Signos ortográficos
Esta entrada la sugirió uno de los lectores del blog, Gastón. De nuevo os pido vuestra colaboración para que podamos completarla entre todos (y aprovecho para recordaros que podéis sugerir todos aquellos temas que queráis que trate mediante los comentarios o la dirección de correo electrónico que hemos puesto a vuestra disposición y que podéis encontrar en la columna de la derecha).
Después de unas semanas opinando sobre palabras, ahora les ha llegado el turno a los signos ortográficos (todos, signos de puntuación incluidos). ¿Cuál es el signo ortográfico que más os gusta? ¿Tenéis preferencia por alguno a la hora de escribir? ¿Alguno que os parezca particularmente expresivo?
Y, de paso, vamos a hacerlo más completo. ¿Cuál suprimiríais? ¿Cuál evitáis al escribir? ¿Cuál es el que no soportáis?
Abro yo la veda. Aquí van mis signos:
Me gustan los puntos suspensivos, porque me parecen muy expresivos. Son pausas al hablar que, para mí, representan silencios, misterio, intriga, sorpresa… También, a veces, abundancia. Son apropiados para momentos de reflexión, para tranquilizar. Creo que no solo los uso, sino que a veces incluso abuso un poco de ellos…
Y, aunque bien empleados me gustan, los dos puntos son los signos que más quebraderos de cabeza me dan a la hora de corregir. En general, se utilizan muy mal (es complicado hacerlo bien, habrá que dedicar algún artículo). Así que, por lo mucho que me hacen trabajar, elijo los dos puntos como signos menos atractivos para mí.
¡Vuestro turno! Los comentarios están abiertos.
Buenos días, Mónica:
Efectivamente, sin lugar a dudas, mis signos ortográfico preferidos son:
los puntos suspensivos…
porque representan, como en grafología los espacios blancos, reflexión, parada de ideas y pensamientos, dan énfasis a lo escrito anteriormente y tranquilizan.
Otro signo preferido (pero sé que lo uso mal)
!!!!! me encanta cuando algo quiero destacar, al final de la palabra o frase poner unos cuantos signos juntos. Dejar bien claro que me admira lo que he querido decir.
Te pido perdón, Mónica, por muchas más faltas que cometo. No me riñas en exceso. Gracias por todo, hija.
Un beso,