Un año con Kindle

O, lo que es lo mismo, un año de amor incondicional por un aparatito del que me declaro totalmente enamorada. Que me acuerde, incluso, de la fecha en que me llegó, en plan aniversario, es bastante significativo (y, sí, fue hoy hace un año como podéis comprobar aquí). Pero es que, de verdad, no se me ocurre nada malo que decir sobre él.

  • Es muy cómodo: tiene el tamaño de un libro de bolsillo, pero pesa menos (unos 170 g) y es finísimo.
  • Poder llevar cientos de libros en él es una gozada, sobre todo para gente como yo, siempre con varios ejemplares entre manos.
  • La nitidez de la pantalla es increíble. No se cansan los ojos (o no más que con un libro en papel). Y poder cambiar el tamaño de la fuente en cualquier momento ayuda aún más si cabe a esto.
  • El refresco al pasar de página es de los más rápidos que he visto. Pasar de página, de hecho, es un movimiento muy cómodo.
  • Tiene algún juego escondido por sus tripas… 😉
  • El proceso de compra en Amazon, tanto desde la web como desde el propio aparato, es de lo más sencillo. Y rapidísimo. Puedes tener cualquier libro en menos de un minuto (por cierto, cada vez hay más ediciones gratuitas bien editadas de clásicos para el Kindle, también en castellano).
  • Aunque siempre se menciona el «problema» de los formatos que usa Kindle, en la práctica os aseguro que no supone tal (a la hora de maquetar es otro tema, pero hoy hablo únicamente desde la perspectiva del lector usuario).
  • La batería dura una eternidad. A mí, como un mes (y lo utilizo muchísimo).
  • Su integración con Instapaper (tengo pendiente una entrada sobre esta aplicación: todo llegará) es de lo más útil que hay.
  • Tiene la mejor relación calidad-precio del mercado (ayuda que sea el más vendido): un muy buen producto a un precio de lo más asequible (99 euros en Amazon España). Me consta que un montón de editores lo están comprando como locos… (por algo será).

Se lo recomiendo a todo el mundo que me pregunta (me llegaron a decir a ver si me daban comisión o algo, porque me entusiasmo hablando de él). En este momento no lo cambiaría por ningún otro lector. Fue un muy buen regalo para mí en su día (y yo no descarto regalarlo en un futuro próximo), así que, gracias, de nuevo, a la persona que me lo compró.