

Tras la lección de italiano de hoy, vamos con la palabra de la que os quiero hablar: paparazzi. Doy por supuesto que todo el mundo sabe que un paparazzi es el reportero de prensa que hace fotos de famosos. Pero ¿sabéis por qué se llaman así? Por Paparazzo, un personaje de la película La dolce vita, de Fellini. Paparazzo se convirtió en un auténtico icono, y desde entonces se usa el nombre de este personaje para denominar a ese tipo de fotógrafos… Curioso, ¿no?

Sobre la elección del nombre, hay dos teorías (y los numerosos dialectos italianos tienen mucho que ver: elijamos uno u otro como origen de todo, la explicación será distinta). Si vamos al dialecto de los Abruzos, paparazzo significaría ‘almeja’; estos moluscos abren y cierran sus conchas con mucha rapidez y sigilo, al igual que estos reporteros toman sus fotos. Y por esta analogía, uno de los coguionistas de La dolce vita habría sugerido el nombre para el fotógrafo de la película.

Otra versión de la historia dice que llamaban paparazzo a un compañero de colegio de Fellini, y este decidió utilizarlo en la película después. Paparazzo, en el dialecto de Rimini querría decir ‘mosquito’ y era un mote habitual para los niños inquietos, nerviosos y que interrumpían constantemente… (como los mosquitos, y como los paparazzi con los famosos). Esta es la explicación que yo siempre he oído (y la que me han contado todos los profesores de italiano que he tenido, es la más aceptada parece ser).

De todas formas, no se sabe con certeza por qué el personaje se llamó Paparazzo (Fellini daba una explicación distinta cada vez). Lo que es seguro es que los fotógrafos se denominan así por el personaje de la película, que os recomiendo desde aquí… (¿quién no recuerda a Anita Ekberg bañándose en la Fontana di Trevi?).

Y, ya puestos, os cuento que tengo unas ganas locas de ir a Roma (tengo chincho desde hace meses). ¿Alguien me lleva, aunque sea un fin de semana? Ya sabéis, quien no llora no mama (y pedid y se os dará). Acepto ofertas en los comentarios, el correo electrónico o donde más rabia os dé. 😉



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