Reflexiones (XXII)
«Escribe para ti mismo, recogido, asombrado. […] Lo que sientas encontrará por sí solo su estilo».
Jack Kerouac
(1922-1969)
Novelista y poeta estadounidense
«Escribe para ti mismo, recogido, asombrado. […] Lo que sientas encontrará por sí solo su estilo».
Jack Kerouac
(1922-1969)
Novelista y poeta estadounidense
Suelo dedicar las mañanas de los domingos a leer. De hecho, creo que los domingos se inventaron para leer todo lo que no hemos podido leer entre semana. Pero no es lo único que hago. Por ejemplo, suelo aprovechar para ver, mientras desayuno, un programa sobre literatura que me gusta mucho. Lo veo en Internet (hace tiempo sí lo veía en la tele, pero entre que lo cambiaron de horario y que ahora apenas enciendo mi televisor, me es más cómodo así), en la página de «A la carta» de TVE. Hablo de Página 2.
No hay muchos programas sobre literatura y este me gusta especialmente, porque acerca la literatura al gran público de una manera muy natural… Dura muy poquito y su factura es impecable. A algunos colegas les he oído más de una vez que se queda en la superficie y no profundiza en las novelas. Es cierto, esto no son sesudos análisis críticos (tampoco se puede pretender eso en media hora). Es más una especie de revista cultural, con sugerencias de lectura (siempre alguna dedicada al público infantil), reportajes, entrevistas a autores, comparaciones entre películas y libros… Muy entretenido e interesante. Por ejemplo, en el que he visto hoy (el último que emitieron) hablaban sobre la novela El asesino hipocondríaco de Juan Jacinto Muñoz Rengel y, con ella como pretexto, se acercan a los mejores novelistas de humor del panorama actual (Antonio Orejudo —del que todo el mundo me habla últimamente—, Manuel Vilas y Pablo Tusset), con los que charlan sobre literatura y humor. Muy recomendable.
Os dejo el enlace al programa, por si no lo conocéis y os ha entrado la curiosidad. Y, si lo conocéis, ¿os gusta? ¿Lo seguís? ¿Habéis sacado alguna sugerencia de lectura de él? ¿Habéis descubierto a algún autor que luego os ha gustado mucho? ¿Os parece superficial? Los comentarios os esperan…
Esta vez, los diez trucos para escribir que voy a señalar no son míos, sino de David Ogilvy, genio de la publicidad y fundador de la famosa agencia que lleva su nombre. Parece ser que Ogilvy, preocupado por lo inadecuados y poco efectivos que resultaban los mensajes que se intercambiaban sus empleados y que, incluso, mandaban a sus clientes, decidió escribir un memorando para toda su plantilla con el título Cómo escribir. Por supuesto, son pautas para un público muy concreto —sus empleados— y con un objetivo muy concreto también —mejorar las comunicaciones dentro de la empresa—, pero creo que algunos puntos resultan muy interesantes y todos les podemos sacar partido. Por cierto, estos diez puntos van acompañados de una reflexión curiosa, que os transcribo tal cual; huelga decir que estoy bastante de acuerdo con ella…
Cuanto mejor escribas, más alto llegarás [en Ogilvy & Mather]. Las personas que piensan bien escriben bien. Las que no tienen la cabeza bien amueblada se enredan y mandan memos imprecisos, cartas imprecisas y dan charlas imprecisas. Escribir bien no es un don natural: hay que aprender a escribir bien.
Y he aquí los 10 famosos puntos de Ogilvy (por cierto, habla de memorandos, pero nosotros bien podríamos sustituir el término por correos electrónicos, por ejemplo). Marco en negrita los que me parecen más útiles:
Escribir con naturalidad me parece uno de los mejores consejos. Todos hemos leído alguna vez un texto de alguien que quiere hacerlo bien y, por intentar aparentar, escribe de manera ampulosa y liándolo todo mucho. Lo mejor es que el mensaje quede claro… Y, sobre todo, me quedo con que a escribir bien se aprende: es cuestión de práctica y paciencia. Y si alguien os ayuda un poquito, mejor que mejor. No es cuestión de que ahora me mandéis todos un montón de textos larguísimos, pero, si alguna vez necesitáis ayuda, correo electrónico al canto. Encantada de ayudaros en lo que me sea posible.
Los lectores de este blog que, además, seáis tuiteros quizá estéis interesados en las tertulias que se organizan todos los jueves, de 11 a 12 h, con el título (y hashtag) #ebookspain. Unos cuantos profesionales del sector editorial tratan un tema relativo a la edición cada semana, de lo más variado: el DRM de los ebooks, las comunidades de lectores, maquetación, etc. Participa gente muy interesante (saben muchísimo) y siempre se aprende una barbaridad. Además, luego suelen publicar las conversaciones enteras por si no se ha podido seguir la charla (o se quiere consultar completa). De lo más recomendable…
Si no recuerdo mal, el de hoy va sobre distribuidores y libreros. ¡Apuntaos!
En inglés, ningún número del 1 al 999 contiene la letra a… 🙂
Sé que esto no era lo prometido (ni lo que yo me había propuesto), pero esta semana se ha quedado sin entradas. Prometo (y pienso cumplir) cinco artículos para la semana que viene. ¡Feliz domingo a todos!
«La buena escritura es, en esencia, reescritura».
Roald Dahl
(1916-1990)
Escritor británico
G. Artiach y P. Gumuzio: Tambor. El mundo según Gonzalo Artiach, Plataforma Editorial, 2010.
Hace unos meses, oí decir al hijo de Gonzalo Artiach (también llamado Gonzalo) que había que tamborizar el mundo. En aquel momento no entendí lo que quería decir, pero ese día me vine a casa con el libro del que os voy a hablar hoy bajo el brazo y, ahora, después de haberlo leído, no solo comprendo esa expresión, sino que estoy de acuerdo con ella.
Tambor es un libro de lectura muy amena. Es una curiosa mezcla de temas dispares (empresa, política, familia, suerte, amistad, gastronomía, ETA, enfermedad, Bilbao… entre otros muchos) que, a modo de gran collage, conforman el pensamiento y la forma de ver la vida de Gonzalo Artiach. Un hombre, según se refleja en las páginas de Tambor, comprometido con la sociedad en que vivía, políticamente incorrecto (es curioso y gracioso de dónde viene lo de «Tambor», os invito a descubrirlo), muy afable, fiel a sus convicciones aunque poco amigo de fanatismos… Una persona con la que, seguro, mantener una charla era de lo más interesante. Y, solo por esto, el libro ya merece la pena. Conocer la forma de entender el mundo de alguien que ha sido testigo de primer orden de tantos acontecimientos de nuestra historia reciente siempre es enriquecedor; pero si, además, está todo contado de forma tan fluida y agradable, pues la lectura se convierte en algo muy recomendable.
Sin embargo, aparte de lo dicho hasta ahora, hay dos aspectos que se ven muy bien en el libro que son con los que yo me quedo: el optimismo que destilan todos los capítulos (incluso algunos de temática más dura) y, sobre todo, el espíritu de lucha de Gonzalo (en especial, en lo que tiene que ver con la enfermedad que sufría cuando se redactó el libro: la ELA, una muy cruel enfermedad degenerativa). Y es precisamente en el capítulo dedicado a la ELA en el que he encontrado una de esas frases que conviene subrayar e interiorizar: «Unos días después del diagnóstico me di cuenta de que no tenía tiempo para ser infeliz. Y días más tarde me di cuenta de que nadie tenía tiempo para ser infeliz. La vida es demasiado corta». Creo que la frase resume muy bien el espíritu del libro. Libro, por cierto, cuyos beneficios van íntegramente a la lucha contra la ELA; por eso os invito a que lo compréis y lo disfrutéis. Y, para simplificar las cosas y que no os volváis locos buscándolo, lo podéis adquirir escribiendo un correo electrónico directamente a Gonzalo hijo.
Un apunte sobre Pedro Gumuzio, coautor del libro: recientemente ha publicado su primera novela, La herramienta comercial. Os contaré qué me ha parecido cuando la haya leído, pero, hasta entonces, os dejo con la opinión de los chicos de Un libro al día.
Aunque Gonzalo Artiach falleció el año pasado, su familia sigue muy volcada y comprometida con la lucha contra la ELA. De hecho, Gonzalo hijo ha constituido, junto con varios amigos, la asociación Siempre AdELAnte, con la que pretenden conseguir fondos para ayudar a enfermos de ELA y sus familias. Os animo a que pinchéis en el enlace y aportéis lo que podáis. Y, ya de paso, visitad también la página del nadador Jaime Caballero, presidente de la asociación, porque estoy segura de que sus hazañas deportivas no os dejarán indiferentes. Yo me quedé muy impresionada cuando lo conocí, es un auténtico titán: exactamente igual que la gente para la que nada, los enfermos de ELA como Gonzalo Artiach, los verdaderos héroes de toda esta historia.
O, lo que es lo mismo, un año de amor incondicional por un aparatito del que me declaro totalmente enamorada. Que me acuerde, incluso, de la fecha en que me llegó, en plan aniversario, es bastante significativo (y, sí, fue hoy hace un año como podéis comprobar aquí). Pero es que, de verdad, no se me ocurre nada malo que decir sobre él.
Se lo recomiendo a todo el mundo que me pregunta (me llegaron a decir a ver si me daban comisión o algo, porque me entusiasmo hablando de él). En este momento no lo cambiaría por ningún otro lector. Fue un muy buen regalo para mí en su día (y yo no descarto regalarlo en un futuro próximo), así que, gracias, de nuevo, a la persona que me lo compró.
¿Os imagináis si vuestros libros hicieran esto cuando no estáis? Precioso vídeo (que es muy posible que ya hayáis visto si estáis por Twitter o Tumblr: a mí me ha llegado también por Facebook y correo electrónico, todo completo). Pero merece la pena…
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